25 de mayo de 2006

México, al laberinto (otra vez)

Yuriria Sierra
Excélsior - Nudo gordiano

25-05-2006

Preámbulo mitológico: Siempre he sentido fascinación por el mito griego del laberinto. Adentro, el minotauro, mitad hombre mitad bestia. Afuera, Teseo, el héroe dispuesto a matar al monstruo para conseguir el amor de Ariadna. Y Ariadna, afuera, ya enamorada, dispuesta a dejar su patria para seguir a Teseo.

El asunto, claro, está complicadísimo, por ello, Ariadna idea la forma de ayudar a Teseo a salir del laberinto una vez que haya conseguido exterminar al minotauro, le da la punta de un hilo enredado en el carrete para que pueda seguir el camino de regreso al mundo (y, claro, el camino de regreso a ella).

Preámbulo freudiano: Todos los seres humanos entramos, al menos una vez en la vida, al laberinto. E ingresamos sólo para descubrir que el monstruo no es otro sino un reflejo de nosotros mismos, de nuestros miedos, nuestras carencias, nuestras mezquindades: la bestia que llevamos dentro. Y logramos salir del laberinto-introspectivo sólo gracias a una hebra única, el hilo conductor de Ariadna, el cual en sentido puramente psicológico es el tejido del amor y todo lo que éste implica, el lazo que nos une al mundo.

Preámbulo electoral: La democracia como laberinto. ¿Quién es el minotauro, quién Teseo, quién Ariadna, qué el hilo? Seguramente la adaptación cinematográfica del mito cambiaría dependiendo del guionista, el productor y el director. Si lo escribiera Sari Bermúdez, el monstruo sería El Peje, Teseo, Vicente, Ariadna, Martita, y el hilo serían el PRI o el magisterio. Si fuera de Luis Mandoki, seguramente el monstruo (una chachalaca, claro) sería Fox, Andrés Manuel, Teseo, López Obrador, Ariadna y el hilo sería AMLO. Y si lo produjera Carlos Alazraki, intentaría que Ariadna-Peje salvara a Teseo-Madrazo, pero luego de matar al minotauro-Fox, Teseo-Madrazo usaría el hilo de Ariadna-Peje para salir del laberinto, pero le pediría que entrara en él para judicializar la elección. Cuando Ariadna-Peje se encontrara adentro, se daría cuenta de que Teseo-Madrazo no sólo no le dio el hilo, sino se fue con todo y el carrete.

Preámbulo institucional: La democracia como laberinto, bis. Claro que si uno intenta darle a los mitos una dimensión realmente constructiva y no meramente anecdótica, podríamos decir que, en el laberinto en el cual el país se encuentra actualmente perdido, es uno que lo divide entre su pasado y su futuro. México y su clase política están perdidos en una democracia que no había recurrido nunca. El monstruo es su pasado autoritario y clientelar, ese presidencialismo sin límites y ese sistema de partido(s) corporativista: el minotauro tiene cara de ciudadano, pero cuerpo de maquinaria electoral. Y afuera del laberinto está esa Ariadna-ciudadanía independiente, quien no espera recibir una gorra o una lana a cambio de su voto; quien espera que Teseo logre matar al monstruo, y no el monstruo termine por comerse a Teseo. ¿El hilo? Las urnas y las instituciones. No hay otro hilo conductor en una democracia.

Epílogo urgente: Cuando uno ya encontró y logró matar al engendro alojado dentro de uno mismo, el camino de regreso puede complicarse mucho si no tenemos la humildad de pedirle a Ariadna: “Nada más no sueltes el carrete, por favor…”

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