14 de julio de 2006

AMLO se va quedando solo

Jorge Fernández Menéndez
Excélsior - Razones
14-07-06


Sin duda, la manifestación programada para el domingo por López Obrador será multitudinaria: movilizar gente utilizando una dosis alta de manipulación e indignación, intereses ("si no vienes, no cobras tu pensión de 700 pesos") y los recursos del erario (y el GDF tiene un presupuesto de cien mil millones de pesos anuales que se puede utilizar) termina siendo sencillo. Pero el hecho es que, independientemente de marchas, en el plano político, López Obrador se va quedando solo.

Ya no se trata de la distancia que han puesto con él todos los demás partidos que participaron en los comicios y no respaldan su impugnación, ni los enfrentamientos ya abiertos con las instituciones electorales, con los medios que no le creen a pie juntillas su versión o con los gobiernos extranjeros que han reconocido el triunfo de Felipe Calderón: en estos días, López Obrador, en la misma medida en que radicaliza su discurso, está perdiendo cada vez más aliados. El hecho es lógico: es imposible seguir a un líder que acusa a sus bases de haberlo traicionado, al IFE de ser "un delincuente" y que argumenta que ganó sólo basándose en su propia palabra y sin mostrar más pruebas de sus dichos que los videos de cuatro casillas que ya se demostró que fueron truqueados y cuyo contenido fue negado por los propios representantes de su partido. Un candidato que recurre como última instancia al Tribunal Electoral, pero aclara que, si no resuelve el caso como él quiere, tampoco lo reconocerá. Si el TEPJF, como todo lo indica, legitima el resultado electoral, ¿qué es entonces lo que queda para AMLO y sus seguidores?

Muchos de sus aliados también se lo preguntan y, como no tienen respuesta, han comenzado a tomar distancia. El miércoles, la Unión Nacional de Trabajadores, que agrupa a varios sindicatos importantes, como los telefonistas, el SME, los del Seguro Social y los trabajadores de la UNAM, entre otros, resolvieron no seguir a López Obrador en su retórica y sus movilizaciones. Se limitaron a decir que dejaban en libertad (como si pudieran hacer otra cosa) a sus afiliados para concurrir o no, pero como sindicatos y central exigen que se respete el resultado y a las instituciones electorales. Otra central sindical, la CROC, que apoyó a López Obrador en las elecciones, anunció que el respaldo se basaba sólo en el llamado voto útil, que el episodio concluyó y ahora, incluso, buscará reinsertarse en el priismo para trabajar en su "renovación".

El jefe de Gobierno electo en el DF, Marcelo Ebrard, no sólo no canceló, como se le había solicitado, su boda con Mariagna Pratts, sino que, como es lógico, decidió irse de luna de miel a Cancún y la continuará estos días por un par de destinos en el Pacífico mexicano. Ya López Obrador en el mitin del sábado lo ignoró y, por su parte, Ebrard ya fue destapado por sus colaboradores como la expresión de "la izquierda moderna", de cara a 2012. Cuauhtémoc Cárdenas se ha negado a respaldar la posición de López Obrador y se ha ido a una reunión de la Internacional Socialista a Europa y no regresará en varios días a México. En el equipo de López Obrador incluso le han "exigido" a Cárdenas que renuncie a la Comisión Organizadora del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución y, obviamente, el ingeniero no ha aceptado esas presiones. Los gobernadores de Michoacán y Zacatecas, Lázaro Cárdenas Batel y Amalia García, respectivamente, no han aparecido desde que el 3 de julio fueron injustamente agredidos y acusados de "traidores" por los incondicionales de AMLO cuando se reunieron con éste. El gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca, también ha dicho que reconoce los resultados y a las instituciones electorales y se ha alejado de López Obrador. ¿Qué le queda al ex candidato?: las bases de un partido que ha sido sacrificado una y otra vez por algunos de sus dirigentes y a quienes se les hizo creer, desde tiempo atrás, que las elecciones eran sólo un trámite a cumplir antes de hacerse con el poder. Pero incluso López Obrador no recurrió para la campaña a su partido, por lo que el compromiso de éste con el ex candidato no es tan sólido como podría pensarse.

López Obrador decidió apoyarse en las redes ciudadanas que su equipo creó, juntando personajes de todo tipo y todos los orígenes políticos, unidos sólo por el respaldo a López Obrador: esa estructura servía para hacerse con el poder, pero no sirve cuando éste no se obtuvo. Y ya López Obrador ha decidido responsabilizar también a esas redes ciudadanas y a los representantes de casilla de su propia coalición de haberlo traicionado y haberse vendido. Pero resulta que el constructor de esa red de representantes de casilla es nada menos que uno de sus más cercanos amigos, Alberto Pérez Mendoza, a quien había designado coordinador de defensa del voto de la campaña y quien contó con un presupuesto de 300 millones de pesos para montar esa estructura nacional.

¿Hubo representantes de partido pagados el 2 de julio? Sí y, según su propio testimonio, fueron los representantes de casilla del PRD, que recibieron 300 pesos si les tocaba estar en una federal y 200 en una local. Sólo en Guanajuato, según el dirigente estatal del PRD, José Luis Barbosa, el partido y las redes ciudadanas pagaron, por ese concepto, cinco millones de pesos.

Pero el mismo Pérez Mendoza es el que aparecía, junto con Claudia Sheinbaum, coordinando todo el operativo de financiamiento de la campaña de AMLO desde el Gobierno del DF, según los documentos divulgados por El Economista el 12 de junio pasado. Pérez Mendoza se encargó, según aquellos documentos, de lograr que las empresas contratistas del GDF "cooperaran a fondo", sobrefacturando por sus obras. También estaba encargado de los "giros negros". Así se financió esa red de "protección del voto" que, según AMLO, terminó siendo parte del complot en su contra. No todo se compra con dinero.


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