13 de julio de 2006

Dudas sin disipar

Enrique Canales
Reforma
13 de Julio del 2006

El Rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, dijo que México necesita “certidumbre y claridad absoluta sobre el proceso electoral, pues al País no le conviene que queden dudas”. Recalcó que “a todos conviene que las dudas se disipen, y corresponde al Tribunal Electoral asumir la delicada tarea de aplicar la ley, garantizando la plenitud del ejercicio de las libertades”.

Me imagino que se refería al ejercicio de nuestra libertad para votar en secreto por nuestras autoridades, cosa que ya hicimos de forma ordenada y limpia. Juan Ramón hizo una petición institucional, ideal y loable. Sin embargo, Juan Ramón está pidiendo algo que yo considero imposible en la vida real. ¿Por qué? Porque las dudas del proceso electoral son percepciones internas, y no podemos exigir que todos tengan una “certidumbre y claridad absoluta sobre el proceso electoral”.

Por ejemplo, yo en lo personal ya tengo certidumbre y claridad suficiente sobre el proceso electoral, porque cada voto fue contado, uno por uno, en presencia de todos los partidos en donde firmaron las actas del conteo. Al aclararse aún más algunas irregularidades físicas, el resto de pequeñas dudas se está esfumando. Pero sin embargo, tengo lectores que tienen dudas del tamaño de un dinosaurio y no están dispuestos a disiparlas ante ninguna evidencia.

¿Por qué? Porque al hablar de percepciones estamos hablando de un mundo subjetivo en donde la voluntad y las pasiones modifican las percepciones del mundo objetivo; entonces, vemos lo que queremos ver y creemos lo que queremos creer. Cuando en una persona este efecto es exagerado se convierte en una enfermedad llamada paranoia.

A lo que voy: si Andrés Manuel quiere vivir eternamente con sus dudas sobre este proceso electoral, ninguna resolución del Trife, ningún doble o triple conteo lo va a convencer de disipar sus dudas. Una persona que se considera indestructible por definición no puede entrar en razón.

No pienso que López Obrador termine algún día por aceptar que perdió limpiamente en la contienda electoral. Su pedantería le exige declararse vencedor, y siempre pensará que su triunfo se lo robaron mediante un gran complot de la derecha. Andrés Manuel prefiere quedarse eternamente con sus dudas porque es mejor el rol de víctima nacional siempre buscando justicia y no quedarse como un líder derrotado por la mayoría.

La cuestión de tener dudas o no tener dudas no depende de la realidad objetiva de los conteos de votos por representantes de casillas y representantes de todos los partidos. El IFE hizo un trabajo extraordinario para que ciudadanos razonables se quedaran sin dudas. Pero si Andrés Manuel no quiere disiparse las dudas, nadie se las va a disipar. Nadie le puede disipar las dudas a una persona que no quiere y no concibe disiparse sus dudas.

Si ya los perredistas contaron voto por voto, ¿qué más quieren? No caigamos en el miserable chantaje de amenazar con declarar a Felipe usurpador, cuando Andrés Manuel es lo que busca ser. Luis Carlos Ugalde merece reconocimiento por su labor, pero los chantajistas lo seguirán llamando traidor. Los paranoicos se quedarán con las dudas que quieran conservar, pues nada de lo que suceda afuera hará que acepten su derrota.

No caigamos en su red de mentiras y defendamos con mucha firmeza la democracia formal. Apoyemos al IFE y al Trife y busquemos abrirles los ojos a los perredistas racionales y enteros, para que en las próximas elecciones ofrezcan un México con una izquierda más moderna y deseable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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