24 de julio de 2006

AMLO y la UNAM

Ricardo Alemán
El Universal - Itinerario Político
24 de julio de 2006

Se habría mandado el mensaje de que en el PRD ya se trabaja en el cabildeo de una eventual presidencia interina


En efecto, no debiera tener nada de particular un encuentro privado entre Andrés Manuel López Obrador y Juan Ramón de la Fuente. Los dos son mexicanos con derechos plenos y libres de hablar con quien les plazca, sobre temas que son de su estricta incumbencia. Pero la mañana del pasado jueves se reunieron en la rectoría de la UNAM no sólo los ciudadanos López Obrador y De la Fuente, sino que se encontraron ahí el aún candidato presidencial y el rector de la UNAM. Por eso, el lugar en el que platicaron, el cargo que ostenta cada uno de los personajes y, sobre todo, el entorno político electoral que los vincula, convierten a ese encuentro en parte de la compleja trama postelectoral que nos ocupa.

Y es que en efecto, si los amigos López Obrador y De la Fuente sólo quisieran charlas sobre asuntos que competen a su amistad, lo pudieran haber hecho en la casa de uno de ellos, en un lugar privado, y no se habría tenido el cuidado de que se enterara la prensa. Pero no, el lugar elegido fue precisamente el inmueble que simboliza a la máxima casa de estudios, mientras que alguna mano interesada hizo saber a algunos medios que se llevaría o que se llevó a cabo el encuentro. Por eso es posible señalar que se trata, sin duda, de una nada insignificante señal política.

Y esa percepción la confirman las rigurosas lecturas que tanto sectores del PRD como del PAN hicieron del encuentro. Y en los dos casos -a pesar de que cualquiera podría suponer que se darían lecturas antagónicas- se coincidió en que lo menos importante es lo que hablaron los señores López Obrador y De la Fuente. Lo verdaderamente interesante es que se habría mandado el mensaje - por lo menos así se entendió- que en el PRD ya se trabaja en el cabildeo de una eventual presidencia interina. Todos saben de la estrecha relación política de los señores López Obrador y De la Fuente, del candidato presidencial que se aventó la puntada de destapar como su probable secretario de Gobernación al rector de la UNAM, como también todos saben que De la Fuente nunca se descartó como un presidenciable; primero como parte de un proyecto independiente, y luego como eso, como producto de una "tercería" en momentos de crisis.

Tampoco es una novedad -y aquí se dijo- que una buena parte del primer círculo de colaboradores del rector no sólo se declararon simpatizantes de la causa político electoral de López Obrador -lo que de suyo es una legítima expresión de las libertades fundamentales-, sino que usaron sus cargos y a la UNAM como plataforma de promoción del aspirante de la coalición Por el Bien de Todos, señalamiento que en su momento provocó airadas respuestas de esos propagandistas y reacciones de condena por diversos sectores universitarios.

Pero más allá de las evidencias del pasado, los acontecimientos del presente nos dejan ver que en efecto, entre los hombres más cercanos a López Obrador y en el ánimo del candidato mismo, se maneja insistentemente el escenario de la anulación de las elecciones del 2 de julio y la posibilidad de impulsar a un tercero en calidad, probablemente, de interino. Lo interesante en este caso, más que pulsar las posibilidades reales de un tercero en discordia -lo cual un político experimentado llevaría a cabo con absoluto sigilo-, era sembrar la especie de que se camina en esa dirección.

Pero hay más. En las horas previas al encuentro entre López Obrador y De la Fuente, desde el cuartel de guerra del perredista se había deslizado la especie de que en la derrota electoral de AMLO uno de los factores determinantes había sido el gobernador de Michoacán, Cárdenas Batel, hijo del otrora "líder moral" del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas. Se trató, como se puede apreciar, si se revisan los resultados del 2 de julio en la elección presidencial y al Congreso, de una filtración manipulada que intentó descalificar a Cárdenas frente al proyecto de López Obrador.

¿Por qué desprestigiar a Cárdenas Batel -y con ello a Cuauhtémoc- frente a la elección presidencial y, sobre todo, frente al resultado adverso para López Obrador? Muy fácil. Quitar del camino de la "tercería" a Cárdenas. Y es que en el ánimo de no pocos políticos de izquierda y de derecha, el ingeniero Cárdenas sería el hombre ideal para entrar al relevo ante un escenario que conduzca a la anulación del proceso electoral. Pero López Obrador nada quiere saber de Cárdenas, al que considera algo más que "un traidor". Y por eso en su mensaje de negociación al estilo de las concertacesiones entre el PRI y el PAN -acuerdos extralegales operados nada menos que por Arturo Núñez, el hoy operador lopista del espantajo del fraude-, AMLO manda la señal de que su elegido será De la Fuente. Amor con amor se paga. Decenas de académicos de la UNAM que ayer quemaron incienso al EZLN y a Marcos, al que hoy lanzaron al cesto de basura, hoy queman incienso a AMLO, y seguramente mañana impulsarán la "concertacesión". Al tiempo.

aleman2@prodigy.net.mx

No hay comentarios.: