René Avilés Fabila
Excélsior
17-09-06
¿Harán un Constituyente con taxistas pirata, ex priistas, corruptos como Bejarano y Padierna?
Carlos Fuentes es la figura más relevante de las letras nacionales y un escritor muy prestigiado en el mundo. Junto con Vargas Llosa, uno de los más serios aspirantes para darnos (a la América hispana) otro premio Nobel. De España llegan declaraciones suyas. Habla de las recientes elecciones que nos tienen metidos en un grave atolladero. Tajante, afirma que no hubo fraude electoral. Explicó que es imposible tener dos experiencias distintas en una sola: la elección de jefe de Gobierno capitalino, senadores y diputados en extremo aseada, mientras que la presidencial estuvo llena de suciedad. ¿A quién creen tomarle el pelo? Contrasta con la actitud de otros mexicanos ilustres, quienes en lugar de contribuir a la reconciliación y al debate de las ideas, algo que permita la edificación de una izquierda inteligente, atizan el fuego, tales son los casos de Elena Poniatowska y Juan Ramón de la Fuente. La primera habla por puro amor, el segundo porque se le fue de las manos Gobernación.
Otras palabras dignas, valerosas, que de nuevo señalan al enorme político que es, provienen de Cuauhtémoc Cárdenas; harto de recibir acusaciones simplistas, escribió un documento en forma de carta a Poniatowska. El texto es brillante y revelador, allí Cárdenas explica sus diferencias con el movimiento de López Obrador, precisa que quienes lo rodean (como lo hemos señalado en estas mismas páginas) son ex priistas del peor estilo, lo cual es mucho decir. Culpables del que sí fue un fraude en 1988, personajes como Camacho, Ebrard, Núñez y Socorro Díaz, ahora son "demócratas y plurales", de "izquierda". La misiva es fundamental para entender lo que está ocurriendo y para tomar un rumbo racional que corresponda a los retos de la globalización neoliberal que padecemos. Ante los insultos y las bajezas, Cárdenas responde con argumentos sólidos. Son cuestiones de fondo, de cómo entender la política, no de envidias, como acusa Elena. Dos mundos con coincidencias y abismales diferencias. La de Cárdenas es la visión de un estadista.
Carlos Fuentes dijo que AMLO podría recuperar lo perdido en el siguiente proceso electoral, siempre y cuando asuma una postura sensata, cosa que no ocurrió. Rodeado como está de tramposos y resentidos, perdió tal oportunidad. Es demasiado tarde: los hechos subsecuentes al 2 de julio son la fosa que albergará el féretro político de AMLO y los suyos. Abandonó la dignidad de la lucha política de altura y se concentró en una pelea callejera del más bajo nivel con resultados adversos: hoy la popularidad de Andrés Manuel (y del PRD) están a la baja. La ciudad capital se ha poblado con arrepentidos de darle su voto y en el resto del país las deserciones aumentan, mientras que la cúpula perredista –Encinas y Ebrard incluidos–, festejan la segunda gran derrota del pobre Fox: la primera fue obstaculizar la lectura de su último Informe Presidencial y ahora impedir que diera el Grito en el Zócalo. Son victorias pírricas: su violencia deja felices a los perredistas duros y pierden más y más simpatizantes. Cárdenas advierte: el camino a la dictadura o el sectarismo pasa por la intolerancia hacia quienes piensan diferente.
Son dueños del Zócalo y qué. No acaban de percatarse de cuán bajo están cayendo. Lo peor no son las deserciones sino el ridículo que están organizando ante el país y la comunidad internacional que han dejado de considerar a López Obrador un personaje con el cual tratar. La Convención, así como le hicieron una campana de Dolores al gusto de López Obrador (que no utilizó), lo designa presidente "legítimo" de México. ¿Alguien lo tomará en cuenta? Por ejemplo, si el PRD desea que el DF se convierta en estado con gobierno propio y autonomía plena, deberá negociar con los poderes. Anticipemos a Ebrard tratando no con Calderón ni con instituciones como las cámaras, sino con la "Convención" y con el "presidente" López, quien lo recibirá en su tienda de campaña en el Zócalo, llamada, a semejanza de Los Pinos, Macuspana, para tratar la modificación política. Hasta ese sitio llegarán los diplomáticos extranjeros a presentar sus cartas-credenciales. Es obvio, el entorno tendrá que ser dignificado por Ebrard: quitar ambulantes y alejar letrinas.
López Obrador quiere ser, además, un mandatario itinerante, al modo de Juárez. Olvida que Juárez llevaba la dignidad de la República ante una intervención militar europea a gran escala. Cuánta razón tenía Marx al decir que la historia se repite: la primera vez es tragedia, la segunda farsa. Tenemos una Convención "democrática" y "revolucionaria" y un presidente "legal" e itinerante. Lograron que Fox corriera a Dolores. ¿Conseguirán hacerle creer a los mexicanos que sus actos demenciales tienen sentido? ¿Borrarán las instituciones para crear nuevas? Por último, ¿harán un Constituyente con taxistas pirata, ex priistas, corruptos como Bejarano, Ímaz y Padierna, ambulantes y más de un intelectual despistado?
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17 de septiembre de 2006
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