Reforma
12 de junio del 2006
“La verdad es raramente pura y nunca simple”.
Oscar Wilde
Oscar Wilde
Más que lo que se dice, lo que realmente importa en los debates es la percepción de lo que se dice. En su confusa sintaxis, Andrés Manuel López Obrador dijo en el debate del 6 de junio que una empresa del “cuñado de Felipe, cuñado incómodo, tiene una empresa que le trabaja al gobierno, que ha recibido contratos precisamente de la Secretaría, mejor dicho del sector energético, cuando Felipe fue secretario, tuvo ingresos por 2 mil 500 millones de pesos y no pagó impuestos”.
En entrevistas posteriores Claudia Sheinbaum, quien ha asumido la función de portavoz en la campaña de López Obrador como la tuvo en el gobierno del Distrito Federal en el caso del segundo piso del Periférico, ha explicado que Andrés Manuel no dijo que la Secretaría de Energía o siquiera el sector energético hubieran dado contratos por 2 mil 500 millones de pesos a las empresas de Zavala durante el breve periodo, ocho meses, en que Calderón fue secretario de Energía: de septiembre de 2003 a mayo de 2004. No, aclara Sheinbaum, eran dos afirmaciones distintas: una, que las empresas de Zavala recibieron contratos del sector energético (sin importar si Calderón era o no secretario de energía); y dos, que esas empresas facturaron 2 mil 500 millones de pesos sin pagar impuestos.
La información que tenemos disponible hasta este momento nos permite aclarar la sintaxis y los hechos. Sabemos ya, por ejemplo, que sí, que una empresa de Zavala sí tuvo cuando menos un contrato con Pemex Exploración, el cual fue, al parecer, por 8 millones de pesos. Sabemos también que esa empresa, Meta Data, fue comprada por Hildebrando, la firma de Zavala, en 2003. El contrato con Pemex Exploración procedía de 1997, pero se renovó en el 2003 cuando Calderón era Secretario de Energía. Sabemos también que Calderón, como Secretario, no tenía responsabilidad formal en los contratos de Pemex Exploración y que, al contrario del corporativo de Pemex, no era siquiera miembro del consejo de administración de esa paraestatal.
Sabemos que los contratos gubernamentales representan apenas un 10 por ciento de la facturación total de las empresas de Zavala. Sabemos que éstas se dedican al campo de la tecnología y del software, en el cual compiten principalmente con firmas extranjeras, y que han tenido un constante crecimiento desde 1987, su fecha de fundación. Sabemos que no le pertenecen solamente a Zavala sino que cuentan con otros socios, entre ellos el fondo de inversión internacional Advent. Sabemos también que las empresas del grupo son auditadas por una firma externa profesional y que están al corriente en sus pagos de impuestos. Sabemos que las empresas han tenido ingresos brutos por 2 mil 500 millones de pesos, pero no en ocho meses de función de Calderón en la Secretaría de Energía sino a lo largo de muchos años, y que la mayor parte de éstos proceden de contratos privados. Sabemos también que en el 2005 la empresa central, Hildebrando, declaró ingresos iguales a sus gastos, pero que los resultados estaban todavía siendo sometidos a auditoría externa en junio.
Claro que todos estos hechos son complicados y no pueden por lo tanto explicarse con facilidad en un minuto de televisión. Así, López Obrador continúa insistiendo en que Calderón entregó contratos indebidos a un cuñado incómodo y que éste, pese a tener ingresos multimillonarios, no paga impuestos.
¿Es indebido el contrato de Meta Data con Pemex Exploración? A primera vista no. El punto crucial es que el contrato es anterior a la compra de Meta Data por Hildebrando. Pero la Secretaría de la Función Pública debe determinar, de todas maneras, si la normatividad vigente habría impedido la renovación. Debe ventilarse también en qué condiciones se dio esta renovación.
En cuanto a la supuesta evasión fiscal, todo parece señalar que las empresas de Zavala no han hecho más que ajustarse a la legislación vigente. Eso no puede cuestionársele a ninguna compañía en el mundo. No deja de ser interesante que si se legislara la propuesta de tasa única que ha venido impulsando Calderón, la cual establecería un impuesto sobre la renta que se aplicaría con pocas o casi ninguna deducción a los ingresos brutos de las empresas, seguramente las firmas de Zavala habrían tenido que pagar un mayor impuesto sobre la renta independientemente de sus gastos.
Ahí está quizá el meollo del asunto. López Obrador tiene razón cuando dice que los ricos no pagan impuestos en este país. Ciertamente pagan menos de lo que deberían. Pero el problema es del sistema fiscal que permite que quienes tienen buenos abogados y contadores puedan reducir sus impuestos de manera legal. Quizá Andrés Manuel debería apoyar la iniciativa de tasa única que promueve Calderón.
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