2 de mayo de 2006

¿Y si AMLO quiere perder?

Yuriria Sierra
Excelsior - Nudo Gordiano
02-05-2006

Se cuarteó el espejo y con él se cuarteó el cuarto de guerra. Algunos cercanos a López Obrador andan de capa caída últimamente: esos que alcanzan a ver todos los errores cometidos por el candidato y están desesperados porque no los oye. Pero hay otros que le tienen “mucha fe” a su instinto político. Los primeros reconocieron en días anteriores que han caído en las encuestas. Los segundos creen ciegamente que el instinto de AMLO sigue la estrategia correcta: “Hay que reconocer que Andrés tiene una gran intuición; o sea, antes que nada él encuesta con la nariz”, argumentan. Como si López Obrador fuera un médium entre el pueblo y el reino de lo insondable y “olfateara” la voluntad electoral. Y en su quimérico genio político concluyera, como la portada de Proceso “La estrategia soy Yo”.

Espejito, espejito… Dijo López Obrador en el Auditorio Nacional: “Hicimos una encuesta este fin de semana para saber cómo estaban las cosas y les inform 40% nosotros, 30% el partido de la derecha y 25% el otro partido que no voy a mencionar”.

Y así como lo dijo, es simplemente imposible. E imposible evitar sonreír ante la sospechosa redondez de las cifras: 40-30-25. ¿Quién hizo esa encuesta que a todas luces difiere del resto de las publicadas recientemente y que muestran, prácticamente todas, un empate técnico en las preferencias? Por los resultados y el secreto con el que se ha manejado el tema, a mí sólo me da por pensar que Andrés Manuel López Obrador encuestó, no a los vientos, sino al mágico espejito de la madrastra…

No lo sabe ni Camacho. Este domingo, entrevistado por la revista Proceso, se le preguntó a Manuel Camacho “¿Con qué empresas hicieron sus encuestas?” Y el ahora coordinador lopezobradorista contestó: “No sé, sólo tengo información de que fueron dos, pero también se vale reservarse los datos. Se pueden reservar por muchas razones.”

Camacho, hábil como siempre ha sido, se vacuna por anticipado. Uno de los principales operadores de AMLO le confiesa a Proceso que “no sabe” quiénes hicieron, supuestamente, la encuesta, y añade, “sólo tengo información de que fueron dos”, con lo que contradice la versión del Peje. Las respuestas de Camacho y las recientes declaraciones de López Obrador en el sentido de que en su equipo “les habían entrado dudas” dejan, en realidad, muy poco lugar a dudas: la cuadrilla de AMLO se está fragmentando y ya hay señales de que muchos quisieran bajarse del barco antes de que éste se hunda. Pero parece que el dedo de López Obrador no ha olfateado esas fisuras. Él sólo le pregunta al espejito. O tal vez…

…Tal vez no quiere ser presidente. Previamente al desafuero, Andrés Manuel estaba encantado con la idea de ir a la cárcel como si de un Mandela mexicano se tratara. ¿Y si esa perspectiva vuelve a tener más atractivo en la cabeza del Peje que la de ganar y verse a sí mismo incapaz de cumplir con todo lo que prometió en campaña? ¿Mejor eso a que un día el espejito ya no le conteste: “Lo que usted diga, señor presidente”? Tantos errores (y no admitidos) sólo son comprensibles si pensamos que el “olfato” de AMLO en efecto es tan fino que puede oler mejor un futuro como el líder moral de los pobres (ad aeternum) antes que como un presidente incapaz de darle a los pobres el reino de los cielos…

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