19 de junio de 2006

Aún en el aire

Catón
Reforma - De Política y Cosas Peores
17 de junio de 2006

El novel reportero escribió en su primera nota: “Una señora denunció a un individuo que en el autobús le tocó las tetas”. Al jefe de redacción no le agradó lo explícito de la frase, de modo que llamó al muchacho y le pidió que cambiara el texto. Le indicó: “Cuando te topes con una expresión riesgosa lo que debes hacer es omitirla, y poner en su lugar puntos suspensivos, o paréntesis”. El muchacho escribió entonces: “Una señora denunció a un individuo que en el autobús le tocó las (.)(.)”… Desde luego el PRI no ganará la elección presidencial, pero por una extraña parajoda -grado el más intenso de la paradoja- los priistas podrían decidir esa elección. Madrazo, es cierto, contará con un voto duro, el de los priistas de viejo cuño que por razón vital darían su voto al PRI así postulara a Luzbel, Lucifer, Belial, Satanás o Belcebú. Un gran número de priistas, sin embargo, ha decidido que en conciencia no puede votar por Madrazo, a quien culpan de la tremenda división que priva ahora en el partido, y al ver las nulas posibilidades que el tabasqueño tiene de alcanzar la Presidencia quieren hacer de su voto un voto útil. Todo indica que en su mayoría esos votos favorecerán a Felipe Calderón. He hablado con priistas importantes en diferentes partes del país, y casi en modo unánime me cuentan -un poco apenados, por supuesto- que sus familiares y amigos más cercanos les han dicho que no votarán por el PRI en la elección presidencial, aunque podrían sufragar por candidatos de ese partido a senadores o diputados federales. La mayor parte de esos priistas me manifiestan que los votos de su familia y de sus amistades serán para Calderón. Con esos votos, y otros de los llamados indecisos, el candidato panista podría superar la ventaja -ligera ventaja, que con el margen de error equivale casi a un empate técnico- que las encuestas dan a López Obrador. Esto significa que la moneda todavía sigue en el aire. Los perredistas que sonríen al dar por cierta desde ahora la victoria de su candidato quizás están sonriendo prematuramente, y los panistas que ya echan a vuelo las campanas anunciando el seguro triunfo de Felipe Calderón están a lo mejor adelantando vísperas. De aquí al 2 de julio pueden suceder muchas cosas. Y el 2 de julio todo puede suceder… En tiempos de la Segunda Guerra Mundial unos soldados alemanes llegaron a una aldea francesa. La encontraron desierta, pues todos los habitantes habían huido del lugar. Se quedaron nada más un granjero y su abuela, mujer de 90 años. El jefe de los soldados le ordena al hombre: “Consíguenos comida”. “Sólo tengo este medio pan -dice el granjero, tembloroso-, pero es para la abuela”. “Lo siento -dice el germano arrebatándole el pan-. La guerra es la guerra”. Enseguida le exige: “Consíguenos de beber”. “Sólo tengo este vaso de vino -responde el de la granja-. Pero es para la abuela”. Vuelve a decir el militar: “La guerra es la guerra”. Y le quita el vaso. “Ahora -le pide- consíguenos mujeres”. “Sólo queda una en el pueblo -dice el granjero-, y es la abuela. Tiene 90 años”. El oficial la ve y dice: “Está bien. Buscaremos en otra parte”. “¡Hey! -grita desde su cuarto la viejita-. ¡La guerra es la guerra!”… Llegó don Astasio a su casa y encontró a su mujer con un desconocido. Tras de colgar el sombrero y el paraguas en la percha fue don Astasio al chifonier donde guardaba la libretita en que anotaba vilipendios para decirlos a su esposa en tales ocasiones. Regresó y le leyó el último que había registrado: “¡Furcia!” Luego, con lenguaje más liso y llano, añadió: “¡Traidora infame, vulpeja inverecunda, mesalina, hembra sin pudor!” Le dice la esposa: “No te pongas dramático, Astasio. ¡Ni que se lo fuera a acabar!”… FIN.

No hay comentarios.: