Jorge Alcocer V.
Reforma
25 de Julio del 2006
Según el PRD (www.amlo.org.mx) hay 72,197 actas de escrutinio y cómputo de la elección presidencial (cada acta corresponde a una casilla) con algún error en su llenado, deficiencias que los investigadores perredistas clasifican en cinco tipos o causas, todas ellas ajenas a conductas ilegales como serían la adulteración de votos o la falsificación de actas.
La cifra total de actas con supuestos errores se antoja muy elevada, seguramente la prisa sacrificó la calidad del análisis. Sin embargo, hay una constante: la tipología de los errores tiene como origen común discrepancias numéricas, es decir, estamos ante problemas al transcribir cifras tomadas de otros documentos, al hacer sumas o al cotejar esas sumas, hechas por los funcionarios de casilla, con otros datos como el de número de electores que votaron o número de ciudadanos inscritos en la lista nominal. Los errores cometidos por los ciudadanos que reciben y cuentan los votos no solo tienen una razonable explicación, que nada tiene que ver con fraudes, sino que resultan incluso justificables a la luz de la realidad que viven en la jornada electoral.
Veamos los casos y causas de los errores que registra el listado del PRD.
En 6,739 actas ("causa 1") el PRD encontró diferencia entre la votación total y la boletas depositadas en las urnas. En 5,652 de esas actas, hay una votación total mayor que las boletas depositadas. Las explicaciones pueden ser sencillas: hay ciudadanos que se llevan la boleta y otros que se equivocan de urna. No hay manera de saber quienes fueron. En el caso inverso (votación total menor a boletas depositadas) estamos, muy probablemente, ante una omisión del secretario de la mesa de casilla que olvidó colocar el sello con la palabra "votó" en el recuadro de la lista nominal de electores de cada ciudadano que acudió a votar.
Dice el PRD ("causa 2" con 78.3% del total reportado) que en 22,932 casillas la votación total más las boletas sobrantes es mayor al número de boletas recibidas; mientras que en 33,575 casillas ocurre lo inverso, para un total de 56,507 casillas con error. La fuente del error podría ser que las secciones electorales tienen como máximo teórico 1,500 electores, pero por cada 750 se debe instalar una casilla. Pero hay miles de secciones que superan el máximo, lo que obliga a tener más de dos casillas por cada una de ellas -una básica y otras contiguas-. Las boletas recibidas para cada sección se distribuyen previamente entre las casillas, con errores de origen al momento de hacer el reparto, lo que provoca innumerables problemas al momento en que se llenan las actas. (Ver el inciso d del párrafo 2 del artículo 207 del Cofipe). Otra fuente de error es la suma de los votos nulos a las boletas sobrantes. Sin embargo, esos errores no afectan los votos por cada candidato presidencial.
La "causa 3; operaciones aritméticas" se incluye en la "causa 1".
La "causa 4" (8,740 casillas) consistente en que la votación total sumada a las boletas sobrantes sea mayor o menor que la lista nominal de electores, parte de la hipótesis de que en todos los casos el número de boletas para cada sección debe ser igual al número de electores en la mencionada lista. Eso puede ser cierto para cada sección, pero puede no serlo para cada casilla, por los problemas, antes mencionados, que provoca el reparto de las boletas entre las casillas, la suma de boletas sobrantes a los votos nulos o errores al copiar el número de ciudadanos en lista nominal.
En la "causa 5", boletas depositadas más boletas sobrantes menor o mayor que la lista nominal, (211 actas) las fuentes del error podrían ser que se sumó a las boletas sobrantes los votos nulos, que el elector se llevó la boleta o que la depositó en urna incorrecta.
En suma, toda elección presenta múltiples contingencias que afectan el desempeño de los ciudadanos, que se acrecientan cuando la competencia partidista se extrema y los ánimos se crispan. Recordemos que el nivel de escolaridad de la población de 18 años y más sigue siendo muy bajo, y que el analfabetismo funcional es penosa realidad entre amplios segmentos de la ciudadanía, tanto en zonas rurales como urbanas. Pero esas realidades no autorizan a lanzar la acusación, hasta hoy sin pruebas, de que decenas de miles de ciudadanos realizaron, o se prestaron, a un fraude maquinado. En injusto, por decir lo menos, señalar con dedo flamígero a los ciudadanos que el 2 de julio actuaron como funcionarios o como representantes partidistas.
Esperemos que el IFE verifique la calidad y veracidad del reporte; por ahora queda reconocer a quienes hicieron el arduo trabajo de clasificar supuestos errores en miles de actas de casilla. A reserva de confirmar su número, la tipología establecida por el PRD parece ser, en lo esencial, correcta: se trata de errores, no de un fraude.
27 de julio de 2006
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1 comentario:
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