Ricardo Alemán
El Universal - Itinerario Político
26 de julio de 2006
Más allá del espectáculo mediático por el "carteo", la misiva de AMLO resulta no sólo ilustrativa, sino una "perla" del autoritarismo
En política, sobre todo en la política mexicana, el intercambio epistolar suele ser un precursor del diálogo, la negociación y los acuerdos políticos. Y sabedor del impacto y la importancia de ese peculiar camino, sobre todo cuando el "carteo" es público, el candidato López Obrador decidió enviar una carta a su adversario Felipe Calderón, en la que propone "una solución legal y política" a la crisis postelectoral.
En su misiva a Calderón, el caudillo de la coalición Por el Bien de Todos califica de "irregular y fraudulenta" la elección del pasado 2 de julio y le propone al panista lo siguiente: "Si usted se pronuncia a favor del recuento de todos los votos, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial (sic) ordena esa diligencia, yo ofrezco el compromiso de aceptar los resultados, si a usted le favorecen, y no convocar a más movilizaciones. De la misma manera, usted tendrá que aceptar el fallo emitido por el Tribunal si resulto triunfador en el recuento".
Líneas más adelante, AMLO amaga frente a la eventualidad de una respuesta adversa de Calderón. Dice: "En caso de que usted no acepte esta propuesta, asumirá su responsabilidad de cara a los mexicanos. Si el Tribunal no cuenta los sufragios y avala su ´triunfo´, quedará para siempre la sospecha o la certidumbre de que usted no ganó en las urnas y de que hubo fraude en la elección. De ser así, para millones de mexicanos usted será un presidente espurio y nuestro país no merece ser gobernado por alguien que no tenga autoridad moral ni política". La respuesta de Calderón a López Obrador fue casi inmediata, y luego de recordarle a AMLO que la decisión de recontar votos no corresponde a los candidatos y menos a los partidos, sino que es facultad exclusiva del tribunal electoral, convocó al diálogo entre los dos candidatos presidenciales.
Pero más allá del espectáculo mediático por el "carteo", la misiva de AMLO resulta no sólo ilustrativa, sino una "perla" del autoritarismo, el desprecio a la legalidad y las reglas democráticas y, sobre todo, la camuflada intención de anular la elección del 2 de julio. En el fondo asistimos más que a la difusión de una carta con fines políticos, a la exhibición de una coartada política que muestra con toda claridad -para los que insisten en el voto por voto- que a AMLO lo que menos le importa son las reglas y las instituciones de la democracia electoral mexicana.
Vamos por partes. En primer lugar, por primera ocasión López Obrador acepta, de su puño y letra, que más que una solución legal e institucional, busca una salida política al conflicto, la cual pretende ser vestida con ropajes presuntamente legales. "Lo que nosotros proponemos es una salida racional; legal y política". Pero vale preguntar: ¿realmente se trata de una salida racional y legal? La respuesta la ofrece el propio AMLO.
Como señalamos líneas arriba, el candidato López Obrador le propone a Calderón que acepte el "voto por voto". Es decir, lo exhorta a una negociación política que -como también dice AMLO- le daría al TEPJF "todos los elementos políticos y legales". En pocas palabras, es una invitación a que se presione al Tribunal Electoral para que, más allá de que existan o no evidencias de irregularidades, realice de nuevo el conteo de todos los votos. Si Calderón acepta la propuesta, y si el tribunal "ordena esta diligencia", el tabasqueño se compromete a "aceptar los resultados". Es decir, AMLO aceptará la democracia y sus reglas, sólo si esas reglas se negocian como él lo propone. De lo contrario, la elección y el presidente electo serán espurios.
Y ratifica su postura antidemocrática y contra las instituciones cuando señala que si Calderón no acepta la negociación política, y si el tribunal tampoco se somete a esa presión -y si avala el triunfo del panista sin contar todos los votos-, entonces la elección será fraudulenta. A los ojos de AMLO, el TEPJF y los resultado que emita sobre la calificación presidencial sólo serán válidos si cuenta todos los votos, sin importar si existen o no irregularidades. Es decir, que Obrador propone el acuerdo político y decide cuándo y cómo respetará los resultados. De lo contrario, el tribunal y sus magistrados se sumarán a la perversidad del fraude. El mensaje es claro: "negociar la ley, que es igual a buscar una salida política; de lo contrario, todos son perversos, defraudadores y canallas". Valiente democracia.
Pero el fondo es otro. AMLO sabía -y lo corroboró la carta de Calderón- que para el panista su propuesta es inaceptable. ¿Y entonces por qué la envió y la hizo pública? Por eso, porque se trata de una coartada ante la posibilidad harto factible, de que el TEPJF no ordene el recuento total de la elección. Así, mañana aparecerá como víctima de los canallas. Al tiempo.
Muchos vieron a Rocío Culebro, secretaria particular de Isidro Cisneros, presidente del IEDF, y a Édgar Cortés, consejero distrital del famoso distrito 15 del DF, en la segunda Asamblea Informativa de AMLO. ¿Qué tal con la imparcialidad a toda prueba?
aleman2@prodigy.net.mx
26 de julio de 2006
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1 comentario:
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