12 de junio de 2006

Lo que queda de la calumnia

Benito Nacif
Excélsior
12-06-06

De las tres imputaciones contenidas en la acusación de AMLO, la primera es una verdad a medias y las otras dos son totalmente falsas.

En su última intervención en el debate entre candidatos a la Presidencia, celebrado el pasado 6 de junio, López Obrador lanzó la siguiente acusación ante millones de televidentes:
Nada más para decir que voy a entregar un expediente donde el cuñado de Felipe, cuñado incómodo, tiene una empresa que le trabaja al gobierno, que ha recibido contratos de la Secretaría, mejor dicho, del sector energético, cuando Felipe fue secretario, tuvo ingresos por dos mil 500 millones y no pagó impuestos. Y eso es lo que queremos que ya no siga pasando.

Esa misma noche, las encuestas telefónicas de Excélsior y Reforma, así como los grupos de enfoque de Ulises Beltrán, declararon a Felipe Calderón el ganador del debate. Su triunfo fue el equivalente a un knockout técnico, pero triunfo al fin y al cabo.

Sin embargo, debido a la acusación de López Obrador, el candidato presidencial del PAN ha enfrentado el posdebate desde una posición defensiva. López Obrador y su equipo de campaña han tenido éxito en mover la atención de los medios al asunto del "cuñado incómodo" desde el día posterior al debate.

Hoy en día sabemos que Felipe Calderón tiene un cuñado, Diego Zavala, quien es fundador y socio de Hildebrando, S.A., una compañía de servicios de información, que efectivamente ha sido proveedora del gobierno federal. Nos enteramos también que Hildebrando, a través de Meta Data, S.A., una compañía adquirida en 2003, era proveedor de Pemex años antes de que Felipe Calderón fuera nombrado secretario de Energía, y que durante los ocho meses que duró su nombramiento firmó contratos con la paraestatal con un valor de 1.5 millones de pesos.

Sin embargo, a la luz de la información revelada durante la semana, sabemos también que, de las tres imputaciones contenidas en la acusación de López Obrador, la primera es una verdad a medias (o mentira a medias, como usted prefiera) y las otras dos son totalmente falsas. López Obrador dijo que la empresa de Diego Zavala "ha recibido contratos de la Secretaría, mejor dicho, del sector energético, cuando Felipe fue secretario". La información revelada muestra que la participación de Zavala como accionista de Hildebrando es, desde antes de que Felipe fuera secretario, de sólo 18%, y que Hildebrando nunca ha tenido contratos con la Secretaría de Energía.

La única parte cierta de la imputación son los contratos con el "sector energético". No obstante, el monto representa menos de un milésimo de lo que López Obrador dio a entender. Además, se trata de adjudicaciones completamente legales, pues Pemex opera bajo un régimen de adquisiciones propio, independiente de la Secretaría de Energía.

Las otras dos imputaciones son indefendibles. López Obrador afirmó que Hildebrando "tuvo ingresos por dos mil 500 millones de pesos" y dio a entender que esto ocurrió durante los ochos meses en que Felipe fue secretario. Sin embargo, la compañía reportó ingresos a sus accionistas por mil 600 millones de pesos en los cuatro años que van de 2002 a 2005; el promedio anual de ingresos (400 mil millones) equivale sólo a 16% de la cantidad imputada. Finalmente, López Obrador dijo que Hildebrando "no pagó impuestos", mientras que la compañía entregó al fisco 59.8 millones de pesos entre 2002 y 2004, lo cual equivale a un promedio anual de impuestos pagados de 14.9 millones de pesos.

Finalmente, describir a Hildebrando como "una empresa que le trabaja al gobierno" es una tergiversación dolosa de los datos a los que —hoy lo sabemos— AMLO tuvo acceso.

La caracterización busca presentar a la compañía como la típica empresa contratista formada por familiares, para beneficiarse de jugosos contratos obtenidos mediante influencias políticas. Los datos muestran algo muy diferente.

Hildebrando nació en 1986 y durante el sexenio de Fox sus contratos con el sector público representan sólo 16% de sus ingresos. No sólo depende principalmente de sus clientes en el sector privado, sino que se trata de una empresa internacionalmente competitiva; 40% de sus ventas son exportaciones.

La reacción inicial de la opinión pública ha sido imponer el peso de la prueba al acusado. La campaña de incriminación emprendida por el PRD ya no tiene por objetivo demostrar la veracidad de las acusaciones vertidas por López Obrador, sino ver qué le encuentran a Diego Zavala. Una parte de los medios ha sido mera caja de resonancia de filtraciones cuya veracidad o relevancia son muy discutibles, dando la razón a aquello de "calumnia, que algo quedará". Sin embargo, cada vez queda menos. Es hora de regresar al acusador y exigirle
cuentas.

bnacifmx@yahoo.com

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