28 de abril de 2006

¿Sorpresas del debate?

Jesús Reyes-Heroles G.G.
El Universal
Viernes 28 de abril de 2006

Algunas opiniones buscan re-gatearle méritos al debate presidencial. Esto no tiene sentido. El ejercicio del martes 25 es muestra clara del avance de la democracia mexicana. Sin soslayar que el formato tiene deficiencias, no es fácil proponer uno más efectivo, atractivo para la ciudadanía y aceptable para los candidatos. Quizá el problema más importante del formato es que la ausencia de Andrés Manuel López Obrador tiene un efecto irreversible, en la medida que la ciudadanía no podrá conocer, en igualdad de circunstancias con los otros candidatos, sus propuestas en los cinco temas que fueron abordados: las políticas hacendaria, energética y laboral, así como el combate a la pobreza y el desarrollo sustentable.

La principal contribución del debate es que permitió comparar, de manera directa y en poco tiempo, las propuestas y atributos de los candidatos. Además, en alguna medida hizo posible distinguir al candidato de su partido, así como permitir que los candidatos de partidos "nuevos" fueran expuestos a un auditorio muy amplio. La democracia mexicana alcanza una calificación mejor después del debate que antes de éste.

Sin embargo, la pregunta central es en qué contribuyó dicho debate. Primero, a pesar de que el nivel de la presentación y sobre todo de la discusión de las propuestas dejó mucho que desear, en los hechos el foro dio lugar a exposiciones condensadas de los elementos principales de las propuestas de los candidatos acerca de los temas referidos. La buena noticia es que Patricia Mercado abordó asuntos y temas de "frontera", que sin el debate difícilmente hubieran alcanzado a tantas familias. La mala es que los aspectos torales de diversas políticas no fueron abordados.

Por ejemplo, en materia hacendaria los candidatos presentaron, de nuevo, programas sin esqueleto financiero. Al no plantear que México no puede progresar sin el esfuerzo de todos, una especie de "Mundo Feliz", perdieron la oportunidad para convocar a la movilización colectiva que se requiere para aumentar el ahorro y fortalecer la capacidad financiera del Estado, a fin de que puedea cumplir cabalmente sus funciones.

Sólo Patricia Mercado lo dijo de manera contundente, al señalar que propuestas sin asignación presupuestal son demagogia y hasta mentira. Ninguno de los candidatos dimensionó el esfuerzo que tendrá que realizar la próxima administración, en materia de aumento de la recaudación, para evitar un colapso de las finanzas públicas.

Diversos análisis ubican ese esfuerzo en el orden de 6% del PIB en seis años, de manera que la recaudación del gobierno federal alcanzaría un mínimo de 18% del producto en 2012.

¿Qué sorpresas produjo el debate? Pocas. Estas se refieren principalmente a aspectos del carácter y la personalidad de los candidatos. Por ejemplo, la ausencia de López Obrador puso en evidencia su empecinamiento en no corregir una decisión prematura que le representó un costo en términos de preferencias electorales. Campa logró avanzar entre quienes no lo conocían, pero sorprendió desfavorablemente a quienes lo conocemos y apreciamos.


Madrazo decepcionó a quienes veían en el debate una oportunidad para que recuperara estatura política y fijara nuevas pautas para una campaña con categoría. La agresión se volvió contraproducente y por momentos se vio arrinconado y hasta nervioso. Eso sí es sorprendente para un político con la experiencia de Madrazo.

Calderón sorprendió poco, ya que aprovechó el debate para ganar puntos ante la ciudadanía. Se esperaba que fuera quien presentara las propuestas más coherentes e integrales y que lo hiciera con claridad. Eso se cumplió. Quizá le hubiera ayudado que su sonrisa fuera menos constante y más espontánea. Mercado llegó a muchas personas que ahora la identifican y sorprendió a todos, a quienes no la conocían y a quienes la conocían. Los primeros la descubrieron y la apreciaron y a los segundos les reconfirmó su compromiso con ideas de izquierda como fórmula para enfrentar los graves problemas que vive el país.

Con el propósito de estimar el impacto del debate sobre las preferencias, GEA realizó un par de encuestas telefónicas, una el martes, previa al debate, y otra al día siguiente, cuya muestra incluyó a una proporción significativa del mismo grupo de entrevistados el día anterior.
La opinión de los ciudadanos el miércoles responde no sólo al debate mismo, sino también al denominado posdebate, que se desarrolló principalmente durante la noche del martes y la primera mitad del miércoles.


El primer resultado a subrayar es el importante efecto que el debate tuvo sobre el nivel de conocimiento de los candidatos de partidos nuevos: el de Campa aumentó de 56% a 75% y el de Mercado de 63% a 82%, en comparación con el de Madrazo que sólo aumentó de 95% a 98%, entre martes y miércoles.

Los resultados confirman que las preferencias electorales son sensibles a este tipo de debates. Las preferencias por Calderón aumentaron 4%, aquéllas a favor de Mercado 2%, un aumento significativo, las de Campa no se modificaron, y aquéllas por Madrazo y López Obrador disminuyeron 1%. Recuérdese que estos resultados provienen de encuestas telefónicas y que, por tanto, no pueden aplicarse directamente a las derivadas de encuestas en domicilio. Cuando este efecto se toma en cuenta y se consideran las preferencias definidas, el impacto para Calderón sería del orden de 3%, para Mercado 2%, para Campa no significativo, para Madrazo -2% y para AMLO -3%.

El impacto definitivo del debate sobre las preferencias electorales no se conocerá con certeza hasta que no se presenten los resultados de las encuestas en domicilio que serán levantadas durante los próximos días. Por tanto, estos resultados deben evaluarse con cautela. Lo relevante es comprobar que el debate sí hizo una diferencia, contribuyó a un mejor conocimiento de los candidatos, y modificó las preferencias electorales. Gracias al debate hoy la ciudadanía está un poco mejor informada.

jreyes@structura.com.mx
Economista

No hay comentarios.: