Juan Molinar Horcasitas
El Universal
21 de junio de 2006
Las elecciones de 2006 son un ejercicio inédito en nuestra historia: nunca habíamos tenido una elección presidencial con un desenlace tan incierto, pero tampoco había tenido la gente tanta confianza en las autoridades electorales. Se trata de una elección "perfecta" en un sentido: incertidumbre en el resultado, seguridad en el proceso. Argumentaré este punto, y otros dos: la elección de 2006 también es inédita porque nunca antes se habían confrontado, con posibilidad de triunfo, dos proyectos de gobierno tan opuestos como los dos principales que compiten en este año. Y, finalmente, en esta campaña los contendientes se han expresado con mucha fuerza mediática, tanto en las propuestas como en las críticas. Veamos estas tres novedades.
Empiezo con lo último. La idea de que las elecciones deben ser una competencia "de propuestas" en la que los partidos y los candidatos "presenten su oferta política" sin intercambiar críticas entre sí, sólo existe en la mente de algunos "teóricos" mexicanos de una democracia mal entendida. Quien conoce la experiencia de elecciones en sistemas democráticos maduros, exitosos, como los anglosajones o muchos de los europeos, sabe bien que las campañas electorales no son competencias de propuestas, sino duros intercambios de críticas entre los contendientes. En los casos menos agresivos, las críticas y los ataques de los candidatos se concentran en el desempeño de los adversarios. En los peores, pasan a cuestiones personales. Y nadie se escandaliza. Todo mundo espera que al final de la elección, los candidatos cedan el lugar al político y que los políticos hagan lo suyo: negociar acuerdos. Creo que eso es lo que pasará. Y también creo que eso es lo que los intelectuales y "opinadores" profesionales deberíamos estar planteando, en vez de escandalizarnos por el espectáculo de una campaña democrática normal. Las delegaciones de observadores internacionales que han llegado a México, por cierto, coinciden en esto: no les sorprenden las críticas y los ataques entre los candidatos, pues están acostumbrados a verlos en las elecciones de sus países, les sorprende que intelectuales y periodistas, que deberían ser paladines de la libertad de expresión, pidan a las autoridades que censuren los mensajes críticos de las campañas.
Por lo que hace a los proyectos, para estas alturas de la campaña ya ha quedado claro que se trata de conceptos opuestos: el de López Obrador es un proyecto que se basa en la idea de que el gasto público y, por tanto, la deuda deben ser el motor de la economía; y el de Calderón, que postula que el crecimiento económico depende de la competitividad de la economía y de la inversión privada que logre atraer. Un proyecto terminaría en donde sus antecesores lo han hecho, en las crisis y las devaluaciones que Echeverría, López Portillo y Salinas provocaron. El otro abriría una nueva etapa de estabilidad y crecimiento, como la que nuestro país no ha conocido en medio siglo. Y es que el contraste no es entre neoliberalismo y "nuevo modelo económico". Es entre deuda y fortaleza económica.
Otro fuerte contraste es el que se da entre la confianza que la ciudadanía tiene en las autoridades electorales, especialmente el IFE, y las críticas a las que las han sometido los candidatos opositores y algunos en el llamado círculo rojo. De nuevo, llama la atención la evaluación tan positiva que de las autoridades realizan las misiones de especialistas internacionales en elecciones, y el desprecio con que se refieren a ellas los especialistas nacionales.
Finalmente, el resultado es incierto. En una reunión de especialistas en encuestas realizada anteayer en el Club de Industriales, uno de los pioneros de la disciplina en México divulgó una encuesta en la que Felipe Calderón aparece como el candidato puntero. En un periódico capitalino se publicó ayer otra en la que López Obrador aparece en punta. Reuters publica una encuesta de Zogby con ventaja de tres puntos de Calderón. Entre hoy y mañana seguramente se publicarán otras encuestas en las que Calderón y López Obrador serán reportados como punteros. La conclusión de la semana es cierta: el resultado es incierto. Eso es democracia. Yo estoy seguro de dos cosas: que Calderón será el ganador y que esta ha sido la elección más disputada en nuestra historia.
juanmolinarhorcasitas@hotmail.com
Diputado federal (PAN)
21 de junio de 2006
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