Demetrio Sodi de la Tijera
El Universal
11 de agosto de 2006
No hay duda de que los perredistas deben estar indignados con el resultado de la elección; durante más de cuatro años estuvieron al frente en cualquier encuesta, y no fue sino hasta unas semanas antes del 2 de julio cuando la preferencia electoral se les vino abajo. Estoy convencido de que todavía no saben lo que pasó, y la única explicación que tienen es que se llevó a cabo un gran fraude electoral en su contra. Por otro lado, la diferencia de sólo 0.5% abre un espacio legítimo para la duda y, como consecuencia, para la exigencia de contar nuevamente voto por voto.
Desde mi punto de vista, el PRD y AMLO deberían hacer un análisis profundo de por qué perdieron la elección y no sólo darle vueltas a la posibilidad de un fraude electoral que no existió. AMLO es el principal responsable de que el PRD se haya convertido en la segunda fuerza electoral del país, pero al mismo tiempo es también el principal responsable de haber perdido la elección presidencial.
Fueron muchos los errores que cometió por su exagerada ambición y protagonismo. Su afán de controlar todos los espacios del PRD lo llevó a confrontarse y marginar al ingeniero Cárdenas y a los cardenistas, bloquear la llegada de Nueva Izquierda a la presidencia del partido, dar la espalda a los bejaranistas, que habían sido clave para consolidar su poder en la ciudad, imponer en forma autoritaria a su candidato al Gobierno del DF, marginar al PRD, a las corrientes y a las figuras principales del partido y aliarse con gente mal vista por los perredistas (Camacho, Ebrard, Núñez, Guadarrama, entre otros).
Por otro lado, se confrontó sin necesidad con los medios de comunicación, sobre todo con directivos de Televisa y Reforma, con liderazgos importantes de los empresarios y con el presidente Fox.
Como resultado de todo lo anterior, perdió apoyos importantes, tanto dentro del PRD como de votantes que le tenían simpatía y lo veían como una opción de cambio. Este alejamiento de muchos grupos perredistas se reflejó en la votación del 2 de julio, principalmente en estados como Michoacán, Zacatecas, Baja California y el mismo Distrito Federal. Su política de confrontación fue aprovechada por el equipo de Felipe Calderón, y mucha gente, que unos meses antes tenía intención de votar por AMLO, le tuvo miedo y le retiró su voto.
La campaña del miedo funcionó, pero el principal responsable no fue el PAN, sino el mismo Andrés Manuel López Obrador, que equivocó la estrategia. Algo que deberían aprender los perredistas es que la gran mayoría de la gente no quiere ni grandes cambios ni grandes riesgos, y le apuesta a la opción más segura, que en este caso era Felipe Calderón, en lugar de un candidato que significaba un riesgo para su futuro.
Con los bloqueos y manifestaciones de las últimas semanas, el PRD y AMLO se están volviendo a equivocar; mucha gente que votó por ellos está arrepentida, y aun cuando apoyan el conteo voto por voto no apoyan la estrategia de estrangular la ciudad de México. Seguramente AMLO ya decidió seguir con la misma estrategia de movilizaciones y confrontación los próximos seis años, lo que no sería razonable es que el PRD desperdiciara la fuerza política que va a tener en el Congreso y en el país y le apueste a una estrategia que lo margine del debate y los acuerdos nacionales.
El PRD y la izquierda tienen, como nunca en su historia, la fuerza política para influir en serio en el rumbo futuro del país, pero para impulsar un cambio nacional profundo tienen que dejar de lado la confrontación y descalificación permanentes que impulsará, durante los próximos seis años, López Obrador. El PRD tiene que decidir entre el proyecto de una persona o el futuro de un partido y una ideología.
demetriosodi@hotmail.com
Senador de la República
11 de agosto de 2006
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