Marco A. Mares
Crónica - Ricos y poderosos
2 de Junio de 2006
El programa de apoyo al ingreso familiar de Andrés Manuel López Obrador con el que ofrece beneficiar a 18 millones de familias con 100 mil millones de pesos, es fantasioso en el mejor de los casos y ruinoso en el peor.
Por supuesto que en términos políticos es sumamente atractiva y muy seguramente le redituará una buena cantidad de votos. ¿A quién no le gusta que le prometan que le van a regalar dinero? Porque eso es lo que ofreció López Obrador: regalar el dinero de los contribuyentes.
El candidato perredista a la Presidencia está utilizando el dinero de los contribuyentes —porque los recursos para las campañas políticas que usan él y el resto de los contendientes salen de nuestros bolsillos—, para ofrecer propuestas fantasiosas, en el menos malo de los casos, o ruinosas, en el peor de ellos. Nos miente porque ofrece en cadena nacional una propuesta fantasiosa. Algunos expertos consultados por éste reportero coincidieron en que la propuesta que Andrés Manuel López Obrador presentó en un spot en cadena nacional —y que previamente explicó su asesor económico, Rogelio Ramírez de la O—, no resiste el menor análisis.
Es más, para algunos de ellos, si esa propuesta hubiera sido el trabajo de un estudiante de Economía I, lo hubiera reprobado.
La oferta de Andrés Manuel se funda en la premisa de que durante el sexenio de Vicente Fox el gasto corriente ha crecido de 67 mil millones de dólares a 109 mil millones de dólares. Es decir, ha tenido un incremento de 42 mil millones de dólares. Esta expansión del gasto corriente —advierte— se ha dirigido a fines que no se reflejan en una mejoría tangible de los niveles de vida de la gente. Y en consecuencia propone reducir precios del gas, electricidad y gasolina, para aumentar en 20 por ciento en promedio el ingreso disponible de 18 millones de familias.
Temerariamente, Ramírez de la O afirma que la reducción de los precios de la energía traerá consigo la reducción de otros precios en un efecto cascada, en un clima de competencia entre oferentes de bienes y servicios, los cuales registrarían menores costos de insumos, especialmente de electricidad.
En el spot López Obrador utilizó unos cuadros para afirmar que con más dinero en las familias habría más consumo, y el mayor consumo permitiría una mayor producción y un mayor crecimiento económico. A muchos podría parecerles muy bien la propuesta de López Obrador, pero lo cierto es que se trata de una propuesta populista e inflacionaria. La contraparte a los cuadros que mostró López Obrador es muy sencilla: a mayor consumo —no respaldado en el crecimiento de la producción y la inversión— habrá mayor inflación y a mayor inflación menor consumo y menor crecimiento y por supuesto menos empleos. La propuesta lopezobradorista se basa fundamentalmente en la reducción del gasto corriente del gobierno federal, que ciertamente ha crecido mucho en este sexenio.
Pero lo que no cuadra es cómo le va a hacer para reducir el creciente gasto corriente.
Para empezar parece que el equipo económico perredista no tiene claros los conceptos que se utilizan en el Presupuesto de Egresos Federal. El gasto corriente y el gasto de capital o de inversión son los dos principales componentes del gasto total. Y el gasto corriente está integrado, en su mayor parte, por sueldos y salarios que representan alrededor del 70% y el 20% corresponde a insumos, materiales y servicios. Bueno, este último renglón simple y sencillamente no puede ser recortado porque los insumos, materiales y servicios son las medicinas, los pizarrones y todos los materiales que se utilizan en la educación y servicios de salud en general.
Del 70 por ciento que corresponde a sueldos y salarios, la mayor parte es para el pago de los maestros, los burócratas y los empleados del IMSS, Pemex y CFE.
Del presupuesto de Educación Básica, alrededor del 96% se destina al pago de salarios. Tampoco es muy factible que puedan ser recortados; se trata de personal de base. Y entre el 9 y el 10% restante del gasto corriente corresponde a los salarios del personal no sindicalizado, es decir a los servidores públicos o funcionarios del gobierno federal con mayores sueldos. Bueno, pues de esta mínima parte, aun realizando los mayores recortes posibles a sus salarios, jamás podrían obtenerse 100 mil millones de pesos.
Según el CEESP, si se redujeran en 50% los salarios de los altos funcionarios apenas representaría un ahorro de 5 mil millones de pesos. Y con la eliminación total de los bonos se ahorrarían alrededor de 14 mil millones de pesos. Ambas cantidades sumarían casi 20 mil millones de pesos ¿De dónde saldrían los 80 mil millones de pesos restantes que necesita López Obrador para regalarlos a los pobres?
Por otra parte, asegura López Obrador que la reducción en los precios de la energía derivará en una reducción de precios en efecto cascada. Lo que no explica es ¿en qué va a beneficiar a los industriales el que nuestros recibos de luz salgan más baratos?
¿Cómo se van a traducir en crecimiento económico nacional los supuestos beneficios que tendrán los 18 millones de familias mexicanas que mejoren sus ingresos? ¿Qué no ha pensado el equipo económico lopezobradorista que el gasto corriente seguirá creciendo año con año como lo ha hecho hasta hoy porque no se ha desactivado la bomba de tiempo de los sistemas de pensiones, que exigen anualmente cantidades millonarias para pagar a quienes se jubilan? ¿O de plano ya no les va a pagar los jubilados?¿O si no alcanza, pues aumentamos el déficit y/o nos endeudamos?. ¿No han escuchado que gobernantes que regalan dinero convierten a sus pueblos en limosneros? Al tiempo.
Correo electrónico. marcomares@prodigy.net.mx
2 de junio de 2006
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2 comentarios:
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