11 de julio de 2006

No merecemos

Josefina Leroux
El Norte
11 de julio de 2006


Como en las familias de padres alcohólicos o discapacitados emocionales donde los hijos son la parte sana de la familia, los y las mexicanas sufrimos gobernantes que no merecemos. La jornada ciudadana electoral donde participó casi un millón de personas como voluntarias y más de 40 millones de votantes en paz es el mejor ejemplo. Aun así, los resultados no fueron satisfactorios.

“Para la certeza de todos” que se cuente de nuevo voto por voto, piden los líderes del partido que quedaron en segundo lugar por la votación de los y las mexicanas. Su discurso es subjetivo y manipulador de la realidad que vimos millones de mexicanos acompañados de observadores internacionales. La incertidumbre no es de todos, como afirma AMLO, sino de él y los suyos que suman alrededor de 14 millones, aproximadamente el 14 por ciento de la población de México.

AMLO exagera y minimiza los hechos según su conveniencia. “Tienen mucha prisa en anunciar un ganador”, repitió a lo largo del proceso de cómputo que mantuvo a los escrutadores insaculados al azar encerrados por 30 horas o más.

Lo peor de todo es que sus seguidores tampoco entienden de estadística para saber que la distribución de los votos que se estaban contando nada tiene qué ver con los resultados. Y que si en el preliminar iba ganando Calderón y en el segundo cómputo él, depende de los distritos que se capturaban. Tampoco implica fraude electoral que hayan encontrado irregularidades en el 2 por ciento de las casillas porque, de antemano, se sabe que ocurrirá como en cada proceso electoral.

Pero los dirigentes del PRD insisten en generalizar anomalías. “Es una infamia”, dijo López Obrador, “metieron un modelo con un factor de modo que sabían el final”, informó a su gente irónicamente suspicaz. ¡Claro que sabían! Si ya se conocía el resultado preliminar que contenía una muestra representativa. Pero nadie le pregunta a quiénes se refiere cuando sostiene que sabían, querían, metieron mano negra…¿Quiénes? ¿Ahora son cientos de miles de ciudadanos que participaron en el proceso de conteo los que hacen complot contra él? ¿Lo hicieron frente a los representantes de los cinco partidos?

¿Lo hicieron también las casas encuestadoras durante las campañas cuyos resultados señalaron después del primer debate una preferencia ciudadana hacia el mismo candidato que resulta ganador después de la votación del 2 de julio?

En una entrevista le preguntaron a Rosario Robles a qué atribuía la pérdida de intención de voto hacia el contendiente de su ex partido, el PRD. Son muchas cosas, admitió, no haber ido al debate ni a las entrevistas de los medios, acusar a los empresarios, etc. Esto no lo asume López Obrador quien acusa a sus enemigos de fraguar una conspiración en su contra.

No soy panista, debo aclarar por si las dudas. Pero soy psicóloga y me llama la atención la cantidad de ideas de referencia que muestra el candidato del PRD como creer que ciertos hechos, objetos o personas tienen una significación particular (como un complot), así como las tergiversaciones que hace de la realidad con contenidos hostiles.

También me sorprende su proceso de pensamiento, su capacidad limitada para abstraer por la que interpreta literalmente las realidades o excesivamente personalizadas o sus asociaciones de hechos que describe que no tienen conexiones reales. Desconcierta que un líder que pretende ser Presidente de la República tenga semejante pobreza de pensamiento, que sus discursos siempre sean vagos, imprecisos, estereotipados; que consistentemente utilice frases de contenido incongruente y ambiguo.

El análisis de la personalidad de los candidatos también es importante por la responsabilidad que implica su función pública. En el caso del candidato López Obrador es preocupante que elija repetidamente mostrarse como víctima y que convierta los hechos en conspiraciones. Declaró que lo acontecido el dos de julio fue una “simulación electoral” señalándonos cómplices en su delirio.

No sé qué dictamen emita el Tribunal Federal Electoral, pero puede pronosticarse que, si no está a favor del candidato, si no acepta sus peticiones, tampoco acatará la resolución.

En su mente están persecuciones del pasado que forman parte de su historia.

No merecemos los ni las mexicanas, después de un proceso ejemplar que ejercimos con respeto, que finalmente nos dividan éste y otros líderes en buenos y malos para hacer una guerra que obstinadamente quieren ganar.

josefina.leroux@gmail.com

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