17 de junio de 2006

Adiós a las encuestas

Mario Campos
Excpelsior

17-06-06

Ha llegado el momento de dejar a un lado los sondeos de opinión para poner toda nuestra atención sobre los operadores políticos.

Compañeras de viaje de la democracia mexicana, las encuestas se han convertido en protagonistas de todo proceso electoral. Gracias a ellas, los perredistas vieron durante meses al 2 de julio como un mero trámite. No había duda, Andrés Manuel López Obrador iba solo en su camino hacia Palacio Nacional. Luego empezaron las campañas. Felipe Calderón dio la sorpresa en el PAN y el partido que todos daban por muerto logró generar expectativas de triunfo. A lo largo de los últimos meses, el panista alcanzó y hasta rebasó. Los perredistas reaccionaron, recuperaron el terreno perdido y hoy, según todos los estudios de opinión serios, la moneda está en el aire.

De las cinco encuestas más recientes, publicadas ya con el posdebate, dos —El Universal y Gea-Isa— colocan a Felipe Calderón como puntero, y tres —Reforma, Demotecnia y Consulta Mitofsky— ubican a Andrés Manuel al frente de la contienda. La diferencia es importante; sin embargo, en ninguna la distancia entre uno y otro es superior a tres puntos.

Salvo la encuesta de El Universal, todas coinciden en que luego del encuentro entre los candidatos a la Presidencia —y la polémica en torno de Diego Zavala— López Obrador creció y Felipe Calderón perdió terreno en la intención de voto.

No obstante, vistos los datos es posible citar el titular de Excélsior del 7 de junio: pega pero no tumba, atinada frase que en su momento describió el desempeño del panista la noche del 6 de junio y que, ahora, se puede aplicar al posdebate claramente ganado por el perredista.

Que la campaña de la Alianza por el Bien de Todos se encuentra en buen momento, no hay duda, sin embargo aún no puede cantar victoria.

Habrá que esperar la última avalancha de mediciones, no obstante, parece difícil que los datos cambien hasta alcanzar rangos definitivos. De cumplirse este pronóstico, resultará claro que las encuestas, ésas que nos han cautivado durante años, serán instrumentos inútiles a la hora de pronosticar el resultado del próximo 2 de julio. Con resultados que caben dentro de los márgenes de error, un electorado que ha mostrado su volatilidad en los últimos meses y un porcentaje de indecisos que aún puede cargar la balanza, nadie puede asegurar quién será el ganador. Por ello es que ha llegado el momento de dejar las encuestas a un lado para poner nuestra atención sobre los operadores políticos.

Durante los próximos días, la duda no serán más las preferencias electorales, esas ya las conocemos; el reto ahora será convertir esas intenciones en votos en las urnas. Esa será la variable que determine el final de esta historia y ésa, la operación, no hay encuesta que la mida.

Es la hora de Convergencia y su capacidad para movilizar a los electores en Veracruz y la conflictiva Oaxaca; es el tiempo de los gobernadores priistas, cuya fidelidad al PRI ha sido puesta en duda; y es también la hora de Elba Esther Gordillo y su alianza con Vicente Fox.

Dos semanas faltan para el día de la elección y en este plazo será cuando sabremos si las listas partidistas para el Congreso, esas de las que ya no nos acordamos, tuvieron sentido o no. Es el turno de Benjamín González Roaro y Diódoro Carrasco, que pasaron de las filas del PRI al PAN; pero también de Raúl Sifuentes y Enrique Ibarra, que deberán demostrar que su llegada al PRD se traducirá en votos en Coahuila y Jalisco, respectivamente.

15 de junio de 2006

México necesita más Hildebrandos

Los empresarios queremos crecer

COMO EMPRESARIOS DE LA INDUSTRIA DESARROLLADORA DE SOFTWARE NOS PREOCUPA QUE SE DESCALIFIQUEN VEINTE AÑOS DE TRABAJO Y TRAYECTORIA SIN OTRA FUNDAMENTACION QUE LA DE SER EL CUÑADO DE UN CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA.

A DIFERENCIA DEL RESTO DE LA ECONOMIA, LAS EMPRESAS DE NUESTRO SECTOR CRECEMOS A TASAS SUPERIORES. DE ACUERDO A LOS DATOS DE LA SECRETARIA DE ECONOMÍA, ENTRE EL 2003 Y EL CORRIENTE AÑO LA INDUSTRIA DEL SOFTWARE CRECIÓ MUCHO MAS QUE EL RESTO DE LA ECONOMIA. EL EMPLEO EN EL SECTOR REGISTRÓ UN CRECIMIENTO DE 272% Y LAS EXPORTACIONES PASARON DE 50 MILLONES DE DOLARES A 500 MILLONES

NO HACE MUCHOS AÑOS ESTA INDUSTRIA ESTABA DOMINADA POR EMPRESAS TRASNACIONALES. HOY, GRACIAS AL DESARROLLO DE EMPRESAS MEXICANAS, COMO HILDEBRANDO, ESTA INDUSTRIA CUENTA CON PARTICIPACIÓN MEXICANA TANTO EN EL SEGMENTO PRIVADO COMO PÚBLICO. GENERANDO RECURSOS HUMANOS DE ALTO VALOR AGREGADO Y SALARIOS QUE SUPERAN SIGNIFICATIVAMENTE EL PROMEDIO NACIONAL.

EL CASO DE DIEGO HILDEBRANDO ZAVALA PODRIA HABER SIDO EL DE CUALQUIER MEXICANO PREOCUPADO POR GENERAR FUENTES DE TRABAJO A TRAVÉS DE EMPRESAS GENUINAMENTE ACREDITADAS.

LAS EMPRESAS DE SOFTWARE BIEN MANEJADAS DEBEN TENER UN GRADO MUY ALTO DE CRECIMIENTO. EL QUE HILDEBRANDO HA LOGRADO ES IMPORTANTE, TANTO ASÍ QUE DESPERTÓ EL INTERES DE INVERSIONISTAS PRIVADOS QUE LO INCREMENTARON. EN PAISES COMO INDIA, CHINA, O IRLANDA QUE CRECEN A TASAS MAYORES QUE MEXICO, ESTO ES MOTIVO DE CELEBRACION EN LUGAR DE DESCALIFICACION.

EN VEINTE AÑOS DIEGO ZAVALA NOS HA DEMOSTRADO SU INTEGRIDAD COMO EMPRESARIO REALIZANDO MULTIPLES APORTACIONES A LA INDUSTRIA, MUCHO MAS ALLA DE SU EMPRESA. EN ESTA COMO OTRAS INDUSTRIAS MEXICANAS NO DEBEMOS PERMITIR QUE POR FINES POLITICOS SE DESCALIFIQUE A MEXICANOS HONORABLES Y ASÍ DEJAR DE GENERAR EMPLEOS BIEN REMUNERADOS.

FORTALEZCAMOS LA INDUSTRIA MEXICANA, NO LA DESCALIFIQUEMOS

Alonso Carral
Grupo Quilita Neikos - Antonio Fajer
TI-M - Carlos Mata
Sinapsis - Daniel González
Grupo Scanda - Jorge Varela
Digo - José Luis González
Nasoft - Manuel Senderos
emLink - Mauricio Mingramm/Héctor Obregón
Software Gurú - Pedro Galván
Heurística - Rafael Bernal
Dynaware - Rafael Funes
Vision Consulting - Rafael Miranda
Sm4rt - Víctor Chapela

Ni duda cabe que hasta en eso de la guerra de las campañas, hay niveles...

Milenio Diario
Trascendió
15-Junio-06

Que
Felipe Calderón tuvo un gesto de nobleza ayer. Llamó por teléfono a María de las Heras para disculparse por las declaraciones que hizo el lunes a propósito de los resultados de la encuesta publicada en MILENIO.

El candidato presidencial del PAN le dijo a la encuestadora que la desafortunada frase de que el trabajo de María debía leerse como el de la esposa de un dirigente del PRI había sido un error, producto de la tensión de la campaña.

María de las Heras aceptó de buen grado la disculpa.

Que quien también se disculpó fue el diputado del PAN, Germán Martínez, uno de los principales operadores en la campaña de Calderón.


Martínez le ofreció una disculpa al mismísimo Andrés Manuel López Obrador por haber dicho que su titulación en la UNAM era irregular.

[...]

¿Pacto de civilidad?

Leo Zuckermann
Excélsior - Juegos de poder
15-06-06

Imagine usted que mañana, antes de que jueguen las selecciones de México y Angola, sus capitanes se reunieran en presencia del presidente de la FIFA para firmar un pacto donde se comprometieran a respetar las reglas del juego, los árbitros designados y el resultado final del partido. ¿Qué pensaría usted?

Pues ahora traslade ese mismo pensamiento al ámbito de la política nacional, porque eso fue exactamente lo que ocurrió el martes pasado cuando siete partidos firmaron un pacto frente al consejero presidente del IFE con el rimbombante nombre de "Acuerdo Democrático por la Equidad, la Legalidad y la Gobernabilidad". ¡A lo que hemos llegado!

El pacto comienza con un apartado de consideraciones donde se afirma "que es indispensable reencauzar el proceso electoral". ¡Ah, caray! ¿Acaso el proceso se había salido de cauce y era necesario redirigirlo por un buen camino? ¿Reconocen esto los partidos signatarios y el IFE como testigo? Esta frase en sí misma es una joya que bien podría utilizarse como eventual prueba de impugnación judicial de las elecciones.

También se considera "necesario establecer las condiciones de confianza que requiere la ciudadanía para el ejercicio libre y razonado de su voto, en la certidumbre de que los partidos políticos nacionales actuarán invariablemente por las vías institucionales y con respeto a la ley". De nuevo: ¡ah, caray! ¿Acaso los ciudadanos necesitábamos estas garantías para poder votar libre y razonadamente? Yo lo daba por un hecho y francamente me parece un tanto ridículo que los partidos tengan que firmar que van a cumplir la ley y respetar a la autoridad respectiva. A mí más bien me parece que son los partidos los que desconfían unos de los otros y que, por tanto, tienen que acabar signando este tipo de pactos. Que no nos vengan a decir que somos nosotros, los ciudadanos, los que necesitamos garantías. Son ellos los que las demandan.

Los partidos también se comprometen a respetar los resultados electorales "legalmente acreditados y sustentados en la voluntad ciudadana". Lo primero es lógico, lo segundo es un galimatías: ¿cómo se mide que los resultados hayan estado "sustentados en la voluntad ciudadana"? ¿Quién y bajo qué criterios lo decide?

Sin embargo, lo más preocupante de este pacto, que fue vitoreado por ser políticamente correcto, es la solicitud de que el IFE realice una auditoría para verificar la confiabilidad del Padrón Electoral, del sistema de Programa de Resultados Electorales Preliminares y del conteo rápido "con la participación de técnicos designados por cada partido". El IFE anunció que esto era imposible a estas alturas de la contienda. No obstante, esta cláusula se firmó y con la presencia del consejero presidente como testigo.

Ugalde tuvo que mandar un oficio aclarando lo que el IFE entendería por auditoría: una revisión administrativa y contable para verificar la relación contractual del Instituto con la empresa Hildebrando. Según informa el IFE, los partidos manifestaron, previamente a la suscripción del pacto, estar satisfechos con los términos del oficio dirigido por Ugalde. Sin embargo, esto no quedó suscrito en ningún lado por lo que, en caso de un eventual conflicto postelectoral, cualquier partido podría reclamar que no se cumplieron con todos los términos de lo pactado.

El factor Cárdenas y el 3 de julio

Jorge Fernández Menéndez
Excélsior – Razones
15-06-06

En un ambiente electoral tan contaminado como el que estamos viviendo, con campañas a punto de concluir sin que se hayan establecido lazos mínimos entre los diferentes candidatos; con un IFE que ha sufrido más de lo debido para sortear los escollos del proceso; con un Tribunal Electoral al que le ganan las ansias protagónicas; con un presidente de la República cuestionado por algunos de los actores por haber tomado partido; las preguntas que debemos hacernos son dos: ¿cómo será el 3 de julio y quiénes establecerán los lazos para restañar las heridas, muy profundas, que ha dejado este proceso?

Uno de esos personajes que podrán tanto restablecer lazos como asumir un papel de componedor en lo que suceda después de las elecciones, sobre todo, si se expresan inconformidades graves, será Cuauhtémoc Cárdenas. El fundador del PRD, no es ningún secreto decirlo, está muy distanciado del candidato de su partido; no está de acuerdo con varios de los puntos programáticos clave de López Obrador y ambos se tienen una profunda desconfianza personal. Pero la legitimidad moral de Cárdenas es superior a la de López Obrador y, gane o pierda el tabasqueño, el factor Cárdenas será utilizado, fuera y dentro de su partido, para tratar de recobrar los equilibrios.

En los últimos días Cárdenas ha estado en medios; estuvo en el foro de Biarritz en Sao Paulo; se reunió con el presidente de Brasil, Luis Inácio da Silva, Lula. En México ha tenido encuentros, después del debate, con Felipe Calderón y con el jefe de Gobierno capitalino, Alejandro Encinas. Dijo que antes se había reunido con Roberto Madrazo, y si bien aseguró que con la única que no se había encontrado formalmente fue con Patricia Mercado, lo que dejaría entrever que debe haber tenido alguna reunión con López Obrador, lo cierto es que ésta no se ha registrado, por lo menos en los últimos tiempos.

Platicaba con Cárdenas y el ingeniero está convencido de que las elecciones del 2 de julio serán limpias. No ve ningún nubarrón en el proceso electoral en sí e incluso señala que es absurdo que los partidos firmen un pacto de civilidad que, a lo único que los obliga es a respetar la ley, algo que evidentemente deben hacer. Recordó el 88 y, para él, no existe ningún elemento que asemeje esta situación con aquélla. Por eso, ese día, me dijo, reconoceré al triunfador que señalen las autoridades electorales, "me guste o no el resultado". Pero Cárdenas se ve más activo a partir del 3 de julio. Considera que se está integrando una gran corriente nacional, con personajes provenientes de distintos orígenes políticos, la cual está harta de las descalificaciones y de la ausencia de "cómos" en las propuestas partidarias y se plantea participar en ella para tratar de encontrar puntos de consenso que permitan sacar adelante una agenda común, nacional, que pueda transitar hacia el futuro. Cárdenas no se ve fuera del PRD, pero tampoco en la campaña de López Obrador. No lo dice, pero resulta evidente que considera que nadie ganará con mayoría absoluta y podrá garantizar la existencia de una mayoría legislativa. Pero no apuesta tanto a las reformas como a la política, a los acuerdos que permitan que con éstos u otros instrumentos el país siga avanzando.

La paradoja es que luego de muchos años de vida política en la que Cárdenas fue percibido como un hombre que podía implicar un regreso al pasado, hoy, para muchos de esos mismos sectores, resulta un punto de referencia para el futuro y un interlocutor más que válido. Son numerosos los empresarios, por ejemplo, que luego de reunirse con Cárdenas terminan hablando de su sentido de Estado y su visión aguda de las cosas, se compartan o no sus puntos de vista. Se debe reconocer que Cárdenas ha aprendido: también por una de esas extrañas paradojas de la política, hoy Cárdenas se parece más en su discurso, en su forma de abordar las cosas, a aquel del 88 o el 97, cuando ganó el DF, que al que no pudo avanzar en las elecciones de 94 y 2000.

Otro de esos hombres que serán importantes a la hora de negociar el futuro es don Luis H. Álvarez. Acabo de leer su libro de memorias y allí don Luis expresa con toda transparencia su forma de ver las cosas. Pero el capítulo más importante es, precisamente, el del 88, cuando Álvarez era presidente del PAN, y toda la operación institucional que se dio, involucrando a Cárdenas, a Manuel Clouthier e incluso en un primer momento a Rosario Ibarra, para encontrar una salida que no deviniera ni en crisis ni en violencia, en un diálogo, en muchas ocasiones muy ríspido, con el gobierno de Miguel de la Madrid y con el equipo de Carlos Salinas. Todos se reunieron, todos operaron, todos sabían que no se debía abrir el camino a la violencia. Don Luis y el PAN decidieron reconocer al gobierno salinista con aquella frase salida de la pluma de Carlos Castillo Peraza de que un gobierno ilegítimo se podría legitimar con sus acciones y planteando una agenda común que en buena medida se cumplió en el futuro. Cárdenas no aceptó un acuerdo de ese tipo y emprendió la larga marcha de crear el PRD y consolidarlo como un partido político. Pero nunca decidió, al contrario, romper con las instituciones.

Hoy preocupa lo contrario. Tanto en el PRD como en el PRI la apuesta pareciera pasar por el desconocimiento del proceso y un salto al vacío institucional, con todos los costos que conllevaría. Incluso en el círculo cercano a López Obrador se establece como un principio "no repetir un 88" en el sentido de no aceptar una salida que no pase por el reconocimiento de su triunfo. Coincido con Cárdenas, hay cosas que no me gustan del proceso electoral o de las instituciones, mucho que debe cambiar, pero nada indica que el 3 de julio no tendremos un ganador legítimo. El camino para acortar las diferencias, para sanar heridas, pasará por la política y un uso correcto, consciente, de las instituciones, aunque algunos estén apostando a detonarlas.

Complétanos los 2 mil 500

Enrique Canales
Reforma
15 de junio de 2006

Andrés Manuel, nos aseguraste tener las pruebas de que el cuñado de Felipe "ha recibido contratos precisamente de la Secretaría, mejor dicho del sector energético cuando Felipe era secretario, tuvo ingresos por 2 mil 500 millones de pesos y no pagó impuestos". ¿Dónde están las pruebas? A estas fechas, Andrés Manuel, no has demostrado lo que dijiste. Nos completas los 2 mil 500 millones o te puedo declarar "mentiroso formal".

Inmediatamente en la réplica de ese debate, Felipe Calderón todavía medio sonriendo por la tremenda mentira -pues él sabe esa verdad por dentro- negó rotundamente la acusación de corrupción y le dijo a López Obrador: "nuevamente usted miente".

Desde luego, el que acusa tiene la obligación de demostrar, especialmente cuando dice que tiene las pruebas. AMLO debe completarnos los contratos por 2 mil 500 millones de pesos que nos dijo que el cuñado había obtenido cuando Felipe Calderón era secretario. En segundo lugar, nos tiene que demostrar que el cuñado no ha pagado nada de impuestos por todos esos contratos.

En declaraciones posteriores, AMLO volvió a insistir en que tenía las pruebas. Hasta la fecha, ni con la faramalla de las tres cajas semivacías que llevaron en una carretilla hemos visto nada. Para mí, quedaron como charlatanes callejeros sus colaboradores; Jesús Ortega, coordinador de campaña, Claudia Sheinbaum, Gerardo Fernández Noroña, vocero del PRD, y Horacio Duarte, representante ante el IFE, y otros legisladores cómplices del engaño.

Andrés Manuel no ha mostrado las pruebas de que el cuñado Diego Zavala fue beneficiado en tiempos de Felipe Calderón con contratos que suman 2 mil 500 millones de pesos, ni tampoco ha demostrado que Diego Zavala no pagó ningún impuesto. La bola candente sigue del lado de Andrés Manuel.

A los colaboradores de AMLO ya se les está acabando el tiempo para demostrar que Andrés Manuel no es un mentiroso y lo digo porque todavía el sábado pasado argumentaron que Hacienda les dio la razón, porque iba a presentar ante el Ministerio Público federal una denuncia para que se investigue la divulgación de los datos de Diego Zavala filtrados, supuestamente, por el gobierno perredista del Distrito Federal.

Divulgar un expediente confidencial no es lo más dañino que nos pueden hacer los perredistas, ojalá así fueran de transparentes. La divulgación de datos confidenciales de los corruptos es un delito, pero son más graves para la sociedad los propios actos corruptos archivados por Hacienda. Pero aquí el punto no es la divulgación que hicieron los perredistas en tal caso de los datos de Hacienda, aquí el punto es que no divulgaron los 2 mil 500 millones en contratos en tiempos de Felipe que es el meollo del asunto para librar a AMLO de su calumnia.

Para colmo el vocero del PRD, Gerardo Fernández Noroña, consideró que la Secretaría de Hacienda confirma en "forma implícita la información que el PRD ha dado sobre el empresario Diego Zavala". ¿Que qué? Dice el estudioso de lógica Gerardo que Hacienda "al deslindar responsabilidades por la supuesta filtración de la información reconoce la veracidad de los datos difundidos respecto a que no han pagado impuestos las empresas del cuñado del candidato del PAN Felipe Calderón".

Con una lindura de inducción sacada de los pelos de la desesperación, nos dice el perredista: "con su comunicado, las autoridades hacendarias corroboran que las empresas de Diego Zavala no han enterado a las autoridades los pagos correspondientes de los 2 mil 500 millones de pesos que han ingresado a sus arcas en los últimos años".

El vocero del PRD, dando clases de distorsión lógica, nos dice que "dicha institución pretende responsabilizar al gobierno del Distrito Federal, cuando de entrada acredita que la información que presentaron es correcta y que las empresas de Zavala y sus hermanos han gozado de trato privilegiado" y agrega: "Todo indica, además, que no han cumplido con sus obligaciones fiscales".

Hace mucho que no había leído tantas tonterías producidas por un pensamiento siniestro. Gerardo ha distorsionando los silogismos y ha utilizado falsos argumentos para concluir que Andrés Manuel ha dicho la verdad. Es increíble que estos perredistas pretendan darnos atole con el dedo de una forma tan babosa. Francamente me siento insultado.

Hacienda defiende lo suyo, sus informaciones son confidenciales y por ahí hay un delito de divulgación que perseguir, pero Hacienda no está escondiendo los inexistentes contratos por 2 mil 500 millones de pesos en tiempos de Felipe de los que Andrés Manuel dijo que tenía las pruebas en la mano.

Después de nueve días Andrés Manuel no tiene las pruebas que dijo tener. Por lo tanto, tiene razón Felipe Calderón al decirle a AMLO que se trata de un López "Hablador", pues no es un insulto, es una certera descripción.

Correo electrónico: enriquecss@gmail.com

¿Hay que acabar con los ricos?

Lorenzo Servitje S.
Reforma
15 de junio de 2006

No -decía Cantinflas-, lo que hay que hacer es acabar con los pobres. Creo que no se van a acabar los pobres, pero sí que debe hacerse lo indecible para remediar su situación y reducir drásticamente su número.

Ante el problema de la magnitud de la pobreza en nuestros países, estrujantes preguntas nos asaltan: ¿Por qué unos tenemos todo en abundancia y a otros les falta aun lo indispensable? ¿Por qué unos nacemos en un medio que no sólo favorece nuestra supervivencia sino aun nuestra comodidad, y otros en la ignorancia, la miseria y el abandono? ¿Por qué unos tenemos conocimientos, bienes o autoridad que nos permitan afrontar las necesidades y contingencias de la vida y otros no? Preguntas que, en conciencia, debemos tratar de responder.

No hay duda que la pobreza inhumana, la que implica el sufrimiento involuntario del desamparado y el inocente, la que degrada y destruye al ser humano, la que le impide vivir con dignidad y obrar bien y que se sufre sin esperanza, no sólo no podemos aceptarla sino que debemos combatirla.

Pero para avanzar con eficacia en este combate es indispensable que conozcamos a fondo lo que es la pobreza. Hay que ir a donde están los pobres y conocer de cerca la situación del trabajador que ha perdido su empleo o no lo tiene, palpar su angustia para pagar la renta o al médico o para llevar el pan a su familia. Para conocer la situación de los huérfanos, de los niños de la calle, de las madres solteras o abandonadas, de los jóvenes alcohólicos o drogadictos, de los discapacitados, de los ancianos olvidados, de las decenas de miles de personas del campo que emigran a las ciudades o al extranjero y que viven en cinturones de miseria, de las vidas destrozadas que terminan en los asilos, en los hospitales o en las prisiones...

Ante esta situación la reacción inmediata y simplista de algunos gobiernos es corregir drásticamente la distribución de la riqueza y del ingreso. En pocas palabras quitarles a los que tienen y dárselo a los que no tienen: enfrentar a ricos y pobres. ¿Es éste el camino?

Esto nos lleva necesariamente a examinar cómo en una economía se producen los bienes de consumo, cómo se crean los medios de producción, cómo se obtiene un valor agregado: algo positivo que antes no existía. Cómo se crea "riqueza", aunque el término muchas veces sea equívoco.

¿Y quiénes son los que generalmente crean riqueza? ¿Quiénes son los que invierten y generan empleo? Son los empresarios, personas poco comprendidas y muchas veces menospreciadas. Son particularmente ingeniosas e insatisfechas, que trabajan asiduamente y que no consumen todo lo que producen sino que una buena parte de ello la dedican a incrementar su propia capacidad de producir o la de los demás. Son quienes ahorran, invierten y hacen posible la formación de capital y del empleo, organizan y dirigen el trabajo de otros y lo hacen más eficiente, descubren e inventan más o mejores cosas, todo ello asumiendo riesgos, viendo al futuro y siempre dispuestos a experimentar, a crecer, empujados por una ambición, sí, pero también por un ideal de realización creadora.

En este proceso muchos empresarios se enriquecen, pero muchos otros se endeudan, fracasan y pierden todo lo que tienen.

Ciertamente hay empresarios ricos, muy ricos. Uno les pediría que no cometieran excesos, que no hicieran ostentación de su riqueza y que fuesen muy generosos, ayudando a todo tipo de obras buenas, pero ése es un reclamo moral.

La economía y la sociedad los necesitan como inversionistas y creadores de empleo, y desde luego pagadores de impuestos. El Estado, en su papel de apoyo a la población necesitada, puede gravar de distintas maneras a esas personas, pero tiene que hacerlo con prudencia, porque si no, no contaría con su valiosa aportación. Ocurriría el abandono de la actividad productiva, la fuga de cerebros, la fuga de capitales y el desempleo, como ya ha sucedido.

Y una observación final. No todos los empresarios son ricos -pensemos en los dueños de un pequeño comercio o un modesto taller- ni todos los ricos son empresarios. Lo son también muchos profesionistas, artistas, deportistas y aun funcionarios públicos y políticos. Este tema de enfrentar a ricos y pobres hay que evitarlo porque el remedio puede ser peor que la enfermedad.

14 de junio de 2006

Los mercados comienzan a votar

Leo Zuckermann
Excélsior - Juegos de Poder

14-06-06

La Bolsa Mexicana de Valores a principios de mayo se acercó a los 22 mil puntos, un máximo histórico. Esta semana ronda los 17 mil puntos, lo que representa una caída de 23%. El peso mexicano se ha devaluado 9% desde principios de marzo. En aquel entonces, un dólar en el mercado interbancario se compraba en 10.47 pesos. Ayer se cotizaba en 11.43. Al menudeo alcanzó los 11.60.

En el mercado de deuda, si bien las tasas de interés de corto plazo no han sufrido alteraciones (los Cetes a 28 días mantienen una tasa anualizada de 7%), los instrumentos de largo plazo sí han cambiado. En marzo, el rendimiento de un bono mexicano a 20 años era de 8% anual. Ayer estaba en 9.6%. Finalmente, el riesgo país medido en el índice EMBI llegó a estar en 100 en marzo; actualmente está en 150, un incremento de 50%.

Es cierto que la caída de los mercados mexicanos se explica por un efecto global: la percepción de que la Reserva Federal de los Estados Unidos subirá aún más las tasas de interés en aquel país. Sin embargo, el descenso en México ha sido más sostenido que en otros mercados emergentes. Al parecer, los factores internos también están pesando en el ánimo de los inversionistas.

Algunos han mantenido sus posiciones y otros de plano se han retirado. Lo que no hay son nuevas posiciones. Todo indica que no existe apetito por asumir el riesgo de invertir en México. En el lenguaje del póquer se diría que los inversionistas "están pagando por ver", es decir, que están dispuestos a asumir una pérdida temporal hasta tener más información para tomar una decisión más contundente: retirarse paulatinamente o seguirle apostando al país.

Los mercados siempre son adversos a la incertidumbre y lo que está ocurriendo en el ámbito político los inquieta. Por una parte, les disgusta la posibilidad de una elección muy reñida donde el vencedor termine ganando por un margen estrecho que pueda incitar no sólo la impugnación judicial de los resultados sino movilizaciones sociales violentas.

Pero también les preocupa que gane un López Obrador radicalizado. Hay que reconocer que este candidato había armado una estrategia muy eficaz para calmar a los principales operadores internacionales. Colaboradores como Manuel Camacho y Rogelio Ramírez se reunieron con ellos para darles garantías de que, de ganar, AMLO no se radicalizaría.

Sin embargo, en su discurso, el candidato perredista últimamente ha hecho precisamente eso. Ha declarado que respetará la autonomía del Banco de México con ciertos límites, que va a renegociar la deuda como lo hizo el presidente argentino Néstor Kirchner y que va a abrir el Tratado de Libre Comercio. A los banqueros los caracterizó como parásitos y a los empresarios los acusó de no pagar impuestos.

El caso Hildebrando también inquieta a los inversionistas, ya que los perredistas enseñaron que están dispuestos a utilizar información fiscal secreta con propósitos políticos. Ante tal perspectiva, los capitales prefieren colocar sus recursos en países donde sí se respeta la confidencialidad tributaria.

Me parece que los mercados están comenzando a votar en México: no quieren un empate que genere incertidumbre y tampoco que gane un AMLO radicalizado.

El odio del PRD a los empresarios

David Páramo
Excélsior - Personajes de renombre

14-06-06

Hace tiempo que los seguidores de Andrés López Obrador se olvidaron de la decencia política en sus ataques y, más que presentarse como una alternativa electoral, se han dedicado a amenazar a los empresarios. Para muchos parecía que el caso de Carlos Ahumada sólo era un tema político. Otros pensaron que el despojo a Eumex era un caso aislado.


Hubo otros, como Marcos Martínez, presidente de la Asociación de Banqueros de México, quienes quisieron engañarse haciendo creer que los ataques sólo eran en contra de Roberto Hernández, por alguna extraña razón y no en contra de todo el sistema financiero.

Vamos, todavía hay quienes creen que las acusaciones en contra de Hildebrando únicamente están motivadas por cuestiones políticas y hay aún algunos ingenuos que quieren creer que AMLO está preocupado por la comisión de un delito. Si esto fuera cierto, hubiera presentado una denuncia ante las autoridades pertinentes.

Las declaraciones del candidato del PRD durante el debate, en contra de los empresarios, no dejaron duda de que este hombre considera a los banqueros unos parásitos y a los generadores de riqueza unos evasores fiscales. ¿Se ha fijado que cuando habla de los ambulantes y vendedores de piratería se refiere a ellos como comerciantes en vía pública? Cuando en el fondo son delincuentes que no pagan impuestos.

En sus desesperados ataques electoreros, Gerardo Fernández Noroña, quien alcanzó fama y fortuna explotando a gente que no podía pagar su deuda, hizo una "reflexión filosa" según la cual le parece sospechoso que la familia de Juan Camilo Mouriño tenga dinero. Quizás este hombre, que hasta donde se sabe nunca ha generado riqueza, no puede entender que la familia Mouriño tiene desde hace ya varias décadas la más grande cadena de franquicias en el sureste de México, las cuales no sólo pagan impuestos sino generan una gran cantidad de empleos.

Lo mismo tienen franquicias de Burger King que de Basking Robbins, Bennedetti´s Pizza, que una red de tintorerías con su propia marca. La llamada división energética de esta familia tiene 21 años y 36 estaciones de servicio. También cuenta con transporte de combustible, es decir, no son proveedores, sino clientes del gobierno. Las imputaciones de Fernández Noroña en contra del coordinador logístico de la campaña de Felipe Calderón son otra muestra más de que, en la visión de los seguidores de AMLO, quien trabaja, paga impuestos y genera empleos —y por lo tanto riqueza— sea sospechoso.

Hasta el momento, las reacciones han sido punto menos que limitadas por parte de la IP si AMLO no reconoce que los empresarios sí pagan impuestos. Por un lado, las de José Luis Barraza y, por el otro, la amenaza de huelga de impuestos de Alberto Fernández Garza, presidente de Caintra de Monterrey.

[...]

El primero que plantó el miedo en México fue López Obrador

Ricardo Pacheco Colín
Crónica
14 de Junio de 2006

“El primero que plantó el miedo en México fue López Obrador”; él polarizó a la sociedad, señala Enrique Krauze a Crónica

Los candidatos y los partidos se han pasado de los límites razonables de la disputa electoral, expresa el doctor Enrique Krauze con energía; hay miedo y confusión y “el primero que plantó el miedo en México naturalmente fue López Obrador, él polarizó a la sociedad mexicana”.

La entrevista con Crónica se desarrolla en su despacho de la Editorial Clío, en una tarde en que amenaza con lluvia. Enrique Krauze se ha puesto en el centro del debate con dos textos que van a fondo del proceso electoral mexicano: Para salir de Babel (Tusquets 2006) y “El Mesías tropical”, aparecido en la revista Letras Libres de junio.

El último párrafo del libro de Enrique Krauze Para salir de Babel anuncia lo que podría ser una catástrofe política: “Si López Obrador no se atreve a ver con ojos críticos su propia actitud mesiánica, si insiste en concebir la política como una misión religiosa y no como un quehacer cívico y republicano frente a cuya natural impureza sólo cabe el respeto a las leyes y las instituciones creadas por los hombres, los mexicanos viviremos pronto (gane o pierda) tiempos de zozobra, ‘con el Jesús en la boca’”.

Preguntamos al doctor en Historia por el Colegio de México acerca de este pasaje que cierra su libro. Entonces apoya los codos en su escritorio, luego extiende las manos hacia el frente para darle mayor énfasis a su palabras. Y con un gesto de preocupación dispara:

“Yo creo que los actores políticos no parecen haberse dado cuenta cabal qué delicada y frágil es la democracia. Llevamos desde 1934 no sé cuántos sexenios en que el Presidente religiosamente toma posesión el 1º de diciembre.

“Descarrilar sin razones de peso este ferrocarril de la democracia es peligroso y el ánimo mismo —lo que se refleja en el título de mi libro— da la atmósfera que es de encono, de ataques, de asaltos verbales, de descalificaciones, de miedo.”

Agrega el autor de La presidencia imperial:

“Yo creo que los candidatos y los partidos se han pasado de los límites razonables de la disputa hacia acciones que sólo confunden y aturden a la sociedad. Esta atmósfera es la Babel a la que hago referencia en mi libro. Esta babel es peligrosa. Hay miedo y hay confusión. Todo eso.

“El primero que plantó el miedo en México naturalmente fue López Obrador; él polarizó a la sociedad mexicana.

“Hemos sido un país de desigualdades, pobreza, y grandes problemas, pero aquí hay una unidad básica, siempre la ha habido: hay una identidad, una unidad básica; ya lo vimos hasta en los deportes. Hay un buen talante, hay un ‘nosotros’ por sobre las clases.


El discurso de clases sociales es ajeno a la vida de México; yo lo puse en el texto: el ataque a los de arriba como explotadores de los abajo. Esto excluye a la mitad de la sociedad.

“Cuando descalificó aquella marcha cívica esto provocó un enorme desencanto que se tradujo en miedo: ¿de qué más es capaz esta persona?”

“Por otro lado hay que de decir que la campaña del PAN ha respondido al miedo con miedo. Yo sí le tengo miedo al miedo porque es un caldo de cultivo de malas pasiones y de malas acciones.

—Son palabras duras (acotamos), ¿no?
—Sí (responde al botepronto). Movilizar a la sociedad en contra de un veredicto ciudadano es una mala acción.

Y continúa el también ingeniero industrial con su enumeración: “Es terrible desacreditar el proceso electoral antes, durante y después de las elecciones. Es una mala acción. Desacreditar al IFE que finalmente ha sido una institución respetuosa y respetable, que ha mostrado su eficacia y su capacidad de servicio ya varios años, es una mala acción.

Hace unos días New York Times dijo que México estaba dividido como nunca. Por lo que el doctor Krauze aclara: “Yo no lo creo. Pienso que las sociedades humanas desde la Antigüedad son desiguales, algunas más que otras, algunas escandalosamente desiguales como la nuestra. Ahora esa desigualdad hay que combatir. La pobreza hay que atacarla, por supuesto. En lo que no nos ponemos de acuerdo es en el cómo. Yo estoy en contra de que se combata de manera demagógica o con proyectos que niegan la modernidad, la realidad, globalidad, y mucho menos estoy de acuerdo de combatirla a partir de una concentración de poder en la figura presidencial”.

Entonces, toma un momento de respiro para decir: “Yo creo que la sociedad mexicana no está dividida, que en lo profundo es una unidad en la pluralidad. Los mexicanos somos un ‘nosotros’, aunque unos tengan más y otros menos.

“Y sí es verdad que hay que combatir la pobreza y la desigualdad, pero no a costa de sembrar la mala hierba de las pasiones de clase. Creo cada vez menos en la revolución y creo cada vez más en las virtudes de la reforma.”

A propósito de la personalidad de López Obrador, el doctor Krauze ha escrito un artículo que está causando revuelo en México: “El mesías tropical” aparecido en la revista Letras Libres de junio.

Aquí, nuestro entrevistado rescata un ensayo de Gabriel Zaid titulado El Dieciocho Brumario de Luis Echeverría, donde se habla de la “Personalidad Maná”. El escrito de Zaid “es un clásico y muy vigente”, dice Krauze, y agrega contundente:

“Yo creo que esa ‘Personalidad Maná’ se la fabricó Luis Echeverría, pero López Obrador se la cree. Echeverría era un político del PRI que para compensar su responsabilidad en el 68 quiso erigirse en un líder del Tercer Mundo. También echó a andar algunos proyectos políticos interesantes, hay que reconocerlo.

“Pero la ‘Personalidad Maná’ es la complicidad que se crea entre las ilusiones colectivas de la masa y el poder, y el hombre providencial que se cree tocado por una misión divina, demuestra complicidad —según dice Jung y lo recoge Zaid— crea desequilibrios profundos en la sociedad.

“Yo por eso escribí ese ensayo biográfico, dice, en el creo que las piezas embonan. Y agrega: “Nunca he escrito un ensayo con mayores ganas de equivocarme que éste. Espero que si llega López Obrador al poder, desmienta la hipótesis de que es un líder mesiánico, y se convierta en un líder moderno de la izquierda como Lula, como Lagos, Bachelet o Felipe González y demuestre que sabe acotar su poder.”

No a las reformas

Ricardo Alemán
El Universal - Itinerario Político
14 de junio de 2006


Sobran ejemplos de intolerancia político-electoral, que llegan al extremo de la agresión verbal

El pasado lunes 12 de junio, en Voz del Lector, de EL UNIVERSAL, se publicó la carta de Flavio López, simpatizante de "cierto candidato" presidencial, preferencia que manifiesta abiertamente en su casa y en su automóvil. Dice que en su recorrido diario, "de la casa al trabajo es notable el rechazo, la reprobación, el insulto (con cláxon y a gritos), y la polarización en que se está convirtiendo esta desgastada vida democrática, que ya es un peligroso coctel de animadversión".

Y abunda sobre el tema: "Tal parece que, lejos de ejercer el derecho a la libre expresión, estoy ofendiendo e insultando a mucha gente al expresar mi simpatía por mi candidato. En mi tránsito diario observo caras de rechazo e indignación, cuando me voltean a ver... ¿Es un peligro manifestar mi apoyo por mi candidato? Creo que no; sin embargo, he pasado momentos de angustia, pues temo que de simples insultos pasen a las agresiones físicas".

Si bien el caso de ese lector preocupado alcanzó un espacio en las páginas de EL UNIVERSAL, no es el único. Abundan los ejemplos de intolerancia político-electoral y de abierto odio hacia quienes piensan distinto, hacia aquellos que no simpatizan con tal o cual candidato, y que llegan al extremo de la agresión verbal, muy cerca de la agresión física.

En días pasados presenciamos una fuerte discusión entre un grupo de habitantes de las colonias San Pedro Mártir y Tepepen. La primera es una colonia de habitantes de escasos recursos y la segunda de clase media. El incidente inició cuando, en una panadería de San Pedro Mártir, la dueña del establecimiento le comentó a una cliente de Tepepan que no votaría por AMLO "porque es un mentiroso". Un par de mujeres que compraban pan se metieron a la discusión y mediante gritos e insultos defendieron a López Obrador. Minutos después, y sin realizar sus compras, las dos mujeres salieron del lugar espetando a gritos: "pinches riquillos, pero ya se les va acabar el gusto, cuando gane López Obrador". El odio de pobres contra ricos.

La tarde del 7 de junio, al día siguiente del debate, los hermanos Fabiola y Manuel Teherán circulaban a bordo de su automóvil sobre la avenida Insurgentes. Uno de ellos ondeaba por la ventanilla una bandera del PAN. Repentinamente un camión de carga los embistió. Se bajaron para reclamar el pago del golpe y la respuesta los dejó atónitos. Insultos por ser panistas, por "riquillos", y la identidad partidista y de clase. "Nosotros le vamos al ´peje´ y háganle como quieran... Pínches ricos". El odio clasista.

Como a las 13 horas del domingo 4 de junio, la joven Paola Santibáñez y un grupo de amigos viajaban en su automóvil por la avenida Insurgentes, frente a la colonia Florida. Su automóvil portaba adheríbles alusivos al PAN. De pronto fueron interceptados y rodeados por un grupo de personas vestidas de amarillo, que portaban pancartas y banderines del PRD y logotipos de López Obrador, que golpeaban el automóvil, escupían los cristales y lanzaban toda clase de insultos. "Ricos rateros", decía una pancarta que pegaban al parabrisas. "¡Ya verán cuando gane López Obrador!", gritaban los rijosos, que eran parte de la cadena que ese día organizó el PRD en el DF.

La mañana del jueves 1 de junio, en la esquina de la calle Fuentes y San Fernando, en Tlalpan, un grupo de habitantes de una colonia popular interrumpieron el tránsito vehicular -no se sabe con qué motivo, pero fueron identificados como simpatizantes del PRD por los banderines que portaban-, por lo que quedaron atrapados conductores como Rosa Rueda, quien viajaba a bordo de una camioneta en la que llevaba a sus hijas a la escuela. Los manifestantes golpearon los automóviles, lanzaron consignas e insultos, y a gritos las advertían a los conductores: "¡A ver riquillos, de aquí no se van a mover hasta que nosotros queramos!". El odio ya no por militancia partidista, sino por la clase social.

Pero no son todos los casos. El miércoles 31 de mayo llegó al correo electrónico de Itinerario Político el siguiente mensaje: "Qué bueno que ya se les va a acabar, bola de burgueses panistas, asquerosos beneficiados de siempre. Ahí viene la luz, y la sombra que envuelve te llena de miedo por el veneno que de tu columna se escurre. Gente como tú se ha alimentado hasta el hartazgo gracias a la pobreza de la gente". El remitente se identifica con el correo: macondoarcadio@hotmail.com. Otra vez el odio, en este caso por criticar a López Obrador.

Y por si hiciera falta, el 22 de marzo (lalocorza@hotmail.com) envió también al correo de Itinerario Político el siguiente mensaje: "Te vamos a matar, periodista imbécil. Te va a pasar algo". El odio más allá del mero insulto. Alcanza la burda amenaza de muerte, por el delito de criticar a López Obrador. Y claro, desde entonces no dormimos, no comemos...

Lo preocupante, en el fondo, es que la polarización social que promueve AMLO como estratega de campaña, ya empieza a provocar conflictos, roces y odio entre mexicanos de escasos recursos contra otros mexicanos de clase media. Como se puede ver, no se trata de una expectativa a futuro, sino que esa polarización y ese odio ya están presentes, ya son una realidad. Y podemos suponer lo que pasará si AMLO resulta derrotado. Siguen jugando con fuego. Al tiempo.


aleman2@prodigy.net.mx

Falsedad y farsa

Juan Molinar Horcasitas
El Universal
14 de junio de 2006

Al final del debate presidencial del 6 de junio pasado, Andrés Manuel López Obrador hizo una de sus típicas jugadas: huir hacia delante lanzando una ofensiva mediática. Esta vez acusó a Felipe Calderón de beneficiar una empresa de su cuñado, otorgándole contratos por 2 mil quinientos millones de pesos en el sector energético. Para rematar, aseguró que esa empresa no pagaba impuestos. Falsedad. En eso, López Obrador recurrió, seguramente sin saberlo, a Voltaire, quien recogió una vieja enseñanza: "calumnia, calumnia, que algo queda". Luego, sus colegas recurrieron a toda clase de trucos para tratar de engañar a la gente, como fue el caso de las famosas cajas que no contenían prueba alguna, pero que llegaron cargando con lujo de escándalo. Farsa. Falsedad y farsa es lo que han utilizado en esta etapa.

Falsedad. La acusación inicial involucraba 2 mil 500 millones de pesos en contratos. Los asesores de López Obrador tuvieron que recular, reduciendo el tamaño del asunto a "11 contratos" celebrados en noviembre de 2003 y enero de 2004 con un monto total de 1.6 millones de pesos. ¡Pasaron de 2 mil 500 millones de pesos a 1.6 en un par de días! De ese tamaño era la mentira.

Pero la falsedad no termina ahí. Esos supuestos 11 contratos eran dos. Efectivamente, en el lapso mencionado, la empresa Hildebrando, o sus filiales, sólo suscribieron dos contratos (uno de ellos significaba 10 pedidos o prestaciones). Resulta, entonces, que de 2 mil 500 millones, sólo quedan 1.6; y de cientos de contratos sólo quedan dos.

Pero la falsedad tampoco termina ahí. La verdad es que ambos contratos son legales, y Felipe Calderón no participó, ni siquiera indirectamente, en ellos. El primero fue celebrado entre Pemex y Metadata el 7 de noviembre de 2003. El segundo, fue celebrado entre PMI Comercio Internacional e Hildebrando el 2 de enero de 2004. Revisemos ambos.

El contrato entre Pemex y Metadata inició en 1997, antes, incluso de que el PAN llegara al gobierno. La continuación de ese contrato fue legal (fracción I del artículo 41 de la Ley de Adquisiciones), pues Metadata era propietaria de tecnología y licencias exclusivas. En octubre de 2003, Hildebrando compró los activos de Metadata.

El Comité de Adquisiciones de Pemex aprobó ese contrato por unanimidad. El Comité de Adquisiciones estaba conformado por gerentes, subgerentes y funcionarios de menor rango de la empresa. Por supuesto, Felipe Calderón no participa en él. Los integrantes del Comité de Adquisiciones cumplieron con la ley (fracción I del artículo 50 de la Ley de Adquisiciones) que obliga a los servidores públicos a abstenerse de participar en el procedimiento de adjudicación de contratos que pudieran beneficiarlos personalmente, a sus cónyuges y a sus parientes de hasta el cuarto grado.

Como puede concluirse, Felipe Calderón jamás tuvo participación en la adjudicación del primer contrato.

Tampoco en la del segundo. PMI Comercio Internacional, S.A. de C.V. es una sociedad mercantil filial de Grupo PMI, que es a su vez una empresa filial de Pemex. Por tanto, PMI Comercio Internacional no es una entidad paraestatal y, por ende, no está sectorizada en la Secretaría de Energía.

La relación contractual entre PMI y Metadata inició en 1999. El contrato consistió en la renovación de las licencias de los programas que estaban en uso desde 1999. En octubre de 2003, Hildebrando, S.A. de C.V. compró los activos de Metadata, incluyendo sus derechos contractuales.

El 17 de diciembre de 2003, el Comité de Adquisiciones de PMI Comercio Internacional autorizó por unanimidad la adjudicación directa a Hildebrando del contrato de soporte técnico, mantenimiento y actualización. En la adjudicación no participaron ni el secretario de Energía, ni el director general de Pemex, ni funcionario alguno de alto rango. Sólo funcionarios de mucho menor rango.

Como puede concluirse, Felipe Calderón jamás tuvo participación en la adjudicación del referido contrato.

Pasaron a la farsa. Como López Obrador calumnió a Calderón, sus seguidores montaron un circo. Llevaron en tres cajas y un diablito documentos sin ningún valor de prueba que bien hubieran cabido en una carpeta. Ninguno prueba participación alguna de Calderón en contratos, como ya demostré. A la falsedad agregaron la farsa. Les costará la elección.

juanmolinarhorcasitas@hotmail.com
Diputado federal (PAN)

Aclaración de Carlos Fuentes

Fray Bratolomé
Reforma - Templo Mayor
13 de junio de 2006

POR CIERTO que el escritor Carlos Fuentes ya aclaró que no escribió, ni reconoce, ni suscribe la "Carta al PRI y al PAN" que los seguidores de AMLO están circulando por internet.

SE TRATA de un panfleto con el que los lópezobradoristas pretenden hacer creer que Fuentes le da su voto al candidato perredista.

EL TEXTO tiene frases como ésta: "Nos acordaremos este 2 de julio, cuando votemos por la única opción que los ciudadanos valientes podríamos elegir, porque por cada mexicano muerto en las luchas sociales, hay un mexicano responsable, y no dudaré en dar mi voto, junto con el de millones, por Andrés Manuel López Obrador".

AHORA SÍ que a Carlos Fuentes le pasó lo que a Gabriel García Márquez cuando le atribuyeron el pseudopoema "La Marioneta" que en realidad escribió el ventrilocuo Johnny Welch.

EN AQUELLA OCASIÓN, García Márquez comentó: "Lo que realmente me puede matar es la vergüenza de que alguien me crea capaz de haber escrito un texto tan cursi".

13 de junio de 2006

El financiamiento sucio de una campaña

Jorge Fernández Menéndez
Excélsior - Razones

13-06-06

Desde el poder nos han mentido tanto, se han cometido tantas arbitrariedades, que cuando las mentiras provienen de sectores sólo en apariencia ajenos a éste, muchos terminan aceptándolas, sin verificar su verosimilitud. López Obrador y otros dirigentes políticos de su partido han desarrollado esa habilidad hasta el límite y les ha dado magníficos dividendos: cuando se mostraron los famosos videos de Bejarano, Ímaz y Ponce Meléndez en lugar de investigar y exigir el castigo a los culpables, se "descubrió" el complot en su contra; cuando acusa a los empresarios, a "los ricos", las "élites" o los de "cuello blanco", paradójicamente no es él quien debe demostrar la veracidad de sus acusaciones, sino los acusados los que deben demostrar que son inocentes. Cuando acusa a Calderón, con una evidente mentira, de tener un cuñado que no paga impuestos, es éste el que debe demostrar que no ha cometido un delito, por más que el candidato perredista no haya probado sus acusaciones. Si se le recuerdan al propio López Obrador los claroscuros de su historia familiar y personal o la cantidad de personajes alrededor suyo que han tenido graves acusaciones políticas o penales, ellos o sus familiares más cercanos, nos encontramos con que estamos ante otro complot. Ni él ni los suyos deben rendir cuentas.

Pues ahora tendrán que hacerlo. Los documentos que presentó el periódico El Economista sobre la forma en que se financia de manera subterránea la campaña lopezobradorista coloca en negro sobre blanco lo que se sospechaba de tiempo atrás. La operación, según los documentos, comenzó en abril del 2003 cuando Claudia Sheinbaum Pardo, en un documento enviado al equipo más cercano del todavía jefe de Gobierno, explica cómo se deben buscar mecanismos de financiamiento "que no puedan ser contabilizados en los topes de campaña". Los documentos están firmados con las iniciales de la autora CSP. Otros documentos están firmados por Alberto Pérez Mendoza (APM, coordinador de defensa del voto de López Obrador) y Nicolás Mollinedo Bastar (NMB, director de logística de AMLO). La operación financiera, según esos documentos, la dirigió otro cercano amigo, Octavio Romero Oropeza, ex oficial mayor del GDF y responsable de las finanzas del candidato.

El documento de CSP, según El Economista, dice que se deben obtener recursos "buscando proveedores afines y darles proyectos de obra (distribuidor vial, segundo piso del Periférico y Viaducto y otras vialidades) y pagarles a tiempo para que no incurran en gastos financieros y pedirles su apoyo económico en retribución". Sugiere identificar a los proveedores más proclives y pedirles sobreestimaciones, facturación parcial y pagar el resto por fuera. "Con alguno de ellos, agrega Sheinbaum, quedaremos en deuda, sin embargo, al llegar a la Presidencia se les recompensará con más proyectos". Más adelante, en otros documentos, se enumeran las fuentes de recursos e incluso quiénes se deben encargar de cada uno de ellos: Alberto Pérez Mendoza y Sheinbaum, de "disuadir" a las empresas constructoras que pudieran estar descontentas con la sobrefacturación e incluso especifican, en el llamado Documento 9, Nota Informativa Confidencial, que deben hablar con el "maestro" (se supone que el procurador Bátiz) para que asigne a un ministerio público leal si se presentan casos. En prensa, César Yáñez debe "vigilar a los comunicadores que se beneficiaron con asignaciones presupuestales de promoción y que podrían voltearse en los últimos dos meses de campaña". Incluso plantea "emprender acciones" contra los comunicadores que considera enemigos.

Marcelo Ebrard y Jesús Ortega debían buscar el apoyo de la hermandad policíaca y verificar que 40% de los ingresos se depositen en las cuentas "blancas" de la campaña. También debían ocuparse de los taxis pirata y deslindar al PRD de grupos como los Montaña, Pantera y Asamblea de Barrios. Pérez Mendoza era el responsable de las "aportaciones" de los giros negros y los aportes provenientes del programa de viviendas.

Ya en octubre de 2004, Pérez Mendoza, en otro documento, hace una evaluación del operativo y considera que fue un acierto encargar a Sheinbaum del segundo piso y no a la Secretaría de Finanzas, porque éstos "podrían ser imprudentes con su perfeccionismo". Del metrobús asegura que dejará "excedentes importantes". Los giros negros proporcionan "excelentes ingresos", pero advierte que algunos delegados "han abusado al tomar su parte". Existen, asegura, muchos "cabos sueltos" en el tema de los taxis y microbuses tolerados y pirata, pero no con los ambulantes, "controlados por Bejarano y Padierna". La hermandad policial "ha colaborado generosamente" y el blindaje legal de la asociación "es absoluto". El programa de vivienda ha sido "todo un éxito" y "hemos entregado, dice, grandes cantidades de dinero a miembros activistas del partido y a personas físicas afines".

Hasta allí los documentos, pero todo checa. La operación comienza en abril de 2003, cuando empieza también, por ejemplo, el chantaje a Ahumada (y las filmaciones de éste). ¿Quiénes reciben el dinero de Ahumada?: Bejarano y, entre otros, Ímaz, el esposo de Claudia Sheinbaum, ésta ya a cargo de las obras del distribuidor vial y el segundo piso, pese a desconocer absolutamente el tema. ¿A dónde iba a parar el dinero que entregaban Ahumada y otros empresarios? Pues a la campaña, pero, ¿era para la del 2003 o para el fondo que se estaba creando para el 2006? ¿Por qué se mantiene a Sheinbaum a pesar de ese cargo de corrupción sobre su esposo? Porque es la pieza clave de la operación. ¿Quiénes estaban sentados en primera fila en el IFE el día de la toma de protesta de AMLO? Los empresarios beneficiados con las obras viales y de vivienda del GDF, por adjudicaciones directas. ¿Por qué tanto empeño en reventar el Instituto de Transparencia? Para blindar la información. Todas las piezas encajan. Ahora esperemos, por lo menos, una explicación del candidato López Obrador.

Antes de votar, debe saber...

Macario Schettino
El Universal
13 de junio de 2006

En varias ocasiones hemos dicho, aquí mismo, que en la elección decidimos por muchos años, y no sólo por seis. Hemos insistido en que hay dos opciones muy claras, avanzar por donde vamos, o regresarnos. Y en cada ocasión en que comenté esto recibí buena cantidad de opiniones de lectores, seguidores de Andrés Manuel López Obrador, rechazando que la elección debiese plantearse en estos términos. Bueno, pues ya lo hizo el mismo candidato en el debate. Ya dijo que son dos opciones, que se trata del "proyecto de Nación", y no sólo de un sexenio más, y reiteró lo que ha dicho durante toda su campaña. Una propuesta totalmente anacrónica.

De ahí no va a salir. No conoce más que eso. En un mundo que cambia a toda velocidad, AMLO quiere que nos dediquemos a la política interior, que es la mejor política exterior. Son palabras de él. Insiste en que la seguridad pública es un problema de pobreza, aunque los problemas más serios de seguridad no estén ocurriendo en las regiones pobres de México, sino en las ricas. Propone impulsar la economía desde el gobierno, como tantas veces, con más construcción y con desarrollo energético. Hace un par de semanas lo decía con igual énfasis en un programa televisivo. No ha de saber Andrés que ya no hay petróleo, ni gas ni electricidad. Aunque ya se haya dicho, vale la pena repetirlo, porque el debate lo mostró con claridad: Andrés vive en el pasado, y a éste quiere que regrese México.

Lo interesante no es eso, sino que haya un tercio de los votantes que está dispuesto a acompañarlo en ese regreso. Y que ese tercio lo coloca como la segunda fuerza frente a la elección, sin que podamos aún descartarlo.

Me llama todavía más la atención el apoyo desproporcionado que tiene entre opinadores, académicos e intelectuales. No es que sorprenda, puesto que muchos, como Andrés, no han podido salir del pasado, pero hay otros colegas que sucumben ante la dificultad que para ellos supone votar por el Partido Acción Nacional, y ni pensar en el Revolucionario Institucional. Racionalizan entonces su apoyo a López Obrador insistiendo en que sólo él se preocupa por los pobres. De nada sirve explicarles que AMLO no ha propuesto prácticamente nada para los pobres, sino que ha concentrado su programa en ese segmento del que vivió el régimen de la Revolución: ese grupo que tiene poco y que no quiere perderlo, que se fue convirtiendo en clientela del régimen por diversos mecanismos. Es a ellos a los que habla Andrés, no a los pobres. Si lo duda, vea usted mi colaboración de ayer lunes en Finanzas de EL UNIVERSAL.

El régimen de la Revolución, no lo vaya usted a olvidar, fue un régimen autoritario, corrupto por esencia y construcción, que impidió que México se desarrollara durante el siglo XX. Por décadas nos vendieron la idea de un mítico milagro económico durante la posguerra, que nunca existió. México creció lo mismo que Perú en esos años, y menos que Brasil. Claro, mucho menos que cualquier país europeo.

No tenemos hoy, ni tuvimos durante el siglo XX, ni mejor educación, ni mejores servicios de salud que cualquier país comparable a nosotros. No tuvimos nada que no tuvieran otras naciones. Nada produjo el régimen de la Revolución que no sea la caterva de corruptos que tan bien conocemos.

Y es a eso a lo que Andrés quiere regresarnos. Claro, dice que será igual, pero sin corrupción. Desde hoy puedo decirle que eso es imposible: el régimen de la Revolución es inseparable de la corrupción. Desde que los hermanos de Pancho Villa empezaron a robar en el gobierno de Chihuahua en 1914, pasando por los múltiples negocios de los sonorenses, mejorando con la especulación inmobiliaria de Miguel Alemán a Luis Echeverría, y llegando a los negocios financieros de los años ochenta, el régimen debió ser corrupto para existir. Con esa corrupción se compraban voluntades, se mantenía la clientela. El corporativismo usó la corrupción para no usar la represión.

Y ya René Bejarano, Gustavo Ponce y Carlos Ímaz mostraron que eso no ha cambiado. Tampoco lo olvide.

Si aún así quiere usted votar por Andrés, hágalo, que para eso es la democracia. Pero hágalo con toda la información, para que después no se llame engañado.

macario@macarios.com.mx
Profesor de la EGAP del ITESM-CCM

12 de junio de 2006

Diálogo de sordos

Denise Dresser
Proceso No. 1545
11.06.06

Dos candidatos, dos Méxicos. Dos punteros, dos países. Con la mirada puesta en destinos diferentes, con la ruta trazada hacia horizontes distintos. Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador en un empate que revela la profundidad de las divisiones y el contraste de las visiones. Cada uno hablándole a su base dura con la esperanza de sacarla a las urnas. Cada uno dirigiéndose a su pedazo del país sin apelar a quienes no forman parte de él. Y por eso no hay un ganador claro del debate. Por eso no hay una alteración importante de las preferencias. Cada uno muestra sus límites y por qué no logra trascenderlos.

Calderón hace todo lo que le han dicho que tiene que hacer para ganar. El war room y los asesores extranjeros y la campaña negativa y los grupos de enfoque y las promesas de empleo. Manda mensajes y mide su impacto; practica para el debate y sigue las instrucciones sobre cómo comportarse durante él. Se vuelve cada vez más un político profesional: disciplinado, entrenado, golpeador. Le han enfatizado que debe hacer una campaña de contrastes y a eso se aboca. A subrayar por qué él no es Andrés Manuel López Obrador. A prometer una "mano firme" y a empuñarla. A ofrecer continuidad a quienes se beneficiarían de ella. Calderón se erige en el candidato de la estabilidad, la sensatez, el gradualismo reconfortante.

Y así intenta presentarse a lo largo del debate. Como la preferencia natural de aquellos para los cuales el país -tal y como está- funciona. La opción de los beneficiarios de un foxismo que no ha hecho cosas muy buenas pero tampoco demasiado malas. La opción de los que miden la presidencia de Vicente Fox con la vara del pasado, y la aplauden en función de sus éxitos negativos. Porque no asesinó estudiantes, porque no tiene un hermano incómodo en la cárcel, porque no ha provocado una debacle económica. Porque su sexenio no ha desembocado aún en los desastres que provocaron sus predecesores. Calderón ha optado por pararse debajo de la sombra de un presidente apoyado por todo lo que no hizo.

Y es un lugar incómodo, ya que se nutre de la popularidad, no de la eficacia. Por ello, Calderón intenta -una y otra vez- presentar largas listas de propuestas. Propuestas para unificar policías y promover juicios orales y asegurar un gobierno de coalición y generar certeza. Propuestas para reducir el financiamiento a los partidos y encoger la Cámara de Diputados y hacerla más eficaz. Propuestas para trascender la parálisis que los panistas no pudieron evitar. Propuestas para hacer todo lo que Fox no hizo. Un proyecto coherente que requerirá un liderazgo vehemente. Con la capacidad de convencer a las mayorías escépticas y domesticar a las minorías recalcitrantes. Con la capacidad para provocar una diáspora legislativa dentro del PRI y aprovecharse de ella. Liderazgo que el hijo obediente, a lo largo de su carrera política, aún no ha logrado mostrar.

Aunado al reto de la eficacia se suma el de la cobertura. Porque ese México -urbano, clasemediero, conservador- con el cual conecta Calderón quizá no sea suficiente para ganar. Porque esa porción del país que tiene miedo quizá no provea los votos suficientes para triunfar. Aunque el PAN no quiera reconocerlo, hay muchos mexicanos para los cuales las instituciones no funcionan, el "estado de derecho" no existe, el gobierno no responde. Esos ven a Felipe Calderón y no se reconocen en él. Y él no les habla. No lo ha hecho a lo largo de la campaña y no lo hizo durante el debate. Calderón sigue pensando que puede ganar sembrando el miedo a su adversario, en vez de reconocer las causas que explican su existencia. México es un país con una pobreza profunda, con una desigualdad desgarradora, donde millones -no miles- viven con reclamos legítimos. Basta con abrir los ojos y salir a la calle y mirar la realidad de frente. Calderón no lo hace y se nota. Por eso ofrece una candidatura sólo para quienes viven y piensan como él.

Paradójicamente, a Andrés Manuel López Obrador le pasa algo similar. El proyecto de nación que propone es igualmente excluyente, igualmente monocromático. El país que quiere gobernar donde sólo hay cabida para los pobres. El candidato que -a lo largo del debate- no dice jamás qué hará por las clases medias y cómo fomentará su expansión. El candidato que ofrece aliviar la pobreza pero no piensa en crear riqueza. El líder social que no sabe cómo ser político profesional. Que no entiende la necesidad de deslizarse hacia el centro del espectro político y liderar a una izquierda moderna desde allí. Que no comprende que precisamente eso llevó al poder a Tony Blair y a Ricardo Lagos y a Felipe González y a José Luis Rodríguez Zapatero. La transformación del agravio histórico en la propuesta práctica. La reinvención del resentimiento que se vuelve planteamiento. El combate a la desigualdad junto con medidas para asegurar la prosperidad. Una tercera vía que navega entre la derecha intolerante y la izquierda recalcitrante.

Pero Andrés Manuel López Obrador no quiere o no puede pensar de esa manera. Insiste en hacer historia cuando debería hacer política. Insiste en hablar del proyecto alternativo de nación pero no logra articular propuestas creíbles y viables para alcanzarlo. Insiste en hablar de los de abajo, alienar a los de arriba, ignorar a los de en medio. Entiende las causas de los problemas pero no sugiere qué hará para resolverlos de fondo. Cree que bastará con combatir la corrupción, penalizar los privilegios, eliminar las influencias, darle la mano al que se quedó rezagado, sentar al pueblo a la mesa y, con su ayuda, construir segundos pisos por todo el país. Un proyecto para México demasiado pequeño para el tamaño del liderazgo que AMLO -en ocasiones- ha sabido demostrar.

Ese liderazgo basado en la convicción, en la autenticidad, en eso intangible que mueve a las personas a apoyar a un hombre y creer en él. Esas cualidades que López Obrador posee pero no ha puesto al servicio de mejores ideas. De mejores propuestas. De mejores promesas. AMLO llegó al debate convencido de la justicia de su causa, creyendo que eso bastaría para ganarlo, pero no fue así.

Porque, sin entenderlo, tiene razón: el pueblo ya es mayor de edad. Muchos de sus miembros esperan un candidato que merece ser apoyado por sus ideas, no sólo por sus convicciones. Buscan autoridad moral pero también capacidad política. Una visión práctica. Una oferta para gobernar, no para refundar.

Y sí, después del debate López Obrador parece menos peligroso, menos incendiario. Pero también parece más pequeño. Más arrinconado. Más deslucido. Como si sus propuestas se hubieran encogido a la luz de los reflectores. Como si sus ideas sobre México expusieran que sólo tiene ganas de gobernar para una parte de él. AMLO está atorado en el mismo discurso que lleva meses pronunciando, el cual ya se oye desgastado. Cansado. Reiterativo. Atado -al igual que Calderón- a sólo un pedazo del país; a 35-36% del electorado que hoy lo apoya. Sin comprender que tanto para ganar como para gobernar eficazmente tendrá que convencer a los ambivalentes, a los independientes, a los indecisos. A los que no se sienten representados por una izquierda que mira al pasado e incorpora en sus filas a sus peores protagonistas.

AMLO tiene razón: ya le toca al pueblo de México. Pero a todos los que forman parte de él. A quienes creen en la intervención del Estado y a quienes le apuestan a las fuerzas del mercado; a quienes todavía creen en la retórica de la Revolución y a quienes piensan que es necesario remontarla; a quienes tienen pasaporte y a quienes nunca han viajado fuera del país; a quienes creen en la legalidad y a quienes hoy sólo aspiran a ella; a quienes quieren más de lo mismo y a quienes buscan lo contrario. El México de los pobres y el México de los ricos. El país de los pacíficos y el de los enojados. El lugar de los que exigen mano firme y el de los que quieren mano dadivosa.

Para ganar habrá que entender las preocupaciones de ambos. Pero los dos punteros parecen no entenderlo así y por ello ambos han llegado a sus límites. Tanto Felipe Calderón como Andrés Manuel López Obrador están atrapados por el modelo que los llevó a estar donde están. Empatados. Estancados. Incapaces de conseguir el apoyo adicional que necesitarían para remontar en las encuestas y entre los electores. Haciendo campaña sólo para la parte de México que se les parece. Ignorando a los votantes centristas que no habitan los extremos del país. Ambos, protagonistas de un desesperante diálogo de sordos.

Extorsión, robo y chantaje en la campaña de AMLO

Luis Enrique Mercado
El Economista
12/06/2006

Documentos en poder de El Economista revelan que cuando AMLO era Jefe de Gobierno se decidió obtener dinero para financiar su campaña, a través de inflar los presupuestos de las obras públicas y robándo los sobre costos.

Los gastos de campaña de Andrés Manuel López Obrador estarían financiados con dinero ilícito obtenido a través de la extorsión, el chantaje y el saqueo que el gobierno perredista hace en la ciudad de México.

Documentos en poder de El Economista revelan que cuando López Obrador era Jefe de Gobierno de la ciudad se decidió obtener dinero con qué financiar su campaña presidencial, inflando los presupuestos de la obras públicas y robándose los sobre costos; chantajear a los proveedores del Gobierno del Distrito Federal a cambio de recibir obras públicas y extorsionar a vendedores ambulantes, giros negros, taxistas y microbuseros y a la policía capitalina.

No obstante que algunos de los proveedores han amenazado con denunciar el chantaje, el gobierno de López Obrador pudo disuadirlos de que no lo hicieran.

La estrategia para buscar recursos adicionales a los del IFE con qué financiar las ambiciones políticas de López Obrador se inició en 2003.

En abril del de ese año, CSP (Claudia Sheinbaum Pardo) puso en blanco y negro la estrategia para financiar la campaña de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República y estableció que habría que usar todas las fuentes de dinero de que dispone el Distrito Federal para conseguirlo.

El documento establece que una vez obtenido el dinero, “se deben buscar mecanismos para su aplicación de manera que no puedan ser contabilizados en los topes de campaña”.
El documento establece el perfil de quien debe manejar el dinero y las fuentes a utilizarse, está firmado sólo con las iniciales del autor y en esa misma forma identifica a los responsables de cada uno de los programas.

Documentos posteriores, suscritos por APM (Alberto Pérez Mendoza, actual Coordinador de Defensa del Voto de la Campaña de AMLO) y NMG (Nicolás Mollinedo Bastar, director de Logística de Campaña y amigo personal de AMLO) establecen responsables de cada uno de los programas, precisan las estrategias a aplicar y analizan los resultados obtenidos.

El documento suscrito por CSP, justifica la estrategia a aplicar con el argumento de que el candidato no posee recursos económicos requeridos para el cumplimiento de la meta, ya que aunque el IFE provee recursos económicos importantes, “nadie se atiene a la ley”. Y por la propia mecánica de las campañas electorales es indispensable contar con otra fuente de financiamiento.

CSP establece que esos recursos deben ser manejados de tal manera que no puedan ser contabilizados en los topes de campaña y por eso se sugiere que quien maneje los dineros “no debe estar en la estructura de gobierno, o debe estar en un nivel donde no pueda ser identificado”.

Se sugiere que tenga conocimientos financieros y de programación presupuestal, que sea muy disciplinado, que no sea ostentoso, que tenga una vida ordenada, que no beba ni sea fiestero, que tenga poca vida social y que se identifique plenamente con la causa.

El Economista investigó que quien cumplió con el perfil exigido fue Octavio Romero Oropeza, ganadero de Tabasco, muy amigo de AMLO y quien actuara como oficial mayor en el Gobierno del DF y quien se encarga del manejo de los dineros en la campara presidencial de la coalición Por el Bien de Todos.

CSP señala en su documento que para obtener recursos hay que “buscar proveedores afines y darles proyectos de obra (distribuidor vial, segundo piso de Periférico y Viaducto y otras vialidades, y pagarles a tiempo para que no incurran en gastos financieros y pedirles su apoyo económico en retribución”.

Sugiere identificar a los proveedores más proclives (sic), identificar a uno o varios y pedirles sobreestimaciones, facturación parcial y pagar el resto por fuera.

“Con algunos de ellos quedaremos en deuda; sin embargo, al llegar a la Presidencia se les recompensará con más proyectos”, dice CSP.

Luego enumera otras fuentes de recursos: giros negros, ambulantes del centro de la ciudad, hermandad de la policía, proyecto de vivienda popular, placas de taxis y microbuses, asociaciones de taxistas tolerados y funcionarios de gobiernos estatales y municipales afines.

Los responsables

Un documento, aparentemente posterior, ya que carece de fecha visible y sólo se identifica como Documento 9, Nota Informativa Confidencial, establece quiénes son los responsables de cada uno de los proyectos.

AMP (Alberto Pérez Mendoza, coordinador de defensa del voto de la campaña de AMLO) y CSP se encargaron de “disuadir” a las empresas constructores que cooperaron a fondo, pero que están dispuestas a testificar que sobrefacturaron y por ello, APM tiene que armar una lista de empresarios calificando su lealtad, preparar demandas por incumplimiento, hablar con el Maestro(aparentemente se refieren a Bernardo Batiz) para que asigne un MinisterioPúblico leal.

En materia de prensa el responsable CYC (César Yañez Centeno, actual vocero de la campaña de AMLO) debe vigilar que los informadores que “se beneficiaron con asignaciones resupuestales de promoción y que podrían voltearse en los últimos dos meses de la campaña”.

Por ello, debe hacer una lista de informadores calificando su lealtad, preparar información curricular y de su vida personal, independientemente de su lealtad, incluso reporteros de La Jornada; emprender acciones (no se dice cuáles), en contra de informadores enemigos, como Pedro Ferriz, Pablo Hiriart, Óscar Mario Beteta, Jaime Sánchez Susarrey y Ramírez.

Por su parte, MEC (Marcelo Ebrard Casaubón, candidato al gobierno del DF) debe enfrentar una bomba que les preocupa. Alejandra Barrios entró a la lista de diputados plurinominales con el apoyo de la CROC “y seguramente buscará vengarse por su encarcelamiento”. MEC tiene que introducir aliado al grupo de Barrios para disuadirla y no aceptar más apoyos del fondo (no se dice cuál).

MEC y JOM (Jesús Ortega Martínez, coordinador Político de la campaña de AMLO) debe buscar el apoyo de la hermandad de policía, por que necesita acallar diferencias internas, analizar el retiro del apoyo al grupo de Rafael Avilés en el control interno de la hermandad, verificar que el 40% de los ingresos se depositen en las cuentas blancas de la campaña.

Ellos mismos deben ocuparse del caso de los taxis piratas y ante la posibilidad de que existen denuncias, deslindar al PRD de grupos de taxista ilegales como Montaña y Pantera y de la Asamblea de Barrios.

APM recibió la encomienda de vigilar el tema de las aportaciones de los giros negros, “ya que a raíz de la denuncia del Sheraton se tiene información de que un grupo de la embajada americana está recabando información sobre cómo operan los giros negros”. Por ello, APM debe recabar información fehaciente que tenga Lenia Batres, directora general de Regulación de Transporte, de la Secretaría de Transporte y Vialidad (Setravi).

También APM se encargó de vigilar el progreso del programa de vivienda del INVI y destapar los malos manejos de aquellos que cada mes dan dinero a gente para asegurar vivienda que nunca llegará, analizar las denuncias presentadas ante el propio INVI y convencer a Bertha Elena Luján, contralora general del GDF, para blindar la información.

La evaluación

En octubre del 2004, en un documento titulado Seguimiento al fondeo de la campaña, APM (Alberto Pérez Mendoza) evalúa cómo les está yendo.

Comenta primero sobre los excedentes de las obras del segundo piso. “Fue un acierto que quedaran a cargo de CSP y no de Finanzas, que podría dejar documentos imprudentes por su perfeccionismo”.

Tienen un problema en ese momento, ya que uno de los proveedores más importantes a quien se le pidieron facturas por el doble, nunca estuvo de acuerdo y parece que quiere hablar con el Procurador de la República. “Es necesario disuadirlo”, concluye APM.

Sobre el Metrobús, señala que el estudio económico que se hizo del proyecto indica que habrá excedentes importantes.

Los permisos para giros negros dejan un excelente ingreso y sin riesgo, pues cada delegado asume su responsabilidad. Comenta de puño y letra: “algunos han abusado al tomar su parte”.

El otorgamiento de placas de microbuses, taxis y tolerados no ha sido un ingreso bueno “porque existen muchas manos en medio y hay muchos cabos sueltos”.

En el caso del ambulantaje, “los líderes están bien controlados por Bejarano-Padierna y aportan buena cantidad”.

La hermandad de la policía ha colaborado generosamente y el blindaje legal es absoluto a través de su asociación.

El programa de mejoramiento de vivienda del INVI ha sido un éxito. “Hemos entregado grandes cantidades de dinero a miembros activistas del partido y apersonas físicas afines al proyecto, para remodelación”.

El que a hierro mata…

Leo Zuckermann
Excélsior - Juegos de Poder

12-06-06

Durante todo el debate que no fue debate, Calderón fustigó a López Obrador. Este no le contestó, pero sí embistió en contra del panista con un asunto que se convirtió en el escándalo de la semana. Según el perredista, Hildebrando, una empresa de la que es socio el cuñado de Calderón, recibió contratos millonarios del gobierno gracias a la intervención en su favor del candidato panista cuando éste era funcionario público. Además, el tabasqueño acusó que la empresa en cuestión no pagaba impuestos.

A los medios les importó poco el mejor desempeño que tuvo Calderón en el debate (según todas las encuestas telefónicas publicadas) o que AMLO haya evadido los múltiples ataques del panista. Al final del día, aquí no había nada novedoso. En cambio, la supuesta revelación del asunto de Hildebrando (que ya había sido publicado con anterioridad en La Jornada) resultaba como azúcar para las hormigas. Después de los escándalos familiares que se dieron en los sexenios de Salinas y Fox, los medios recibieron con gran revuelo la posible aparición de un "cuñado incómodo" de Calderón.

Con eficacia, los perredistas explotaron el asunto. Sacaron spots en los medios y dieron una conferencia de prensa donde supuestamente explicaron el escándalo. Distribuyeron un documento que explicaba cómo la empresa donde Diego Zavala es socio minoritario había crecido exponencialmente en contratos gubernamentales cuando Calderón fue funcionario público y cómo presuntamente no pagaron impuestos.

Los panistas exigieron pruebas. Un grupo de perredistas se presentó a la casa de campaña de Calderón para dárselas. Al parecer, no había nada nuevo en las cajas que dejaron. De cualquier forma, los lopezobradoristas aparecieron en la televisión a la ofensiva y los calderonistas a la defensiva.

Tengo el documento presentado por la campaña de AMLO que explica el caso Hildebrando. En realidad no comprueba nada. Eso sí, siembra la duda y ahí está su valor. Independientemente que haya habido o no tráfico de influencias, la verdad es que AMLO ya golpeó a Calderón porque, en una campaña, la percepción es realidad. Y por lo que hoy se ve y escucha en los medios, el perredista logró meter la idea de que igual y el panista no tiene las manos tan limpias como dice su lema de campaña.

Estas semanas hemos comprobado que los perredistas también son buenos en esto de las campañas negativas que hace unos meses, cuando ellos eran los atacados, consideraban como una injusta "guerra sucia". Aquellos días leí tantos editoriales de simpatizantes de la izquierda que criticaban a la derecha por atacar a su candidato con información negativa; demandaban que las autoridades electorales intervinieran para detener la afrenta de los panistas. Ahora, en un ejercicio de honestidad intelectual, espero que se indignen de igual manera y critiquen a la izquierda por adoptar con eficacia y rapidez las mismas técnicas de campañas negativas de la derecha. ¿O acaso se quedarán callados porque piensan que hay un criterio moral distinto cuando su candidato recurre a lo que ellos mismos bautizaron como la "guerra sucia"?

Me parece que muchos tendrían que salir a decir lo mismo que Rosario Robles, mujer de izquierda que ha sido víctima del encono perredista: "El escarnio, la filtración, la acusación sin pruebas, el espionaje, la manipulación de ‘evidencias’ eran los métodos típicos de la derecha. Ahora son patrimonio también de la izquierda".

La verdad no debe sorprendernos todo este mar de lodo que viene de de un lado y del otro también. Es normal en campañas de todas las democracias. En este espacio he defendido el derecho que tienen los partidos y candidatos a hacer campañas negativas. Lo dije cuando el que atacaba era el PAN y lo sostengo ahora que el PRD es el que arremete. Sigo pensando que los mexicanos tenemos el derecho a escuchar las verdades y mentiras que tratan de vendernos las campañas y que es responsabilidad de los contendientes atacados defenderse y exhibir las falsedades. Esto es lo que tendría que hacer Calderón más allá de jurar por sus hijos que él es inocente.

También creo que los medios, quienes tanto gustan de estos escándalos, tienen la responsabilidad de investigar a fondo quién está diciendo la verdad: si AMLO que efectivamente encontró un caso de tráfico de influencias o si Calderón quien asegura que son puras mentiras. Y espero que alguien en los medios lo haga rápidamente porque no podemos esperar las pesquisas del Poder Judicial que en México suele dilatarse.

Sigo sosteniendo que las autoridades electorales no deben intervenir para detener la espantosa guerra de lodo. Yo le apuesto a la mesura y recato de los propios partidos para moderarse. Porque, independientemente de si gana Calderón o López Obrador, lo cierto es que cualquiera de los dos va a tener muchas complicaciones para gobernar. Al atacar tan duramente dejarán muchos adversarios heridos en el camino, heridos que no cooperarán políticamente con el nuevo Presidente o que, peor aún, se dedicarán a sabotearlo.

Ese es precisamente el costo político para aquel candidato que arremete con campañas negativas: que a lo mejor gana la Presidencia, pero que no puede gobernar porque sus adversarios, dolidos de tantos insultos, harán hasta lo imposible por perjudicarlo. En otras palabras, que con tanto ataque un candidato gane el 2 de julio pero pierda el 3 de julio.

Por la misma naturaleza de una contienda electoral, las autoridades no podrán detener las campañas negativas. Lo único que podría funcionar es la autorregulación. Que los candidatos se mesuren porque entienden que "el que a hierro mata, a hierro muere".

Creo que ya lo van comprendiendo. Calderón ahora mismo está sintiendo el rigor del metal pero, de continuar por esta senda, el que mañana podría sentirlo sería el propio AMLO.

Los enemigos son los empresarios

Jorge Fernández Menéndez
Excélsior - Razones

12-06-06

Quizás en términos electorales le pueda funcionar, pero no deja de sorprenderme, la estrategia que ha adoptado López Obrador en las tres últimas semanas. Ha realizado su apuesta más arriesgada, probablemente porque no se siente confiado en el resultado electoral y quiere recurrir a las emociones más que al raciocinio, pero también porque ha resuelto mostrarse tal cual es. En lugar de moderar su discurso, en lugar de presentarse con un proyecto incluyente, integrador para la nación y la sociedad, se ha radicalizado, ha decidido apostar a la división, a la confrontación entre "ricos y pobres", al mesianismo en su máxima expresión. Y ha elegido como enemigos principales a los empresarios.

En los últimos días, desde la gira previa al debate por Jalisco, AMLO se ha empeñado en demostrarle a aquellos que pensaban que el candidato de la Coalición por el Bien de Todos, actuaría como Luiz Inácio da Silva Lula, y que por lo tanto se movería hacia el centro y respetaría tanto a la iniciativa privada, el ambiente de negocios, como los parámetros macroeconómicos, que no será así, que están equivocados. En apenas unos días, López Obrador ha dicho que respetará la autonomía del Banco de México (algo que, por otra parte debe hacer, porque es una obligación constitucional), pero agregó que no aceptará las políticas de éste que favorecen a "los ricos y especuladores". En otras palabras, no lo respetará. Ha dicho que respetará las políticas macroeconómicas, pero siempre y cuando no sean "ortodoxas" (o sea que tampoco las respetará) y como ejemplo dijo que utilizará las reservas del país para impulsar programas sociales, quizá pensando, o queriéndole hacer creer al electorado, que existe alguna bóveda en la que se guardan esos miles de millones de dólares que en realidad son el resultado de movimientos contables, financieros y que, para "utilizar" esas reservas, en realidad lo que hará será soltar el gasto público y con él la inflación y el nivel de endeudamiento. Confirmó que no abrirá el sector energético a la inversión privada. Dijo, además, que renegociará la deuda externa (un problema superado hace años) y el TLC, dos decisiones que sólo pueden traer conflictos financieros internacionales, sin ningún beneficio para la economía del país.

Pero eso no es lo más grave. Para López Obrador los empresarios no generan riqueza ni empleos, al contrario: son parásitos, no pagan impuestos, especulan. Será el Estado, o sea él mismo, quien lo hará en lugar de ellos. En los últimos días, además de parásitos, especuladores y evasores fiscales, dijo que su lucha es contra los de "cuello blanco" (sé que es una exageración, pero la expresión, dicha en el debate del 6 de junio, me recordó cuando Pol Pot en Camboya, decidió que todos los que utilizan anteojos eran "intelectuales pequeños burgueses" y por ende enemigos de la revolución). Siguió ejemplificando con otro tema cerrado, el Fobaproa, pero no sólo ha hablado de Roberto Hernández, al que injustamente sigue acusando de haber realizado una operación ilegítima en la venta de Banamex, sino que, además, en reuniones con otros empresarios ha dicho que dividirá Telmex en cuatro (quizá también por ello la virulencia en los ataques, también absolutamente injustificados, mentirosos, contra Diego Zavala, porque éste, en realidad, en la empresa Blitz, es socio minoritario nada más y nada menos que del grupo Carso, que encabeza Carlos Slim y del que depende Telmex); ha dicho a otros empresarios que tomará control de la industria del cemento porque considera que existe un monopolio en ella que controla los precios (no importa que existan una decena de empresas en el sector, la advertencia es para otro gran empresario, Lorenzo Zambrano).

Ha hablado, a pesar de la indulgencia de la que se ha hecho acreedor en ese ámbito, de romper con el control de las grandes empresas de comunicación que, dice, "manipulan la opinión pública". Ha dicho que acabará con el sector financiero "especulador".

La lista podría continuar pero lo más claro fue lo que dijo en Tapachula y que motivó una queja formal del Consejo Coordinador Empresarial: que los empresarios no pagan impuestos y viven a costa de los impuestos de los más pobres. En realidad ocurre exactamente al contrario: uno de los graves problemas estructurales que sufrimos es que la enorme mayoría de la población no participa del esfuerzo fiscal y que la política adoptada por personajes como López Obrador, impulsando y protegiendo el comercio informal, los giros pirata, aleja a cada vez más sectores de la formalidad y del pago de impuestos. Hoy, lo que tenemos son unos pocos millones de contribuyentes que soportan toda la carga fiscal del país, la que se nos hace cada vez más onerosa y al mismo tiempo el candidato nos dice que no contribuimos lo suficiente. No ha hablado en un solo discurso de campaña de ampliar la base de contribuyentes, tampoco de generalizar algún impuesto, sino que los reducirá, que va a exentar a todo aquel que gane menos de nueve mil pesos mensuales del pago de ISR y lo aumentará aún más para los demás, con lo que terminaremos con uno de los sistemas fiscales más injustos del mundo.

Pero la lucha, lo ha dicho López Obrador, es entre "los ricos y los pobres" e incluso ha colocado el límite entre unos y otros: los que ganan menos de nueve mil pesos contra todos los demás.

Poco importan en este sentido los datos duros, comprobar que la iniciativa privada (que va desde el changarro de la colonia hasta las grandes empresas) contribuye con 68% del esfuerzo fiscal del país o que no habrá creación de empleos sustentables sin apoyar la creación de empresas privadas, sin impulsar su desarrollo e integrarlas plenamente al desarrollo. López Obrador, al igual que Chávez, sigue pensando que será el Estado el que sustentará la economía, el que "dará", exprimiendo a las clases medias urbanas y a los empresarios, a los "pobres". Hay que reconocer que lo ha dicho con claridad: si llega a la Presidencia nadie se debería llamar a engaño.

Lo que queda de la calumnia

Benito Nacif
Excélsior
12-06-06

De las tres imputaciones contenidas en la acusación de AMLO, la primera es una verdad a medias y las otras dos son totalmente falsas.

En su última intervención en el debate entre candidatos a la Presidencia, celebrado el pasado 6 de junio, López Obrador lanzó la siguiente acusación ante millones de televidentes:
Nada más para decir que voy a entregar un expediente donde el cuñado de Felipe, cuñado incómodo, tiene una empresa que le trabaja al gobierno, que ha recibido contratos de la Secretaría, mejor dicho, del sector energético, cuando Felipe fue secretario, tuvo ingresos por dos mil 500 millones y no pagó impuestos. Y eso es lo que queremos que ya no siga pasando.

Esa misma noche, las encuestas telefónicas de Excélsior y Reforma, así como los grupos de enfoque de Ulises Beltrán, declararon a Felipe Calderón el ganador del debate. Su triunfo fue el equivalente a un knockout técnico, pero triunfo al fin y al cabo.

Sin embargo, debido a la acusación de López Obrador, el candidato presidencial del PAN ha enfrentado el posdebate desde una posición defensiva. López Obrador y su equipo de campaña han tenido éxito en mover la atención de los medios al asunto del "cuñado incómodo" desde el día posterior al debate.

Hoy en día sabemos que Felipe Calderón tiene un cuñado, Diego Zavala, quien es fundador y socio de Hildebrando, S.A., una compañía de servicios de información, que efectivamente ha sido proveedora del gobierno federal. Nos enteramos también que Hildebrando, a través de Meta Data, S.A., una compañía adquirida en 2003, era proveedor de Pemex años antes de que Felipe Calderón fuera nombrado secretario de Energía, y que durante los ocho meses que duró su nombramiento firmó contratos con la paraestatal con un valor de 1.5 millones de pesos.

Sin embargo, a la luz de la información revelada durante la semana, sabemos también que, de las tres imputaciones contenidas en la acusación de López Obrador, la primera es una verdad a medias (o mentira a medias, como usted prefiera) y las otras dos son totalmente falsas. López Obrador dijo que la empresa de Diego Zavala "ha recibido contratos de la Secretaría, mejor dicho, del sector energético, cuando Felipe fue secretario". La información revelada muestra que la participación de Zavala como accionista de Hildebrando es, desde antes de que Felipe fuera secretario, de sólo 18%, y que Hildebrando nunca ha tenido contratos con la Secretaría de Energía.

La única parte cierta de la imputación son los contratos con el "sector energético". No obstante, el monto representa menos de un milésimo de lo que López Obrador dio a entender. Además, se trata de adjudicaciones completamente legales, pues Pemex opera bajo un régimen de adquisiciones propio, independiente de la Secretaría de Energía.

Las otras dos imputaciones son indefendibles. López Obrador afirmó que Hildebrando "tuvo ingresos por dos mil 500 millones de pesos" y dio a entender que esto ocurrió durante los ochos meses en que Felipe fue secretario. Sin embargo, la compañía reportó ingresos a sus accionistas por mil 600 millones de pesos en los cuatro años que van de 2002 a 2005; el promedio anual de ingresos (400 mil millones) equivale sólo a 16% de la cantidad imputada. Finalmente, López Obrador dijo que Hildebrando "no pagó impuestos", mientras que la compañía entregó al fisco 59.8 millones de pesos entre 2002 y 2004, lo cual equivale a un promedio anual de impuestos pagados de 14.9 millones de pesos.

Finalmente, describir a Hildebrando como "una empresa que le trabaja al gobierno" es una tergiversación dolosa de los datos a los que —hoy lo sabemos— AMLO tuvo acceso.

La caracterización busca presentar a la compañía como la típica empresa contratista formada por familiares, para beneficiarse de jugosos contratos obtenidos mediante influencias políticas. Los datos muestran algo muy diferente.

Hildebrando nació en 1986 y durante el sexenio de Fox sus contratos con el sector público representan sólo 16% de sus ingresos. No sólo depende principalmente de sus clientes en el sector privado, sino que se trata de una empresa internacionalmente competitiva; 40% de sus ventas son exportaciones.

La reacción inicial de la opinión pública ha sido imponer el peso de la prueba al acusado. La campaña de incriminación emprendida por el PRD ya no tiene por objetivo demostrar la veracidad de las acusaciones vertidas por López Obrador, sino ver qué le encuentran a Diego Zavala. Una parte de los medios ha sido mera caja de resonancia de filtraciones cuya veracidad o relevancia son muy discutibles, dando la razón a aquello de "calumnia, que algo quedará". Sin embargo, cada vez queda menos. Es hora de regresar al acusador y exigirle
cuentas.

bnacifmx@yahoo.com