Ricardo Alemán
El Universal - Itinerario Político
27 de julio de 2006
No faltan quienes pretenden justificar la resistencia civil actual con la de hace 15 años
A propósito de la "resistencia civil" que anunció López Obrador contra el presunto fraude cometido el pasado 2 de julio, son muchos los que han pretendido emparentar la protesta de hoy con la realizada del 18 al 28 de agosto de 1991 por el entonces candidato del PAN al gobierno de Guanajuato, Vicente Fox. De manera absurda, sin conocer la historia ni el entorno político ni a los personajes, no faltan quienes -como el propio AMLO- pretenden justificar la resistencia civil actual, con la de hace 15 años.
Y como si no hubiera pasado nada en esos 15 años, como si no existiera el IFE y el TEPJF, como si se viviera con la misma legislación electoral de ese 1991, justifican alegremente que si Fox llenó plazas, llamó contra el fraude, tomó carreteras y aeropuertos, ¿por qué no debía hacerlo hoy AMLO? En la mayoría de los casos, quienes esgrimen ese argumento no sólo ignoran totalmente lo ocurrido entonces, sino que engañan deliberadamente a muchos que de buena fe les siguen creyendo. La siguiente es la historia de esa elección en Guanajuato.
En agosto de 1991 compitieron por el gobierno de ese estado: Ramón Aguirre, por el PRI; Vicente Fox, por el PAN; y Porfirio Muñoz Ledo, por el PRD. El Presidente de la República era Carlos Salinas, la secretaría de Gobernación era ocupada por Fernando Gutiérrez Barrios -de quien Arturo Núñez era director general de Desarrollo Político-, en tanto que presidía al PRI, Luís Donaldo Colosio; al PAN, Luís H. Álvarez; y al PRD, Cuauhtémoc Cárdenas. Los operadores políticos por excelencia eran: por el gobierno y el PRI, Arturo Núñez -hoy estratega de AMLO en la etapa postelectoral-; por el PAN, Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza; y por el PRD, el propio Porfirio Muñoz Ledo, a quien acompañaba Jorge G. Castañeda.
La elección de Guanajuato era una más -junto con Baja California y San Luis Potosí- cuya limpieza electoral había sido condicionada por el PAN cuando ese partido decidió legitimar "en el ejercicio del poder" al gobierno de Salinas, luego de las elecciones fraudulentas de 1988. La elección de 1991 se llevó a cabo bajo las mismas reglas antidemocráticas que las de 88, en donde el gobierno en turno -en este caso el estatal-, tenía todo el control del proceso, y los opositores se enfrentaron no al candidato del PRI, sino al poder del Estado.
En ese entonces, Guanajuato fue la extensión de las disputas electorales de 1988, dado que se enfrentaban por la gubernatura estatal: el preferido de Salinas, Ramón Aguirre; uno de los mayores enemigos de Salinas, Porfirio Muñoz Ledo; y el más aventajado pupilo de Manuel J. Clouthier, el bronco Vicente Fox, quien en el Colegio Electoral de 88 había ridiculizado a Carlos Salinas, al colocarse las boletas electorales del fraude a manera de orejas de ratón.
Salinas se propuso, desde el inicio de la contienda, impedir que llegaran al gobierno estatal tanto Fox como Muñoz Ledo, y para ello canalizó todos los recursos económicos necesarios. El 18 de agosto se llevó a cabo la elección, y en medio de ruidosas acusaciones de fraude se anunció que el ganador había sido Ramón Aguirre. Se iniciaron las protestas y una primera señal la dio Muñoz Ledo cuando levantó la diestra de Fox, en señal de triunfo y de repudio al fraude.
Al tiempo que Fox inició una agitada resistencia civil contra el fraude -consistente en multitudinarios mítines en la plaza de León, caminatas a la capital de Guanajuato, bloqueos carreteros y del aeropuerto local-, en la ciudad de México se iniciaron las negociaciones políticas en las que participaron, por el gobierno y el PRI, Fernando Gutiérrez Barrios y Luis Donaldo Colosio, en tanto que por el PAN intervinieron Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza. El PAN puso en la mesa, más que el recuento de votos, el gasto descomunal de dinero a favor de Ramón Aguirre. Pero sobre todo el pago de la factura política por haber legitimado al gobierno de Salinas.
El PAN amenazó con romper su alianza con Salinas -y con echar abajo la negociación del TLC- si Ramón Aguirre era declarado gobernador. A su vez, Fernando Gutiérrez Barrios dijo que Salinas no permitiría que Fox fuera gobernador, y entonces buscó una salida política. ¿Y quién creen que fue el encargado de operar la negociación? Sí, nada menos que Arturo Núñez, el entonces director general de Desarrollo Político de Gobernación y hoy operador de AMLO. ¿Y qué fue lo que propuso? Una variante a lo que hoy propone López Obrador a Calderón, una negociación por encima de la ley, que podría llegar al interinato.
Así, Carlos Salinas obligó a Ramón Aguirre a renunciar a su "triunfo". Al no haber gobernador electo, el Congreso Local nombró al panista Carlos Medina como interino. Hoy se le propone a Calderón aceptar el recuento de votos, que no es más que una salida extralegal -porque el TEPJF deberá recurrir a ella, no por un acuerdo político y menos por la presión política, sino porque existan pruebas de irregularidades-, para luego llegar al interinato. Y si hay dudas, ahí está la declaración delirante de AMLO a Univision: "Soy el presidente electo", grita desesperado.
aleman2@prodigy.net.mx
27 de julio de 2006
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4 comentarios:
En éste y, de hecho, en casi todos -si no es que en absolutamente todos- los artículos pegados en este respetable blog, hay un sesgo visible, cuando no vulgares mentiras.
Comencemos:
-Dice el señor Alemán que "...son muchos los que han pretendido emparentar la protesta de hoy con la realizada del 18 al 28 de agosto de 1991... como si no hubiera pasado nada en esos 15 años".
Pues bien, lo expuesto por el señor Alemán demuestra exactamente eso: que no ha pasado nada en esos 15 años.
¿Y cuál es el pretendido cambio, digo? Es decir, la elección de 2006 se llevó a cabo bajo las mismas reglas antidemocráticas que las de 88, en donde el gobierno en turno -en este caso el federal-, tenía todo el control del proceso, y los opositores se enfrentaron no al candidato del PAN, sino al poder del Estado.
¿Vamos a negar el párrafo de arriba? No veo cómo. El único argumento del sr. Alemán, contra la diferencia 88-06, es que hoy tenemos IFE y TEPJF. Pues bien, el sr. Ugalde y los consejeros del IFE fueron colocados por decisión de la bancada panista-príista, y, claro, por la bienponderada sr. Gordillo. Así que, hasta aquí, la diferencia se disipa.
Pues bien, en 2006, Fox se propuso, desde el inicio de la contienda, impedir que llegara al gobierno federal Andrés M. López -el desafuero infundado- y para ello canalizó todos los recursos económicos necesarios -compra de Gordillo por parte de Fox, SEDESO...-. El 2 de julio se llevó a cabo la elección, y en medio de ruidosas acusaciones de fraude se anunció que el ganador había sido Felipe Calderón.
En 2006, al tiempo que López Obrador inició una agitada resistencia civil contra el fraude -consistente en multitudinarios mítines en el Zócalo del DF, caminatas a la capital, propuestas pacíficas, etcétera-, en la ciudad de México se iniciaron las negociaciones políticas en las que participaron, por el PRD, López, en tanto que por el PAN intervino Calderón. Bueno, no hubo tal acuerdo: se dijo que López chantejeaba. Lo cual, claro, es falso. El PRD puso en la mesa, además del recuento de votos, el gasto descomunal de dinero a favor de Calderón.
¿Diferencias, señor? ¿Diferencias, dice usted?
No veo por dónde. No veo cómo.
Y no veo cómo, tampoco, la propuesta al sr. Calderón sea "extralegal". No se ha violado una sola ley en ese efímero carteo. Se ha hecho un llamado a la racionalidad, al supuesto -si es que hoy ya todos son supuestos, perdone usted- ánimo de transparencia del sr. Calderón. Cualquiera con dos dedos de entrenamiento político sabe que las decisiones son más fáciles de tomar, por parte de terceros, con las dos partes en acuerdo. Yo no veo porqué el recuento voto por voto pueda ser ilegal, u ofensivo. De verdad, por ningún lado. ¿Interinato, dice usted? Pues reviso el horizonte, y nada. ¿Interinato? ¿Pide eso quien asegura haber ganado? Ah, perdón, si es que son delirios. Delirios. Curioso que la otra parte, teñida de azul, no delire cuando se llama -y exige así a comunicadores- presidente. ¿Verdad que no delira? ¿Verdad que no es el entrevistador de Univisión quien pone enunciados en boca? ¿Verdad que no estamos descontextualizando?
En éste y, de hecho, en casi todos -si no es que en absolutamente todos- los artículos pegados en este respetable blog, hay un sesgo visible, cuando no vulgares mentiras.
Comencemos:
-Dice el señor Alemán que "...son muchos los que han pretendido emparentar la protesta de hoy con la realizada del 18 al 28 de agosto de 1991... como si no hubiera pasado nada en esos 15 años".
Pues bien, lo expuesto por el señor Alemán demuestra exactamente eso: que no ha pasado nada en esos 15 años.
¿Y cuál es el pretendido cambio, digo? Es decir, la elección de 2006 se llevó a cabo bajo las mismas reglas antidemocráticas que las de 88, en donde el gobierno en turno -en este caso el federal-, tenía todo el control del proceso, y los opositores se enfrentaron no al candidato del PAN, sino al poder del Estado.
¿Vamos a negar el párrafo de arriba? No veo cómo. El único argumento del sr. Alemán, contra la diferencia 88-06, es que hoy tenemos IFE y TEPJF. Pues bien, el sr. Ugalde y los consejeros del IFE fueron colocados por decisión de la bancada panista-príista, y, claro, por la bienponderada sr. Gordillo. Así que, hasta aquí, la diferencia se disipa.
Pues bien, en 2006, Fox se propuso, desde el inicio de la contienda, impedir que llegara al gobierno federal Andrés M. López -el desafuero infundado- y para ello canalizó todos los recursos económicos necesarios -compra de Gordillo por parte de Fox, SEDESO...-. El 2 de julio se llevó a cabo la elección, y en medio de ruidosas acusaciones de fraude se anunció que el ganador había sido Felipe Calderón.
En 2006, al tiempo que López Obrador inició una agitada resistencia civil contra el fraude -consistente en multitudinarios mítines en el Zócalo del DF, caminatas a la capital, propuestas pacíficas, etcétera-, en la ciudad de México se iniciaron las negociaciones políticas en las que participaron, por el PRD, López, en tanto que por el PAN intervino Calderón. Bueno, no hubo tal acuerdo: se dijo que López chantejeaba. Lo cual, claro, es falso. El PRD puso en la mesa, además del recuento de votos, el gasto descomunal de dinero a favor de Calderón.
¿Diferencias, señor? ¿Diferencias, dice usted?
No veo por dónde. No veo cómo.
Y no veo cómo, tampoco, la propuesta al sr. Calderón sea "extralegal". No se ha violado una sola ley en ese efímero carteo. Se ha hecho un llamado a la racionalidad, al supuesto -si es que hoy ya todos son supuestos, perdone usted- ánimo de transparencia del sr. Calderón. Cualquiera con dos dedos de entrenamiento político sabe que las decisiones son más fáciles de tomar, por parte de terceros, con las dos partes en acuerdo. Yo no veo porqué el recuento voto por voto pueda ser ilegal, u ofensivo. De verdad, por ningún lado. ¿Interinato, dice usted? Pues reviso el horizonte, y nada. ¿Interinato? ¿Pide eso quien asegura haber ganado? Ah, perdón, si es que son delirios. Delirios. Curioso que la otra parte, teñida de azul, no delire cuando se llama -y exige así a comunicadores- presidente. ¿Verdad que no delira? ¿Verdad que no es el entrevistador de Univisión quien pone enunciados en boca? ¿Verdad que no estamos descontextualizando?
Se posteó dos veces. Pido disculpas por anticipado.
Y agradezco, porque sé que sabrá respetar los comentarios de quienes, como yo, no pensamos como usted.
Basta tener un poco más de edad y haber "vivido" en carne propia las elecciones del 88 y las posteriores para ver las enormes diferencias y todo lo que hemos (habíamos??) avanzado en materia electoral...
Nunca como hoy, la información del conteo ha estado disponible prácticamente en tiempo real y con tanto detalle.
Yo honestamente no veo ningún sustento en las acusaciones de "gran fraude" que dice el PRD que se orquestó en su contra.
Irregularidades y errores humanos, debe haber muchos en un proceso tan grande y en el que participa tanta gente. Con el promedio de educación que tenemos en México sería más sospechoso que todo hubiera resultado "perfecto". Pero cada vez queda más claro que estos errores, al no haber sido realizados con dolo o mala fe, tuvieron una distribución aleatoria que no beneficio o perjudicó a alguien en particular (No tuvieron "dedicatoria").
Más allá del ruido y la estridencia de las declaraciones y la estrategia de movilizar al "pueblo", qué problema hay en dejar que sea el Tribunal quien defina, apegado a la ley y después de revisar las pruebas presentadas, que paquetes se requiere recontar y con los números obtenidos, quien es el ganador de la elección.
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