28 de julio de 2006

Terapia cognoscitiva

Enrique Canales
Reforma
27 de Julio del 2006

Para mí, los que con insultos exigen un tercer conteo de cada uno de los 42 millones de votos, en vez de exigir aclarar solamente las irregularidades, como se ha estado haciendo, desconocen el sistema electoral en detalle y por lo tanto dan por hecho que existieron fraudes electrónicos y otras formas de fraudes imaginarios que revelan la posesión de “conocimientos falsos”.

Un conocimiento falso es una “distorsión cognoscitiva” que con frecuencia genera angustia, enojo, tirria y varias inestabilidades emocionales. Un marido celoso iracundo, por ejemplo, es un enfermo emocional y su señora nunca lo va a poder calmar, porque este señor cree tener el conocimiento de que las mujeres se vuelven infieles si tienen la oportunidad. Este falso conocimiento de las mujeres sería una grave distorsión cognoscitiva.

Para mí, una persona presenta síntomas de graves distorsiones cognoscitivas cuando insulta y acusa al IFE de cometer fraude electoral, cuando expresa agravio extremo, cuando miente: “Felipe no quiere que se cuenten los votos”, cuando Felipe ni debe ni teme, simplemente no considera pertinente discutir las tareas del Trife. AMLO incita al odio, acusa de vendidos a sus propios representantes y niega siempre la realidad evidente de que bien pudiera haber tenido menos votos que Felipe.

También acusa AMLO distorsión cognoscitiva al pensar que si los fanáticos hacen resistencia civil bloqueando la libertad de movimiento de los ciudadanos se hacen justicia y pueden influir en las decisiones del Trife. Otra distorsión es pensar que el PRD es el único que legitimiza una elección o que el pueblo es el que se convoca en las plazas.

Según los practicantes de la terapia cognoscitiva, una persona que muestra sentimientos muy negativos, como furia, congoja, agravios y odios, delata fuertes distorsiones del conocimiento de la realidad. La terapia cognoscitiva busca darle al paciente algunas herramientas para que se dé cuenta de que los datos del mundo también se pueden interpretar de otras formas, y podría visualizar otros caminos para salvarlo de una situación angustiante.

Existen varias clasificaciones de distorsiones cognoscitivas (ver la página 32 del libro “Cognitive Therapy Techniques”, de Robert L. Leahy, 2003), por ejemplo: a) las exageraciones frecuentes; b) predecir catástrofes futuras, como la inestabilidad del País; c) acusaciones sin fundamento: “REFORMA rechaza la transparencia”; d) pensar en términos de todo o nada: conmigo o contra mí; e) etiquetar a personas: pelele, chachalaca, espurio; f) rechazo de evidencias contrarias; g) sentirse víctima constantemente; h) sobregeneralizar: esto es un “cochinero”; y demás.

Es curioso, pero Andrés Manuel, para mí, cumple con muchas de estas distorsiones cognoscitivas y también se presenta con una grave inestabilidad emocional, por lo tanto podría ser candidato a una terapia cognoscitiva por algún experto acreditado. Se trata de enderezarle el conocimiento y quitarle lo agitado, evitando que pueda ocasionarse más daño.

Sería grave que debido a estos berrinches los mexicanos piensen que la izquierda es intratable, chantajista y destructiva. Nuestros pobres necesitan ayuda tanto de la izquierda asistencial y distributiva como de la derecha productiva y multiplicadora de oportunidades. Por el bien de todos, que Andrés Manuel recupere su sentido común.

enriquecss@gmail.com

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