14 de septiembre de 2006

El monstruoso error de Reforma

Ciro Gómez Leyva
Milenio - La Historia en Breve
14/09/2006

Cientos de miles de ciudadanos acompañaron las protestas de Andrés Manuel López Obrador la tarde del sábado 8 de julio y las mañanas de los domingos 16 y 30. Fueron movilizaciones asombrosas que prometían no sólo conmocionar, sino revolucionar la vida pública del país. La gente quería dejarse ver y oír, luchar, identificarse, abrazarse. Y abrazar y arropar al líder.

Justo entonces, López Obrador anunció una medida que había tomado en solitario: apoderarse a la mala de una zona simbólica y vital de la ciudad que gobernó y que sus compañeros gobernaban y seguirían gobernando. La gente, incondicional hasta ese momento, reprobó la acción y no lo acompañó en la locura. Se fueron y no regresaron. Ahí están las estadísticas para demostrarlo. Y las fotografías, las crónicas, los testimonios.

La protesta cívica devino insurrección, pero ya sin el magnífico apoyo de los días anteriores. El movimiento lopezobradorista se desfondó, perdió fuerza, empuje y tuvo que abastecerse del onanismo de los radicales y los resentidos. El discurso del tabasqueño comenzó a sonar a retórica grotesca y, a medida que se agrandaba el agujero popular, las arengas de López Obrador se acercaron peligrosamente al callejón de los ridículos.

Alguien dijo ayer que el plantón de Reforma moría de muerte natural. Cierto. Sin partidarios del artero castigo que se le imponía a cientos de miles de ciudadanos, los campamentos se vaciaron pronto. Un fiasco. ¿Quién se hace cargo de esta falla monumental?

La encuesta más reciente de Consulta Mitofsky marca que el rechazo al PRD pasó de 30 por ciento en julio, a 39 en agosto: el más alto que ha tenido jamás. Y que la imagen negativa de López Obrador creció diez puntos en ese lapso, para alcanzar un terrible, madracista, 38 por ciento. No es casual, tampoco, que 12 de cada 100 personas que votaron por él digan hoy que se arrepienten de haberlo hecho.

Ganó repudio a montones y a cambio no obtuvo mayor cobertura de los medios, ni cohesión interna ni respeto y simpatía en el extranjero. El traumático plantón de Reforma ha sido el mayor error estratégico de López Obrador. Y el desatino más grande de la izquierda desde que participa en la vida institucional: el más grande en tres décadas.

A partir del domingo, por fortuna, será sólo un triste recuerdo.

gomezleyva@milenio.com

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