8 de mayo de 2006

Tiempos de peligro

Pablo Hiriart
Crónica
2006-05-08

Vienen tiempos de peligro.
Una antigua frase popular dice que hay que tener cuidado con los que se están ahogando, porque no reparan en lo que se agarran.
Es lo que hemos comenzado a ver ahora, cuando el candidato Andrés Manuel López Obrador ha sido rebasado en las encuestas luego de haberlas encabezado desde el inicio de la carrera por la Presidencia.
El trauma es grande.
Ya se sentían ganadores y actuaban como tales.
Se repartían los cargos en el gabinete.
Ya comenzaba, incluso, la lucha interna por la sucesión del Presidente López Obrador.
El candidato que se sentía Presidente ya sabía dónde iba a instalar su recámara en Palacio Nacional.
Y de pronto las encuestas le dicen que probablemente tendrá que seguir durmiendo en Copilco.
Que el puntero es otro y faltan menos de dos meses para las elecciones.
Por eso ha comenzado a suceder lo que estamos viendo.
Camacho está fuera de sí. Como en 1994, cuando Colosio le ganó la candidatura que él creía suya y nada más que suya.
Escribió el lunes anterior que los medios que publicaron después del debate que “ganó Calderón, fueron pagados por el PAN”.
¿De veras? ¿Y los que pusieron que ganó la silla vacía fueron pagados por él? Por favor. Fuera de sí.
La Jornada, el diario que funge como vocero de López Obrador y de su partido, publicó en su editorial del día siguiente de los hechos de Atenco, que “los medios informativos (sic), por su parte, aprovecharon la oportunidad para presentar a los atenquenses como intrínsecamente violentos y levantiscos, hasta sugerir, con una escandalosa falta de escrúpulos, que el conflicto podría estar vinculado a la presencia del subcomandante Marcos en la capital del país”.
Están fuera de sí. El shock de las encuestas los ha traumatizado.
Nadie acusa en general a los atenquenses.
Pero sí a un grupo minoritario muy bien identificado que tenía secuestrada la tranquilidad en San Salvador Atenco.
(Al fin les pusieron un alto. Qué bueno. Muy bien por Peña Nieto y por Medina Mora).
¿O no vieron cómo esos violentos, y además cobardes, pateaban en el piso a un policía que iba desarmado y estaba completamente inerme?
¿No vieron cuando estaba inconsciente en el suelo y uno de los rijosos de Atenco le propinó una patada criminal en los testículos?
¿No oyeron decir a América del Valle, lideresa de los macheteros, que tenían “licencia para matar”? Ignacio del Valle, líder de los violentos, recibió en su casa al subcomandante Marcos el 25 de abril.
Marcos pernoctó en San Salvador Atenco.
La escolta de Marcos el 1 de mayo en su marcha por el Paseo de la Reforma era un selecto grupo de macheteros de Atenco.
Cuando el grupo de violentos de Atenco la emprendió machete en manos contra policías desarmados, Marcos declaró al EZLN en alerta roja.
¿Es una “escandalosa falta de escrúpulos” sugerir que Marcos y el EZLN tienen sus manos metidas en el conflicto de Atenco?
Claro que no. Falta de escrúpulos es ocultarlo.
Y por lo que se ve, grupos del PRD también están inmiscuidos en esa enorme provocación que vimos el miércoles en Atenco.
Al día siguiente de la trifulca, el Frente Popular Francisco Villa tomó por cinco horas la carretera Texcoco-Los Reyes en solidaridad con los violentos de Atenco.
Por voz de Alejandro López Villanueva, los Panchos Villa anunciaron más movilizaciones. Es decir, como el EZLN, también están en alerta roja.
¿Y quién es Alejandro López Villanueva?
Es líder del Frente Popular Francisco Villa, y además es coordinador en la campaña de Marcelo Ebrard, candidato del PRD a la Jefatura de Gobierno del DF.
¿No está metido el PRD en el brote de desestabilización?
Cuidado con los que se están ahogando, que no reparan en lo que se agarran, puede ser la frase que resuma lo que hemos vivido en estas dos últimas semanas. Y de lo que falta para el 2 de julio.
San Salvador Atenco es, a simple vista, la construcción de un cuadro de desestabilización nacional en momentos de por sí delicados, escribió el viernes Raymundo Riva Palacio en El Universal.
A simple vista, puede ser.
Como también puede ser parte de esa estrategia desestabilizadora la revuelta de sindicatos lopezobradoristas, que amagan con un paro nacional parar defender a Napoleón Gómez Urrutia, el multimillonario dirigente de los mineros mexicanos que ganan 450 pesos a la semana.
Grupos violentos y organizaciones políticas afines al PRD que simpatizan con Andrés Manuel López Obrador han sido infiltrados, desde 2001, por células bolivarianas financiadas por el gobierno de Venezuela para construir una estructura de promoción y autodefensa en caso de un eventual triunfo de la izquierda mexicana en próxima jornada electoral presidencial.
Eso decía un amplio y documentado reportaje de Francisco Reséndiz, publicado en Crónica hace exactamente dos meses.
Lo que hemos visto en estas últimas dos semanas, ¿es autodefensa del triunfo de López Obrador por parte de organizaciones radicales, ahora que ha sido desplazado del primer lugar en las encuestas?
No lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que entramos en tiempos de peligro.
Los desesperados van a querer demostrar que el gobierno actual no sirve para gobernar.
Que no garantiza la gobernabilidad.
Así lo han manifestado ya los voceros del candidato López Obrador, que cayó al segundo lugar.
Y de manera sorprendente, ése es ahora el discurso de Roberto Madrazo.
Sí. Estamos en tiempos de riesgo. En esta contienda ya hay desesperados.
Vemos, por ejemplo, cómo el abanderado del PRD y miembros de las redes ciudadanas repiten sin ninguna base que tienen una encuesta que dice que López Obrador va arriba con diez puntos de ventaja sobre el segundo lugar.
¿En aras de esa mentira van a salir a desestabilizar en caso de que no ganen el 2 de julio?
Acusaron al periódico Reforma y a María de las Heras de haber cuchareado sus encuestas.
Dice López Obrador que esas encuestas se hicieron en Los Pinos. Que él sabe incluso quiénes se reunieron para hacer la encuesta que publicaron sobre pedido en Reforma.
Otra enorme y vulgar mentira.
El problema de todo esto es que hay gente, de la mucha que todavía sigue a López Obrador, que cree esas falsedades.
Y se incuba un ambiente de odio entre quienes lo ven a él como la única esperanza para mejorar de vida.
En esa lógica, quienes le hacen trampa a López Obrador para impedir que gane, le están haciendo trampa al pueblo con el fin de seguir enriqueciéndose y mantener a las mayorías en la pobreza.
De ese tamaño es el sofisma que están inoculando entre la población que está de su lado.
¿Tendremos uno, diez, cien atencos si la elección es cerrada y López Obrador pierde por un margen estrecho?
Deliberadamente o no, se está construyendo un escenario para que, en caso de no ganar la elección, arrebatar.
O para reventar la elección si continúa cuesta abajo en las encuestas.
Son tiempos de peligro, pues.

phiriart@cronica.com.mx

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