15 de mayo de 2006

El nuevo Congreso

Macario Schettino
El Universal
15 de mayo de 2006

Este país, como sabemos, ya no se convierte en propiedad del presidente sexenal. Desde 1997, la Cámara de Diputados existe. Casi simultáneamente, la Suprema Corte de Justicia despertó de su letargo de décadas. A partir de 2000, también hay Senado. Nos hemos convertido en un país con verdadera separación de poderes. Es más, debido al anacronismo de nuestras reglas, podemos decir que, en realidad, lo que tenemos es dispersión de poderes. En cualquier caso, lo que me interesa recalcar es que hoy es tan importante saber quién gana la Presidencia como perfilar la composición que tendremos en el Congreso.

Hace muy poco que los encuestadores empezaron a incluir preguntas en este sentido, tal vez porque las listas de candidatos se registraron durante marzo. Pero pronosticar cuántos diputados y senadores tendrá cada partido no es cosa sencilla. Si una encuesta, por naturaleza, tiene un error esperado, la forma en que se configuran las bancadas en el Congreso amplía el margen de incertidumbre.

Mire usted, hay 300 distritos en todo el país en donde el que obtenga más votos se convierte en diputado. Se les llama de "mayoría relativa". Hay otras 200 curules que se distribuyen proporcionalmente de acuerdo al número de votos que haya obtenido cada partido en cada una de las cinco circunscripciones en que se divide el país. Pero la combinación de estos dos mecanismos (poco frecuente en el mundo, por cierto) hace muy difícil estimar los diputados que finalmente tendrá cada instituto político.

Permítame darle un ejemplo para ayudarle a imaginar el proceso de asignación de curules. Imagine usted un partido que gana 20% de los votos. Si todos los diputados se asignaran proporcionalmente, le correspondería tener 100 diputados (20% de 500). Pero si este partido imaginario tiene una votación muy dispersa en el país y no obtuvo triunfos en ningún distrito, no tendrá los 100, sino muchos menos. El mínimo que puede tener es 40 (20% de los 200 que son proporcionales). Y el número exacto dependerá de la distribución de los otros partidos. Hay dos reglas finales para la asignación: un partido que obtenga más de 2% de votos tendrá al menos 10 diputados, y ningún partido podrá tener más de 8% de sobrerrepresentación, es decir, de diferencia entre el porcentaje de diputados y el de votos.

Ya estará claro que no es nada sencillo determinar el número total de diputados para cada partido, y que la estimación que le voy a presentar obliga a un número de supuestos demasiado grande. Pero qué le vamos a hacer, esas son las reglas. Así que procedo a pronosticar, y obviamente, a equivocarme.

La encuesta de EL UNIVERSAL nos dice que el Partido Acción Nacional tendría, hoy, 39% de los votos, mientras que la Alianza por México alcanzaría 28%. La coalición Por el Bien de Todos llegaría a 31%, con los dos puntos restantes a distribuirse entre los dos partidos nuevos. Si ninguno de ellos alcanza 2% reglamentario no le tocan diputados, como hemos dicho.

Pero, ¿cómo saber cuántos distritos ganará cada partido? Ni siquiera tenemos información por entidad federativa, mucho menos por distrito. Lo que sí nos dice la encuesta de EL UNIVERSAL es el comportamiento por circunscripción, que nos muestra que el PAN está ganando las primeras dos (todo el norte del país), mientras que el alianza Por el Bien de Todos gana las tres restantes (lo que alguna vez fue Mesoamérica).

Con base en estas cifras, me permití hacer una estimación por entidad a partir de las votaciones previas en ellas, que apuntan a lo siguiente: el PRI ganaría sólo tres entidades -Tamaulipas, Hidalgo y Nayarit-, mientras que el PAN obtendría el triunfo en 18, y la alianza del PRD, PT y Convergencia obtendría el triunfo en 11 estados. Reitero que estimar estos resultados tiene un margen muy elevado de incertidumbre, y no hay que olvidar que el PRI está reduciendo su votación en 10 puntos con respecto a la obtenida en 2000, y en 12 con respecto a la de 2003.

Si este fenómeno ocurre, aunque sea parcialmente, en los distritos, la Alianza por México estaría luchando por alcanzar un porcentaje de diputados similar a su votación. Es decir, la bancada conjunta PRI y PVEM estaría entre 130 y 140 diputados. La alianza Por el Bien de Todos apuntaría a ser la segunda, con al menos 150 diputados. Y finalmente el PAN sería la minoría más grande, con alrededor de 200 diputados.

El Senado, con las cifras de la encuesta, quedaría conformado por 52 panistas, 39 provenientes de la Alianza por México, y 36 del PRD, PT y Convergencia. Como dato interesante, de las listas al Senado, el PAN metería 13 candidatos, el PRI nueve y el PRD 10.

En las próximas semanas, con más información acerca de la distribución regional del voto, será posible estimar con mayor detalle tanto el número de diputados como de senadores. Y eso nos ayudará a tener una mejor perspectiva del tipo de alianzas y coaliciones que serán necesarias para que el próximo sexenio sea, ahora sí, de división de poderes, y no como los nueve años que llevamos ya de dispersión de poderes, y de estancamiento.

macario@macarios.com.mx

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