Carlos Mota
Milenio - Cubiculo Estratégico
28 de junio de 2006
Qué mala idea la de AMLO de pelear con la iniciativa privada. Al cuarto para la hora se metió en el peor de los mundos, pues la gente que trabaja en cualquier empresa siente un agravio directo a su legítima actividad empresarial. Porque hay que tomar en cuenta que en este país muchos somos empresarios. Así tengamos un negocio unipersonal o pequeño, el carácter empresarial del mexicano no se puede negar.
De tal suerte, si AMLO gana la Presidencia, tendrá que aplicar la mayor operación cicatriz de que se tenga memoria, pues la enemistad que promovió fue de clases sociales y no sólo dentro de un grupo político. Y como José Luis Barraza, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, no ha tenido empacho en calificar de inadecuadas sus propuestas económicas, pues no se antoja fácil que se sumen a un pacto que convocase el perredista el 3 de julio.
Por eso muchas empresas andan muy activas promoviendo el voto. Algunas lo hacen con sesgo —la minoría—. La mayoría promueve entre sus empleados ejercer ese derecho en plena libertad y sin presión. No obstante, ¿qué pensarán los millones de empleados de empresas que escucharon estos días que los empresarios son detestables porque no pagan impuestos y han hecho jugosos negocios al amparo de su tráfico de influencias?
Por eso, hizo muy bien Wal-Mart —la empresa no estatal más grande del país—, que convocó a los candidatos a comunicarse con sus empleados. Todos fueron, excepto AMLO. Eso sí, la empresa que encabeza Eduardo Solórzano no se quedó quieta. Incluso, echó a andar varias acciones para promover "el voto libre y razonado" y lanzó una iniciativa para promocionar al IFE en los tickets de compra que se imprimen en 358 tiendas.
Ayer mismo, Eduardo Solórzano salió en video ante sus 130 mil asociados de todo el país para invitarlos a votar. Eso incluyó a Suburbia, Vips, Sam's, El Portón, BodegAurrerá, etcétera. ¿Por quién pensarán votar los empleados de Wal-Mart —y sus familiares—, que invitaron a los candidatos, escucharon a todos, y sólo recibieron el desaire de AMLO?
Una cosa es cierta. Gane o pierda AMLO, una herida está muy abierta: la relación de la izquierda con toda la gente que trabaja en cualquier empresa. Qué feo.
28 de junio de 2006
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