Rossana Fuentes-Berain
El Universal
28 de junio de 2006
Entre el futbol y la política los niveles de testosterona en el país están disparados. Se entiende que para las campañas hayan sido necesarios los "cuartos de guerra", pero a partir de mañana, en el silencio obligado hasta antes del sufragio, tendríamos que estar preparando los "cuartos de paz".
Uno de los dos va a ganar; esperamos que Andrés Manuel López Obrador o Felipe Calderón hayan convencido a un número suficiente de electores para que el triunfo sea incontrovertible. Los dos han ofrecido que respetarán el resultado de un proceso que no tiene por qué no ser limpio y legítimo.
No son sólo los consejeros y los funcionarios de carrera del IFE los que estarán organizando las 12 horas cruciales del día de la elección, son miles de ciudadanos honorables, como usted, o como el cardiólogo de mi mamá, que hablaba en la consulta de esta semana sobre "la alta responsabilidad" que significa ser presidente de su casilla.
Su bata blanca, su escritorio lleno de expedientes, sus ejemplares de revistas de especialidades médicas, las muestras farmacológicas en su credenza; lo escucho y pienso que si a este hombre le confiamos la vida, sin metáforas, ¿por qué podríamos desconfiar de él este domingo cuando se quite la bata?
Esos mexicanos, los miles que como nuestro doctor cuidarán las casillas, quieren hacer las cosas bien, quieren que sus conciudadanos, sus vecinos, tengan una buena elección, una elección apegada a los valores cívicos que implican reconocer tanto el triunfo como la derrota.
Todos ellos, y los que no fuimos insaculados pero votaremos, deseamos que los políticos no se atrevan a ensuciar la elección, sugiriendo siquiera, al final de la jornada, que sólo puede reconocerse un proceso democrático en el supuesto "de que gane yo".
Los comportamientos de "macho alfa" no tienen cabida ya en la política; vamos, ni siquiera en las canchas de fut, los árbitros les sacan tarjeta roja a los jugadores que no demuestran una conducta deportiva.
Eso es lo que tendríamos que hacer nosotros los ciudadanos: aplicar estrictamente el reglamento y cuando termine el tiempo regular, las 12 horas del 2 de julio, sólo aceptar los tiempos extras, el periodo previsto para las impugnaciones, hasta el 31 de agosto, o para que el Tribunal Federal Electoral dé su última palabra, el 6 de septiembre. Después de eso, nada.
Si tuviésemos que llegar hasta ahí, que es el peor escenario posible, hay que prepararse desde el 3 de julio para hacer "cuartos de paz" con la misma intensidad y pasión con las que los estrategas trabajan en los otros.
Vamos a necesitarlos en cualquiera de los casos, en el escenario positivo, de un ganador incontrovertible, o en el indeseable de que se arrastre el proceso electoral hasta septiembre; esos cuartos son el inicio de un diálogo nacional.
Ya hay una convocatoria abierta para realizarlo, con ayuda de las metodologías de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aplicadas en ocasiones anteriores en países como Sudáfrica y Guatemala.
No sugiero que la polarización en la República mexicana esté a niveles del apartheid o de una guerra civil, ¡afortunadamente! Sin embargo, sí pienso que las campañas han tensado la liga tanto que si no hacemos un esfuerzo por distensarla, se puede romper.
El propio Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó hace unos 18 meses un preocupante diagnóstico sobre el estado de la democracia en América Latina, un estudio que resalta las asignaturas pendientes para tener una democracia que satisfaga a los ciudadanos.
En ese estudio no se hablaba lo suficiente del papel de la sociedad civil; en el curso de los meses posteriores a su publicación se revisó esta omisión y hoy el PNUD apoya, en donde se le pida, procesos de diálogos nacionales como el que México necesitará a partir del 3 de julio.
Buscar las mejores prácticas a nivel internacional para que la sociedad civil mexicana: individuos con trayectorias profesionales destacadas, organizaciones no gubernamentales, empresarios, sindicatos, entren de lleno a los "cuartos de paz".
Todos a tratar de crear consensos, sí, pero también directrices para que gane quien gane no se le olvide que será el presidente de todos los mexicanos, no sólo de quienes lo eligieron.
rfuentes@itam.mx
Periodista e investigadora, ITAM
28 de junio de 2006
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