26 de mayo de 2006

Nos creen retrasados mentales

Raúl Cremoux
El Universal
Viernes 26 de mayo de 2006

Un pequeño grupo de notables ha irrumpido en la escena nacional para decirnos lo que, en materia político electoral, los mexicanos podemos ver y escuchar. A la mayoría de ellos les pareció que los anuncios en los que aparecían bloqueos a los pozos petroleros que realizó AMLO hace unos años "estaban fuera de contexto"; en cambio, consideraron que llamarle corrupto a Madrazo o mentiroso a Calderón no lesionaba los intereses de esos candidatos.

Son ellos, los notables, los que superando a Tockeville y a Voltaire orientarán los mensajes de los candidatos a la Presidencia. Estiman estos personajes que la sociedad no está capacitada para discernir lo que le conviene o lo que la perjudica y se abrogan ese dudoso derecho.

En su comunicado recurren a lenguajes y argumentos aldeanos: "No se vale (sic) caer en denigraciones y difamaciones porque se informa mal a la sociedad"; de lleno incurren en un delicadísimo asunto: definir el contenido de la información en la sociedad moderna. No debaten, sólo imponen.

Lo que en propaganda se hace en cualquier parte del mundo, es justamente posicionarse y descalificar al adversario, tanto como se quiera o necesite. Harto sabido es que en las democracias, donde quiera que se encuentren, las campañas electorales no se caracterizan por ser una competencia de poemas y flores.

Sirva entre los muchísimos ejemplos que podrían anotarse, el siguiente: en Gran Bretaña durante la campaña electoral de primavera en 1987, la oposición a Margaret Thatcher, encabezada por Denis Healey, elaboró anuncios en que la comparaban con un general nazi y añadían que su gobierno estaba formado por "esclavos y sobrevivientes a su holocausto personal".

Había otros spots televisivos en que el marido de la señora aparecía cocinando para ella y lo menos que se le decía era el equivalente a "mandilón sin cojones".

Nadie protestó y los ingleses votaron por la continuidad de la señora. Entre los estadounidenses la propaganda ha tocado no sólo a la privacía sino la intimidad. A un aspirante presidencial lo bajaron de la elección al proyectar fotos y mencionar el nombre de su amante.

Nuestra naciente democracia chorrea provincianismo; en temporada electoral, se les exige "tregua" a los gobernantes. En todos los continentes, los presidentes, primeros ministros y gobernantes en turno, apoyan explícitamente a sus candidatos. Si bien no es permitido que se destine el dinero de los contribuyentes a sus campañas, están junto y codo con codo a los aspirantes. Los asesoran, orientan y al electorado le piden votos para su partido común. Aquí ocurre lo mismo en forma solapada.

Es evidente que Fox hace campaña para favorecer a Calderón, como también lo hace Encinas para AMLO. El espaldarazo del gobernador de Oaxaca a Madrazo es ostentoso. Son apoyos naturales. Pedir lo contrario responde a los tiempos en que el PRI era o el partido único o el dominante. Hoy la realidad es otra.

Por ello debemos ver como comicidad involuntaria, ya que de otro modo sería gravísimo, el que Ugalde, el presidente del IFE, improvisado censor, recomiende al Presidente de la República que no haga declaraciones sobre el futuro del país y guarde silencio. ¡Como si la voz de Fox pudiera orientar el voto de millones de adultos!

cremouxra@hotmail.com
Escritor y periodista

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