3 de junio de 2006

Más sobre el salinismo de AMLO

Yuriria Sierra
Excélsior - Nudo Gordiano
03-06-06


El miércoles pasado, en este mismo espacio, escribí acerca de la propuesta que horas antes habían presentado Andrés Manuel López Obrador (durante 54 segundos en cadena nacional) y Rogelio Ramírez de la O (en conferencia de prensa previa, con el fin de "explicarnos" los detalles técnicos) de lo que constituiría el plan económico del Peje para los próximos seis años.

"Salinista, chafa e… ¡imposible!". Ese título le di a la columna del miércoles, donde analicé de botepronto por qué la propuesta del candidato de la Coalición por el Bien de Todos constituía una copia chafa (región 4, decíamos) del modelo económico salinista. Está mal que uno se cite a uno mismo, pero considero que retomar lo escrito hace tres días resulta muy necesario para seguir con el análisis, más aún cuando entrevistado por El Semanario (dossier semanal de economía, política y finanzas), el principal asesor de López Obrador en la materia, declara que, efectivamente, la propuesta está inspirada en el proyecto de Carlos Salinas de Gortari (el famosisisisímo "innombrable", archienemigo del Pejemán): un modelo económico de libre mercado, con equilibrios sociales, que en su momento, Salinas denominó "liberalismo social". De botepronto decíamos que las coincidencias iban por el lado del ajuste vía reasignación presupuestal, adelgazamiento del aparato estatal, así como del fomento a la competitividad vía reducción de costos de producción.

Sin embargo, hacíamos la acotación de que las cuentas alegres de AMLO y su equipo, esas sí no tenían nada de salinistas: el recorte de 100 mil millones de pesos del presupuesto asignado a la administración pública es punto menos que imposible. En fin, lo cierto es que las recientes declaraciones de Rogelio Ramírez de la O a El Semanario nos permiten entrarle a varios detalles adicionales:

Corresponsabilidad contra populismo. Rogelio Ramírez de la O tiene una formación académica sólida: cree que para las economías emergentes mantener los equilibrios macroeconómicos, disminuir la línea de la pobreza e incentivar la productividad son asuntos prioritarios. A todas letras dice que Salinas de Gortari iba por el rumbo correcto, pero que se equivocó al permitir la corrupción: asunto que, en realidad –y Ramírez de la O lo sabe, aunque no lo diga–, no tuvo impactos reales en toda la reforma estructural del salinismo.

El problema –y Ramírez de la O lo sabe, aunque no lo diga– es que el programa estrella en materia de política social de Carlos Salinas, el famoso Programa Nacional de Solidaridad, constituía un plan de gasto social respaldado por un esquema participativo denominado como "corresponsable", en el cual la sociedad y el gobierno participaban por partes iguales para la generación de bienes sociales. El Pronasol nunca fundamentó su operación en una filosofía de "regalarle" nada a nadie.

Y no por hacer del gobierno uno mezquino, pero sí para terminar con la cultura del Estado paternalista. Pero, además de eso, porque muy al principio del sexenio salinista, tras la firma de uno de los famosos "Pactos Económicos" (tan de moda en esos tiempos), se intentó aplicar el denominado "negative income tax", que es precisamente lo que anunció AMLO en cadena nacional: un aumento salarial, vía la disminución del impuesto al salario. ¿Y qué pasó? Que valió gorro: las presiones inflacionarias amenazaban el otro gran proyecto salinista en materia económica: controlar la inflación para alcanzar los equilibrios macro que le permitieran cumplir con los requisitos para amarrar la firma del TLC con EU y Canadá.

¿Son totalmente Salinas? Rogelio Ramírez de la O, asistido por el conocido René Villarreal (otro de los asesores económicos que se consiguió El Peje) fueron ambos parte de los tanques pensantes del salinismo y del zedillismo. De hecho, René Villarreal, junto con Manuel Camacho Solís, fue el autor intelectual de toda la política social del salinismo. Incluso se rumora que el verdadero cerebro de todo este asunto conocido como "proyecto alternativo" de Andrés Manuel López Obrador sería, en realidad, Alejandro Reynoso, actual director general de Estrategia y Desarrollo de la BMV y ex coordinador de asesores de Pedro Aspe en la Secretaría de Hacienda. Cosa que muchos sectores verán con buenos ojos, sin duda. Pero que el elector seducido por el discurso antineoliberal de López Obrador vería con los peores ojos del mundo: los ojos del engaño, los ojos que ven la mentira de frente.

Lo que no deja de ser absolutamente esquizofrénico es que un equipo profesional, con formación académica sólida y experiencia probada en el gobierno federal, termine presentándole al elector y al mundo un rostro tan deformado de sus propias propuestas del pasado. Es difícil entender que René Villarreal, por ejemplo, crea hoy por hoy que el "libre mercado con responsabilidad social" se haya convertido en una mera cuestión de "appeasement" o lo que es lo mismo "apaciguamiento" de las clases más lastimadas, vía subsidios peligrosos y dádivas económicas que de ninguna manera fomentarán el crecimiento de mediano y largo plazo. ¿Acaso la mano invisible, pero de Andrés Manuel López Obrador?

1 comentario:

Anónimo dijo...

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