11 de julio de 2006

¿Quién tiene el privilegio?

Katia D Artigues
El Universal - Campos Elíseos
11 de julio de 2006

El domingo, como muchos, estuvimos pendientes a las 22:00 horas para ver el final tan anunciado de El privilegio de mandar , programa político de sátira que sin duda ha marcado un antes y después en la televisión mexicana.

Queríamos ver cómo iban a resolver finalizar un programa tan querido y visto (75 de cada 100 mexicanos lo consideraban el mejor producto informativo de la televisión) cuando no hay, aún, ganador definitivo.

¿Sabe con qué escena terminó?

Con un discurso de Canti -parodia de Cantinflas, interpretado por Carlos Espejel- quien llegó, en la ficción del programa, a la asamblea informativa que realizaba el PG. Ahí, pide hacer uso de la palabra y se la dan.

Comienza a decir que la población votó el pasado 2-J, y que la decisión ya está en los votos. Dijo que no sólo se puso en duda la credibilidad del IFE, sino también de todos los ciudadanos que participaron como funcionarios de casilla. Le recordó que él dijo que respetaría el resultado, que en la democracia se gana o se pierde.

Canti consideró que los intereses de un partido no se deben poner por encima de un país.

Ya en la parte final, y ante los asistentes a este mitin en la colonia El Relaxo, Canti dijo:

-Asté me cae muy bien, Andrés Manuel, pero con su actitud va a perder la credibilidad y la simpatía que ha ganado durante tanto tiempo. O presenta las pruebas que dice o acepta el resultado y desde su trinchera siga luchando por nuestro querido México. Porque como dijo el matemático, "no es hora de dividir, es hora de sumar". Aquí no hay ni vencedores, ni vencidos, aquí todos somos México, la generosa patria que forjaron nuestros mayores y en la que crecerán nuestros hijos, aquí el pueblo es el único que tiene El privilegio de mandar.

AMLO lucía, junto a Canti, regañado. Junto estaba Marcelo Ebrard vestido de muñequito de pastel con una mujer vestida de novia a su lado.

Olé, torero. Un programa cómico que el domingo no terminó así. Más bien fue un artículo o un editorial que no puede responder a nada menos que el punto de vista de la televisora, por supuesto. Siempre ha sido un programa muuuy cuidado.

Un texto, por cierto, que gustosos firmarían muchos mexicanos, y que como buen programa masivo, por supuesto que reflejó, también lo que muchos piensan.

Ayer el fin del programa provocó comentarios. No era para menos.

Ya quisieran muchos programas políticos tener la repercusión, impacto y penetración que este programa de "humor". Y sí, las comillas son a propósito. A veces, como ésta, hay pocas cosas más serias que el humor.

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katiushka@prodigy.net.mx

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