Yuriria Sierra
Excélsior - Nudo Gordiano
09-06-06
Felipe Calderón y su equipo (un cuarto de guerra por lo general bastante ducho en respuestas rápidas) la han regado de lo lindo en todo el posdebate. Su manejo y respuesta al asunto del "cuñado incómodo" ha resultado en una serie de errores que no se cometen ni en campañas universitarias. Así, un candidato que sale empatado, incluso ganador del debate, se volvió rehén de una acusación lanzada por su adversario. Ahí le va la lista de yerros estratégicos imperdonables:
1. Subestimaron al enemigo. En el debate, Felipe Calderón contestó lo mejor que pudo (y hasta con sentido del humor) al señalamiento de Andrés Manuel sobre los contratos de la empresa Hildebrando. Felipe dijo: "López Obrador miente una vez más, jamás contraté como secretario de Energía a esa empresa". Y con eso se quedaron todos contentos: al escuchar todas las mesas de análisis en las que se decretó un empate técnico y en las encuestas posdebate lo mismo, el equipo de Calderón creyó que el tema no crecería y que no había tenido impacto noticioso. Pero, al día siguiente, Claudia Sheinbaum fue con documentos (que nadie se iba a poner a revisar en ese momento) al estudio de Primero Noticias, comenzó la bola de nieve… y agarraron desprevenidos a los felipistas.
2. Subirse al ring. Tenían 72 horas efectivas de posdebate. Si es cierto que no hay irregularidades ni tráfico de influencias en los contratos de dependencias públicas con Diego Zavala, entonces el manejo para el equipo de FCH debió haber sido muy evidente: no se trataba de no defenderse del ataque (porque ello equivaldría a darlo por cierto), pero tampoco de morder el anzuelo tirado por AMLO. Felipe anduvo en una ronda de entrevistas en todos los medios, aclarando que su cuñado tal y su cuñado no sé cuánto. Lo que tenía que hacer él, adalid del Estado de derecho, era decir que si el PRD tenía pruebas que las presentara ante las autoridades y que éstas investigaran, punto. Aquí se trataba de ganar el posdebate (o de no perderlo) y los perredistas hicieron lo necesario, incluso, probablemente, mentir. Y más aún, mentir para desquiciar a Calderón.
3. Juan Ignacio Zavala. ¿Alguien entiende cómo es que el tercer hermano de Margarita, esposa de Felipe, pero también hermano de Diego, el cuñado de la discordia, siguió apareciendo en medios como no lo había hecho hasta ahora? Los panistas dirán que no hay nada que esconder, que Juan Ignacio es un cuate decente y que, como Diego también lo es, entonces la mejor defensa era no inmutarse. ¿Alguien entiende por qué cometieron esta básica pifia? Yo no.
4. El ultimátum y el spot. Cuando se enteraron de que AMLO presentaría un spot en el que "probaría" su acusación (lo que les interesaba era seguir echando leña al fuego), los calderonistas, una vez más, se tardaron en reaccionar. Mandaron un ultimátum de 24 horas al Peje para que probara su acusación. A la hora de escribir estas líneas desconocemos dicho spot, pero la única estrategia de defensa que le queda en este tema a Felipe es realizar otro y meterlo en cadena nacional justo después del spot del Peje. El spot de éste y el que realice FCH (si lo hacen) será la última imagen que tendremos de ambos candidatos antes de que empiece el futbol.
yuriria_sierra@yahoo.com
9 de junio de 2006
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