15 de julio de 2006

Curandero vs Doctor

Sin estar de acuerdo en todo lo planteado, es interesante ver el punto de vista y la crítica incisiva que suele caracterizar a Denise Dresser respecto al fracaso y la derrota de AMLO.

Denise Dresser
Revista Proceso
(Número 1549)
9 de julio de 2006


Una parte del país preocupada por su salud decidió. Una porción de ese México atribulado eligió. Fue a las urnas y de manera democrática rechazó el diagnóstico que ha hecho —desde hace años— Andrés Manuel López Obrador. El que percibe a la pobreza como cáncer terminal. El que subraya la desigualdad como tumor principal. El que promete una cirugía mayor para extirpar ambas. Rechazado por una pequeñísima mayoría electoral que prefiere seis años más de curitas a una operación incierta. Rechazado por quienes deciden continuar con el mismo doctor en lugar de cambiar de tratamiento. El 35.88% no quiso convertir a AMLO en su médico de cabecera. Pensó que traicionaría la consigna Hipocrática: "No causar daño". Creyó que empeoraría al país con el afán de curarlo.

Y sí, hubo guerra sucia. Y sí, hubo una campaña mediática y política orquestada por Vicente Fox. Y sí, hubo un uso equívoco de los programas sociales en ciertas zonas. Y sí, hubo errores criticables del IFE durante los últimos días. Y sí, Luis Carlos Ugalde merece ser condenado por su incompetencia y los consejeros electorales por su omisión. Y sí, Patricia Mercado le arrebató votos a la izquierda. Y sí, los gobernadores del norte apoyaron a Felipe Calderón. Y sí, Elba Esther Gordillo también lo hizo. Y sí, el establishment político y económico del país cerró filas ante un médico de provincia que amenazaba con remodelar el hospital.

Pero el hecho innegable es que Andrés Manuel llevaba tres años con una gran delantera que dilapidó. Era su elección para perder y la perdió. Porque a lo largo de la campaña electoral, el político sagaz actuó como chamán. Se erigió en curandero. Se dedicó a ofrecer hierbas mágicas y pociones fantásticas y curas misteriosas. Prometió refundar al país y resucitarlo. Creyó – como Hipócrates -- que casos desesperados necesitan remedios desesperados y se dedicó a ofrecerlos, pueblo tras pueblo, plaza tras plaza. Usó la esperanza de mejoría milagrosa como instrumento para ganar votos, para convencer indecisos. Creyó que bastaba anunciar la llegada de la salud, sin pensar con particular claridad cómo garantizarla.

Y para contender dijo muchas cosas lamentables; ofreció muchas prescripciones criticables. Fue doctor de pueblo ante enfermedades globales. Recurrió a las recetas de las tías viejas en vez de disponer del conocimiento de los expertos. Recurrió a la homeopatía en vez de usar los rayos X. Se paró ante México con un maletín lleno de instrumentos de los años cincuenta, para enfrentar enfermedades económicas producto de los años noventa. Se presentó como curandero ante una enfermedad terminal, y no explicó a cabalidad como logaría vencerla. Convocó a los espíritus del pasado en vez de diseñar las herramientas médicas del futuro.

Por ello los remedios que prometió resultaron más atemorizantes que la enfermedad. Para muchos electores, la peor cura para los males de México era la posibilidad un presidente que no supiera escuchar. Que fuera renuente a aprender y pensara que no es necesario hacerlo. Que pensara más en cómo redistribuir que en cómo crecer. Que le apostara a la magia de Macuspana por encima de la medicina moderna. Que intentara sanar a México con sanguijuelas y pociones y rezos y buena fe. Que definiera quién merecía vivir y quién merecía morir. Un doctor milagroso que insistió en parecer peligroso.

Porque uno de los primeros deberes de un buen médico es educar a sus pacientes, prescribirles el medicamento correcto o saber cuándo no administrarlo. Las recetas de AMLO convencieron a algunos segmentos del electorado pero alienaron a otros. La campaña del miedo provocó una epidemia nacional porque López Obrador no se había vacunado contra ella. Al contrario, la alimentó con el discurso de la confrontación constante, con la retórica de la división incestante. El país de los privilegiados vs el país de los marginados. El México de los de arriba vs el México de los de abajo. Andrés Manuel no supo hablar de otra manera y eso lo hundió. No supo actuar de otro modo y eso lo debilitó. Perdió la elección mucho antes del 2 de julio.

Por su obsecación. Por su tosudez. Por no moderar sus posiciones cuando llevaba la ventaja suficiente en las encuestas para hacerlo. Por no atemperar sus posturas y deslizarse hacia el centro pragmático en lugar de atrincherarse en la izquierda recalcitrante. Por no reunirse con los grupos que más le temían antes de que comenzaran la guerra sucia en su contra. De haberse definido a sí mismo como un hombre poco peligroso, se hubiera vacunado ante esa acusación. De haber ofrecido algo menos radical que la amputación de las extremidades superiores, hubiera tenido más pacientes. No hay nada más estimable – según Voltaire – que un médico que ejerce su profesión con cautela y trata a ricos y pobres por igual. AMLO se negó a hacerlo y hoy 247,000 votos de diferencia son el resultado.

Andrés Manuel López Obrador le apostó a un pueblo enfermo y nunca entendió que con él, no le alcanzaba para ganar. Porque hay una parte del país que sí prospera, aunque sea lentamente. Porque Andrés Manuel nunca entendió que al poner primero a los pobres, asustaba a todos aquellos que no se perciben así. A todos aquellos que no querían arriesgar, sino preservar. A todos aquellos que no querían refundar al país, sino conservar lo poco – o mucho -- que han logrado acumular en él. No hay manera de curar a alguien que se cree en buena salud, y una porción del electorado cree que lo está. Allí va cojeando con su crédito, con su vivienda de interés social, con su carro pagado a plazos El México relativamente pobre que se rehusa a admitirlo y a votar por alquien que lo clasifica así.

Pero esa porción del país que AMLO convenció no va a desaparecer tan sólo porque lo saquen a patadas del hospital. No va a guardar silencio tan sólo por los resultados del conteo oficial del IFE. No va a dejar de quejarse tan sólo porque Felipe Calderón ha sido declarado en ganador oficial. Ese México pintado de amarillo está allí, habitado por millones de mexicanos que confían en López Obrador. Le creen. Y no es sólo por pobreza o ignorancia como muchos de sus detractores sugieren. Los que votan en su favor piensan que el diagnóstico que ha hecho del país es correcto. Piensan que no es posible seguir tomando aspirinas para combatir un cancer. Piensan que no es deseable seguir tomando jarabe para la tos ante una pulmonía. Piensan que México necesita algo más que paliativos, algo mejor que placebos.

Y con ellos, AMLO convierte al PRD en segunda fuerza electoral. Con ellos, AMLO duplica el voto para la izquierda en tan sólo seis años. No es poca cosa y él lo sabe. Por eso peleará hasta el último momento; impugnará hasta la última casilla; disputará hasta el último voto. Ha construido un movimiento social y hará todo lo necesario para asegurar su supervivencia. De allí su cuestionamiento al proceso electoral y los resultados que arroja. De allí su posicionamento post-electoral y los riesgos que entraña. Para existir, López Obrador tiene que pelear y seguirá haciéndolo. Hoy como candidato vencido, mañana como luchador social enardecido. Hoy como curandero rechazado, mañana como líder de un frente nacional.

Lo cual le hará la vida difícil a Felipe Calderón en las próximas semanas, en los próximos meses, en los próximos años. Y peor aún si persisten las dudas en torno al proceso electoral. Porque en política todo es percepción y la actuación del IFE ha contribuido a entrurbiarla. Porque no hubo un fraude monumental pero muchos mexicanos empiezan a creer que así fue. Porque la resistencia de tantos a contar los votos alimenta esa creciente convicción. Y peor aún: a lo largo de la campaña que lo llevó a ganar, Calderón nunca vió al país enfermo. Nunca pasó por la sala de ciudadados intensivos. Nunca se asomó a la sala de emergencias. Nunca supo qué decirle a aquellos que no viven, sino sobreviven. En esta elección, Calderón fue un cirujano plástico. Y el pedazo del país que no votó por él, le va a seguir exigiendo una operación quirúrgica mayor.

Mientras Calderón decide cómo reaccionar ante el otro México, López Obrador se encargará de radicalizarlo. De movilizarlo. De liderearlo a cada oportunidad. Y si no hay transparencia total en torno a cada voto que lo llevó a perder, lo hará con aún mayor vehemencia. Recorrerá el país como Jesús, diciendole a cada unos de sus seguidores "levántate y anda". Convocará a asambleas informativas, pidiéndole a sus apóstoles que no pierdan la fe. Continuará diagnosticando ls enfermedades del país a las que hora añadirá los sintomas del fraude. Y marginado de la política formal, es posible que sea más "peligroso" que dentro de ella. El líder que pudo haber sido doctor certificado, ahora convertido en curandero incómodo.

Denisse Dresser es profesora de ciencias políticas en el Instituto Tecnológico de México.

Factor tiempo

Mario Campos
Excélsior

15-07-06

La tragedia de AMLO es que está atrapado entre tres tiempos y, aunque usemos el mismo aparato para cronometrarlos, son distintos los relojes que miden lo jurídico, lo mediático y lo político.

Es una de las variables más importantes en la política. Nadie puede controlarla, pero quienes saben lidiar con ella suelen cosechar éxitos. Lo puede decir Francisco Labastida. Hace seis años era la imagen de la debacle priista y ahora puede presumir de ser senador electo por el voto de los sinaloenses. Otro que lo sabe bien es Cuauhtémoc Cárdenas, quien a lo largo de su carrera ha sido mártir, héroe, muerto político, villano de algunos e indiscutible candidato a figurar de aquí y hasta el 2010. Como se podrán imaginar, la variable a la que me refiero no es otra sino el tiempo.

Siempre importante, en estos momentos se hace más claro su peso. Lo siente, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador. Conocedor como pocos del espectáculo político, el ahora ex candidato sabe que el tiempo juega en su contra y que bien podría sumarlo a su creciente lista de adversarios. Crear y mantener una campaña de resistencia durante dos o tres semanas es una cosa; mantenerla viva durante un par de meses hasta que el Tribunal Electoral anuncie su fallo, es otra muy diferente.

Experto en dar la nota y marcar los contenidos de los medios, López Obrador se ha apoderado nuevamente del control de la agenda informativa. No obstante, empieza a experimentar lo que los economistas llaman rendimientos marginales decrecientes. El primer día que Andrés Manuel convocó a los reporteros para mostrar sus videos, se coló hasta los titulares del día siguiente; conforme avanzó la semana, sus misiles fueron perdiendo terreno en las primeras planas y, ya en la prensa del viernes, las denuncias del tabasqueño terminaron ocupando un espacio en las páginas interiores.

La tragedia de AMLO es que se encuentra atrapado entre tres tiempos, y quien conoce de estas artes sabe bien que, aunque usemos el mismo aparato para medirlo, son distintos los relojes que miden al tiempo jurídico, mediático y político. El primero suele avanzar con mucha lentitud. Es matapasiones, enemigo del rating y, por eso, quizá debamos esperar hasta agosto para saber el veredicto de los magistrados.

El segundo de ellos, el tiempo mediático, es lo opuesto. Corre a gran velocidad y es particularmente cruel, pues la nota de hoy difícilmente seguirá siendo atractiva la próxima semana. No me queda duda, AMLO quisiera seguir hablando del presunto fraude de aquí a que el Tribunal coloque el punto final a esta historia; si por él fuera, cada día dedicaría varias horas a presentar sus videopruebas; el problema para su causa es que no habrá diario, noticiario ni audiencia que lo resista.

El tiempo mediático se alimenta de la renovación constante y difícilmente el movimiento de Andrés Manuel tendrá capacidad para alimentarlo. Más aún, cuando el reloj político también parece estar en su contra.

La política implica movimiento y AMLO, en la lógica de la impugnación, demanda congelar las cosas hasta que se produzca el desenlace. A pesar de sus deseos, el país poco a poco se recupera del impasse que implicó el 2 de julio. Primero, fueron los gobiernos extranjeros quienes a través de sus felicitaciones mostraron que había que volver a la normalidad; los perredistas lograron con cierto éxito contenerlos. Sin embargo, ya se empieza a hablar de los próximos coordinadores parlamentarios y no faltará mucho para que crezcan las especulaciones sobre el siguiente gobierno.

Le guste o no a López Obrador, la rueda del poder no se puede detener por mucho tiempo y sería absurdo, por ejemplo, que los gobernadores de todos los partidos no empiecen a acercarse a quien muy probablemente repartirá el pastel del presupuesto durante los próximos seis años. Por eso, la protesta de AMLO muestra desde ya signos de desgaste. Inevitablemente, pues así es la política, han empezado a surgir los reproches internos y poco a poco surgen los nombres de los nuevos liderazgos; la espera junto a López Obrador se volverá cada día más incómoda y ya hay quienes discretamente buscan las salidas.

Seamos claros: en este escenario, el tiempo no juega del lado de Andrés Manuel. ¿Y cómo afecta a Felipe Calderón? En una primera mirada, pareciera que también es víctima del reloj jurídico. La espera le impide ser noticia —a riesgo de ser criticado por acelerado— y el reloj mediático avanza sin tomarlo en cuenta. Tal vez, para su sorpresa, resulta que el IFE lo reconoció como el candidato que obtuvo el mayor número de votos, pero no todas las cámaras y micrófonos están a su puerta.

Sin embargo, si Calderón sabe leer la coyuntura podrá sacarle provecho. Estar lejos de los reflectores no siempre es una maldición, si eso permite hacer un trabajo político sin tanta presión. Si el silencio público está acompañado por un intenso diálogo privado, quizá la espera no sea tan mala. Al final, el reloj político juega en su favor pues el poder –incluso su mera expectativa– suele ser un incentivo para dialogar y poco a poco los actores irán recuperando su inercia. Visto así, todo indica que, cuando llegue a su plazo el tiempo jurídico, la política y los medios ya habrán dado su contundente veredicto.

macampos@enteratehoy.com.mx

Demostremos democracia

José Rubinstein
Excélsior

15-07-06

No es que a López Obrador le hayan ganado las elecciones, él fue quien las perdió.

Más que ningún otro, Andrés Manuel López Obrador ha sido receptor de la hospitalidad mediática, haciendo copartícipe a la ciudadanía en las inéditas vicisitudes propias de su paso por el gobierno del Distrito Federal. Astutamente capitalizó los vanos intentos del gobierno federal por mermar su ascendente estrella y se convirtió en el aspirante con mayores posibilidades de ganar la Presidencia. El análisis político comprendió cuánta razón le asistía a AMLO en su preocupación por combatir la pobreza, por luchar contra la injusta polarización económica, por eliminar el abuso del poder y del capital.

No es que a López Obrador le hayan ganado las elecciones, él las perdió. Las perdió no asistiendo al primer debate, desairando a las diversas cámaras gremiales, confrontándose con los de arriba, esos los de la derecha, generalizando la omisión de pago de impuestos por parte de los ricos, llamándolos delincuentes de cuello blanco y traficantes de influencias, despreciando la crítica en contra, menospreciando adversarios, chachalaqueando a Fox, enviando cajas sin las evidencias correspondientes, anunciando triunfalistas e invisibles encuestas en su favor. La tenía, era suya y la dejó ir.

Prevalece una constante en el historial de López Obrador, incluso cuando formó parte del mismo gobierno, de mostrarse como un rebelde e idealista luchador injustamente perseguido, inocente víctima de mezquinos intereses.

Votamos más de 41 millones. Las elecciones costaron 11 mil 892 millones de pesos. Confiamos en la legalidad, en la organización e imparcialidad de los funcionarios del IFE. Además, cada partido estuvo representado en cada casilla. El IFE anunció que la apretada votación favoreció a Calderón; sin embargo, el TEPJF será el responsable de calificar las ya impugnadas elecciones y declarar triunfador.

Aun así, anticipándose al veredicto que teóricamente podría fallar a favor de su causa, AMLO no ha dejado títere con cabeza. Para él las elecciones significaron un fraude genérico maquinado, premeditadamente inequitativo, un cochinero. A Ugalde y compañía los tachó de mapaches y delincuentes. Entre otras, a Fox lo llamó traidor, mentiroso e irresponsable. De Calderón ni se diga, pelele y matraquero. Es más, barrió hasta con representantes electorales de su propio partido, culpándolos de vendidos.

AMLO está dilapidando su aún apreciable capital político con inusitado acelere. El desvanecimiento de pruebas exhibidas debilita la credibilidad de futuras acciones. Ha convocado a constantes movilizaciones y marchas. Cómo estarán las cosas que sindicatos como el STUNAM y la UNT resultaron moderados.

AMLO previno que llegará hasta donde la gente quiera, ¿solamente es gente la que lo apoya? ¿Y nosotros, los que hemos presenciado el espectáculo desde la primera entrada y nos sigue manteniendo cautivos en extrainings, acaso nosotros no somos gente?

Por considerarlo oportuno transcribiré el concepto de democracia del premio Nobel de la Paz 1994, Shimon Peres:

"La democracia implica una división, una colección de desacuerdos. No es un lugar de gente similar, sino de gente diferente. Su principio no es la igualdad, sino la igualdad de derechos para que cada quien sea diferente y no obstante las diferencias y los puntos de vista variados, sea posible vivir juntos y sin violencia. La democracia es la historia de la pluralidad y la tolerancia, no de la victoria y la imposición. Por ello, no hay victorias en la democracia, hay paz, y la paz es la verdadera victoria de la vida política de los pueblos".

Demostremos democracia.

jrubi80@hotmail.com

Encuestas (¿oráculos chafas?)

Yuriria Sierra
Excélsior - Nudo Gordiano
15-07-06


Entre tanto rollo con el Tribunal, el voto por voto, los renegados y los peleles, no habíamos tenido tiempo de entrarle a un tema medular en torno de la elección presidencial. El desempeño de las casas encuestadoras: ¿nos mintieron o se mantuvieron dentro de sus márgenes de error? Ahí le va: predicci (agradezco mucho a Roberto Vallín la ayuda para la elaboración de este comparativo):.

Las que "atinaron" al ganador. Las encuestadoras que, incluso en su último levantamiento, dieron como puntero a Felipe Calderón Hinojosa fueron GEA-ISA, Marketing Político y Zogby. Sin embargo, cabe preguntarse si fue cuestión de suerte o de limpieza metodológica. Y eso depende de qué tanto se mantuvieron dentro de sus propios márgenes de error.

GEA-ISA. Esta casa encuestadora, con un margen de error de +/- 2.5, le otorgaba a Calderón una intención de voto de 33% (y obtuvo 35.89%) a Andrés Manuel le daba un 31% de intención de voto (tuvo 35.31%) y a Roberto Madrazo Pintado un 20% de intenciones de voto (alcanzó el 22.26%). Es decir, los resultados del PAN y del PRI se mantuvieron dentro de su propio margen de error, no así los números pronosticados y obtenidos por el PRD.

En el caso de Marketing Político, con un margen de error de +/- 3.3%, si bien acertó al ganador, erró en casi cuatro puntos porcentuales la medición pronosticada para Calderón (le daba 31% contra 35.89% obtenidos), en más de cinco puntos el pronóstico para AMLO (29% en encuesta contra 35.31% en las urnas) y sólo en el caso de Madrazo "le atinó" (22% en intención de voto contra 22.26% en el cómputo final del IFE).

Zogby de plano sí se salió completamente de su propio margen de error (supuestamente de +/- 3.1%) al otorgarle 30% de intención de voto a Felipe (erró por cinco puntos), 27% a Andrés Manuel (equivocándose en poco más de ocho puntos de diferencia respecto del resultado obtenido por el perredista), y sólo se acercó a los números que obtuvo Roberto Madrazo, a quien pronosticó 24% (dos puntos más de los que ganó el 2 de julio).

El "viejo lobo de mar". Es necesario reconocer que la encuesta más pulcra de todas las que se presentaron previo a la jornada electoral fue la realizada por Ulises Belrán y Asociados, publicada en el periódico La Crónica. Antiguo encuestador de la Presidencia de la República en tiempos de Salinas y de Zedillo, el trabajo estadístico realizado por este "viejo lobo de mar" de los estudios de opinión en México, tuvo el resultado más acertado de todos. Con un margen de error de +/- 2.9%, cantó empate técnico entre Calderón y AMLO, ambos con 34%. Así, en el caso azul la varianza fue de 1.89% y en el amarillo de 1.31%. Ulises Belrán dio, pues, el porcentaje más cercano a los resultados obtenidos por ambos candidatos el 2 de julio.

Los que no "le atinaron" al ganador. Al igual que en el caso de aquellas que sí dieron por ganador al ganador, en el caso de las encuestas que pusieron, en su última entrega, a Andrés Manuel López Obrador como puntero en las preferencias, también hay que observar si sus previsiones se mantuvieron dentro de sus propios márgenes de error y, por lo tanto, la encuesta es limpia.

Reforma. Con margen de +/- 2.3%, en su última encuesta daba 34% de intenciones de voto a Calderón, lo que representa que se equivocó en 1.89 puntos. Al Peje le daba 36%, lo que se traduce en una diferencia de apenas 0.69 puntos. Y en el caso de Madrazo, a quien le auguraba 25%, se equivocó por tres puntos. Pero en lo que refiere a los punteros, el yerro no excedió nunca su margen de error.

El Universal. Sus porcentajes fueron casi idénticos a los de Reforma: 34% para FCH, 36% para AMLO y 26% para RMP. El margen de error, sin embargo era de +/- 2.9%. En el caso de los punteros su diferencia con los resultados de la jornada fueron mínimos y se equivocó también en la medición del PRI, otorgándole cuatro puntos más de los que logró en las urnas.

Excélsior-Parametría. La encuesta de casa, con un margen de error de +/- 3.1 le otorgaba 33% de las preferencias a Felipe Calderón, lo que representa una diferencia de 2.89%; mientras que a AMLO, como puntero, le pronosticaba 37%, es decir, una diferencia de 1.69%. En el caso de Madrazo, la diferencia entre la encuesta y el resultado en la jornada fue de cinco puntos. Pero el porcentaje obtenido por la medición de Francisco Abundis para los punteros se mantuvo dentro del margen de error.

Televisa-Consulta Mitofsky. También mantuvo sus resultados dentro de su propio margen de error (+/- 2.4) para los punteros, al otorgarle 33% a Felipe Calderón (diferencia de 1.89 puntos respecto del 2 de julio), y 36% a López Obrador (0.69 puntos más de los que obtuvo). En el caso de Madrazo, la encuestadora de Roy Campos también daba cinco puntos más de los que obtuvo en las urnas.

Milenio-María de las Heras. La encuestadora más famosa de 2000 tuvo una medición desafortunada en 2006. Con un margen de error de +/- 2.2%, María se equivocó en 4.89 puntos en el caso de Felipe Calderón (a quien daba 31% en su última encuesta publicada), y en 7.74 puntos en el caso del PRI, al darle a Madrazo intenciones de voto de 30% (obtuvo 22.26%). Sólo en el resultado de Andrés Manuel estuvo cerca, al pronosticarle 35%, equivocándose sólo en 0.31 puntos.

¿Y los famosos 10 puntos de ventaja? Aunque el nombre del misterioso encuestador que López Obrador citaba sistemáticamente para argüir que mantenía una ventaja de 10 puntos sobre su principal opositor nunca fue hecho público, es sabido de prácticamente todos que la casa encuestadora contratada por Andrés Manuel era Covarrubias y Asociados. Habrá que preguntarles dónde quedaron esos puntos. ¿Le mintieron al Peje, o el Peje nos mentía a todos?


yuriria_sierra@yahoo.com

El azulito, Elba o la fea más bella

Sergio Venegas
Excélsior - Plaza de Armas
15-07-06


Ochocientas cuartillas de catarsis, integran los alegatos de la coalición Por el Bien de Todos ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. En ellas se intenta documentar el complot monumental contra Andrés Manuel López Obrador en el que participan todos: políticos, periodistas, actores y empresarios. No deja títere con cabeza. Los asesores de López Obrador observan "una intensa campaña mediática" promovida por "entidades de interés privado".

Como documenta La Crónica, de Pablo Hiriart, en el escrito acusa de haber influido en los comicios a la telenovela La fea más bella, de Angélica Vale, y al programa Muévete, donde aparecen Maribel Guardia y el luchador Latin Lover. Según los perredistas, en el primero hubo un pronunciamiento en favor de Felipe Calderón y en el segundo espacios para promocionar la candidatura del panista.

La nota publicada por los reporteros Aurelio Ramos y Adrián Castillo no tiene desperdicio. Según El Peje, "es indispensable tomar en cuenta respecto de Televisa todos los programas donde aparece la imagen de Calderón como ‘integración de productos’, como en el caso del programa Muévete de Maribel Guardia donde salen espectaculares de Calderón dentro del contenido del programa. Otro ejemplo son las declaraciones donde la fea más bella se pronuncia por Calderón al aire con 10.83 puntos de rating".

Pero AMLO no solamente peleó con Televisa, también tuvo para los empresarios. Con videos en mano, durante una conferencia de prensa, mostró un paquete de cinco comerciales. Dos del Consejo Coordinador Empresarial en los que, dice, se defiende la línea discursiva del PAN de crisis y estabilidad en caso de una victoria suya: "Miren cómo ligan, los dos dicen 10 años de crisis". Y presentó uno de Jumex en el que criticó la utilización de una pizarra similar a la de los mensajes de Acción Nacional, así como el color de fondo y los efectos de la letra.

"Fíjense en el azulito", pidió. Y nadie vio el "azulito". Desesperado, el jueves encontró a la autora intelectual del fraude, la otrora priista Elba Esther Gordillo: "A Ugalde lo propuso la maestra y toda la integración (del IFE, incluyendo al presidente consejero) se hizo con estas características".

—¿Entonces Gordillo es la autora intelectual del fraude?, se le cuestionó.

—Pues por eso están actuando de esta manera.

Ni hablar, perdimos al paciente. Finalmente no supimos si fue Elba, el "azulito" de los comerciales o Lety la Fea, lo cierto es que hubo compló. Eso quedó demostrado. A López, ahora sí, le tocó bailar con la más fea.


svr@imagen.com.mx

Desdén absoluto por la ley

Catón
Reforma - De Política y Cosas Peores
15 de Julio del 2006

Himenia Camafría, madura señorita soltera, tenía una amiga casada. Un día fueron a tomarse un cafecito, y entraron en el terreno de las confidencias. La señorita Himenia le contó a su amiga un secreto de su vida: “-A mí me fue muy mal con los hombres -le dice-. Muchas veces me dejaron vestida y alborotada”. Confiesa la otra: “-Pues a mí me ha ido peor. Mi marido me deja siempre desvestida y alborotada”… En el primer día de clases en el jardín de niños. La maestra le pregunta a Pepito: “-¿Cómo te llamas?”. “-Pepito” -responde el pequeñín. “-¿Y cómo se llama tu padre?” -quiere saber la profesora. “-Papá” -contesta el niño. “-No -sonríe la maestra-. Lo que te pregunto es el nombre de tu padre”. “-No lo sé” -responde el chiquillo. “-A ver -le ayuda la profesora-. ¿Cómo le dice tu mamá a tu papá?”. Contesta Pepito: “-Le dice ‘irresponsable’. ‘borracho’, ‘inútil’ y ‘güevón’”… Cada día me convenzo más de que si el País hubiese quedado en manos de López Obrador y de su gente ya nunca habría salido de esas manos. La voluntad de poder de los extremistas es absoluta. Quienes empleando todos los medios -morales e inmorales- han hecho del DF su propiedad particular, harían lo mismo con toda la República. Para eso no se detendrían ante nada, igual que amenazan hacer ahora: voceros con representación del PRD han dicho que si el dictamen del Trife no los favorece recurrirán a la insurrección. Eso, que puede sonar a desmesura, y aun a pintoresquismo, evidencia una realidad incuestionable: el desdén absoluto que los radicales partidarios de AMLO sienten por la ley. Si recurren a las instituciones es sólo porque esperan que se allanen a sus exigencias; si no, califican de delincuentes a sus integrantes. Quienes así actúan no representan de ninguna manera a los pobres de México; se representan a sí mismos, y a su ansia de poder. Para ellos los pobres son instrumento, carne de manifestación. Los mueven como a cosas; los llevan y los traen como a ganado. Si estos ambiciosos sin escrúpulos llegaran algún día a apoderarse del País ya no lo soltarían, pues no representan una izquierda democrática, racional, moderna, sino son restos de dogmatismos que en otras partes han desaparecido ya. Estos grupos -estas tribus- no trabajan por la justicia; trabajan por el poder. Si lo consiguen ya no lo cederán por la vía democrática, pues lo suyo es la violencia. Los mexicanos mostraron otra vez el 2 de julio su vocación democrática. Los ciudadanos organizaron las elecciones, las realizaron con eficacia y transparencia, y con su voto ratificaron su voluntad de vivir en paz. Ellos representan en verdad a México, no los violentos que quieren apoderarse del País… Una muchacha fue con el dermatólogo. “-Doctor -le dice, estoy muy preocupada, pues me han salido en el busto unas extrañas manchas rojas”. El doctor le pidió que le mostrara la región afectada por la coloración, y la chica puso al descubierto las ebúrneas redondeces de su turgente galacterio. Echó un vistazo el médico al ubérrimo tetamen. Luego echó otro vistazo, y otro, y otro. Después de aquella concienzuda observación -el médico era un profesional- dictaminó: “-Lo que sucede, señorita, es que tiene usted rozado el pecho. Aquí lo que hace falta es un cambio de navajas de rasurar”. “-No las uso, doctor -replica ella mortificada-. Nunca he tenido vello en el pecho”. “-No me refiero a usted -precisa el médico-. Digo que hace falta que su novio cambie de navajas de rasurar”… FIN.

afacaton@prodigy.net.mx

14 de julio de 2006

AMLO: como te digo una cosa...

Joaquín López Dóriga
Milenio - En Privado
12/07/2006

Los que quieren imponer paraísos terminan construyendo infiernos. Florestán

Me pone mal que Andrés Manuel esté dándole la razón a sus detractores, que siempre me hablaron de su incongruencia y me llegaron a decir que nos estaba engañando.

Y no sólo me pone mal, me enoja.

Porque dijo que no rechazaría los resultados, y los ha rechazado; que no negaría la decisión del IFE, y la ha negado; que no desconocería al ganador, y lo ha desconocido; que no llamaría a la gente a la calle, y la ha llamado; que no recurriría a la movilización, y a ella ha recurrido.

Así, me han reclamado que todo lo que antes de las elecciones decía no, ahora es sí, y a lo que sí, ahora es no: que tenía diez puntos de ventaja en su encuesta no documentada, y no; que aceptaría el conteo rápido, y no; que reconocería el resultado del PREP, y lo niega; que confiaba en ese conteo, y ahora no, por manipulado; que respetaría el resultado, y nones; que en democracia se gana y se pierde, y no, sino sólo cuando pierde el otro; que un voto haría la diferencia, y no, ni uno ni más de 230 mil; que no había fraude, y que sí; que la jornada fue impecable, que no, que fue un cochinero; que ganaba por 500 mil votos, y no; que no habría conflicto poselectoral, y ya lo iniciaron; que no hubo complot, y ya es una conspiración; que no pediría la anulación de las elecciones, y ya la pidieron.

Y falta otro: que respetarán el fallo del Tribunal y, se adelanta ya que sólo así les da la victoria que en las urnas, hasta ahora, no han documentado.

Es la contradicción: es uno si gana, otro si pierde.

Ahora convoca a las masas para lanzar una reedición del desafuero con los mismos métodos, movilizaciones y moños, con los mismos actores, película que ya vimos pero que nadie puede asegurar que tenga el mismo fin.

Claro que está en su derecho de impugnar, pero es su obligación reconocer y aceptar el fallo final del Tribunal, lo que no veo, cuando está dispuesto a todo, no importa qué, para alcanzar la Presidencia de la República.

Ya es algo personal.

¿Qué nos garantiza, después de sus contradicciones, que respetará un fallo del Tribunal ratificando el triunfo de Calderón?

Nada.

¿Quién será el primero en abandonar a López Obrador?

Ciro Gómez Leyva
Milenio - La historia en breve
14/07/2006

Corrió ayer la versión de que Andrés Manuel López Obrador pediría a los candidatos a diputados y senadores de la coalición Por el Bien de Todos que ganaron en las urnas el 2 de julio, que rechacen sus triunfos y desconozcan los comicios, por fraudulentos.

Leonel Godoy, quién ganó un escaño en el Senado y fue presidente del PRD y secretario de Seguridad Pública en el gobierno de López Obrador en el DF, negó categóricamente tal versión. “Es un tema que ni siquiera se está discutiendo”, me dijo. “Tendría que ser la postura de toda la coalición, pero, insisto, ni siquiera se está discutiendo”.

Algo hay en el aire, sin embargo. Más de un candidato ganador del PRD me ha dicho que, en modo alguno, dejaría su curul por seguir a Andrés Manuel en una aventura o ilegalidad. Y es que, subrayan, hay una contradicción grande al tratar de condenar los paquetes para Presidente de la República y validar las cajas de diputados y senadores.

Los contaron las mismas manos, los revisaron los mismos ojos, los firmaron las mismas plumas. Si hubo fraude, ellos ganaron a pesar del fraude, ¿por qué se tendrían que inmolar, a título de qué? Sotto voce esparcen la especie de que se sentarán en San Lázaro y Xicoténcatl, independientemente de la suerte que corra la elección presidencial.

Ayer, también, Francisco Hernández Juárez y Agustín Rodríguez, líderes de los sindicatos de telefonistas y trabajadores de la UNAM, respectivamente, me garantizaron que quieren que se aclare la elección, tanto como la paz y la tranquilidad para México, por lo que no se movilizarán sin ton ni son para apuntalar a su candidato López Obrador.

¿Por qué Dante Delgado y Convergencia, Alberto Anaya y el Partido del Trabajo, victoriosos el 2 de julio, tendrían que pensar distinto que este par de sindicalistas?Miles marcharán el domingo con López Obrador porque todavía hay una causa por la que luchar: que el Tribunal recuente los votos para Presidente de la República en 50 mil casillas.

Pero no todos lo van a seguir a ciegas siempre, y menos si la ruta es la de la desmesura, la locura. El naciente movimiento post-2 de julio se regirá también con la lógica de los intereses políticos y los criterios del sentido común, y no con el misticismo de una secta que camina detrás de un apóstol hasta el fin del mundo.

"Querido Andrés Manuel"

Francisco Martín Moreno
Excélsior

14-07-06

Todos coincidimos en la necesidad inaplazable de rescatar a los marginados, sólo que yo no coincido contigo en las estrategias que has planteado para sacarlos de la miseria

No existe ningún mexicano, medianamente sensato, que no esté de acuerdo con tu tesis consistente en que "primero los pobres". ¡Claro que primero los pobres! ¿Quién puede oponerse a semejante propósito político y social? Quienes realmente queremos a este país deseamos elevar a la altura mínima exigida por la dignidad humana a todos aquellos compatriotas que carecen de lo estrictamente indispensable. ¡Claro que queremos educación para todos! ¡Claro que queremos bienestar para toda la nación! ¡Claro que queremos un ingreso per cápita de cuando menos 30,000 dólares al año para cada mexicano! ¡Claro que queremos apagar todas las mechas encendidas, que no hacen sino atentar en contra de la estabilidad y del desarrollo en general del país! ¡Claro que queremos aumentar el ingreso, pero a través de la productividad y no mediante decretos ya conocidos que disparan la inflación con todas sus consecuencias!

¿Quién no desea ayudar a los indios de México? ¿Quién no desea alfabetizarlos? ¿Quién no desea contener la emigración de cientos de miles de mexicanos a Estados Unidos? ¿Quién no quiere agua potable, televisión, estufas, piso de concreto y paredes de ladrillo en cada familia mexicana?

Querido Andrés: Todos coincidimos en la necesidad inaplazable de rescatar a los marginados, sólo que yo no coincido contigo en las estrategias que has planteado para sacarlos de la miseria. Entiende que la única célula generadora de riqueza es la empresa y los empresarios; a los que tú llamas hambreadores del pueblo o parásitos sociales, son los agentes operadores del bienestar. La práctica lo ha demostrado. Mientes.

Todos coincidimos con el fin, pero la mayoría no está conforme con tu método. Se vio en las urnas. Ni partiendo el sueldo de los funcionarios públicos a la mitad ni evitando la corrupción que devora lo mejor de nuestro país, podremos generar la suficiente riqueza para crear los empleos que requiere México, la herramienta más eficaz para ayudar a los pobres que tanto nos preocupan. Tu diagnóstico está equivocado. Un gobierno encabezado por ti jamás creará los empleos que requiere México ni extinguirá las mechas encendidas ni impulsará la recaudación tributaria indispensable para que el gobierno aumente significativamente el gasto en Desarrollo Social. Nadie con dos dedos de frente podría aceptar que tus tesis económicas ayudarán a la capitalización de las empresas ni estimularán la investigación tecnológica ni ampliarán los mercados ni estimularán la competitividad en el comercio internacional ni abaratarán costos de producción ni propondrán alternativas inteligentes para modificar el TLC, dando los pasos adelante necesarios para acercarnos, poco a poco, al esquema de una comunidad económica de Norteamérica.

No tienes ningún derecho a detener la inversión extranjera ni la doméstica, que tanto necesitamos para prosperar. No tienes justificación para espantar a los capitales que vienen a ayudarnos a construir un México mejor. Careces de elementos, nunca los tendrás, para estimular el odio entre todos los mexicanos ni para polarizar este país ni para crear trincheras entre todos nosotros únicamente para dividirnos, la única condición en que los mexicanos hemos sido históricamente derrotados.

Tú no representas a la izquierda, sino al más catastrófico populismo, del que yo no quiero jamás volver a acordarme. Izquierda era la de Mitterrand, la de Felipe González, es la de la Bachelet, a diferencia de la supuesta izquierda de Chávez o la de Castro, quien ha impuesto la felicidad con la fuerza de las bayonetas...

No, no, Andrés, para ti es irrelevante el incendio de todo lo mío, la destrucción de todo lo que he construido en los últimos siete siglos. Es claro que no te importa que nos volvamos a incendiar como en 1810, en 1858 o en 1910, siempre y cuando tú puedas compensar los vacíos sicológicos que se remontan a tu infancia. No, Andrés, ese no es el camino. Si el padrón federal lo integran 72 millones de electores y de ellos sólo 14 millones votaron por ti, entonces 58 millones no te quieren en la Presidencia, o sea, más de 80% te rechaza como jefe del Ejecutivo.

Antepones tu bienestar personal al mío. Deseas intimidar a las autoridades judiciales mediante la protesta callejera. No quiero un Mussolini mexicano que acepte la ley siempre y cuando le beneficie y que rechace a la Constitución por ser una herramienta a favor de la burguesía. La mayoría somos conscientes de nuestras debilidades económicas y sociales, sólo que hemos decidido no convocarte a ti para resolver los difíciles problemas que nos aquejan.

Abandona el llamado a la violencia. Abstente de erigirte como intérprete de la voluntad popular y resígnate a aceptar tu derrota. La mayoría de los mexicanos no te quiso en la Presidencia de la República, porque lejos de ayudar a los pobres los hundirás más en la desesperación hasta que volvamos a matarnos con las manos entre nosotros mismos.

Atentamente,

El pueblo de México.

fmartinmoreno@yahoo.com

AMLO se va quedando solo

Jorge Fernández Menéndez
Excélsior - Razones
14-07-06


Sin duda, la manifestación programada para el domingo por López Obrador será multitudinaria: movilizar gente utilizando una dosis alta de manipulación e indignación, intereses ("si no vienes, no cobras tu pensión de 700 pesos") y los recursos del erario (y el GDF tiene un presupuesto de cien mil millones de pesos anuales que se puede utilizar) termina siendo sencillo. Pero el hecho es que, independientemente de marchas, en el plano político, López Obrador se va quedando solo.

Ya no se trata de la distancia que han puesto con él todos los demás partidos que participaron en los comicios y no respaldan su impugnación, ni los enfrentamientos ya abiertos con las instituciones electorales, con los medios que no le creen a pie juntillas su versión o con los gobiernos extranjeros que han reconocido el triunfo de Felipe Calderón: en estos días, López Obrador, en la misma medida en que radicaliza su discurso, está perdiendo cada vez más aliados. El hecho es lógico: es imposible seguir a un líder que acusa a sus bases de haberlo traicionado, al IFE de ser "un delincuente" y que argumenta que ganó sólo basándose en su propia palabra y sin mostrar más pruebas de sus dichos que los videos de cuatro casillas que ya se demostró que fueron truqueados y cuyo contenido fue negado por los propios representantes de su partido. Un candidato que recurre como última instancia al Tribunal Electoral, pero aclara que, si no resuelve el caso como él quiere, tampoco lo reconocerá. Si el TEPJF, como todo lo indica, legitima el resultado electoral, ¿qué es entonces lo que queda para AMLO y sus seguidores?

Muchos de sus aliados también se lo preguntan y, como no tienen respuesta, han comenzado a tomar distancia. El miércoles, la Unión Nacional de Trabajadores, que agrupa a varios sindicatos importantes, como los telefonistas, el SME, los del Seguro Social y los trabajadores de la UNAM, entre otros, resolvieron no seguir a López Obrador en su retórica y sus movilizaciones. Se limitaron a decir que dejaban en libertad (como si pudieran hacer otra cosa) a sus afiliados para concurrir o no, pero como sindicatos y central exigen que se respete el resultado y a las instituciones electorales. Otra central sindical, la CROC, que apoyó a López Obrador en las elecciones, anunció que el respaldo se basaba sólo en el llamado voto útil, que el episodio concluyó y ahora, incluso, buscará reinsertarse en el priismo para trabajar en su "renovación".

El jefe de Gobierno electo en el DF, Marcelo Ebrard, no sólo no canceló, como se le había solicitado, su boda con Mariagna Pratts, sino que, como es lógico, decidió irse de luna de miel a Cancún y la continuará estos días por un par de destinos en el Pacífico mexicano. Ya López Obrador en el mitin del sábado lo ignoró y, por su parte, Ebrard ya fue destapado por sus colaboradores como la expresión de "la izquierda moderna", de cara a 2012. Cuauhtémoc Cárdenas se ha negado a respaldar la posición de López Obrador y se ha ido a una reunión de la Internacional Socialista a Europa y no regresará en varios días a México. En el equipo de López Obrador incluso le han "exigido" a Cárdenas que renuncie a la Comisión Organizadora del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución y, obviamente, el ingeniero no ha aceptado esas presiones. Los gobernadores de Michoacán y Zacatecas, Lázaro Cárdenas Batel y Amalia García, respectivamente, no han aparecido desde que el 3 de julio fueron injustamente agredidos y acusados de "traidores" por los incondicionales de AMLO cuando se reunieron con éste. El gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca, también ha dicho que reconoce los resultados y a las instituciones electorales y se ha alejado de López Obrador. ¿Qué le queda al ex candidato?: las bases de un partido que ha sido sacrificado una y otra vez por algunos de sus dirigentes y a quienes se les hizo creer, desde tiempo atrás, que las elecciones eran sólo un trámite a cumplir antes de hacerse con el poder. Pero incluso López Obrador no recurrió para la campaña a su partido, por lo que el compromiso de éste con el ex candidato no es tan sólido como podría pensarse.

López Obrador decidió apoyarse en las redes ciudadanas que su equipo creó, juntando personajes de todo tipo y todos los orígenes políticos, unidos sólo por el respaldo a López Obrador: esa estructura servía para hacerse con el poder, pero no sirve cuando éste no se obtuvo. Y ya López Obrador ha decidido responsabilizar también a esas redes ciudadanas y a los representantes de casilla de su propia coalición de haberlo traicionado y haberse vendido. Pero resulta que el constructor de esa red de representantes de casilla es nada menos que uno de sus más cercanos amigos, Alberto Pérez Mendoza, a quien había designado coordinador de defensa del voto de la campaña y quien contó con un presupuesto de 300 millones de pesos para montar esa estructura nacional.

¿Hubo representantes de partido pagados el 2 de julio? Sí y, según su propio testimonio, fueron los representantes de casilla del PRD, que recibieron 300 pesos si les tocaba estar en una federal y 200 en una local. Sólo en Guanajuato, según el dirigente estatal del PRD, José Luis Barbosa, el partido y las redes ciudadanas pagaron, por ese concepto, cinco millones de pesos.

Pero el mismo Pérez Mendoza es el que aparecía, junto con Claudia Sheinbaum, coordinando todo el operativo de financiamiento de la campaña de AMLO desde el Gobierno del DF, según los documentos divulgados por El Economista el 12 de junio pasado. Pérez Mendoza se encargó, según aquellos documentos, de lograr que las empresas contratistas del GDF "cooperaran a fondo", sobrefacturando por sus obras. También estaba encargado de los "giros negros". Así se financió esa red de "protección del voto" que, según AMLO, terminó siendo parte del complot en su contra. No todo se compra con dinero.


www.nuevoexcelsior.com.mx/jfernandez
www.mexicoconfidencial.com

La impugnación

Pepe Grillo
Crónica
14 de Julio de 2006

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Es un texto digno de la picaresca política mexicana, la impugnación de López Obrador…

Acusa del compló en su contra, a la telenovela La fea más bella, de Angélica Vale, porque un actor dijo que votaría por Calderón.

Y también a la guapa Maribel Guardia, y su programa Muévete, donde “hubo espacios” a favor del panista.

Otro en el compló, dice, es un tal Agustín Adalid, que canta “El Corrido del Pejelagarto”.

Y a los Starbucks Cofee, Domino’s Pizza, Burger King, Popeyes, Coppel, Dulcera De la Rosa y Chilli’s, porque allí presionaron a sus empleados para votar por el PAN, aunque no dice cómo.

A Mario Beteta y Pedro Ferriz de Con, por su sesgo informativo en contra.

Y el colmo, que el 2 de julio Televisa no envió cámara en helicóptero a tomarlo votando.

Y así, más de 800 páginas

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pepegrillo@cronica.com.mx

La depresión postelectoral de López Obrador

Bertrand de la Grange
Crónica
14 de Julio de 2006

¿Finge el astuto Andrés Manuel López Obrador el colosal coraje que reflejan su mirada fija y su sonrisa congelada? Lo pensé al inicio, pero rápidamente me di cuenta de que no: el hombre está realmente afectado por lo que La Jornada llama “depresión postelectoral”. Claro está, la psicoanalista social Guadalupe Sánchez, citada por ese periódico, no se atreve a presentar un diagnóstico sobre el candidato del PRD. El autoproclamado “indestructible” es inmune a la debilidad y a la desesperanza. El objeto del análisis de la especialista son los electores frustrados por la derrota de su candidato y “por la falta de certeza en el resultado de los comicios”. En pocas palabras: muchos de estos ciudadanos –cerca de 15 millones, lo que no es poco– estaban absolutamente seguros del triunfo y, si su pronóstico no ha sido ratificado por el IFE, es porque hubo mano negra, una conspiración para robarle la victoria al candidato que iba a realizar el cambio que habían estado esperando durante tantos años. “Se sienten víctimas de un abuso de poder”, dice la experta. Sin la menor duda, la frustración debe de ser mayúscula en esos sectores. Veían la elección como un simple trámite, una confirmación oficial de las encuestas: si así fuera, Daniel Ortega hubiera ganado en 1990 en Nicaragua y nadie hubiera oído hablar nunca más de Violeta Chamorro. Por cierto, esas encuestas, que oscilaban entre el “empate técnico” y una victoria holgada de López Obrador, ya no son tema de análisis, y todo el mundo parece haberse olvidado de la más estrafalaria, la de María de las Heras, que se quedó a un paso de anunciarnos la inevitable victoria del PRI.


Sin tener la misma formación que la psicoanalista citada, comparto su diagnóstico (bastante obvio, por lo demás), que he observado en otros países en situación de polarización extrema. En Nicaragua, los sandinistas, que disponían de las armas y de todo el aparato represivo, aceptaron a regañadientes su derrota electoral únicamente cuando la comunidad internacional ejerció una tremenda presión política y económica sobre los comandantes. Sin embargo, creo que los comentarios de la experta y de varios otros especialistas citados por La Jornada se aplican con creces al propio “candidato de los pobres”. A diferencia de los ciudadanos comunes y corrientes, que no viven de la política y deben buscar el sustento diario de sus familias, López Obrador no tiene otra preocupación que la de llegar a la Presidencia de la República a como dé lugar. Se trata ahora, más bien, de una obsesión, como lo diría cualquier psiquiatra. Tanto como sus huestes, el candidato del PRD estaba convencido desde hace mucho tiempo de que la victoria era suya, y su frustración parece aún mayor que la de sus seguidores. Basta verle la cara de funeral y ese rictus permanente de rabia, que contrasta con las caricaturas que sus simpatizantes pasean por todo el país, donde aparece con una sonrisa pícara y la banda presidencial puesta.

Hay una diferencia abismal entre la verdadera tristeza de los simpatizantes del PRD y la ira postelectoral del líder. López Obrador sabía desde la tarde del domingo, es decir, varias horas antes del cierre de las casillas, que se había dado un vuelco notable en las preferencias de los mexicanos y que Felipe Calderón se perfilaba como el vencedor. Cuando se terminó la votación, el candidato de la izquierda tenía en mano varias encuestas a boca de urna y recibió muy pronto los conteos rápidos. En ningún momento le llegaron los datos que esgrimió esa misma noche en televisión, que le daban supuestamente la victoria con 500.000 votos. Fue un farol para intimidar a sus adversarios, al IFE y a los medios, y para movilizar a sus huestes y a la prensa internacional contra un posible “fraude”. La reacción inmediata de Calderón neutralizó la maniobra, pero era sólo la primera de una serie de escaramuzas. Ya sabemos que López Obrador no se detendrá ante nada. Ha acusado a varios representantes de su propio partido de haberse vendido y ha calificado a los miembros del IFE de “delincuentes”. A este ritmo, se va a quedar solo, encerrado en su Numancia personal. “Cada vez estoy más convencido de que he ganado la elección presidencial”, decía ayer. Esto ya suena a delirio de persecución o de grandeza en su forma alucinatoria, según la literatura psiquiátrica. Si finalmente obtiene el recuento “voto por voto” y el nuevo resultado no le favorece, pedirá la anulación de la elección. Para lograrlo, seguirá llenando el Zócalo de gente humilde que no sabe que él sí sabe que ha perdido ante Calderón. Tabasco 2000 sólo fue un ensayo, ahora viene la verdadera prueba de fuego. Que todo ese gran teatro mantenga a México en vilo durante meses y afecte negativamente a la economía no parece preocuparle lo más mínimo.

Después del diagnóstico, el remedio. ¿Cómo desactivar esa bomba de tiempo, que se alimenta de la frustración, muy real, de la gente? Varios líderes de opinión que se oponían al recuento voto por voto empiezan ahora a tambalear ante una situación que califican, acertadamente, de “socialmente explosiva”. El Tribunal Electoral está ante una disyuntiva tremenda, a sabiendas de que el objetivo real del candidato perdedor es la anulación de la elección si no se le concede el triunfo. Los magistrados pueden actuar conforme a la jurisprudencia y limitar el recuento a las casillas sospechosas, o aceptar a rajatabla las exigencias de López Obrador, con la esperanza de que las protestas pierdan fuelle ante las pruebas contundentes de la victoria de Calderón y el aval de la comunidad internacional. ¿Es eso ceder al chantaje de un individuo que amenaza con tomar el país como rehén durante los próximos seis años? Se puede ver el asunto de dos maneras: como el pago de un rescate o como el mal menor. En cualquier caso, ninguna resolución calmará la sed de poder del tabasqueño. Lo importante vendrá después, con la formación de un gobierno plural, que deberá tomar medidas audaces para solucionar el problema de la pobreza y esto implica, entre muchas otras cosas, la abolición de los privilegios y de los monopolios privados. Si Calderón no lo hace, las frustraciones crecerán aún más.

bdgmr@yahoo.com

Hasta que la gente se canse

Demetrio Sodi de la Tijera
El Universal
14 de julio de 2006

La pregunta que mucha gente se hace es: ¿hasta dónde está dispuesto López Obrador a llevar el conflicto electoral que estamos enfrentando?


Para Felipe Calderón el mejor escenario es que el conflicto y la protesta vayan perdiendo fuerza y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no enfrente una presión social que lo obligue a abrir todos los paquetes electorales o a anular la elección y, por lo tanto, confirme lo más pronto posible el triunfo que tuvo en las urnas y en los conteos preliminar y definitivo. Para López Obrador la estrategia es totalmente diferente, sabe que perdió y nunca va a reconocer el triunfo de Felipe Calderón; su única posibilidad es montar una farsa para desprestigiar la elección y al IFE y esperar que la movilización e inestabilidad política y social obliguen al tribunal, no sólo a abrir los paquetes, sino a anular la elección.

La elección del pasado 2 de julio ha sido la mejor organizada y limpia de nuestra historia. El comportamiento del IFE y sus consejeros ha sido ejemplar, y las pruebas que ha presentado el PRD para descalificar la elección han sido ridículas; por eso quieren la apertura de todos los paquetes electorales, para ver si el tribunal encuentra lo que ellos no han podido encontrar. Recurren a las movilizaciones, no porque crean que la apertura de paquetes vaya a revertir el resultado electoral y de el triunfo a López Obrador, sino para crear una tensión política y social que obligue al gobierno y al tribunal a anular la elección.

Si realmente confiaran en el TEPJF no le darían prioridad a la movilización social, ni a convencer a sus seguidores de que ganaron pero son víctimas de un escandaloso fraude electoral. López Obrador y su equipo más cercano saben que perdieron, y saben que la única posibilidad de mantenerse en la vida política es convirtiéndose en víctimas de una elección de Estado y de un gran fraude. No importa lo que determine el Tribunal, nunca van a aceptar su derrota y van a cuestionar, durante los próximos seis años, la legitimidad de Felipe Calderón. Es una estrategia para mantenerse vivos políticamente y no perder el control del PRD.

López Obrador se rodeó de un grupo de ex priístas que le apostaron todo su futuro político a esta elección y que son mal vistos dentro del PRD. Ellos fueron los principales responsables de que AMLO perdiera; por ellos y por el autoritarismo de López Obrador, muchos perredistas se alejaron y no votaron por él. Mintieron diciendo que iban arriba en las encuestas y ahora quieren justificar sus errores inventando un fraude electoral que no existió.

Desgraciadamente, AMLO y su equipo están dispuestos a llevar al país a una situación extrema. No es un conflicto entre derecha e izquierda o entre pobres y ricos, es una lucha por ambiciones políticas y económicas personales. No es una lucha por un proyecto de país, es una lucha por un proyecto personal. No les importa el desprestigio de las instituciones o la inestabilidad política y social que provoquen, sus ambiciones están primero.

No sabemos hasta dónde puede llegar el conflicto electoral, porque no tiene que ver con el conteo de votos o con la resolución del TEPJF; si el resultado les es adverso, no se anula la elección, y se le da el triunfo a Felipe Calderón, están dispuestos a impulsar una confrontación política y social durante los próximos seis años. Nunca van a aceptar que perdieron y nunca van a reconocer la legalidad de la elección y el triunfo de Felipe Calderón. Con ellos no es posible la negociación, lo que hay que esperar es que la gente se canse y les dé la espalda.

demetriosodi@hotmail.com
Senador de la República

Los tres escenarios para el Tribunal Electoral

Redacción
El Universal
13 de julio de 2006

Ciudad de México - Una análisis jurídico sobre las posibles respuestas que puede dar el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a los juicios promovidos por la coalición Por el Bien de Todos muestra que la alianza que encabeza Andrés Manuel López Obrador tiene pocas probabilidades de que se realice el conteo voto por voto, de que, en su caso, se anule la elección presidencial y de que sea anulado el resultado de un número importante de casillas.

Conteo voto por voto

Jurídicamente es improcedente la apertura de la totalidad de los paquetes electorales; sin embargo, con el propósito de atender la pretensiones de la coalición Por el Bien de Todos y dar cauce a la presión política que se ejercerá sobre el TEPJF, se estima que podría llegar a ordenar la apertura de algunos paquetes electorales donde la autoridad distrital, teniendo elementos para abrirlos, no lo hizo; o bien, si se cumple con los requisitos señalados en la ley y que ha reiterado el TEPJF en la jurisprudencia para hacerlo.

Anulación de la elección

Todos los agravios que invoque la coalición deben quedar debidamente acreditado, por lo tanto, deberán presentar el material probatorio necesario para fundamentar sus afirmaciones. Solamente las documentales públicas hacen prueba plena en materia electoral; el resto de las pruebas deben relacionarse entre sí y causar suficiente convicción en la autoridad judicial sobre la veracidad de los hechos afirmados para ser tomadas en cuenta.

Las irregularidades deben ser determinantes para el resultado de la votación, tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo, de modo tal que debe quedar acreditado que fueron lo suficientemente graves y generalizadas como para haber influido en el electorado, de tal forma que de no haberse cometido, el resultado de la elección habría sido distinto.

Respecto al argumento de la coalición sobre la campaña negativa en medios contra López Obrador, hay que recordar que no se vulnere el principio de equidad cuando ambos candidatos realizan campañas similares, en igualdad de condiciones frente a los medios de comunicación.

El TEPJF ha resulto que el ejercicio del derecho al voto que hayan expresado válidamente la mayoría de los electores no debe ser viciado por las irregularidades e imperfecciones menores que sean cometidas durante el proceso electoral y que, al no ser determinantes, sean insuficientes para acarrear la sanción de nulidad.

El pretender que cualquier infracción de la normatividad jurídico-electoral diera lugar a la nulidad de la votación o la elección haría nugatorio el ejercicio de la prerrogativa ciudadana de votar en las elecciones populares y propiciará la comisión de todo tipo de faltas a la ley, dirigidas a impedir la participación efectiva del pueblo en la vida democrática, la integración de la representación nacional y el acceso de los ciudadanos al ejercicio del poder público.

Anulación de casillas

Por la forma en que se desarrolló la jornada electoral, el tipo de irregularidades que se llegaron a reportar durante la misma, el cuidado del Instituto Federal Electoral en la organización de la elección y en la capacitación de funcionarios de las mesas directivas de casillas y las declaraciones hechas por las autoridades electorales en los últimos días, se estima que existen pocos supuestos en los últimos días, se estima que existen pocos supuestos en los que se puedan acreditar causales para anular la votación de un número de casillas, como para revertir los resultados de la votación.

Además debe tomarse en cuenta que el Tribunal Electoral en distintas tesis ha reiterado que para anular la votación recibida en una casilla, la irregularidad aducida debe ser determinante para el resultado de la votación, es decir, debe acreditarse que no de no haberse cometido dicha irregularidad, el resultado de la votación habría sido distinto.

En el caso de las irregularidades por error en escrutinio y cómputo debe acreditarse que el error en el número de votos es igual o mayor a la diferencia entre los partidos que hayan obtenido el primero y segundo lugar en la votación, para que se acredite la determinancia, señala el estudio jurídico.

Ceguera

Sergio Sarmiento
Reforma
14 de Julio del 2006


“Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana.
Y no estoy tan seguro de la primera”.
Albert Einstein

El PRD consiguió un gran avance en la elección federal del pasado 2 de julio. Su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, se quedó a 0.58 por ciento de ganar la elección. La diferencia es tan poca que los ajustes que efectúe el Tribunal Electoral podrían darle el triunfo.

El número de diputados del PRD pasó de 97 en la LIX Legislatura que está terminando a 127 en la que comenzará el próximo 1 de septiembre. 25 por ciento de las curules de la Cámara serán negro-amarillas. El PRD, de hecho, podría haber tenido otros 33 diputados de no haber establecido su alianza con Convergencia y el Partido del Trabajo, la cual no parece haber aportado gran cosa a la coalición Por el Bien de Todos, pero les dio a estos dos partidos una representación que nunca habrían soñado con sus propias fuerzas.

En el Senado, el PRD logró 29 escaños, que podrían haber sido 36 de no haber tenido que compartirlos con Convergencia y el PT. El partido ha casi duplicado su participación en esta Cámara, en la que actualmente cuenta con apenas 15 lugares.

El problema es que los perredistas -o por lo menos Andrés Manuel López Obrador- no han quedado conformes con este resultado. No están impugnando la votación para las Cámaras del Congreso, seguramente porque se dan cuenta de que han obtenido un avance espectacular. Sólo quieren modificar el resultado de la elección presidencial. La razón, como lo decía hace algunos días Gerardo Fernández Noroña, vocero del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, es que: “No somos segunda fuerza: somos la primera”.

Que el PRD y sus aliados presenten impugnaciones ante el Tribunal Electoral no sorprende ni debe molestar a nadie. Para eso existe, precisamente, esta corte. Pero López Obrador y sus aliados no se han detenido en las denuncias legales. Han emprendido una campaña de descalificación de todo el proceso electoral. Han tildado de delincuentes a los consejeros del IFE y a los funcionarios ciudadanos de casilla que trabajaron sin descanso y sin paga el día de la elección. Han acusado de corruptos a sus propios representantes de casilla que cometieron el pecado de no levantar actas por un fraude que nunca percibieron. Han cuestionado, incluso, a los observadores electorales por haber observado sin ver la elección.

El problema es que las pruebas que ha venido presentando López Obrador ante la opinión pública no han sido realmente convincentes. Es posible que él y sus colaboradores hayan encontrado algunos errores de los ciudadanos que generosamente donaron su tiempo para hacer funcionar el complejo sistema electoral mexicano. Pero las pruebas del fraude concertado y generalizado simplemente no están ahí. Y muchas deberían haber quedado de manifiesto en un fraude que, para haberse realizado, debería haber involucrado a cientos de miles de ciudadanos a todo lo largo y lo ancho del País.

Es muy probable que los perredistas de hueso duro y los radicales le tengan una fe tan absoluta a López Obrador que crean su historia del fraude a pesar de la falta de pruebas. El esfuerzo por desacreditar la elección, por lo pronto, ha logrado ya que el subcomandante Marcos, quien había cuestionado duramente a López Obrador en la campaña, haya expresado su apoyo al candidato de la alianza Por el Bien de Todos y su repudio al supuesto fraude electoral. Marcos, quien quizá tenía un acuerdo con López Obrador para no apoyarlo públicamente, se muestra reivindicado en su posición de que la democracia liberal -la que implica el voto libre y secreto de los ciudadanos- no es realmente democrática.

Hay indicios, sin embargo, de que López Obrador está perdiendo el apoyo de los grupos más moderados que le permitieron superar con creces el tradicional voto de izquierda de nuestro país. Esos moderados, que no creyeron la acusación de que López Obrador era un peligro para México, hoy empiezan a tener dudas. El candidato que afirmó que aceptaría la derrota por un solo voto, hoy recurre a una guerra sucia mucho peor que la que supuestamente emprendieron en su contra los panistas cuando dijeron que ponía en riesgo la estabilidad del País al llamar delincuentes a todos los que participaron en la jornada electoral.

Quizá a Andrés Manuel no le importe. Él está dispuesto a hacer lo que sea para convertirse en Presidente. Pero el daño que le está haciendo al PRD, y a los moderados en su partido que quieren construir una verdadera izquierda democrática, es enorme. El PRD corre el riesgo de quedar identificado nuevamente en la mente de los mexicanos como un partido intolerante. Y los perredistas no pueden responsabilizar de esto a ninguna campaña panista sino a su propio candidato presidencial.

[..]

sarmiento.jaquemate@gmail.com

13 de julio de 2006

Ganó AMLO en zonas beneficiadas por Fox

Milenio
13-07-06

Venció en 76 de los 100 municipios más pobres, Madrazo en 18 y Calderón en seis.



En los lugares donde Oportunidades tiene mayor presencia la gente votó por el PRD. Este programa federal fue señalado por Andrés Manuel López Obrador como un instrumento para inducir el voto a favor de Felipe Calderón, pero el candidato panista tuvo un respaldo muy limitado en los municipios y distritos electorales donde se encuentran concentrados la mayor parte de los beneficiarios.

Más aún, en los municipios donde nueve de cada 10 personas reciben algún apoyo de Oportunidades, el candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos, como regla general, ganó la elección. Incluso el perredista tuvo en Roberto Madrazo a su principal rival, pues Acción Nacional recibió muchas veces menos de 10 por ciento de los sufragios y en muchas casillas su votación fue cero.

De los 100 municipios del país con mayor índice de marginación, que son también de mayor cobertura de Oportunidades, 76 fueron ganados por López Obrador, 18 por Madrazo y sólo seis por el PAN.

Casos paradigmáticos de pobreza como Metlatónoc, Guerrero, y Coicoyán de las Flores, Oaxaca, reciben el citado programa en apoyos alimentarios, de educación y salud, cubriendo a 99 por ciento de la población. Es decir, allí desde los recién nacidos hasta los ancianos son parte del padrón de beneficiarios. En Metlatónoc, López Obrador acaparó las dos terceras partes de los votos, mientras Felipe Calderón recibía 3.62 por ciento y, además, registraba cero votos en siete de las 45 casillas instaladas dentro del municipio.

De acuerdo con los resultados electorales casilla por casilla que ha hecho públicos el IFE desde el pasado martes, esta situación es similar en los municipios más pobres del país. Por ejemplo, en la región mixteca de Santiago Juxtlahuaca, aún incluyendo las poblaciones más urbanizadas, Andrés Manuel López Obrador ganó 50.6 por ciento de los votos, en tanto que Felipe Calderón consiguió sólo 9.11 por ciento.

La Alianza por México logró algunos triunfos en la elección presidencial en zonas marginadas a pesar de los programas de desarrollo social.

Xochistlahuaca, Guerrero; Paxtlán, Oaxaca, y Mitontic, Chiapas, fueron objeto incluso de programas federales adicionales luego de que la ONU señalara que las condiciones de educación, salud e ingreso estaban entre las peores del mundo. Allí el PAN se vio relegado al tercer lugar y el PRI triunfó.

El país de Oportunidades

Un documento interno de Sedesol en poder de MILENIO retoma las posibles vinculaciones entre Oportunidades y la preferencia electoral.

Dentro del padrón nacional del programa se incluyen cerca de 33 millones de personas que reciben apoyos directos, repartidos en los 300 distritos electorales del país. En este diagnóstico, denominado "La influencia de los programas sociales en los resultados electorales del 2006", se detalla que en los estados con el mayor índice de marginación donde se concentra 52.8 por ciento de las acciones del programa social (Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Michoacán, Hidalgo, Zacatecas, Puebla, Guanajuato y Tlaxcala), la coaliación perredista es primera fuerza; 66 distritos electorales fueron ganados por López Obrador, mientras Acción Nacional únicamente triunfó en 39.

En estos distritos ganados por López Obrador viven 12 millones 157 mil 71 beneficiarios de Oportunidades, mientras que en los ganados por el PAN se encuentran 4 millones 51 mil 502.

La situación cambia ligeramente en el segundo estrato analizado por la Sedesol, donde se ubican otros 12 estados en lo que aún se detectan niveles importantes de marginación, pero no tan acentuada como el primer grupo. Se trata de Nayarit, San Luis Potosí, Tabasco, Yucatán, Sinaloa, Estado de México, Durango, Morelos, Querétaro, Jalisco, Colima y Tamaulipas.

El PAN, en esa docena de estados, ganó 65 distritos electorales, mientras que el PRD obtuvo 46.

En el resto de los estados, los beneficiarios de Oportunidades representan un porcentaje menor de la población total (y de votantes), y es allí donde el PAN se convierte en la fuerza política hegemónica.

El diagnóstico reporta que el PRD ganó en los distritos donde se concentran los beneficiados y que "Acción Nacional no requirió de los programas sociales para lograr la victoria".

- Claves

Denuncias


  • La gran mayoría de denuncias que se han presentado ante la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales tienen a la Sedesol como principal acusada, según el Informe del Alto Consejo por la Transparencia de los Programas Sociales.
  • A nivel geográfico, casi la cuarta parte de las denuncias se concentran en Hidalgo y el Edomex. La Coordinación de Oportunidades recibió en 2005 un total de 83 quejas sobre el uso ilegal de dicho apoyo, que beneficia a 5 millones de familias en todo el país.

Éxitos del PAN en zonas ricas

En los municipios y delegaciones donde, según estudios de la ONU, los habitantes tienen mejores oportunidades de lograr una vida larga, saludable y de obtener los ingresos necesarios para cubrir sus necesidades diarias, Felipe Calderón logró la mayor parte de los votos.

En Cuernavaca, Metepec (Estado de México), San Pedro Garza García (Nuevo León) e incluso en delegaciones del Distrito Federal como la Benito Juárez, el abanderado del PAN se colocó por encima de Andrés Manuel López Obrador, y en todas ellas el PRI quedó en tercer lugar. Sin embargo, hay excepciones. La delegación Coyoacán se mantuvo amarilla, dándole al ex gobernante capitalino, Andrés Manuel López Obrador, 53.7 por ciento, sobre 32.8 que obtuvo Calderón.

En ciudades como Monterrey y Chihuahua, Roberto Madrazo rescató un honroso segundo lugar, superando a su paisano y dejando a la coalición Por el Bien de Todos en tercer puesto.
(México • Jonathan Pardiñas)

No, señor López

Rafael Álvarez Cordero
Excélsior
13-07-06

Yo creo en la limpieza y la transparencia de las elecciones organizadas por el Instituto Federal Electoral.

No, señor López, usted no puede violentar la decisión soberana de 41 millones de mexicanos, usted no puede ignorar la labor de más de 90 mil orientadores y lo hecho por un millón de mexicanos que trabajaron entre 15 y 20 horas en las 150 mil urnas del país.

No, señor López, usted no puede negar que hubo representantes de su partido —incluido el de la Revolución Democrática— en todo el país y con su firma certificaron la limpieza de la elección en cada casilla; usted no puede negar que 65% de los votantes no lo hicimos por usted.

No, señor López, usted no puede negar la labor del Instituto Federal Electoral (IFE), que cumplió cabalmente los pasos de la ley; usted no puede cuestionar las cifras del PREP, avaladas por matemáticos expertos, con estimaciones de tipo bayesiano, clásico y robusto y confirmadas después en el conteo final; usted no puede deslegitimar la elección porque no le favoreció, no puede inventar "fraudes cibernéticos" que sólo existen en su mente ni convencer a nadie con "videos" que, cuando se explican y aclaran, resultan risibles y sólo muestran su obstinación y necedad.

No, señor López, usted no tiene autoridad ni jurídica ni moral para desviar el camino de México, que es el de la legalidad y la transparencia, virtudes que usted no conoce y que estuvieron ausentes en su administración en el Distrito Federal; usted no puede cambiar con manifestaciones, gritos y violencia lo que con nuestro voto decidimos los mexicanos.

No, señor López, ya ni los perredistas están con usted, muchos están hartos de sus mentiras, de sus ofrecimientos mesiánicos, de la manera tan ruin como cambia los hechos para que se ajusten a su mente tortuosa, de la forma vil como acarrea a los ancianos para que secunden sus delirios de grandeza, de sus extorsiones a taxistas, ambulantes y demás; el hastío llega hasta su círculo más cercano, vea las caras largas de Camacho, Cota, Monreal, etc., ellos también saben que usted perdió y su semblante los delata.

Y si al dirigirme a usted no lo tuteo, señor López, es porque no somos iguales.

Yo creo en la libertad y en la democracia, usted no; yo creo en la limpieza y la transparencia de las elecciones organizadas por el IFE y realizadas por todos los ciudadanos y usted no; yo creo en el acatamiento de las leyes y usted no; yo creo en la dignidad de las instituciones nacionales y usted no; yo creo que todos merecemos respeto y usted no respeta a nadie e insulta a todos, del Presidente para abajo; yo creo en la honestidad y usted solapa a corruptos; yo argumento con razones y usted amenaza con fantasías; no, señor López, no somos iguales.

Lástima, señor López, porque, a pesar de todo, el Partido de la Revolución Democrática recoge muchas de las legítimas aspiraciones de los mexicanos, pero usted sólo quiso llegar al poder sin pensar en México y sin pensar siquiera en sus compañeros de partido.

Lástima, señor López, porque en unos días usted destruyó las esperanzas de millones de partidarios suyos que lo veían como un líder y ahora ven que es un cacique pueblerino; lo veían como un estadista y ahora lo ven como un pendenciero; lo esperaban grande y lo encontraron pequeño, muy pequeño; esperaban que cumpliera la palabra que empeñó antes de las elecciones y se dieron cuenta de que, una vez más, no la cumplió.

Durante más de cinco años, usted, señor López, quiso entrar en la historia, hoy sabemos que sólo quedará en la anécdota.

Lástima, señor López.


raalvare@infosel.net.mx

El pejemaneje...

Leopoldo Mendívil
Crónica
13 de Julio de 2006

Se dice que la frase “sonríe, vamos a ganar”, la plagió Andrés Manuel López Obrador de la campaña que llevó al poder a Salvador Allende en Chile, pero una investigación descubrió que no, no, el origen, es la tonadita que cantaba Gustavo Ponce cada noche que llegaba al Bellagio, allá en Las Vegas…

Con ese ánimo y a la voz de “yo gané”, antenoche López Obrador enfrentó, literalmente, a Joaquín López-Dóriga, quien se limitó a entrevistar.

Entrevista fuerte, sin duda. No era para menos. Las contradicciones que el declarante repite sistemáticamente, y las actitudes asumidas por su equipo desde la campaña hasta estas difíciles semanas postelectorales no permitía otra cosa. Joaquín inició aludiendo a la sorpresa que se llevaron López Obrador y sus coaligados, que “esperaban cantar victoria a las 12 del día del dos de julio”, especie que días atrás de la elección soltaron los perredistas. La respuesta de AMLO fue:

“No, pos, este.., yo sostengo que ganamos la elección…”, etc., evitó el tema y se siguió.

El semblante de López Obrador denotaba la tensión que vive desde el anuncio sobre el resultado del Programa de Resultados Preliminares, y más cuando fue ratificado por los conteos distritales. Evidentemente AMLO no se preparó para asumir una derrota, como nunca lo estuvo en sus descalabros electorales anteriores, y es muy probable que en esta ocasión Manuel Camacho, su principal asesor, poco o nada haya ayudado al respecto si recordamos que cuando alguien le preguntó tiempo después de perder la candidatura presidencial en 1987 si se había preparado para tal escenario. “Nunca lo consideré”, respondió.

En esa tesitura, López Obrador subió virtualmente a su montura, cruzado el pecho de cananas y el 30-30 presto a disparar contra quien se atreva a pasar frente a la mira, y ayer continuó con sus denuncias de casillas “cargadas” a favor de su contrincante hasta ahora ganador de la elección, pero con tan magnífico tino que erró el disparo contra la bodega de Comalcalco, Tabasco, donde denunció que había sido abierto un paquete electoral por funcionarios del IFE y resultó, primero, que no abrieron el paquete en sí mismo, sino la envoltura para extraer la documentación que debió ser entregada al Consejo Distrital para la valoración del resultado; segundo, que se procedió así según un acuerdo aprobado por ese Consejo Distrital, incluidos los representantes partidistas; tercero, que se procedió a rescatar esa documentación a pedimento perredista; y cuarto, pero lo más importante, que esa casilla había sido ganada por… López Obrador y su triunfo ya estaba reportado…

De que la perra es brava… Sin embargo, en la entrevista dijo a López-Dóriga que la bodega estaba resguardada por el Ejército; o sea, que el Ejército estaba resguardando mal la paquetería electoral; y además, que “la circular” presentada por los funcionarios del IFE, era falsa…

Como López Obrador está inaugurando una nueva escuela en el arte de impugnar elecciones, pues mire usted, pongo a su consideración la iniciativa de intitular a ese método el pejemaneje, para que la historia electoral mexicana lo recoja con el reconocimiento que merece…

La regla tercera del pejemaneje ordena que en la duda -o en este caso concreto, en la certidumbre- del triunfo, hay que desconocer hasta a los observadores extranjeros y naturalmente que López Obrador lo volvió a hacer ante López-Dóriga. Por eso, Dong Nguyen, coordinador del proyecto del Fondo de Apoyo a la Observación Electoral del Programa de Naciones Unidas, se vio obligado a recordarle ayer que quien acusa tiene que probar. El problema consiste en que el diplomático vietnamita desconoce las reglas de López Obrador y también ignora que todos estamos obligados a obedecerlas mientras estemos en territorio mexicano.., al menos. Será bueno, pues, que Nguyen aproveche que el trabajo de los observadores no ha concluido pues una parte de ellos trabaja aún la etapa postelectoral, y de existir algún sobre cerrado con las conclusiones de los observadores que ya se fueron, ¡pues que lo abra, o se procederá a anular la observación externa..!

En consecuencia, y para evitar problemas, el IFE prefirió ordenar a todos sus consejos distritales que no se abra ni un solo paquete más cuando se necesite rescatar la documentación electoral adjunta —no importando que haya sido una práctica legal—, así sea en respuesta a solicitudes perredistas, para no caer en contradicciones con el pejemaneje…

Y mire usted, hasta la hora de cerrar, anoche, este espacio, se desconocía cuál regla del pejemaneje le iba a recetar su autor a los 17 gobernadores priistas luego del anuncio hecho por el mandatario hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong de que finalmente sí darán su respaldo al virtual ganador de la Presidencia de la República, Felipe Calderón, pero tenga usted la seguridad de que será una violenta embestida.

Y si a lo anterior usted agrega usted que el gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, también ayer se atrevió a afirmar que “nadie tiene derecho a llevar a México por el camino de la incertidumbre o la inestabilidad, o allanar el camino de un conflicto postelectoral con posiciones que polarizan y dividen a la sociedad”, y además que “frente a los tiempos que corren, en el Estado México somos absolutamente respetuosos de los principios constitucionales, de los procedimientos y las formalidades legales”, por esta ocasión AMLO se permitirá coincidir con el ex vocero de la campaña priista, Sergio Martínez Cavaría, para solicitar la inmediata expulsión de los 17 mandatarios.., a ver cuántos de ellos se animan y se le alían, aun después del pronunciamiento procalderonista.

Aunque AMLO debiera estar agradecido con Roberto Madrazo, a pesar de competirle —cultura tabasqueña, sin duda…— en proclamar su parecido con Cristo, por haber logrado la multiplicación de los panes y los pejes…

lmendivil@delfos.com.mx
m760531@hotmail.com

“La democracia está en el programa”

Francisco Báez Rodríguez
Crónica
13 de Julio de 2006

Ahora resulta que en México no hay democracia.

Si hemos de atender las palabras de Andrés Manuel López Obrador en su entrevista con López Dóriga, llevamos más de una década (o, por lo menos, seis años) viviendo en el error.

O peor. Hemos retrocedido a niveles de 1988. Cuando el candidato oficial ocupó casi el 90 por ciento del espacio noticioso y las elecciones las calificaban Gobernación, los diputados electos y los miembros del equipo del candidato ganador (a ver, ¿quiénes? Bartlett, Socorro Díaz, Camacho, Guadarrama). Dice AMLO que estamos igual.

Si hemos de atender seriamente los reclamos de Andrés Manuel, el problema fundamental es un déficit en la moral pública. El IFE, en manos de delincuentes. La prensa y los medios electrónicos, vendidos, salvo honrosas excepciones. Los cientos de miles de ciudadanos que trabajaron en las casillas, vendidos, maiceados o atarantados. Los representantes de la Coalición por el Bien de Todos que no se presentaron (a lo mejor porque no sabían que eran representantes), traidores dignos de investigación. Los que firmaron actas de casillas en las que ganó Calderón, pusilánimes, por decir lo menos. En fin, una severa carencia de auténticos demócratas.

La carencia es mundial. Los observadores internacionales están ciegos.

Aclara López Obrador que él dijo que “en una democracia se gana o se pierde por un voto”, pero que no acepta resultados porque en México no hay democracia. A lo mejor se trata de un problema de semántica. Y no entendemos lo que es democracia.

La brega de Cuauhtémoc Cárdenas, la de Heberto Castillo, la de tantos y tantos que durante años, y en muchas trincheras, fueron abriendo grandes espacios de libertad y de participación ciudadana, fue un espejismo. Tanta sangre, sudor y lágrimas para quedar en el mismo lugar. Hubo avances, pero no democráticos.

No basta con que las elecciones estén bajo control ciudadano. No basta que se hayan creado múltiples candados para evitar fraudes. No basta con que los medios sean constantemente monitoreados. No bastan los conteos rápidos, ni el PREP, ni el recuento de actas. Tampoco bastará la resolución del Tribunal. Esa no es materia democrática. O sí, pero democracia “formal”, “burguesa”.

La materia democrática, ahora entiendo, está en otro lado. Y sólo en uno. Está en el programa de la Coalición Por el Bien de Todos. La democracia es acabar con los privilegios de los de arriba. Eso es lo sustantivo. Lo demás es adjetivo.

Similar, supongo, es el concepto de pueblo. “Hasta donde el pueblo quiera”, dice Andrés Manuel. Pero el Pueblo (pongámoslo de plano con mayúscula) no son los ciudadanos que votaron el 2 de julio, ni los que conformaron las mesas directivas de las casillas, ni los representantes de la coalición, ahora tan sospechosos. El Pueblo es el que va a los mítines y marchas. El que responde, entusiasta, a la consigna. El que cree a pie juntillas. El Pueblo está representado en la voluntad de Andrés Manuel.

De poco sirve que el pueblo con minúsculas le haya otorgado al PRD y sus aliados la bancada más importante de su historia. De poco sirve que las correlaciones de fuerza en el Congreso hayan variado radicalmente, volteándose a la izquierda (al concepto de igualdad social). De poco sirve que ninguna iniciativa puede pasar sin el consenso de varias fuerzas políticas y que el país requiera de ellas para gobernar.

De poco sirve que, gracias al pueblo con minúscula, el sol azteca haya sido mayoría en la mitad de las entidades de la Federación. O que ahí se encuentren las bases para que, con algo de trabajo político, cambie radicalmente el mapa partidario del país.

Esas ganancias son calderilla de nimio valor. Es un capital político que puede ser fácilmente dilapidado. Lo que importa es el futuro de Andrés Manuel. No le hace que —como me dijo alguien que también vio la entrevista por televisión— él se haya pirado, y los de este mundo ya lo hayamos perdido.

fabaez@gmail.com

Boda y divorcio

Ricardo Alemán
El Universal - Itinerario Político
13 de julio de 2006

La derrota de AMLO y el triunfo de Ebrard modificarán radicalmente las fuerzas en el PRD

No sólo reputados intelectuales y académicos mexicanos insisten en que la corriente política de Andrés Manuel López Obrador, Manuel Camacho, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Leonel Cota, entre otros, representan a la "moderna izquierda mexicana". No, al despropósito también se ha sumado el periódico francés, Le Monde , que ignorante del origen de ese grupo y sobre todo del electo jefe de gobierno del Distrito Federal, califica a Marcelo Ebrard como "el nuevo líder de la izquierda mexicana".

Dice Le Monde que Ebrard "es el hijo político de Andrés Manuel López Obrador... es más europeo, más tecnócrata, descendiente de emigrantes franceses... un hombre grande y elegante, de piel clara, que seduce a los habitantes de las zonas acaudaladas". Pero todo indica que la seducción de Ebrard llegó más allá de los "acaudalados" capitalinos. El futuro jefe de Gobierno también sedujo a los periodistas de Le Monde, igual que el supuesto fraude en las elecciones mexicanas sedujo a otros influyentes diarios internacionales, de América y Europa. Pero no, en el fondo no se trata de un espontáneo acto de seducción, sino de la fuerte influencia del otrora operador salinista, Manuel Camacho, en esos medios, a través de sus respectivos corresponsales.

Pero lo interesante del elogio de Le Monde al próximo jefe de Gobierno del DF -más allá de las artes seductoras de Ebrard-, es que la mano que siembra la especie del fraude electoral mexicano en la prensa internacional es la misma mano que sembró la idea del liderazgo de Ebrard en la izquierda mexicana. ¿Y eso qué?, podría preguntar una voz incrédula. Pues nada, que el editorial de Le Monde -que a nadie en Francia le importa, pero cuyo mensaje va directo a los ojos y oídos mexicanos- muestra el inicio de la guerra entre la mancuerna Camacho-Ebrard, contra Andrés Manuel López Obrador. ¿Una guerra entre aliados?

En efecto -como lo dijimos aquí el pasado domingo-, la derrota de AMLO en su ambición presidencial, y el triunfo de "su carnal Marcelo" como jefe de gobierno del DF, modificará de manera radical la composición de fuerzas en el interior del PRD y de la mal llamada izquierda. Es decir, que el grupo de Manuel Camacho, a través de Marcelo Ebrard, será el nuevo dueño del PRD. ¿Por qué? Porque ya se apoderó del más importante centro de poder real; el gobierno del DF, y todo el poder político y económico que dimana de esa estratégica posición. Lo mismo que ocurrió cuando AMLO se convirtió en el jefe de gobierno del DF, y le arrebató a Cárdenas al PRD.

Ante esa situación podemos suponer que quien sembró los elogios a Marcelo Ebrard, en Le Monde, sabe que López Obrador no ganó y no ganará la elección presidencial. Y por eso ya declara como "nuevo jefe de la izquierda" mexicana al próximo jefe de Gobierno del DF. Parece el inicio de la estrategia para el recambio de grupos en el PRD, en la mal llamada izquierda mexicana, en donde las luchas sucesorias para el 2012 ya colocan a Marcelo Ebrard como el futuro candidato presidencial, y dejan fuera de la jugada nada menos que a López Obrador, al que ya "queman" políticamente al presentarlo como "un loquito irresponsable", incapaz de reconocer su derrota, pero muy capaz de llevar al país al despeñadero.

En la lógica de Le Monde, Marcelo Ebrard es un hombre sensato, con preparación, de pensamiento moderno, mientras que su "padre político" es lo más cercano a un peligro.

Y pueden tener razón. El problema es que hay un grave error de origen. Nadie les dijo a los corresponsales y editores de Le Monde, que tanto Ebrard, como Camacho y muchos otros de quienes integran el primer círculo de AMLO, son los mismos que en 1988 defraudaron a millones de mexicanos que votaron por el candidato del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas, y que legitimaron el ilegítimo gobierno de Carlos Salinas. Tampoco les dijeron que Ebrard y Camacho, lo mismo que López Obrador, que Leonel Cota, Socorro Díaz, Ricardo Monreal, nada tienen que ver con la izquierda y que más bien son trapecistas que ayer defendieron el fraude de 1988 y hoy impulsan otro fraude contra unas elecciones legítimas.

Y si querían pruebas de que Ebrard nada tiene de izquierda, habría bastado con que se dieran una vuelta al mitin del pasado sábado, en donde miles de pobres acudieron y fueron llevados al zócalo capitalino, mitin al que asistió Marcelo para darse el infaltable "baño de pueblo", para salir corriendo a celebrar su boda, un evento con tintes monárquicos, ofensivo para el pobrerío, que convocó, casualmente, a decenas de familias de la "horrible oligarquía" que dice combatir la izquierda mexicana. En sus afanes de poder, Ebrard proclama el exitoso "primero los pobres", pero celebra su boda con los poderosos que en el discurso maniqueo "oprimen a aquéllos". Boda y divorcio. Pero más allá de contradicciones ideológicas y manipuleos de la prensa extranjera, el triunfo de Marcelo Ebrard y la derrota de AMLO sólo confirman lo que dijimos aquí el 22 de febrero pasado; el fracaso de la izquierda y el regreso del PRI. Ebrard no es el nuevo líder de la izquierda, es la derrota de la izquierda. Al tiempo.

aleman2@prodigy.net.mx

López Obrador: el aliado de Felìpe

Mario Campos
Diario de Campaña
12-07-06

Es una situación atípica. Usualmente, el ganador de una elección se convierte en el personaje del momento y es su voz la que marca los tiempos y contenidos de la agenda informativa; en contraste, el candidato perdedor entra en una espiral en la que los reflectores lo abandonan hasta que su posición se vuelve prácticamente irrelevante o anecdótica. Sin embargo, en el caso de la elección presidencial mexicana, lo que estamos viendo es el fenómeno opuesto.

Atrapado en un limbo judicial, Felipe Calderón – candidato que obtuvo más votos el pasado domingo 2 de julio – no puede colocarse en el centro de atención pues podría ser sancionado mediática y políticamente por no esperar a que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, valide el proceso y lo declare oficialmente como Presidente electo. Ante este escenario la comunicación que puede emitir es sólo marginal pues la mayoría de las posibles noticias relacionadas con el panista tendrían que ver con su futuro desempeño como Primer Mandatario.

En contraste, el candidato perdedor, Andrés Manuel López Obrador, tiene todos los incentivos y prácticamente ninguna restricción para pelear su lugar en los medios. Frente a la inercia en su contra -manifiesta por ejemplo, en el reconocimiento al triunfo de Calderón por parte de gobiernos extranjeros- AMLO ha llevado a la práctica una estrategia de comunicación para mantenerse como el eje de la agenda informativa. Vistas las primeras planas de los últimos días, es evidente el éxito que ha logrado.

A través de la difusión de videos con supuestas pruebas del fraude electoral, el ex candidato de la Alianza por el Bien de Todos ha definido los temas del día. Lo ha logrado, además, al replicar la estrategia que usó durante su proceso de desafuero: el empleo de múltiples voceros dentro y fuera del país, la ayuda de un red de medios y periodistas afines a su causa, y la presentación de un discurso que a muchos hace sentido y que se puede reducir a la defensa de la democracia.

Con el antecedente del presunto fraude electoral de 1988 y la suspicacia que nos caracteriza a los mexicanos, uno podría pensar que la victoria mediática de Andrés Manuel resultaría inevitable. Lo extraño ha sido, sin embargo, que AMLO está cometiendo errores graves. Sorpresivamente, estamos descubriendo que el principal aliado de Felipe Calderón en estos días no es otro sino López Obrador.

En primer lugar porque la multiplicación de voceros ha resultado contraproducente pues se ha diluido el mensaje central. En vez de contar con pocos argumentos sólidos, lo que se ha generado es una masa de denuncias, muchas de las cuales no han sobrevivido a la crítica más elemental. Se habló, por ejemplo, de la presencia de un algoritmo que habría alterado el cómputo en el IFE. Al señalarles que cualquier alteración cibernética podría ser demostrable con la simple exhibición de las actas en propiedad de cada partido, los perredistas no tuvieron otra salida que acusar de fraude en las casillas.

En su afán por demostrar lo anterior se han equivocado: primero, al mostrar un video con presuntas evidencias del embarazo de una urna. Bastaron unas horas para que se demostrara que lo que se quiso presentar como prueba, no era sino un acto legal, aprobado además, por su propia representante de casilla.

Acorralado por este dato, López Obrador cometió un segundo error al acusar a sus representantes de haber sido corrompidos por sus adversarios, lo que además tácitamente implica denunciar a todos los funcionarios de casilla y observadores electorales, que por supuesto, tuvieron que haber estado de acuerdo para que se pudiera realizar el fraude.

Pese a estos tropezones, AMLO insiste en ocupar los medios con su material, sin percibir quizá que la ausencia de elementos jurídicos – ya lo dirá el Tribunal – se está viendo acompañada por una especie de derrota mediática cuyo principal responsable es el mismo ex Jefe de Gobierno.

Pocos pueden poner en duda la habilidad y el talento político de AMLO, sobretodo para aprovechar escenarios de conflicto, no obstante, lo que hemos visto en los últimos días nos muestra que López Obrador no está pasando por su mejor momento, y eso, nadie se lo agradecerá tanto como un panista llamado Felipe Calderón.

macampos@enteratehoy.com.mx
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