Pedro Ferriz de Con
Excélsior - El búho no ha muerto
24-07-06
El silencio que se guarda ante la espera para que una institución procese, dictamine, emita decisiones y por ende una sentencia —en este caso, el Tribunal Electoral de la Federación—, resulta indispensable, si se parte de la base de que somos una sociedad desarrollada, inteligente y democrática que entiende de diferencias y sabe que éstas se dirimen por el acatamiento a las leyes. Siendo así, deberíamos estar tranquilos… Como no lo es, entonces interpreto que algo de eso no somos… ni desarrollados ni inteligentes ni demócratas. Una de ésas… dos o todas. Prueba que habremos de superar unos cuantos, que tenemos educación para transitar por estos días, con el respeto y la paciencia que implica. Entonces, descalificaciones, insultos y acciones de rebeldía habremos de dejarlas a aquellos que, al no tener la vocación, "perciben" a su modo la coyuntura por la que atravesamos.
Los primeros —los educados— tenemos que hacer acopio de tolerancia, impulsar actitudes racionales que quiten parte del peso que deben estar sintiendo nuestras instituciones ante lo difícil del momento. Si meditamos con una mayor profundidad, veremos fácil que en el pasado el statu quo retaba a la sociedad y partidos políticos de oposición para imponer a un Presidente —era el dedazo—… hoy —ante nuestra joven democracia— hay quien se quiere dar el lujo de retar al mismo "poder que a todos representa", para tratar de imponer un resultado —obviamente— favorable a las pretensiones de quienes se habían imaginado que arrasarían en las pasadas elecciones. ¡Victoria!, "el pueblo me eligió". ¡Derrota!, "fui víctima de un fraude escandaloso". Una especie rara de dedazo a la inversa… no desde el poder, sino por la presión al poder. Posición a todas luces primitiva, si dejamos de entendernos como un pueblo que se hace fraude a sí mismo, por lo ciudadano de un IFE que organiza, convoca, contabiliza y emite un resultado en el que por fuerza hay sólo un ganador. Amenaza públicamente al triunfador y su familia. Llama espurio a lo legítimo, fraudulento al proceso y a los ciudadanos que intervinieron. Reconocer las reglas del "juego" electoral para, una vez perdido, desconocerlas, resulta irresponsable y hasta cierto grado pueril. La colocación de mantas en la sede del Gobierno de la Ciudad de México, en las que se toma partido por un ex candidato en rebeldía, es tan grave como si pensáramos que en Palacio Nacional hubiera otras, en las que se apoyara al ganador. La polarización que propone Alejandro Encinas llamando "manifestaciones artísticas", a la estrategia, resulta un insulto a la inteligencia. "Las sonrisas se pueden convertir en puños", dice, irresponsablemente, Manuel Camacho Solís. Habla un "experto en puños", como los que cinceló con el EZLN en su oportunidad. Otra vez, Manuel, se te fue la oportunidad de llegar al poder y lo tratas de arrebatar como le hiciste con tus 15 días al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores —una evidente rabieta— y, después, tu representación "ciudadana" —para seguir teniendo la oportunidad de ser candidato en el 94— en el conflicto en Chiapas. Apuestas a la desmemoria, ante lo claro de tu intransigencia. Hace 12 años fuiste usado por Salinas y hoy pretendes hacerlo tú con López Obrador. Entiendo que tu necedad se convirtió en obsesión. Además… tanto Manuel Camacho como Alejandro Encinas se quedarán sin trabajo y, por lo que se ve, también sin proyecto. Es claro que algunos van por "todo o nada". Llevarse al país "entre las patas" no es sino un incidente del fin que se persigue.
Pronto vencerán los tiempos legales para que el Tribunal Electoral defina a un vencedor. Entonces hablará la evidencia, no la descalificación. Las protestas serán llevadas hasta el descontrol y de ahí al aburrimiento, en la medida que al PRD se le acabe el dinero para la movilización. Ayer fue la toma de pozos petroleros por el descontento de no haber ganado una gubernatura. Hoy será la toma del IFE, del TEPJF o tal vez el intento de ocupar las conciencias de quienes hoy guardamos la calma. ¡Que esto no desborde pasiones!, no de quienes México espera que mantendremos la calma y el respeto al suave ritmo de nuestras instituciones democráticas. A millones de mexicanos les preocupa que la rebeldía entre a una escalada sin sentido… Pierdan cuidado… Los movimientos así se alimentan de causas legítimas y, en este caso, la coalición Por el Bien de Todos quedará registrada en la historia de México como "la camarilla para el bien de unos cuantos".
24 de julio de 2006
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