23 de mayo de 2006

Los dos caminos

Macario Schettino
El Universal
23 de mayo de 2006

Hay cambios en las estrategias electorales. Sobre todo en los dos rezagados. El que está en segundo lugar, Andrés Manuel López Obrador, ha tenido que reconocer una falla seria en su campaña, y está ahora en todos los espacios televisivos que puede, además de que ha incrementado sus promocionales, y les ha dado un giro más agresivo.

El que está hundido, Roberto Madrazo, apuesta ahora por el 3 de julio, ya no por el día de la elección. Empieza a golpear duramente al interior del PRI, para evitar que la derrota electoral, inevitable, sea también su tumba política. En ese esfuerzo, intenta convertirse en agorero del desastre, inventando desde ahora excusas que le permitan radicalizar su postura una vez derrotado. Todo indica que lo que le espera es el ridículo.

Es más interesante el planteamiento de López Obrador, porque aunque las formas cambian, en el fondo su argumento sigue siendo exactamente el mismo. Insiste en que la elección se trata de optar entre dos caminos: uno que es la continuidad de lo que hemos vivido en los últimos 20 años, y otro, el que él encabeza, que implica un cambio de fondo, dice él, en el modelo económico.

Es lo malo de la falta de profesionalismo, natural en la izquierda mexicana y muy común en el antiguo régimen. Se decide al feeling, a lo que dice la intuición, a como se va viendo el abarrote. Si López Obrador, o sus asesores, fueran un poco más cuidadosos, se darían cuenta de cuántos votos se pierden en México hoy prometiendo un cambio de rumbo en la economía. Me explico.

Después de la crisis de 1995, la economía mexicana creció durante cinco años al mayor ritmo en toda su historia. Más aún que en esos legendarios tiempos del desarrollo estabilizador, idos para siempre. Aún en la administración de Fox, malos años en materia económica, el crecimiento del PIB duplica al de la población. No es mucho, pero tampoco estamos en crisis.

Peor aún para el argumento, la reducción en las tasas de interés y la inflación, así como las modificaciones legales, han permitido un incremento inusual del crédito, tanto al consumo como a la vivienda. El resultado es que hoy se construyen y venden más casas que nunca antes en la historia del país. Y aunque eso no sea fácil de entender para economistas anacrónicos, a menor tasa de interés, todos somos más ricos.

Especialmente en este momento, ofrecer un cambio de modelo económico es absurdo. Resulta que desde enero venimos creciendo al mayor ritmo en todo el sexenio. Pero aún con más detalle, las ventas de enseres domésticos están a todo vapor. Y el que compra refrigerador deja de ser pobre, y si hay algún modelo que se quiera cambiar, no es el económico, sino el de la televisión para ver el mundial.

A mayor abundamiento, el índice de confianza del consumidor que publica INEGI está en el nivel más alto casi desde que se empezó a calcular. Si tiene dudas al respecto, la nota de Carlos Ordóñez en EL UNIVERSAL el viernes pasado reporta resultados similares: 52% de la población cree que la economía está mejorando. Y puede usted encontrar cifras muy parecidas en todas las encuestas que analice: en este momento la economía no es un problema serio para los mexicanos, no es el elemento definidor de la elección.

Claramente, esto no implica que no tengamos problemas en este tema. Claro que los hay, los hemos tenido con nosotros desde siempre: pobreza, pésima distribución y desde fines de los 70, falta de empleo. Pero este último punto, el más "electorable" de los asuntos económicos, es ya identificado por los votantes como un tema de Felipe Calderón, no de López Obrador, y cito nuevamente a Ordóñez.

La insistencia de López Obrador y seguidores en el asunto económico no sólo es una pésima estrategia de campaña, es también la mejor muestra de cuánto no comprenden de la realidad actual. Tanto el candidato como sus asesores están anclados en el pasado. No entienden ni de economía ni del mundo del siglo XXI. Por eso están perdiendo votos, porque cada vez son menos los mexicanos nostálgicos, y cada vez más los que quieren competir, y ganar, en la inevitable globalización.

macario@macarios.com.mx

Profesor de la EGAP del ITESM-CCM

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