10 de junio de 2006

Refuta CCE acusaciones de candidato presidencial

El Economista
08-06-06

Los impuestos de la IP suman $458,000 millones

A través de una misiva dirigida a Andrés Manuel López Obrador, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) afirmó que las declaraciones hechas por el candidato son infundadas, y demostró que las empresas establecidas (micro, pequeñas, medianas y grandes) contribuyen con 62% del total recaudado por el fisco.

Lo anterior representó 458,000 millones de pesos vía impuestos a la Hacienda Pública durante el 2005, además de las aportaciones de los trabajadores y personas físicas en general, lo que permite un gasto público para el pago de pensiones y seguridad social, desarrollo de infraestructura, educación y muchos otros conceptos más, estableció.

En contraste, el CCE alertó como una amenaza la creciente proliferación de grupos de ilegales al amparo de gobiernos corruptos que les dan cobijo y los utilizan para fines distintos al quehacer productivo.

La iniciativa privada se dijo "ofendida" por las declaraciones continuas del candidato del partido Por el Bien de Todos a lo largo de su campaña, en referencia a los "privilegiados" (grupos de élite que no pagan impuestos), concepto generalizado que adjudica al sector empresarial.

"Manifestamos nuestro profundo rechazo a este tipo de expresiones generalizadas, sin fundamento, que son contrarias a la realidad nacional.

En una carta expresamos nuestro malestar y preocupación, frente a declaraciones que desacreditan y dañan la imagen de las empresas", acotó en un comunicado.


Ver carta completa del CCE a AMLO...

No es cierto, pero se vale

Pepe Grillo
Crónica
9 de Junio de 2006

Claudia Sheinbaum y Gerardo Fernández Noroña confesaron que López Obrador mintió en el debate.

Que Calderón no le dio contratos por 2,500 millones de pesos a su cuñado Diego Zavala, les dijeron.

“Aún si hubiera sido un solo peso lo perseguiríamos”, justificó ella.

Él confesó: “Andrés pudo ser impreciso…”.

Ella, “de cualquier forma es ilegal…

Diego obtuvo contratos seis meses después de que Felipe dejó la Sener, Noroña no lo negó pero aventuró: “aunque así haya sido, alguna influencia debió tener…

Y dijeron que tienen más pruebas de ésas.

De tráfico de influencias

Hace cinco años Alberto Pérez Mendoza, director de Gobierno del GDF, incurrió en delitos de tráfico de influencias, “a nombre del C. Jefe de Gobierno, Lic Manuel López Obrador”.

Pedía por escrito, en papel membretado, con todos los sellos y hasta el lema de “Ciudad de la Esperanza”, contratos de obra pública para Carlos Martínez Contreras, “persona que nos ha estado apoyando acá en el DF”.

Pérez negó la firma, pero dijo que si hubiera firmado “no hay delito”.

En 2004, López aceptaba los videoescándalos, “porque son imagen y esto no porque sólo es un documento”.

El procurador Bátiz se sumó: “es una recomendación como tantas que se hacen”.

Y Pérez sigue allí, ahora es Coordinador de Defensa y Promotor del Voto… en la campaña de López.

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9 de junio de 2006

Hildebrando, deshebrando en falso

José Yuste
Excélsior - Activo Empresarial

09-06-06

Para Felipe Calderón es una táctica distractora de López Obrador, sobre todo porque el perredista no supo contestar acerca de su gestión en la Ciudad de México.

El caso fue que, dentro del debate presidencial, el candidato del PRD acusó a Calderón de tráfico de influencias con la empresa Hildebrando, la de su cuñado Diego Zavala.

La principal acusación a la empresa Hildebrando es por no pagar impuestos habiendo obtenido grandes utilidades, las cuales se incrementaron durante el gobierno foxista, particularmente a partir de que Felipe Calderón fue secretario de Energía.

En efecto, Hildebrando obtuvo incremento de ventas de 1996 de 23 millones de pesos hasta 992 millones de pesos en 2005.

Pero, ojo, hay explicaciones en favor de Hildebrando.

En primer lugar, no se puede juzgar a una empresa por ser exitosa. Más bien debe verse si existieron los contratos para el tráfico de influencias cuando Calderón fue secretario de Energía. No hay pruebas de tal tráfico de influencias porque el único gran proyecto de la empresa Hildebrando fue con Pemex, el cual no lo decide el secretario de Energía: Pemex toma sus propias decisiones operativas.

Incluso, la Secretaría de Energía (Fernando Canales Clariond) y la Comisión Federal de Electricidad (Alfredo Elías Ayub) publicaron boletines desmintiendo el otorgamiento de contratos a la empresa Hildebrando.

La otra acusación de López Obrador a Hildebrando fue por no pagar impuestos. En efecto, durante los años 2004 y 2005, la empresa no pagó tributaciones al SAT.

Aquí, la explicación del mismo Diego Zavala es creíble: reinvirtieron utilidades, lo cual es una práctica bastante común en empresas que van renovando equipos, sobre todo en la industria de alta tecnología, como es el caso de Hildebrando.

Además, ¿el cuñado de Calderón ganaría todos los contratos al tener 18% de la empresa? No suena lógico.

El principal inversionista actual de Hildebrando es Advent, el fondo de inversión que maneja el español Juan Carlos Torres, la cual ha entrado en el aeropuerto capitalino, entre otras inversiones.

Otro accionista minorista es José Madariaga, el ex banquero.

Vistas las razones de ambas partes, no hay pruebas contundentes de tráfico de influencias en favor de una empresa, a la cual no puede atribuirse como pecado el haber sido exitosa ni pertenecer a la familia política de Calderón.

Allí debemos tener cuidado. No debe criticarse a un candidato por lo que haga su cuñado, sobre todo cuando, viendo las cifras, no hay pruebas contundentes del presunto tráfico de influencias.

Esperemos que, de verdad, los candidatos discutan las ideas del debate, las confronten para que los electores podamos decidir, porque las acusaciones de corrupción sí pueden ser un distractor de lo importante: la comparación de propuestas.

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dinero@nuevoexcelsior.com.mx

El peor "spin" del posdebate

Yuriria Sierra
Excélsior - Nudo Gordiano

09-06-06

Felipe Calderón y su equipo (un cuarto de guerra por lo general bastante ducho en respuestas rápidas) la han regado de lo lindo en todo el posdebate. Su manejo y respuesta al asunto del "cuñado incómodo" ha resultado en una serie de errores que no se cometen ni en campañas universitarias. Así, un candidato que sale empatado, incluso ganador del debate, se volvió rehén de una acusación lanzada por su adversario. Ahí le va la lista de yerros estratégicos imperdonables:


1. Subestimaron al enemigo. En el debate, Felipe Calderón contestó lo mejor que pudo (y hasta con sentido del humor) al señalamiento de Andrés Manuel sobre los contratos de la empresa Hildebrando. Felipe dijo: "López Obrador miente una vez más, jamás contraté como secretario de Energía a esa empresa". Y con eso se quedaron todos contentos: al escuchar todas las mesas de análisis en las que se decretó un empate técnico y en las encuestas posdebate lo mismo, el equipo de Calderón creyó que el tema no crecería y que no había tenido impacto noticioso. Pero, al día siguiente, Claudia Sheinbaum fue con documentos (que nadie se iba a poner a revisar en ese momento) al estudio de Primero Noticias, comenzó la bola de nieve… y agarraron desprevenidos a los felipistas.

2. Subirse al ring. Tenían 72 horas efectivas de posdebate. Si es cierto que no hay irregularidades ni tráfico de influencias en los contratos de dependencias públicas con Diego Zavala, entonces el manejo para el equipo de FCH debió haber sido muy evidente: no se trataba de no defenderse del ataque (porque ello equivaldría a darlo por cierto), pero tampoco de morder el anzuelo tirado por AMLO. Felipe anduvo en una ronda de entrevistas en todos los medios, aclarando que su cuñado tal y su cuñado no sé cuánto. Lo que tenía que hacer él, adalid del Estado de derecho, era decir que si el PRD tenía pruebas que las presentara ante las autoridades y que éstas investigaran, punto. Aquí se trataba de ganar el posdebate (o de no perderlo) y los perredistas hicieron lo necesario, incluso, probablemente, mentir. Y más aún, mentir para desquiciar a Calderón.

3. Juan Ignacio Zavala. ¿Alguien entiende cómo es que el tercer hermano de Margarita, esposa de Felipe, pero también hermano de Diego, el cuñado de la discordia, siguió apareciendo en medios como no lo había hecho hasta ahora? Los panistas dirán que no hay nada que esconder, que Juan Ignacio es un cuate decente y que, como Diego también lo es, entonces la mejor defensa era no inmutarse. ¿Alguien entiende por qué cometieron esta básica pifia? Yo no.

4. El ultimátum y el spot. Cuando se enteraron de que AMLO presentaría un spot en el que "probaría" su acusación (lo que les interesaba era seguir echando leña al fuego), los calderonistas, una vez más, se tardaron en reaccionar. Mandaron un ultimátum de 24 horas al Peje para que probara su acusación. A la hora de escribir estas líneas desconocemos dicho spot, pero la única estrategia de defensa que le queda en este tema a Felipe es realizar otro y meterlo en cadena nacional justo después del spot del Peje. El spot de éste y el que realice FCH (si lo hacen) será la última imagen que tendremos de ambos candidatos antes de que empiece el futbol.


yuriria_sierra@yahoo.com

Poderosa herramienta electoral

David Páramo
Excélsior - Personajes de Renombre

09-06-06

Sociedad en Movimiento ha cumplido exitosamente con la primera parte de su misión: dar elementos concretos para que los ciudadanos puedan elegir al mejor candidato a Presidente de la República.


Mientras los políticos siguen creyendo, especialmente los del Partido de la Revolución Democrática, que hay que revolcarse en un lodo de mentiras, falsedades, ataques viles, con tal de dañar al enemigo político, lo que realmente necesitan los ciudadanos son herramientas concretas para elegir al mejor mandatario.

Andrés López Obrador y los suyos decidieron no responder a las preguntas de Sociedad en Movimiento e incluso no dudaron en señalar que esta iniciativa, coordinada por Alberto Núñez, era una suerte de club de ricos, de fifís, sin ver que en el fondo se trata de organizaciones indígenas, campesinas, académicas, sindicales, empresariales y de migrantes.

Se trata de 20 preguntas —la última se dará a conocer el próximo lunes— en las cuales se cuestiona cómo se resolverán los temas que preocupan a la sociedad. De las respuestas de Felipe Calderón, Roberto Campa, Patricia Mercado y Roberto Madrazo (quien respondió a partir de la pregunta cinco y se puso al corriente en todas), se desprenden elementos concretos para la toma de decisiones.

Ha hecho bien Sociedad en Movimiento al presentar en su página de internet, www.sociedadenmovimiento.org.mx, las preguntas y las respuestas para que el ciudadano, como mayor de edad, pueda tomar determinaciones claras y elegir quién de los cuatro cumple mejor con sus expectativas.

Las elecciones no deberían ser una suerte de carrera de demolición en la que el candidato ganador es quien lanza más y mejores ataques al adversario. Tampoco es un concurso de popularidad en el cual se elige al más carismático o al de mayores ocurrencias.

Los comicios son un proceso de contratación donde la sociedad elige a un presidente que debe coordinar los anhelos y las necesidades de la mayoría, por lo que Sociedad en Movimiento plantea una herramienta poderosísima en la toma de decisiones.

Su esfuerzo no parará con estas 20 preguntas sino que se va a lanzar un proyecto de mucho mayor aliento para que los mexicanos pasen de súbditos a ciudadanos.

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dinero@nuevoexcelsior.com.mx

Empresarios a AMLO: Sí pagamos impuestos. Habrá campañas de CCE y ABM

José Yuste
Excélsior - Activo Empresarial

08-06-06

El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) dejó atrás el silencio y contestó a López Obrador la misma noche del debate entre candidatos presidenciales: Sí pagamos impuestos.


José Luis Barraza, presidente del CCE, ha sido cauto. Dejó pasar que el candidato perredista no firmase el Pacto de Chapultepec, impulsado por el Consejo y Carlos Slim.

Tampoco dieron acuse de recibo cuando AMLO dijo que se reuniría con los empresarios. De antemano, el candidato ha sido invitado a todos los eventos del sector privado, pero no ha ido a ninguno.

Mas cuando el candidato perredista señaló que los de "mero arriba… los empresarios", no pagan impuestos, dentro del CCE dijeron: Hasta aquí.

La relación entre el candidato perredista y los hombres de empresa se descompuso.

Primero, se dieron los análisis del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), que preside Claudio X. González, donde su director, Mario Rodarte, realizó el primer análisis sobre el supuesto ahorro de 100 mil millones de pesos prometido por López Obrador.

El CEESP fue contundente: no se puede alcanzar ni la quinta parte de dicho ahorro en gasto corriente y, por lo tanto, es inviable la propuesta económica del candidato del Partido de la Revolución Democrática para elevar 20% el ingreso de la población.

Más adelante, el presidente de la Coparmex, Alberto Núñez Esteva, alzó la voz en contra del candidato perredista porque fue el único que no contestó las preguntas de Sociedad en Movimiento, donde Coparmex reunió, no sólo a sus agremiados patronales, sino también a distintos actores económicos y sociales.

Andrés Manuel López Obrador no respondió una sola de las preguntas, mientras que los otros cuatro contendientes sí lo hicieron.

Y, por último, vinieron las declaraciones de José Luis Barraza, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, quien respondió a AMLO que las medianas y grandes empresas sí pagan impuestos. Más bien, le echó en cara al candidato perredista la protección a la economía informal y a piratas durante su gestión en la Ciudad de México.

El Consejo Coordinador Empresarial tomó otra estrategia de la seguida por la Asociación de Bancos de México, que preside Marcos Martínez, donde los banqueros eligieron quedarse callados frente al calificativo de "parásitos de la sociedad" y no hacerle el juego al candidato perredista.

Esta situación, en la cual López Obrador critica a los empresarios y banqueros o, junto con Roberto Madrazo, se habló de la posibilidad de una "elección de Estado", generó dos campañas publicitarias que pronto vamos a ver.

La primera es la del Consejo Coordinador Empresarial, con un llamado a la cordura para que el 2 de julio se respeten los votos y a los organismos ciudadanos, como el IFE. Dicha campaña saldrá esta semana o la que viene.

Y la segunda, de la Asociación de Bancos de México, donde saldrán a decir que son custodios de valor e intermediarios entre el ahorro y la inversión, para poder, ahora sí, ser una palanca de financiamiento con el fin de crecer.

Lo cierto: el sector privado empieza a responderle a López Obrador.

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La guerra sucia

Jorge Fernández Menéndez
Excélsior - Razones

09-06-06

Todas las campañas utilizan un doble lenguaje: las propuestas suelen ir de la mano de la descalificación de sus adversarios; la campaña positiva tiene, necesariamente, que ir acompañada de la negativa. No por una perversidad intrínseca de los políticos, sino por un hecho obvio: es tan importante presentar lo que se propone hacer un candidato con el país como demostrar que es mejor que sus adversarios. Y qué mejor que hacerlo mostrando sus defectos. Por eso, los spots negativos terminan estando en la esencia, nos guste o no, de la competencia electoral.

Pero el problema no son los sptos negativos, sino la guerra sucia. Y López Obrador ha decidido lanzarse de lleno a ella. Tres ejemplos: los dirigentes partidarios desde el martes en la noche están negociando un acuerdo de gobernabilidad para reconocer el resultado electoral y establecer bases de trabajo comunes a partir del 3 de julio. El presidente del PRD, Leonel Cota Montaño, aceptó firmar el acuerdo el martes, pero dijo que en principio lo aceptarían, pero "se reservaban el derecho a manifestarse". Sin embargo, a la misma hora en que los presidentes de los partidos estaban reunidos en la Ciudad de México, el candidato de la Coalición por el Bien de Todos, López Obrador, estaba en Tapachula. Allí dijo que le querían "regatear" el triunfo el 2 de julio y advirtió sobre el posible "fraude electoral" que se cometería en su contra. Por una parte, un acuerdo para reconocer resultados, por el otro, la denuncia del fraude. Guerra sucia.

El mismo día del debate, en la mañana, sufrió un atentado la señora Cecilia Gurza, esposa del empresario detenido Carlos Ahumada. La señora Gurza ofrecería ese día una conferencia de prensa y mostraría una serie de cinco videos que involucraban, entre otros, al representante del PRD ante el IFE, Horacio Duarte. Diez balazos recibió la camioneta de la señora, quien, al momento del atentado, iba acompañada de sus hijas. El acto de intimidación tuvo éxito: la esposa de Ahumada decidió no presentar los videos. Pero la investigación de la Procuraduría capitalina ha sido insólita. No ha dedicado ni un minuto a buscar a los presuntos responsables y apenas ocurridos los hechos ya había descalificado la versión del atentado. Hizo detenciones, sí, pero de los choferes de la familia y descubrieron que uno de ellos era sospechoso porque tenía "antecedentes penales" y era ex policía. Les hicieron pruebas de radizonato de sodio que salieron negativas, pero de todas maneras los mantuvieron detenidos un día y los presionaron para que "confesaran"; divulgaron ante los medios la versión de que había contradicciones entre los dichos de las presuntas víctimas y algunos medios lo aceptaron acríticamente. Algunos dirigentes perredistas recordaron el autoatentado de José Murat. La pequeña diferencia fue que, en ese caso, la PGR realizó una larga y minuciosa investigación y no entregó presunciones, sino pruebas periciales, incluidos los nombres de las personas que habían hecho los disparos. La Procuraduría del DF no investigó el atentado contra Gurza; no descubrieron de qué arma son los casquillos percutidos; la camioneta objeto del atentado, cuando era trasladada a la PGJDF, se "zafó" de la grúa y se estrelló contra otros automóviles, lo que la hizo perder valor pericial (casualmente, lo mismo que hizo la Procuraduría de Oaxaca en el caso Murat); hablaron de cámaras de seguridad, pero dicen que las cintas, proporcionadas por las víctimas, no se ven bien. No investigaron a nada ni a nadie, salvo a la familia atacada y a los trabajadores que colaboran con ella.

El hecho es que el atentado contra Cecilia Gurza logró varios objetivos: impidió la presentación de los videos; intimidaron a Ahumada y a su esposa, no pagaron costos y terminaron acusando a las víctimas de ser los victimarios. Y han utilizado esas denuncias, ya no como publicidad negativa, sino como parte de la guerra sucia.

En la noche del debate, López Obrador ejecutó otra obra de guerra sucia. Presentó, apurado por el tiempo, una acusación contra un cuñado de Calderón, que en su momento no identificó, el cual, dijo, había ganado dos mil 500 millones de pesos y no pagaba impuestos. Han pasado 72 horas y no ha podido comprobar los hechos. Lo cierto es que la empresa involucrada, una consultora y operadora de sistemas de informática, Hildebrando, en la que participa como accionista Diego Zavala, hermano de Margarita Zavala, junto con otros empresarios, tiene 20 años de antigüedad, es de las más calificadas en el sector y desde antes del inicio de la administración de Fox ya tenía contratos con algunas empresas públicas, como Pemex, Liconsa, la Secretaría de Hacienda y luego con el propio Gobierno del DF. De todas formas, la mayor parte de su operación se ha realizado con empresas privadas. Durante el periodo de Calderón en la secretaría de Energía no obtuvo ningún contrato de esa dependencia. Y está al día en su pago de impuestos. Los papeles que mostró López Obrador son copias que no se sabe de dónde salieron y no justifican las cifras manejadas por el candidato, mucho menos la supuesta evasión de impuestos. En realidad, regresando nuevamente al caso Ahumada, los documentos de AMLO recuerdan aquellos estados de cuenta bancarios que presentó René Bejarano contra Rosario Robles, con depósitos millonarios, que resultaron ser falsos. Robles, en su momento, presentó contra Bejarano una denuncia penal por falsificación de documentos, denuncia que la PGJDF, hasta ahora, ha ignorado. Es un capítulo más de la guerra sucia. Una guerra en la que sus adversarios no han caído. Podrían preguntar, por ejemplo, ¿de qué viven López Obrador y su familia; realmente viven con 40 mil pesos mensuales? ¿Cuándo AMLO ha mostrado una declaración de impuestos? ¿Realmente quiere el candidato debatir su historia familiar y la de sus principales colaboradores? Quizá sus adversarios no lo han hecho, simplemente por escrúpulos o porque comprenden que la guerra sucia se sabe cuándo comienza, no cuándo acaba.

Son expertos en poner las cosas al revés

Crónica - La Esquina
09-06-06

Son expertos en poner las cosas al revés. Ahumada les daba dinero en maletas y en bolsas. ¿Quién está en la cárcel? Ahumada. La camioneta de la señora Gurza fue baleada cuando iba a presentar videos que exhibían al GDF. ¿A quién se investiga por ello? A la señora Gurza. AMLO adjudicó miles de millones sin licitar y en lo oscurito. ¿A quién linchan? A Calderón.

La ciénega maloliente

Raúl Cremoux
El Universal
09 de junio de 2006

Cuando la democracia ajena nos provocaba tantas envidias y deseábamos tener aunque fuera un poquito de ello, jamás imaginamos que la renovación del poder presidencial nos traería tanto lodo.

Apenas unas horas de transcurrido el segundo debate, los impactos radiotelevisivos de 20 segundos atraviesan nuestros sentidos para tratar de abatir lo mismo a Calderón que a López. Del primero se muestran papeles en los que supuestamente prueban el tráfico de influencias cuando fue secretario de Energía; del segundo, una y otra vez se dan a conocer estratagemas y conductas mentirosas.

La invitación a considerar al ciudadano como un abotagado pez gordo y descerebrado es palpable. Bien que se presenten aquellos rasgos desconocidos y hasta pintorescos de los aspirantes; no está mal que sepamos de sus gustos o debilidades e incluso el repertorio puede abundar en franjas biográficas descriptivas de su perfil y carácter, pero si el anzuelo para atrapar votantes y llevarlos convencidos a las urnas es la exacerbación en la lucha de clases, el jaloneo a la cola del tigre se vuelve más vigoroso y también, mucho más peligroso. Las inyecciones de resentimientos y polarización no sólo de argumentos sino de sentimientos y emociones se extienden ya entre nosotros.

Los intercambios ríspidos y de innegable agresividad no anidan solamente en las mesas redondas en los medios de difusión, ya están entre los comensales de restaurantes y casas privadas; en salones de clases y laboratorios; en talleres y oficinas; entre expertos y analistas.

El asunto no se detiene ahí, es mucho más profundo: obreros y trabajadores ya piensan que el triunfo del Partido de la Revolución Democrática es una realidad y eso les dará dinero gratuito y habitación inmediata; técnicos y profesionistas sin empleo aseguran que con Calderón lo obtendrán sin más. Taxistas, estudiantes y tiangueros esperan recibir diversos premios por su voto. Empresarios y comerciantes expresan temor ante inminentes nacionalizaciones de sus negocios e intereses.

Los votos serán contados pero no reflejarán las emociones de júbilo y temor; no darán cuenta del resentimiento y de las distancias que ya existen entre nosotros.

¿Qué hará el próximo presidente para borrar heridas, evitar desgarramientos internos, mantenernos unidos y proponernos una meta común? ¿Cómo miraremos al próximo presidente de la República si se nos ha dicho que durante algún momento ha traficado con influencias?
La respetabilidad que pueda tener un primer mandatario se verá severamente menguada si resulta autoritario, pero, ¿con qué credibilidad podrá manejarse si abierta y reiteradamente ha sido calificado de mentiroso?

Cualquiera de los dos, Calderón o López, desde el cargo que ambicionan, estará obligado a negociar con las bancadas en el Senado, con los diputados, con dirigencias partidarias, empresariales y en suma con el mosaico de intereses en que vivimos. ¿Qué respetabilidad tendrán si ambos llegarán salpicados de oprobios y malolientes? Bienvenida la lucha de ideas y de programas; planes y proyectos.

Estimular las diferencias de clase, se percaten o no los candidatos, es arrojar piedras en su propio camino y lo más grave, es iniciar y alimentar un fuego que al país puede incendiar. En las próximas tres semanas, para alcanzar su triunfo individual, ¿nos mantendrán sumidos en las cañerías y... tendremos estómago suficiente?

cremouxra@hotmail.com
Escritor y periodista


David y Goliat

Catón
Reforma - De Política y Cosas Peores
8 de Junio del 2006

Sigue siendo verdad paladina aquello de que todo es según el color del cristal con que se mira. Para la mayoría de la gente, sin embargo, estuvo claro que el triunfador en el debate fue Felipe Calderón, y el gran derrotado López Obrador. Si esto hubiese sido una pelea de box, el perredista habría perdido por knock-out. Calderón, en efecto, fue un David contundente, firme, enérgico, asertivo. El perredista, en cambio, fue un Goliat vacilante, desmañado, débil en sus ataques y falto de consistencia en su defensa. El gallo del PRD perdió más de una pluma; bastante destruido salió el indestructible. AMLO pagó las consecuencias de su arrogancia al no presentarse en el primer debate, y se le vio nervioso y aun a veces aturrullado. Calderón proyectó una imagen de fortaleza, de seguridad en sí mismo, de vigor y confianza juveniles, y al mismo tiempo evidenció madurez política y capacidad de conciliación y diálogo. López Obrador, por el contrario, se miraba cansado, parecía viejo, no por su edad o su apariencia, sino por su actitud y lo anacrónico de su discurso. En ocasiones hablaba como un priista de los setentas: “Soy juarista. Mis ideas son las de Morelos, Juárez, Zapata, Villa y Lázaro Cárdenas del Río”. Discurso hueco, anacrónica palabrería. La propuesta de Calderón fue incluyente: dijo que hará un gobierno de coalición, y convocó a todas las fuerzas políticas a un acuerdo. AMLO, en cambio, sostuvo su elemental discurso maniqueo: los de arriba son demonios a quienes se debe combatir, pues ellos tienen la culpa de todos los males que los pobres sufren. Pobre él mismo en ideas y en palabras (”deuda, deuda, lo que se llama deuda…”), mostró grandes limitaciones de pensamiento y una absoluta falta de preparación. Repetitivo (como dije al principio…), su participación fue un catálogo de lugares comunes: “Primero los pobres”, “No intervención”, “La democracia no se agota en las elecciones”, y de simplezas elementales: “Todos los días a las 6 de la mañana me reuniré con los secretarios de la Defensa y de Marina, y con el Secretario de Gobernación”… Claridoso cuando lo arropan sus muchedumbres clientelares, fue timorato y elusivo ante las cámaras: “Senadores cuyos nombres no voy a decir”… Dejó sin respuesta los señalamientos de Calderón, y no llevó pruebas que sustentaran sus acusaciones, como ésa del cuñado, o la del Fobaproa: “Luego voy a tratar este asunto con Felipe”. Por eso Calderón pudo decirle una y otra vez: “Miente usted”, sin que AMLO pudiera rebatir la grave tacha de mentiroso que frente a millones de mexicanos se le hacía. López Obrador mostró sus tendencias estatistas, y dejó ver que será un presidente autoritario, de populismo al modo echeverrista: “Pondré en la Constitución el estado de bienestar”. Es decir, por decreto presidencial gozaremos de bienestar los mexicanos. Su mensaje final, sin embargo, fue eficaz, el mejor de los que se dijeron. Si Calderón hubiera puesto en el cierre de su participación la misma emoción que puso al hablar como michoacano de los migrantes, habría terminado a tambor batiente una actuación brillante. Ahora bien: ciertamente nada está decidido todavía a favor de nadie. La moneda todavía está en el aire. El verdadero y definitivo debate se dará en las urnas el día de la elección. Pero es evidente que López Obrador no llega a la recta final de la campaña con la fuerza que tenía cuando la comenzó. Si es cierto eso de que caballo que alcanza gana, y si el resultado del debate se refleja en la jornada electoral, Felipe Calderón será el próximo presidente de México. Bien puede suceder que el debate influya en el resultado, pues muchos indecisos quizá dejaron ya su indecisión al comparar a los dos principales candidatos. Esos votos pueden ser definitivos… FIN.

...y ehta eh la prueba....

8 de junio de 2006

Con la gente, en el debate

Francisco Báez Rodríguez
Crónica
8 de Junio de 2006


Para David Romero, y la pertinencia de hacer preguntas impertinentes

Tuve la oportunidad, en la agencia BGC, de ver el debate entre candidatos presidenciales y, en simultánea, un gráfico que va midiendo las sensaciones y apreciaciones de la gente. es una experiencia muy interesante e iluminadora, que los equipos de los aspirantes a Los Pinos deberían de imitar, en vez de convertirse en porristas de sus gallos, sean giros o colorados.

Lo primero que llama la atención es que muchos de los temas y lemas que han sido reiterados en las campañas mediáticas tienen un efecto nulo, o negativo, entre los electores. No sé si es porque lo consideran una repetición de lo que les han dicho hasta el hartazgo o porque de plano no les gusta. El caso es que conceptos como “te irá muy bien”, de Madrazo; “primero los pobres”, de López Obrador o “uno de tres”, de Campa carecieron de efecto en el debate (si acaso, de manera paradójica, el lema de AMLO lo ayudó un poco con la clase media (esos privilegiadotes que ganan 15 mil pesos) y lo perjudicó evidentemente entre la popular (a la gente no le gusta que la pobreteen).

Otro dato importante es que algunos conceptos que se toman por tabúes no causan en el electorado mayor impresión: homosexualidad, aborto, reelección y privatización son palabras que no tienen el peso que se les atribuye.

Yendo por candidatos, los analizaré en el orden inverso a la percepción de su desempeño en el debate.

Roberto Campa no dio espectáculo, pero cosechó más puntos negativos que nadie. Apenas empezaba a hablar y ya bajaba 10 puntos en su evaluación, pero a diferencia de su némesis priísta, nunca regresaban al punto original.

Es notable la mala imagen que Roberto Madrazo tiene ante la población. También él tenía que empezar desde más abajo que casi todos los demás. Las frases de político tradicional (“fiscalizar al gobierno desde el Congreso”, “dotar de facultades a la policía”, “los principios de política exterior”, “reforma competitiva del sector eléctrico”) le hacían tremendo daño. Las propuestas específicas, que fueron varias, le ayudaron, pero remar contra la corriente es verdaderamente difícil.

El candidato del PRI no se ha podido deshacer de su desprestigio de “hacer las cosas a la mala”. Su capacidad para hacerse de enemigos políticos contribuye mucho a crear ese ambiente en su contra. También, sin duda, su estilo de hacer política. Al término del debate, cuando era evidente que -a pesar de su esfuerzo- Madrazo no remontaría ante la opinión pública, se me vino a la mente una pregunta impertinente: ¿Estaría igual si hubiera derrotado a Arturo Montiel en buena lid?

Patricia Mercado peleó de tú a tú con los dos punteros en la primera mitad del debate. Tuvo altas calificaciones en seguridad pública y en gobernabilidad. Propuestas diferentes y vocación democrática. A partir de la réplica en política exterior se vino abajo, aunque manteniéndose siempre en marcas positivas.

La gente esperaba más de Andrés Manuel López Obrador, especialmente los de clase trabajadora, que lo vieron demasiado tímido, “jugando a no perder”. Absolutamente ninguno de los motivos recurrentes del candidato perredista causo efecto positivo entre los participantes en el ejercicio: ni su presunción de ir ganando en las encuestas, ni su victimismo de “hostilizado”, ni sus menciones al Fobaproa, ni su defensa del DF, ni el concepto de “los de arriba” que deshacen el país para beneficiar a unos cuantos. Tampoco le creyeron la idea de que la delincuencia es resultado de la pobreza. Esa repetición ideológica no funciona cuando se trata de abordar a los indecisos.

¿Dónde sí tuvo éxito Andrés Manuel? Cuando decía sus propuestas: cuando hablaba de escuelas, de servicios de salud, de infraestructura; cuando hablaba de apoyos específicos, de crear empleos, de atacar privilegios concretos, como las pensiones de los ex presidentes. Allí se iba a las nubes, entre clasemedieros y clases populares por igual. “Concretito”, decían en las asambleas universitarias de los setentas. Así lo pide la gente, y no quejas por complots o señalamientos genéricos contra “los de arriba”.

A Felipe Calderón le ayudó ir bien preparado. Tener cinco propuestas de seguridad pública y explicarlas con claridad; tres puntos de política exterior y lanzarlos en batería; tener críticas específicas sobre la situación del DF, etcétera. También le hicieron bien sus menciones al empleo y a la responsabilidad. Eso le fue generando una imagen de “presidenciable”, requisito inicial para obtener el voto.

Le faltó expresar, con claridad similar, una política social efectiva. No es casual que, aunque las curvas de los gráficos hayan sido casi siempre positivas y se hayan movido en la misma dirección, siempre estaba mejor posicionado entre la clase media que entre la clase popular. No fue contundente en la apertura y también le faltó un buen cierre (tomó demasiado tiempo en defenderse de un golpe de última hora). Por eso, aunque ganó, no pudo noquear, y la moneda sigue en el aire.

fabaez@gmail.com

Cuestión de cuñados

Germán Dehesa
Reforma
Junio 8 del 2006

El posdebate me tiene un poco harto. Creo que es un asunto fundamentalmente mediático y rentable. Por aquí y por allá, en todos los medios, aparecen debatitos inducidos y de probeta. Para mí, lo único que demuestran es que cada quien vio lo que se le dio la gana ver. Desde candidatos que ganan porque tienen la barba partida, hasta la todavía más extraviada opinión, que me confió una persona que yo creía aceptablemente lúcida y sensata, de que ganó Campa. Si por lo menos supiéramos con qué criterios deberíamos juzgar al ganador y al perdedor, pero todo surge como primera impresión y al botepronto. Yo, de un modo tan discutible como el de cualquier otro, opino dos cosas: este debate no se ha acabado y no creo que su resultado, las encuestas inmediatas que generó, las sesudas opiniones, los deschongamientos festinados por la televisión; no creo que nada de esto vaya a provocar un sesgo definitivo en lo que ocurrirá el 2 de julio. De todas maneras, ahora que no tengo la brutal presión del día de ayer, les quiero contar lo que yo vi. Yo vi un debate muy cucho entre dos protagonistas y tres figuras secundarias; algo diré de estas últimas. Campa fue un fiasco. Era el que podía echar más relajo (ni modo que pensara en ganar), pero traía esa cara atropellada que sólo tienen los crudos profundos, o los que acaban de ver en paños menores a la Gordillo. Como varios jugadores de nuestro seleccionado, nomás estorbó. Patricia Mercado que se produjo con tanto aseo en el primer debate, en este segundo, jamás pudo superar el terrible malestar que le provocaba su vestido rojo cuyas radiaciones dejaban la pupila en calidad de mucosidad. Roberto Madrazo ni pa’trás ni pa’delante; traía un saco que originalmente era de Reyes Tamez, un bigote como de Groucho y varias propuestas quizá interesantes, pero poco atendidas, pues, por lo menos en mi cenáculo, las intervenciones de Madrazo eran aprovechadas para ir al baño, o para traer más palomitas.

El debate tendría que haber sido entre Felipe y Andrés Manuel en súper libre y sin límite de tiempo. En este formato, las mentadas se enfriaban y le daban tiempo a Felipe de buscar la foto del Pingüino Núñez y a Andrés Manuel de pulir su acusación por el presunto y caudaloso enriquecimiento del cuñis de Felipe. Este asunto es el que queda vivo y, aunque no parezca, puede ser determinante. No hay más que de dos sopas: o miente Felipe, o miente Andrés Manuel. Cada uno tiene poco tiempo para sustentar su dicho; de otra manera, el rumor prosperará y será enormemente lesivo para Felipe quien, hasta ahora y en términos de credibilidad y de serenidad, lleva cierta ventaja. Cada uno por sus propias razones, pero ambos tienen que apurarse a sustentar razonablemente su acusación (y llevarla ante el Tribunal que proceda), o que darse prisa en comprobar su inocencia y de inmediato levantar una demanda por calumnia. Proceder de otra manera, sería violentar todavía más nuestro fragilísimo estado de derecho. Si lo hacen es que ninguno de los dos merece ser Presidente de México. El debate entra en su fase más interesante.

Una última observación: cuando AMLO se refiere a los mexicanos comunes los llama “el pueblo”; cuando Felipe lo hace, habla de “los ciudadanos”. Nunca me ha gustado, por vaga, por caritativa, por asistencialista, esa difusa y numerosa noción que comparece cuando se habla de “el pueblo”; prefiero la de “ciudadanos”, pero en última instancia de lo que ambos hablan es de los mexicanos.

Todo pende de una cuestión de cuñados.

Emoción mata razón

Enrique Canales
Reforma
8 de Junio 2006

En un debate, las virtudes escénicas emocionan de inmediato mientras las virtudes políticas requieren tiempo de reflexión. No sé qué es menos dañino para nuestra salud política; que los candidatos nos lancen porquerías acerca de sus contrincantes o nos lancen ofertas fantasiosas imposibles de cumplir y que ponen en peligro la delicada estabilidad del país. Pero las mentiras y falsedades de las campañas políticas son similares a las de casi todas nuestras expresiones públicas.


Porque somos creídos emocionales, nos lanzan ofertas comerciales del tipo: "con estas fantásticas píldoras estrene su nueva figura en tres semanas", "con nosotros usted siempre paga menos", "aproveche nuestra súper promoción por pre-temporada", "nuestra escuela garantiza el éxito de tus hijos", "gran venta de liquidación con 50 por ciento de descuento y cero intereses", "sin necesidad de ejercicio, elimina toda la grasa de tu panza", "si tomas estos medicamentos naturales, tu tumor desaparecerá".

Porque somos creídos emocionales nos lanzan ofertas políticas: "habrá un lugar para todos los jóvenes que quieran entrar a la universidad", "voy a limpiar al país de todos los corruptos", "ya no habrá privilegios para nadie", ¿ni para la cooperativa de Refrescos Pascual?, "vamos a reducir el número de burócratas", "habrá subsidios y crédito para el campo", "quitaremos el maíz y el frijol del Tratado de Libre Comercio y los socios no nos quitarán nada a cambio", "bajaré el precio del gas y de la luz y nadie saldrá perjudicado".

Por creídos emocionales, también desde siempre hemos escuchado ofertas religiosas: "ayuda a la fiesta del Santo Patrono y él te ayudará", "si rezas la siguiente oración nueve veces al día, sanarás de tu enfermedad", "pare de sufrir si nos da una buena limosna". También hay ofertas placenteras de justicia social universal: "el que la hace la paga", "al que cumple con su deber, siempre le va bien", "el que estudia tiene su futuro asegurado", "al que madruga Dios lo ayuda".

Entre más desarrollada esté la persona o la comunidad, es menos afectada por esta sarta de mentiras y falsedades porque utiliza la razón en proporción cada vez mayor en comparación con la emoción.

Entre menos desarrollada e inmadura sea una persona o una comunidad, más pesan los valores emocionales; como el patriotismo de banderitas, el folclor, la tradición, el resentimiento, la etnia, el cachondo sentido de pertenencia, la fidelidad a las personas, el apego a la tierra, los fantasmas, los espíritus del más allá y los temores infundados. También la inmadurez se nota en la credulidad que se les confiere a los líderes mesiánicos, ya sean religiosos o políticos.

Entre más desarrollada sea una persona o una comunidad, vive menos angustiada porque puede operar mejor su entorno utilizando la razón, selecciona lo bueno del nacionalismo, lo bueno de la tradición, la espiritualidad y el humanismo de la religión, no espera nada gratis, comprende el valor de su esfuerzo personal y el avance del conocimiento, procura y logra ser útil a los demás. Las personas maduras y las comunidades desarrolladas no viven resentidas porque comprenden las diferentes versiones de la historia. Su escepticismo y liberalismo son producto de la utilización de la razón y del control de sus animalescas emociones.

Escuchando y observando las ofertas políticas de los candidatos, podemos diferenciar cuáles van dirigidas a nuestra parte racional y cuáles van dirigidas a nuestra parte emocional. Siempre, al permitir que se nos despierte la ambición o la emoción, se nos nublina la razón. Necesitamos hacer un esfuerzo racional para vencer al yo animal emocional que ya está saboreando tal oferta política o comercial.

Andrés Manuel ofrece aumentar el 20 por ciento del ingreso al quitar impuestos, bajar la luz y el gas y dar otras ayudas a los que ganan 9 mil o menos pesos al mes. Andrés Manuel piensa que entonces va a haber más dinero en el país para activar la economía. ¿De dónde, corazón? Otra vez, te ofrecen dinero gratis que no te dan y luego te quitan más con la inflación que vendrá. Esta oferta política abrupta y sin fundamento se la creen muchos emocionales.

Curioso, acabo de ver una oferta comercial por ahí, que dice: "Te regalamos el 20% de dinero electrónico". Obviamente, los mismos mexicanos emocionales que le creen a la oferta del Peje, también se van a creer esta oferta comercial.

Entonces, la calidad de las ofertas políticas tiende a igualar la calidad de las ofertas comerciales y también la de muchas de las ofertas religiosas y la de las de justicia social universal. ¿Solución? No podemos cederle a un líder la solución a nuestros problemas porque nos va a esclavizar. ¿Entonces? Vamos, con nuestra razón, a cultivar un escepticismo que nos proteja y nos exija aclarar racionalmente cada oferta y nos conduzca a la salida de nuestro laberinto.

Correo electrónico: enriquecss@gmail.com

7 de junio de 2006

Pacíficos o violentos

Juan Molinar Horcasitas
El Universal
07 de junio de 2006

El día de ayer ocurrió un incidente que puede tensar demasiado el ambiente político previo a las elecciones. Los hechos conocidos y las interpretaciones políticas, tanto mediáticas como populares, pueden fácilmente desbocarse. Y no será fácil llegar al conocimiento de los hechos reales, al menos en las horas o días inmediatos. Eso es malo. Por ello, tanto los líderes de opinión como los políticos debemos asumir actitudes prudentes y racionales. Creo que lo mejor será empezar por describir lo poco que se ha conocido de los hechos hasta el momento de escribir estas líneas (martes 6 de junio, en esta fresca mañana capitalina). Después, conviene revisar el contexto en que ocurren, para poder concluir con alguna opinión.

Los hechos: Los noticieros matutinos divulgaron desde muy temprano que la señora Cecilia Gurza había denunciado un ataque perpetrado en contra suya, al salir de su casa, ubicada en el barrio de San Ángel Inn. Aparentemente, personas armadas realizaron una serie de disparos en contra de su camioneta, cuando se dirigía a llevar a sus tres hijos a la escuela.

Por fortuna, la camioneta en que viajaban está blindada, por lo que el ataque no lastimó a ninguno de sus ocupantes. En sí mismo, un acto así sería lamentable, pero no demasiado raro, por desgracia, en una ciudad donde la inseguridad se ha deteriorado tanto. En condiciones "normales", la conjetura automática sería la de un intento de secuestro. Pero el caso no está rodeado de circunstancias "normales". Estos sucesos tienen dimensiones políticas.

Antecedentes: la señora Gurza es esposa del señor Carlos Ahumada Kurtz. Como seguramente usted sabe, el señor Ahumada está en prisión, sometido a varios procesos judiciales relacionados con los famosos videos en los que aparecía el propio señor Ahumada con diversos personajes perredistas, todos ellos cercanos al equipo político de Andrés Manuel López Obrador. El más notorio de ellos es, sin duda, René Bejarano, pero la lista incluye a Carlos Ímaz, ex delegado en Tlalpan, y a Ramón Sosamontes. En todos los videos aparecen los políticos perredistas recibiendo dinero de Carlos Ahumada. Ímaz se los lleva en bolsas del mandado, Sosamontes de plano en una maleta de buen tamaño, y Bejarano en un maletín, en sus bolsas y hasta con ligas.

Obviamente, el escándalo público afectó a López Obrador, quien se defendió de las acusaciones acusando a Carlos Salinas y a Diego Fernández de organizar un complot en su contra. La popularidad de López Obrador cayó. Semana a semana perdía algún punto en la intención de voto reflejada en las encuestas, hasta que llegó el caso del desafuero. La atención se alejó de la evidencia de corrupción de los perredistas y López Obrador no sólo se recuperó sino que se catapultó en esas encuestas.

El contexto actual: hace unos días, la señora Gurza notificó su intención de realizar una conferencia de prensa, en nombre de su esposo, para revelar información que aparentemente refuerza la defensa del señor Ahumada, quien se dice perseguido político. Afirma ello argumentando que ninguno de los personajes perredistas involucrados en el asunto está en prisión, mientras que a él lo acosan las autoridades judiciales del DF, siguiendo consigna de López Obrador. Presumiblemente, los videos contienen información que puede dañar, de nueva cuenta, a López Obrador.

Las fechas no permiten ser ingenuos. Las revelaciones ocurrirían (u ocurrieron, no lo sé) el mismo día del segundo debate presidencial. Los perredistas hablan, de nueva cuenta, de un complot en su contra. Los más desatados apuntan a Carlos Salinas. Los menos alocados especulan con un autoatentado. Los medios de comunicación rápidamente asumieron una u otra posición. Pocos se mantuvieron ecuánimes. Y en este punto está la clave.

No sabemos quién ordenó los disparos. Pero silenciar a los adversarios mediante amenazas violentas es inaceptable. Lo único que puede decirse, en la inmediatez de los hechos, es que me sumo a quienes defendemos nuestras causas políticas por las vías pacíficas y que rechazo a los que recurren a la violencia, en cualquiera de sus formas. Los pacíficos debemos cerrar filas, porque tenemos más fuerza que los violentos. Las ideas se defienden debatiendo. Ni la censura ni la violencia deben vencernos.

juanmolinarhorcasitas@hotmail.com
Diputado Federal

Voto Razonado

Jorge G. Castañeda
Reforma
Junio 7 del 2006

A partir del debate de anoche, y en su caso de los videos, la suerte está echada. O, mejor dicho, todos los ciudadanos contamos hoy con los elementos necesarios para formarnos un juicio sobre quién debe ser el próximo Presidente. De ahí que casi todo el mundo ya haya decidido por quién votar. También para quienes pensamos que las figuras públicas deben hacer público su voto, llegó el momento de hacerlo.

En estas páginas he descrito esquemáticamente las dos grandes corrientes que en el siglo XX caracterizaron la relación entre los llamados intelectuales y el poder. Una, la sartriana, es la del compromiso, la de la toma de partido por o contra causas y personas; la otra, la de Paz, Berlin y Aron, la liberal y de distancia frente al príncipe. Ambas, en mi opinión, son igualmente respetables y justificadas; al final del día donde cada quien se ubica es una decisión personal y arbitraria. En vista de que he pertenecido, desde la adolescencia (como estudiante, wanna be o intelectual certificado) a la primera, me parece imprescindible compartir con los lectores mi voto y sus razones.

Voy a votar, como ya lo he dicho desde septiembre del 2005 por Calderón, por tres razones. En primer lugar, porque en conjunto su visión refleja la continuidad con Fox y con parte de Zedillo, que considero como más conveniente: un México democrático donde se respetan los derechos humanos; una economía de mercado abierta y competitiva que tiene más posibilidades de crecer; un Estado con políticas sociales modernas y eficaces, lejos del clientelismo y los subsidios generalizados del pasado; un país abierto al mundo y que busca que el mundo se abra a él. No digo que la visión de Calderón en todos estos aspectos sea perfecta pero sí es mejor que la de AMLO y Madrazo.

En segundo término votaré por Calderón, porque en puntos muy precisos algunas de sus propuestas son muy parecidas o idénticas a las que formulé durante el tiempo que duró mi candidatura ciudadana a la Presidencia. Mencionaré tres. Una: la jornada completa en las escuelas primarias, idea ya presentada por Labastida en el 2000, y cada vez más necesaria: es inconcebible que los niños mexicanos sólo permanezcan en la escuela 4:30/5 horas al día. Calderón le da un carácter optativo a la medida y la justifica por el empleo creciente de las mujeres; yo la propuse como una medida obligatoria e invertí la jerarquía: primero la educación, después las mamás. Pero en el fondo es lo mismo. Dos: en materia de seguridad, Calderón ha sugerido la necesidad de plena autonomía del MP, una unificación de las policías federales, una mayor coordinación con las policías estatales, y el establecimiento de juicios orales en todo el país. Por mi parte, desde 2003 (y quien no tenga otra cosa que hacer puede verlo en internet o en el libro Somos Muchos) propuse la creación de una policía nacional única, investigativa y preventiva, que sustituyera a las casi 2 mil 600 corporaciones policiacas existentes, y descansara en un código penal único. Insistí en la necesidad de un MP independiente y acusatorio, así como en la necesidad de establecer juicios orales en el fuero federal y común en materia penal y civil. Las dos propuestas no son idénticas, pero se parecen lo suficiente para crear afinidad. Tres: Calderón en sus referencias a temas institucionales ha insistido en la urgencia de la reelección de legisladores, en la segunda vuelta presidencial, y en algún mecanismo de conformación de mayorías en el Congreso. Yo fui un poco más específico al proponer un régimen semipresidencial/semiparlamentario y el uso del referéndum para modificar la Constitución. De nuevo, no es lo mismo pero parecido.

En tercer lugar votaré por Calderón porque puede provocar -sin que haya certeza de ello- una verdadera renovación de la clase política del país, al incorporar a la conducción de México a gente joven, que no posea los vicios de generaciones anteriores y que cuente con las virtudes de las cuales ha carecido nuestra clase política. No quiero exagerar los defectos de los de más de 50 años, ni el talento de los menores de 40, pero se impone un relevo generacional, sobre todo a la luz de los equipos de AMLO y de Madrazo.

Sobra decir que no concuerdo con todas las posturas de Calderón. No comparto su idea del “flat tax” a la Forbes; creo que su anhelo de un gobierno de coalición, sin reformas institucionales previas y pertinentes es iluso. Pero las elecciones son ejercicios imperfectos donde se escoge entre opciones imperfectas y siempre en términos relativos. Por eso voto por Calderón.

Gana Calderón; pierde AMLO

Ricardo Alemán
El Universal
07 de junio de 2006

Andrés Manuel López Obrador se remitió a repetir las mismas generalidades que ha presentado

Lo suyo no era, nunca fue el debate. Y en la segunda exhibición mediática de los cinco candidatos presidenciales, el mal llamado debate, el aspirante de la coalición Por el Bien de Todos resultó apabullado por casi todos los participantes. Lugares comunes, frases gastadas, carencia de propuestas, intentos fallidos de responder sobre su gestión en el gobierno capitalino. Y al final, AMLO intentó un descontón al panista Felipe Calderón, al acusar a su cuñado de no pagar impuestos, sin presentar pruebas.

El ganador indiscutible de la segunda pasarela mediática resultó ser Calderón. Y es que lo del candidato del PAN es precisamente el debate. Pero además él fue el primero y casi el único que intentó un debate, al abrir la crítica sobre su principal contrincante, Andrés Manuel López Obrador, al acusar a su gestión de ser la más corrupta -según Transparencia Internacional- y la más insegura. El objetivo de Calderón, claramente, fue el candidato de la coalición Por el Bien de Todos.

Sin embargo, AMLO se vio nervioso, no respondió a esa ni a otras acusaciones, a pesar de que en repetidas ocasiones Calderón lo llamó “mentiroso”. Más aún, mientras que el panista resultó el que más propuestas presentó -lo que no significa que hiciera las mejores propuestas-, López Obrador se remitió a repetir las mismas generalidades que ha presentado en cuanto a inseguridad, inversión, federalismo, migración y reforma del Estado.

Pero la sorpresa, sin duda, la dio Roberto Madrazo, quien -contra lo que ocurrió en la primera pasarela- en esta ocasión apareció como uno de los más preparados, el más seguro, el que recurrió con éxito al mensaje corporal. Sin embargo, Madrazo se encargó de hacer la crítica al gobierno de Vicente Fox, una crítica puntual que Calderón no respondió, porque el verdadero debate se centró entre Calderón y Obrador. A pesar de que Madrazo hizo su mejor papel, sigue cargando una pesada losa de incredulidad, de desconfianza, al tiempo que el candidato del PRI no cayó en la confrontación, porque su objetivo parecía el voto de los indecisos, los votantes que no tienen militancia partidista y rechazan precisamente la confrontación.

Otra sorpresa la dio Roberto Campa, quien se mantuvo al margen de la confrontación, salvo uno que otro “machucón” a Madrazo y Obrador, pero en general centró su intervención en una bien diseñada estrategia de propuestas. Campa, sin embargo, parece no haber superado el problema que mostró en la primera pasarela. Y es que a pesar de su elocuencia y lo puntual de sus propuestas, no logró la comunicación corporal. Se le vio acartonado, poco expresivo, con un lenguaje plano. A fin de cuentas, parece haber disputado el segundo lugar de la confrontación.

El caso de Patricia Mercado fue significativo. Siguió la misma estrategia aplicada en el primer debate. Pero se le vio nerviosa, poco preparada, improvisó en la mayoría de los temas e incluso se perdió en el tiempo. Debió ser interrumpida en por lo menos una ocasión. Mercado pudo haber perdido una buena porción del voto ganado en la anterior pasarela.

Lo más significativo del segundo debate fue la confrontación entre dos de los cinco candidatos; Felipe Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador. En cada uno de los temas, el candidato del PAN lanzó pullas al del PRD, las que al final de cuentas no fueron respondidas o, de plano, lo dejaron callado. Así, Calderón abrió fuego contra AMLO, cuando se trataba el tema de la seguridad. El DF, en la gestión de López Obrador, fue la entidad más endeudada, la más insegura y la más corrupta. En respuesta al tema de la inseguridad, AMLO dijo que como jefe de Gobierno se reunió todos los días, muy temprano, para atender personalmente los asuntos de la inseguridad. Luego dijo que una muestra de que la gente aprobó su gestión de gobierno son las encuestas que le dan una ventaja de tres a uno en la capital del país.

El segundo punto de confrontación entre los candidatos del PAN y del PRD se dio cuando Calderón llamó “mentiroso” en repetidas ocasiones a AMLO, “porque el responsable del Fobaproa fue el PRI” y uno de ellos fue “Arturo Núñez, que es candidato del PRD, precisamente por Tabasco”. López Obrador dijo que respondería al asunto, pero al final no lo hizo. Cuando se trató el tema del federalismo, Calderón volvió a la carga, y se refirió al chofer de AMLO, “Nicolás Mollinedo, quien tiene un salario de 70 mil pesos y a un hijo estudiando en el extranjero”. No más Nicos, dijo. López Obrador tampoco respondió. Como tampoco dijo nada cuando el panista acusó al dirigente del PRD, Leonel Cota, de haber sido un gobernador con un supersueldo.

Casi al final, cuando AMLO intentó responder sobre el asunto del Fobaproa, dijo que presentaría un expediente que demuestra que el cuñado de Calderón, “el cuñado incómodo no paga impuestos”, y que su empresa ganó millones de pesos. “Miente, miente”, dijo Calderón, quien retó a López Obrador a que presentara pruebas. Al final AMLO resultó el gran derrotado.

Sondeos periodísticos dan a Felipe Calderón la victoria en el segundo debate

Lupa Ciudadana
7.Jun.2006

De acuerdo con sondeos realizados por diversos diarios nacionales, el ganador del segundo debate fue el panista Felipe Calderón. Excélsior (FC: 37%; AMLO: 28%), Reforma (FC: 44%; AMLO: 30%), La Crónica (FC: 42%; AMLO: 29%). Para Diario Monitor la relación se invierte (AMLO: 56%; FC: 36%). La Jornada, Milenio, El Financiero y El Universal no realizaron sondeos. Todos los diarios coinciden en que Roberto Madrazo quedó fuera de la contienda.

El texto completo del debate puede leerse en: Lupa Ciudadana. 7.Jun.2006

¿Cómo salen del debate?



6 de junio de 2006

Y llegó el 6-6-6

Jorge Fernández Menéndez
Excélsior - Razones

06-06-06

No se trata de hacer publicidad a una mala película, pero "el día de la bestia" llegó de la mano con el último debate de los candidatos presidenciales, previo a las elecciones del 2 de julio próximo. En realidad, el debate ya comenzó con la renuncia de Genaro Borrego al PRI, la mala noticia para Roberto Madrazo de que será Roberto Campa quien cierre las intervenciones (mala noticia si, como dicen los dirigentes de Nueva Alianza, Campa le tiene preparadas "sorpresas" a Madrazo), pero sobre todo porque, finalmente, se confirmó la existencia de nuevos videos que involucran a más personajes del equipo cercano a López Obrador en acciones de chantaje contra el empresario Carlos Ahumada. En este caso nada menos que Horacio Duarte, quien encabezó la defensa de López Obrador en el proceso de desafuero y es ahora su representante ante el IFE. Un hombre, además, pieza clave en el andamiaje de control de René Bejarano en el seno del perredismo.

La respuesta del gobierno capitalino a la existencia de los videos era previsible, pero al mismo tiempo endeble: Alejandro Encinas sostuvo que es parte del chantaje que realiza Ahumada contra las autoridades capitalinas para obtener "privilegios" en prisión y, Jesús Ortega, coordinador de la campaña de López Obrador, planteó el extraño argumento de que los videos no afectarán a su candidato sino a sus adversarios (sic).

En realidad, resultan cada día menos convincentes las explicaciones para deslindar a AMLO de estos hechos. Cada día son más los personajes del entorno más cercano al candidato involucrados en ellos: Bejarano, Carlos Ímaz, Gustavo Ponce Meléndez, ahora Horacio Duarte y el subprocurador Renato Sales, quien, siendo uno de los mejores funcionarios de la Procuraduría capitalina, termina explicando cómo tuvo que hacer para mantener a Ahumada en la cárcel. Ese es el grupo que llevó al poder en la capital a López Obrador y con el que ha gobernado. Ahora se podrán levantar, nuevamente, los gritos de complot, pero Andrés Manuel estará pagando los costos de no haber asumido ni aclarado estos asuntos en su momento: entonces terminó acusando de la conjura en su contra desde al Departamento del Tesoro de Estados Unidos hasta el gobierno federal, pasando por los medios; ahora los conjurados girarán en torno a la candidatura de Felipe Calderón, pero el único complot real es el que el ex jefe de Gobierno ha terminado urdiendo en torno a sí mismo.

Si alguien todavía tiene dudas de que AMLO no se parece a Luiz Inácio Lula da Silva (el mandatario brasileño que buscará en octubre su reelección) debería comparar la actitud que han tomado ambos en torno a los casos de grave corrupción entre sus colaboradores: Lula jamás habló de un complot en su contra y ofreció disculpas a la ciudadanía; limpió buena parte de su equipo de trabajo, incluidos sus más cercanos colaboradores y los líderes del Congreso; cambió a prácticamente toda la dirigencia de su partido, el de los Trabajadores.

López Obrador denuncia una conspiración tras otra en su contra; actuó con notable timidez contra uno de los responsables, Bejarano, y dejó que éste y su corriente sigan manejando buena parte de su partido. Dejó preso a Ahumada, pero en libertad a su ex secretario particular y a Carlos Ímaz; encumbró, incluso ahora en su equipo de campaña, a Claudia Sheinbaum, esposa de Ímaz y quien reconoció haber estado enterada de que su marido recibía dinero de Ahumada; dejó escapar a Ponce Meléndez y dio un trato político de privilegio a Horacio Duarte, sabiendo, mucho antes de que se divulgaran estos nuevos videos, que el actual representante de su candidatura ante el IFE también estaba involucrado en actos de corrupción.

Si se quieren buscar mayores diferencias entre Lula y López Obrador deberá analizarse su actitud ante la etapa final de sus campañas.

Lula, para ganar las elecciones se concentró en ofrecer certidumbre a los inversionistas y los mercados; moderó, desde mucho antes, su lenguaje e intenciones políticas; mantuvo contactos con los sectores empresariales, para garantizarles un programa basado en el aprovechamiento de la globalización, incluida una audaz apertura del sector energético con el fin de lograr la autosuficiencia y una fuerte capacidad de exportación en un futuro cercano (el propio Da Silva estimó, en una entrevista publicada la semana antepasada en Le Monde, que Brasil podrá cumplir con ambos objetivos a partir del 2008).

AMLO en estos días ha prometido un incremento de salarios generalizado, sin forma fiscal de sustentarse; bajar, mediante subsidios, los precios de los energéticos; no abrir el sector energético; reducir los impuestos; asumió como un problema central la deuda externa (que ha dejado de serlo hace ya mucho tiempo) y anunció una renegociación al estilo Argentina con el FMI, olvidando que ese país entró en cesación de pagos internacionales luego de la más feroz crisis económica de su historia; dijo que "respetaría" la autonomía del Banco de México, pero no permitirá que éste "beneficie" con "manejos técnicos" a los "ricos y especuladores"; que mantendría los equilibrios macroeconómicos, pero sin respetar "la ortodoxia económica"; desmintió a su principal asesor económico, Rogelio Ramírez de la O, cuando éste dijo que terminaría tratando de aplicar una política económica similar a la de Salinas. Y todo eso ocurrió en la última semana, apenas a un mes de las elecciones.

Mientras Lula, un mes antes de las elecciones, había establecido con toda claridad las reglas del juego con los sectores productivos y los inversionistas nacionales e internacionales, López Obrador los tiene hoy en una incertidumbre mucho mayor que hace unos meses. Ahora, con los nuevos videos, intentará otra fuga hacia adelante que no hará sino acrecentar las dudas que su candidatura ya genera. ¿O usted cree que algo cambiará con el debate de hoy?

¿Apocalipsis?

Catón
Reforma
Junio 6 del 2006

Éste es un día apocalíptico. Hoy se completa el número predicho por el Libro de la Revelación, el ominoso 666. Nos hallamos en el sexto día del sexto mes del sexto año del actual milenio. En este día fatal las tinieblas llenarán el universo, y cesará toda actividad de la CFE. Entonces aprenderemos que los monopolios no son buenos. Yo, previsor y ordenado como soy, me compré con anticipación una vela bendecida, pues únicamente esos sagrados cirios darán luz. Lo malo es que sólo hasta después que pagué el cirio la vendedora me informó que únicamente se encenderá la vela si todos en la casa están libres de pecado. Carajo, ya ni las velas benditas están garantizadas. Tendré que salirme a la calle para que arda la que compré. Como si todo eso fuera poco hoy será el debate presidencial. Ojalá el Apocalipsis no impida su realización. Importante será el encuentro de los candidatos, a pesar de su rigidez -del encuentro, no de los candidatos- y de la dificultad para que en él enfrenten sus ideas (quienes las tengan) y se contesten unos a otros.

Desde su Olimpo personal López Obrador niega que el debate sea significativo, y al parecer no se ha preparado en forma especial para la confrontación. Ciertamente, el encuentro no definirá el resultado de la elección, pero influirá en él. Ya vio AMLO cómo su ausencia en el debate anterior lo hizo bajar en las encuestas. Y ahora está más cerca la jornada electoral. El interés se centrará en el perredista y en Felipe Calderón. Ya Madrazo no cuenta. Al final de esta campaña el priista será como el entrenador de aquel equipo de waterpolo que llegó muy satisfecho del torneo. Perdimos todos los juegos -dijo ufano-, pero no se nos ahogó ningún jugador. Exagerando un poco diré que Madrazo debe aspirar ya solamente a que el PRI mantenga su registro.

Esperemos el resultado del debate. En él muchas cosas pueden suceder. La moneda todavía está en el aire. Este día -cabalístico día- puede influir en la forma en que caerá… Pero no quiero tener en suspenso a la República, ni llenarla de inquietud.

Para sedar a la Nación contaré algunos chascarrillos… El explorador blanco y su guapa esposa cayeron en poder de los salvajes. Después de una breve plática con el jefe de los nativos, el explorador se dirige a la mujer y le dice: Parece que tendrás que irte con ellos, vieja. Ya no se conforman con espejitos y cuentas de cristal… Un señor pasó a mejor vida y llegó a la mansión de la eterna bienaventuranza. En la tierra había sido buen comedor, de modo que se desazonó al darse cuenta de que lo único que se comía en el Cielo eran unos insípidos sándwiches de jamón y queso preparados de mala gana por San Pedro. Decidió darse una vuelta por el infierno, a ver cuál era ahí el menú, y grande fue su sorpresa al ver que Lucifer estaba confeccionando una sabrosísima paella que no era simplemente arroz con cosas, sino una paella con todas las de la ley que hasta en Valencia habría ganado el concurso de paellas. Regresó el señor al Cielo y dijo a San Pedro. Acabo de estar en el infierno, y allá comen paella. ¿Por qué a nosotros nos das sándwiches nomás? Responde con mal humor San Pedro: Para los cuatro que estamos aquí no me voy a poner a hacer paella… Viene ahora un cuento de color subido. En este punto las personas pudibundas deben saltarse hasta donde dice FIN… Un señor se quejaba de lo aburrido que era la vida sexual con su mujer. Cierto amigo suyo le recomendó que probara nuevos modos de hacer el amor. Por ejemplo -le sugiere- el de la carretilla. ¿Cómo se hace eso? -pregunta intrigado el señor. Describe el amigo: Tu señora apoya las manos en el suelo, tú la levantas por las piernas, y así unidos van de un lado a otro. Cuando el señor llegó a su casa le propuso a su esposa hacer aquello. Está bien -acepta ella-, pero con dos condiciones. ¿Qué condiciones? -pregunta el marido. Responde la señora: La primera, que si me canso pueda descansar. La segunda, que no pasemos por donde esté mi mamá… FIN.

Ironías

Federico Reyes Heroles
Reforma
Junio 6 del 2006

"La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe".
Benavente

Aquí estamos, a menos de un mes de las elecciones, en el umbral del debate, frente a una decisión que está en el aire, abrazados por una confusión histórica que ya a pocos preocupa, atrapados por un frenesí que impide razonar, en medio de un fuego cruzado que lleva a preguntarnos cómo será el día después de la batalla. Hace dos décadas la televisión era vista como al arma más poderosa del régimen, brazo opresor de la antidemocracia, obediente instrumento que perdonaba vidas o declaraba la muerte civil. Hoy en cambio sabemos que la contienda se puede dirimir en los 120 minutos de pantalla.

También sabemos que los nuevos videos, transmitidos hasta la saciedad, de nuevo a través de la pantalla, podrían zaherir de muerte a AMLO. Todo puede pasar. ¡Qué emocionante! Vive la democracia. Los spots en el argot televisivo han sido la madre de todas las batallas. Quién pierde en los spots está muerto. Por ello orillamos al IFE y al Trife a entrar en función de censores a un territorio resbaloso. Qué ironía, hace dos décadas se miraba a los aparatos de control corporativo como el gran andamiaje de poder. Hoy la lucha por las plazas es lo de menos, todo ocurre en un área que se mide en pulgadas cuadradas.

En 88 se reclamó que Cárdenas no existiera en los medios. La fallida elección sacudió al país. Cárdenas existió sin televisión. Pensamos que con el régimen del cambio algo cambiaría y hoy -¡qué ironía!- el reclamo opositor que busca poner en entredicho al proceso está centrado en los excesos de Fox en el uso de los dineros y tiempos oficiales para promover a Calderón. El hombre que se vanagloria de haber parido un nuevo país, pone en riesgo la elección por un capricho personal: una barbaridad. Ése es el verdadero demócrata Fox.

Cualquier partido liberal, de izquierda o mínimamente preocupado por la justicia social buscaría proponer gravámenes que solventen las necesidades del Estado para paliar las injusticias. El razonamiento es claro: gravámenes progresivos para poder tener un Estado fuerte. Normalmente los partidos de derecha pugnan por lo contrario: menos impuestos y un Estado que se retrotrae a lo mínimo. Aquí el PRD y el PRI que invocan a la justicia social como su principal oración política, lanzan como gran oferta liberar a los más pobres de un impuesto que la mayoría no paga, pero nada nos dijeron de dónde compensarían el sacrificio en el ingreso, a quién gravarían. ¡Qué ironía! La generación de empleos que habitualmente es bandera de los partidos de centro izquierda hoy la enarbola el PAN. Con otra, desde hace décadas se sabe que los dos principales instrumentos para generar mayor igualdad son la educación y el empleo. ¿Quién entiende?

¿De verdad está México hoy peor que hace dos décadas? No, por supuesto que no. El país no crece lo que debiera y podría, es cierto y de allí la dolorosa expulsión de mexicanos. Pero los salarios reales se han recuperado y gracias a la continuidad entre el PRI y el PAN en ciertas políticas económicas el consumo y el ahorro de las familias se han incrementado notablemente. Las acciones de vivienda se multiplican. Nuestra moneda está fuerte y sin devaluaciones abruptas el ingreso se estabiliza. En la última década muchas familias han dejado el sector primario y hoy trabajan en actividades que les facilitan un género de vida diferente. La economía mexicana es más moderna y más global. Será por las remesas y por los programas asistenciales, pero la miseria extrema se ha reducido. Hay más libertades. Se dice fácil pero es un logro.

La ironía es que nadie defiende esa mejoría fáctica, no subjetiva. Obsesionado como ha estado seis años en acabar con el PRI y fundar un nuevo país, Fox no defiende esa posición porque tendría que reconocer que una parte de sus méritos radica en haberle dado continuidad al pasado que él quiere enterrar. Atrapado por su discurso inventó foxilandia y no señaló los verdaderos logros. Madrazo por su lado resbala en algo similar: por negar al impopular “neoliberalismo” y a los “tecnócratas” olvida que buena parte de las mejorías provienen de gestiones priistas. El beneficiario de esta herencia negada es AMLO que perfila un país al borde del barranco. ¡Qué ironía! Nadie sabe para quién trabaja.

PRI y PRD acusan una “elección de Estado”. El demócrata Fox les da pie. El PRD se encamina al argumento de la “nulidad abstracta”, pero se mantiene en la contienda, por si ganan. El IFE y el Trife caen en el laberinto de perseguir spots que en realidad es perseguir ideas. Y sin embargo, a pesar de estos actores, de esta brutal confusión, de este paroxismo de desconfianzas, lo más probable es que la elección sea pacífica y que imperen las instituciones. Por eso son lo que son, para eso están allí, para contener las maniobras presidenciales, las arbitrariedades de las burocracias, las exageraciones de los partidos y los candidatos, las disparidades de los medios, las demandas infundadas de todos. A pesar del lodo, dos de cada tres mexicanos tienen confianza en el IFE y el Trife no está lejos. Hace 12 años la amenaza era “el choque de trenes”. Zedillo fue Presidente. Hace seis, el día de la elección, el propio Fox invocó un gran fraude. Hoy es la “elección de Estado”. Parece que nunca acabarán.

Qué ironía que sean los propios mexicanos, los principales beneficiarios, partidos y candidatos, los despreciados políticos, los que ataquen a las instituciones. No se dan cuenta de que a pesar de ellos y gracias a ellas es que el país sigue adelante. ¡Qué mayor prueba de institucionalidad que tolerar a estos actores!


Parábola del buen padre pródigo

Luis González de Alba
Milenio
5 de junio de 2006

Hubo una vez un padre cuyos conflictos de personalidad lo llevaban a dar a sus hijos cuanto pedían: que un camioncito eléctrico... allí va el tarjetazo; una muñeca que hace chis... otro tarjetazo. Aumento a sus “domingos”, vacaciones... “¿Es que no lo merecen mis hijos?”, replicaba a quienes lo alertaran sobre los riesgos. Su mujercita vio una casa maravillosa y la compraron con un crédito hipotecario, la amueblaron con todo lo necesario. Cuando llegó el embargo por atraso en los pagos, el buen padre argumentó que no había hecho sino dar cumplimiento a las necesidades de su familia: que no podía dejar a sus hijos sin carne, dijo al carnicero. Y así a todos. Pero nadie se condolió y lo echaron a la calle. Sus hijos limpian parabrisas. Y él se hace cruces: ¡si sólo dio a sus hijos lo necesario!

Prometer no empobrece: 30 universidades o 300... todo es cosa de imaginar regalos, al final dará lo mismo: son promesas sin sustento en la economía real del país.

Para pagar esas promesas ahorrará 100 mil millones, dice Manuel Andrés. ¿Se puede? Sí: recortando la escandalosa nómina de burócratas, obligando a Pemex a trabajar con 30 por ciento menos trabajadores, haciendo trabajar a los inútiles de Luz y Fuerza del Centro, donde hacen 10 el trabajo de uno en la CFE, implantando un régimen de jubilaciones pagado con los propios ahorros del trabajador. Pero... ¿ya le avisó de esas medidas al charro Vega Galina, ahora candidato perredista a senador? ¿Ya negoció el recorte con el sindicato de Petróleos? Si ya lo hizo, mañana salgo a la calle a recibirlo con matracas, banderolas y al grito de ¡Viva El Peje, cabrones!

Pero creo sinceramente que ni siquiera sabe lo que dice. Un análisis acucioso de sus propuestas las revela ingenuas, o ya usadas por el PRI en sus fracasos, o simplemente tontas. Un ejemplo muy claro: dice que hará del sector energético el motor del desarrollo. Pero la aportación de ese sector es inferior al 3 por ciento del PIB, la riqueza producida en México, “mientras las manufacturas contribuyeron con 20 por ciento”, subraya “Un proyecto irresponsable de nación”, análisis detallado hecho por Jaime Sánchez Susarrey (editorial Diana) al Proyecto Alternativo.

No es solamente un error de números, es un error de país: Manuel Andrés propone un motor para un sultanato que sólo produce petróleo crudo. No conoce López Obrador que su país es algo más que los pozos de Tabasco: México es uno de los primeros exportadores de televisores y material electrónico, posee en el norte agricultura altamente sofisticada que trae dólares de Estados Unidos y Canadá, exporta autos y manufacturas que no son más porque el PRI y el PRD han impedido su crecimiento con obstáculos en la legislación, medidas ahuyentadoras de capital.

Su Proyecto Alternativo produjo ya resultados: en el DF los asegurados al IMSS se redujeron 0.6 anual de 2001 a 2004; el desempleo en el país fue de 2.4 por ciento... en el DF subió a 3.6 por ciento, y en 2004 empeoró: fue de casi 5 por ciento (Op. cit.) ¿Y transparencia? Como jefe de gobierno se opuso hasta el último día al Consejo de Transparencia. Y por eso todavía nadie sabe el costo de sus obras públicas.

Pero hay un aspecto todavía más grave: En el capítulo 11 de su proyecto asume que “El Presidente debe ser el principal guardián del sufragio efectivo...” (ídem, p. 122). ¡Zas! No el IFE, sino el Presidente de la República es quien debe velar por el respeto de nuestros votos. ¿No fue eso lo que los mexicanos echamos a la basura? ¿No eran esas, precisamente porque las “vigilaban” Presidencia y Gobernación, “elecciones de Estado”? Pues ese retorno propone, sin sonrojo. Y la intelectualidad le aplaude. ¿No les da vergüenza?

¿Y el combate a la delincuencia? Ah, dice, la delincuencia es causada por la pobreza (tesis clásica de la ultraderecha). Pero los datos dicen lo contrario: entidades ricas del país como el DF, Estado de México y Baja California, son también las de más alto índice delictivo. ¿Entonces?

En fin: de su Proyecto Alternativo, de su carísimo dispendio en medios y el último en cadena nacional y horario triple A (una fortuna que nadie más ha podido desembolsar), sale una radiografía: López Obrador no conoce el país que quiere gobernar. Y como dijo Octavio Paz de otro personaje: no es un hombre de ideas, sino de ocurrencias.

Aterrador

Jaime Sánchez Susarrey
Reforma
Junio 3 de 2006

El Tribunal Federal Electoral ya dio pruebas de sus limitaciones. La resolución sobre los spots del PAN y del PRI constituye un atentado contra la libertad de expresión. Más aún cuando el promocional en que el PRD tacha de mentiroso a Felipe Calderón no fue objeto de ninguna sanción. Pero así son las cosas y nada las va a cambiar. Los siete magistrados que integran el Trife serán quienes califiquen la elección presidencial del 2 de julio. Y lo harán con un margen enorme de discrecionalidad. La legislación es muy laxa. Serán ellos, y sólo ellos, los que determinen si las previsibles quejas de las oposiciones proceden y si se debe, en consecuencia, anular los comicios.

Para colmo, las tribulaciones no terminan ahí. La Junta General del Instituto Federal Electoral acaba de dar un espectáculo lamentable. Contraviniendo su resolución inicial -se había abstenido de vetar para no atentar contra el derecho a la libertad de expresión-, rectificó y ordenó al PAN retirar otro spot. Por fortuna no fue un fallo unánime. Pero, por desgracia, contó con el voto a favor del consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde. Y digo por desgracia, porque él y los consejeros electorales que se le sumaron sí entienden el fondo de la cuestión. Lo que estaba y está en juego es la libertad de expresión.

La rectificación, por lo tanto, no fue efecto de la falta de información o la expresión de un criterio estrecho; no, fue una respuesta pusilánime y anticipada a las presiones que provocaba la resolución del Trife. De hecho, López Obrador fue el primero en denunciar el presunto agravio: cuestionó la tardanza y puso en cuestión la imparcialidad y profesionalismo del organismo electoral. Fue una especie de "se los dije, el IFE no es confiable, el Trife lo acaba de comprobar". Sobra decir que las palabras de AMLO fueron magnificadas y reproducidas por todos los medios y periodistas que le son favorables. Y eso fue justamente lo que atemorizó a Ugalde y a la mayoría de los consejeros que votaron con él.

Todo esto ocurre en el contexto de otra batalla mediática. El PRD y Roberto Madrazo han denunciado que se enfrentan a una "elección de Estado". Los dados, repiten al unísono, están cargados ilegalmente a favor del candidato oficial, Felipe Calderón. Sin embargo, el concepto es en sí mismo desmedido. Resulta absurdo hablar de una "elección de Estado" cuando el partido del presidente de la República no tiene mayoría en el Congreso, cuando el IFE goza de autonomía, cuando el Tribunal Electoral emite un fallo desfavorable (y absurdo) contra el partido del Presidente y cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación se comporta como un poder autónomo e independiente, para no hablar de que el PRI gobierna en 17 entidades y el PRD controla el gobierno de la Ciudad de México.

Y a ello hay que agregar que los recursos financieros y los tiempos de los diferentes partidos en los medios de comunicación electrónicos responden a criterios equitativos. Atrás quedaron las épocas en que el gobierno de la República tenía la capacidad de ejercer influencia o censurar los contenidos en los noticieros, de invertir cinco o 10 veces más en publicidad que todos los partidos de oposición juntos o de disponer de los recursos públicos para financiar la campaña del candidato oficial. Es más, hoy por hoy existe un padrón abierto y público de los programas sociales del gobierno federal, cosa que no se puede decir de programas similares en la Ciudad de México o en algunos estados de la República gobernados por el PRI.

No hay, pues, ningún elemento racional para definir este proceso como una "elección de Estado". Y menos aún cuando la denuncia la hacen dos personajes como Roberto Madrazo y López Obrador. El primero porque ha vivido y organizado comicios desde el gobierno y para el gobierno. Su victoria en Tabasco en 1994 estuvo plagada de ese tipo de irregularidades. AMLO lo sabe mejor que nadie. Pero López Obrador tampoco es ningún santo de altar. No lo fue en Tabasco cuando presidió el Centro de Estudios Políticos y Sociales del PRI en 1982 ni cuando fue presidente de ese mismo partido en 1983. Ni tampoco lo fue cuando utilizó los recursos y las redes clientelares del gobierno del Distrito Federal para imponer al PRD por un amplio margen en el 2003.

La convergencia de López Obrador y Roberto Madrazo parece contra natura, pero no lo es. Ambos son priistas de formación y ambos tienen intereses y objetivos que defender. Entender a AMLO no es difícil. Su convicción y su temple, mesiánico, cimientan toda su estrategia y su visión del mundo. Andrés Manuel está convencido de que la mayoría del pueblo está con él y que la victoria es suya. La derrota en ese esquema no es previsible ni admisible. Es algo que simple y llanamente no puede ocurrir. El vínculo entre el pueblo y el líder es indestructible. Así que si los resultados -como las encuestas- no le favorecen, la causa habrá que buscarla en un complot que habría culminado con un gran fraude electoral.

Roberto Madrazo (ROMA), por su parte, no tiene esa dimensión mesiánica. Es un político pragmático, hábil, pero de miras muy cortas. Tan cortas que su ambición lo llevó a meterse en el brete en que ahora se encuentra. Es el peor candidato en toda la historia del PRI. Ni Labastida hizo un papel tan lamentable. Peor aún, de seguir las cosas por donde van, se va a convertir más temprano que tarde en el enterrador de lo que queda de ese partido. Además, ya no hay tiempo de rectificar ni de enderezar el barco. Todos los pronósticos le son adversos. Su derrota parece inevitable. La pregunta es si será una catástrofe o una pequeña debacle. Y es justamente ante semejante dilema que Houdini (perdón, Madrazo) encontró la cuadratura del círculo: denunciar una "elección de Estado", pelear por su anulación y abrir una segunda oportunidad para el PRI en la que él ya no sería candidato.

¿Es posible que semejante estrategia prospere? Sí, sin ninguna duda. Porque si Calderón se impone por un pequeño margen (dos, tres o cuatro puntos), la descalificación de la elección por el PRI y el PRD tendría un enorme efecto. Los elementos para solicitar la anulación se centrarían en la "inequidad" ("elección de Estado") de la contienda y los magistrados del Trife tendrían la última palabra.

El costo político, social y económico de semejante escenario es aterrador. Basta pensar en un Presidente interino que tendría por misión organizar una nueva elección dentro de poco más de un año... ingobernabilidad, conflictos y anarquía serían la regla, pero para entonces AMLO y ROMA gozarían de cabal salud.

5 de junio de 2006

Tú - Cartón de Abel Quezada (1976)

Razona tu voto

Abel Quezada (1920-1991), ilustre caricaturista y escritor, publicó en 1976 este cartón en Excélsior. Llevaba en esos momentos una clara dedicatoria al entonces Presidente, Luís Echeverría.

Paco Calderón lo recuperó y envió a Denise Dresser, quien lo menciona en su artículo también titulado “” que publica hoy (05 de junio) en Reforma.

Como viene al caso en estos días en que escuchamos promesas a diestra y siniestra ¿no creen?

Sólo cabe hacer la aclaración que la cita que aparece, fue incorrectamente atribuida por Quezada a Abraham Lincoln, cuando en realidad corresponde a William J. H. Boetcker y fue publicado en 1916 (Discurso de los "10 cannots ó 10 no puedes").

Tomando como punto de partida el cartón de Quezada, Denise Dresser en su artículo plantea una crítica a todo el sistema político mexicano, a los partidos políticos y a la sociedad mexicana en su conjunto.

Coincido con Denise Dresser en que, independientemente de quien gane el 2 de julio, a México le hacen falta muchas más cosas de las que nos están prometiendo los candidatos.

Lincoln o Boetcker lo plantearon hace más de un siglo. Quezada se lo reclamó a Echeverría hace 30.

Ya es tiempo de que como sociedad nos empoderemos para exigírselo a los políticos que pretendan gobernarnos, pero ya es tiempo también de que nos comprometamos nosotros mismos y seamos congruentes con lo que decimos que buscamos y con lo que hacemos.

razona2voto@yahoo.com