1 de junio de 2006

Propuesta AMLO

Sergio Sarmiento
Reforma - Jaque Mate
31 de mayo del 2006


“El problema del capitalismo
es la desigual distribución de la riqueza,
mientras que la virtud del socialismo
es la igual distribución de la miseria”.
Winston Churchill

Andrés Manuel López Obrador ofreció ayer una nueva versión de su proyecto económico. La propuesta implica reducir en un 1 por ciento del Producto Interno Bruto el gasto burocrático y aumentar en esa misma cantidad el gasto social del gobierno.

Rogelio Ramírez de la O, el economista a quien López Obrador ha señalado como su posible secretario de Hacienda, explicó ayer en una conferencia de prensa los detalles que de una manera más política explicaría el candidato en un mensaje a la nación a través de los medios electrónicos a las 9 de la noche.

La iniciativa, como la explicó Ramírez de la O, no es en realidad algo nuevo. En varias ocasiones López Obrador ya ha presentado detalles de este proyecto. La propuesta de recortar el gasto público en 100 mil millones de pesos y utilizar el dinero para aumentar el gasto social ha sido, en efecto, uno de los fundamentos de la campaña de López Obrador desde un principio.

Hay dudas serias, por supuesto, acerca de si este recorte es posible. Quizá sea posible hacer una disminución de 100 mil millones de pesos en los gastos del gobierno, lo cual representaría aproximadamente un 5 por ciento del total, pero esto obligaría a hacer ajustes en el costo de los trabajadores de base y sindicalizados, cosa que López Obrador ha prometido no hacer. La Compañía de Luz y Fuerza del Centro, la Comisión Federal de Electricidad y Pemex seguramente podrían operar con la mitad del personal que tienen actualmente. Pero los contratos que tienen los trabajadores de estas empresas los hacen inamovibles.

El gasto corriente del gobierno ha aumentado, es verdad, de forma muy importante durante el sexenio de Vicente Fox. Pero una parte significativa de este gasto procede del crecimiento de las pensiones. El gobierno, sin embargo, se enfrentaría a una avalancha de demandas si recortara esas pensiones y seguramente perdería los juicios en los tribunales.

El ahorro de los 100 mil millones de pesos se emplearía en subsidios de distinta índole. Según Ramírez de la O, el gobierno de López Obrador gastaría aproximadamente 35 mil millones de pesos en un programa de apoyo a los adultos mayores. Otros 20 mil millones se utilizarían para la entrega gratuita de útiles escolares y otros apoyos. Habría además disminuciones en los precios de la gasolina y la energía eléctrica en sus tarifas residenciales, comerciales e industriales.

Pero, ¿estas cifras cuadran? En principio parece que no. Un 5 por ciento de la población de nuestro país tiene 65 años o más. Estamos hablando de alrededor de 5 millones 150 mil personas. Simplemente para darles a cada una 650 pesos al mes se requerirían más de 40 mil millones de pesos. A esto habría que sumar el costo administrativo de este programa y es difícil pensar que esto costaría menos de 20 mil millones de pesos al año. Tan sólo en este programa se irían, pues, 60 mil millones de pesos.

Pero además la factura crecería cada año. La población mexicana de más de 65 años está aumentando a un ritmo de casi 4 por ciento al año, mientras que la población en general lo hace a un ritmo de apenas 1 por ciento anual. ¿Ha pensado López Obrador en el costo, no el año que viene, sino en 20 años, de crear un nuevo programa de beneficios sociales sin ningún ingreso que lo sostenga sanamente?

Es mucho más fácil reducir los precios de los energéticos: de la electricidad y la gasolina, por ejemplo. En esto no hay costo administrativo alguno. Pero la medida sería un gravísimo error económico, similar al que han cometido los países petroleros tantas veces en el pasado.

Si los monopolios mexicanos lograran realmente reducir los costos de producción de la electricidad, el petróleo crudo y las gasolinas, podrían repercutirse estos ahorros al consumidor. Pero en la propuesta de López Obrador no hay una iniciativa para disminuir los costos de producción de las empresas de energía.

No hay duda, sin embargo, que en la competencia electoral tan cerrada que estamos viviendo, muchos mexicanos se sentirán atraídos por la propuesta de López Obrador. La tradición en nuestro país es que los gobernantes repartan dádivas al pueblo. De esta manera el PRI se sostuvo en el poder 71 años. Esto es lo que propone Andrés Manuel.

Mucho más difícil es tomar medidas que realmente aumenten la producción y generen empleos. López Obrador ha preferido no ver el ejemplo de países como España, Irlanda o Chile. Éstos han entendido que para disminuir la pobreza primero hay que generar riqueza. En México estamos yendo en sentido contrario: primero repartimos y después averiguamos de dónde sacaremos el dinero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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