Germán Dehesa
Reforma
2 de Junio del 2006
No sé qué habrá sido, pero lo que haya intentando ser resultó espantoso. Tengo la impresión de que el anunciado y publicitado “mensaje a la nación que gana poco” de López Obrador lo produjeron los mismos que hicieron el malhadado spot de Elena Poniatowska. La misma iluminación blanca, cruda, intensa tipo morgue o interior de refri; el mismo exceso de maquillaje que logró darle a AMLO un cierto aire de polvoroneada vampiresa del cine mudo. De la persistente toma de abajo hacia arriba ya se han ocupado otros autores; solamente añado que le daba al candidato del Sol Azteca un aspecto amenazante como de vampiro a punto de caer sobre su presa, o de recia escultura realizada en cantera del tipo de la que inmortaliza al caudillo Conín que se enfrentó a los españoles y que ahora dirige el tránsito en la carretera México-Querétaro. Una horrible corbata redondeó una torpísima y tartamuda gramática visual.
Todo comenzó, lo habrán visto, con un anuncio de entrada con un ondeante listón tricolor (el uso de los colores de la bandera ¿no fue una de las grandes molestias de la oposición en contra del PRI?) y el aviso -que luego se probaría pretencioso- de que estábamos a punto de ver el “mensaje” de AMLO a los macehuales. Esta portada me recordó vagamente a aquellas que nuestra desbordada y barroca creatividad infantil concebía con harto engrudo, tinta china y variados colores para nuestros trabajos escolares acerca de “El Petróleo”, o “¿Qué hice en mis Vacaciones?”.
Todo esto lo he dicho con respecto a la forma y al mensaje que comporta. Con respecto al contenido, al mensaje en sí, creo que todos esperábamos más. Yo suponía que estando ya tan cercano ese debate que será crucial, AMLO que carga con la desventaja de su inasistencia al primero, haría declaraciones que, por así decirlo, abrieran el debate con ventaja para él. Si esto fue lo que se propuso, creo que estuvo lejos de lograrlo.
Quizá lo más grave de este “mensaje” es que ni los que ganan menos de nueve mil pesos, ni los que ganan más entendimos muy bien de qué se trataba y cómo iba a lograrlo. “Lo voy a explicar con pelotitas” habrá pensado Andrés Manuel. La verdad es que con la explicación todavía nos empelotamos más. Finalmente de lo que se trata es que ganen un poquito más los que menos perciben. Todo el día Madrazo prometió lo mismo (Camacho es muy chismoso) y ni pelotitas necesitó para explicarlo. Le voy a pedir permiso al Congreso para que no paguen el ISR y ya estuvo. AMLO llegó tarde y mal: jamás mencionó al Congreso, tomó decisiones como si ya fuera Presidente (o monarca) en pleno ejercicio y luego empezaron las pelotitas casi del estilo de “réstale el número que pensaste” y se le acabó el minuto (¿no que iban a ser tres?) a un AMLO apagadón, desairadito y que ha tenido momentos mucho mejores.
De cualquier manera, sea vía impuestos o vía pelotitas la propuesta es demagógica, clientelista y si llegara a aplicarse, sería desastrosa para la economía del país. No olvides, lectora lector querido, que todas estas promesas y maromas, pelotitas y machincuepas las hacen los candidatos distribuyéndose de antemano nuestro dinero. ¿A cargo de cuál de los tres lo dejaremos? Se me ocurre que tendríamos que pensar quién es el más sensato y responsable; pero para decidir esto tendríamos que saber con quiénes conformaría cada uno de los tres su gabinete económico. De manera puntual, ninguno lo ha dicho. Esperemos a ver cómo viene el debate. Por lo pronto, percibo dos cosas: cualquiera de los tres por distintas razones (uno por perverso, otro por mocho y otro por mesiánico) puede ser peligroso para México. La otra cosa que percibo es que HOY TOCA.
3 de junio de 2006
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2 comentarios:
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