6 de septiembre de 2006

“La derrota tiene una dignidad...”

Leopoldo Mendívil
Crónica
6 de Septiembre de 2006

La noche del 28 de mayo pasado, Carlos Gaviria, candidato presidencial de la izquierda colombiana, hizo ante sus seguidores el balance de la elección que no ganó y les recitó una frase de Jorge Luis Borges:

La derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no merece.

“... Tengan en cuenta —agregó— que nosotros no nos sentimos derrotados... Estamos en realidad celebrando un triunfo: que la izquierda democrática pase ya de los dos millones 500 mil votos en el país. Este triunfo tenemos que saberlo administrar porque este respaldo popular no podemos dejarlo de lado. La promesa que tenemos que hacernos... es... seguir creciendo significativamente. Nos hemos cuadruplicado en cuatro años, ¿qué tal si en cuatro años más nos volvemos a cuadruplicar?”

El 2 de julio pasado, aquí en México, la coalición de izquierda logró 14 millones 683 mil votos en la elección presidencial, contra seis millones 260 mil cosechados en el año 2000. Un avance de ocho millones 423 mil votos, pero su candidato, Andrés Manuel López Obrador, desde su primera declaración dejó en claro que no aceptaría el resultado.

¿Qué más dijo el colombiano Carlos Gaviria cuando en vez de llorar la derrota electoral, celebró el notable avance registrado por su partido, el Polo Democrático?:

“La democracia exige un esquema de gobierno y oposición y nosotros vamos a continuar con la bandera de oposición, porque a pesar de que el veredicto de las urnas haya sido uno, nosotros tenemos buenas razones para pensar que nuestra propuesta es la más conveniente para el país, es la más conveniente para Colombia.

“Basta —agregó— con echarle una mirada a los sectores que han apoyado nuestra propuesta y que nos han apoyado electoralmente. Con todas las dificultades del mundo, con todas las circunstancias adversas... nos han apoyado los trabajadores, los sindicalistas, los maestros, los empleados de la rama judicial, los indígenas, los negros, los campesinos, ¡los jóvenes sobre todo..! Miren, una de las cosas que más contento me tiene es que... ahora las primeras filas en nuestras concentraciones estén constituidas, conformadas por los jóvenes...

Pero aquí en México, el candidato de la izquierda no sólo ignoró la inmensa cifra de los que respondieron a su llamado con el mayor y más rápido incremento electoral de nuestra historia, sino que pocos días después, urgido de justificaciones a su derrota, cometió la villanía de acusar de complicidad en “el fraude electoral” hasta a sus representantes en las urnas... Cuestión de estilos, ¿verdad? En Colombia, 35 días antes de AMLO, Gaviria dijo:

“... Bajo la emoción de un resultado tan hermoso como el que acabamos de obtener, es fácil gritar que estamos unidos. ¡Pero mañana.., dentro de un mes.., dentro de un año no nos vamos a dejar dispersar; vamos a seguir creciendo de una manera significativa..! Fuimos capaces de atraer a algunos sectores del liberalismo democrático, del conservatismo, de los sectores no alineados, ¡pero de aquí en adelante vamos a ser la fuerza democrática única en el país! Eso significa que nuestra propuesta se va a consolidar y a ser tan consistente que como un imán vamos a atraer a todos los demócratas a construir la democracia colombiana... Les había anunciado que no estábamos jugando a corto sino a largo plazo; por tanto, el resultado histórico de hoy no sólo no nos desalienta sino que multiplica por veinte, por treinta por cien nuestro entusiasmo, nuestra fuerza, nuestro deseo de triunfo...”

En México, en cambio, la derrota de la izquierda fue convertida por su candidato en el mayor compló y en el más escandaloso pero también mejor organizado fraude de la historia humana, intentando revertir el insulto de que casi todos los candidatos de su alianza electoral habían resultado triunfadores.., menos él. Su colega colombiano reaccionó muy diferente. Dijo aquella noche:

“No hay... una sola fuerza política que haya crecido lo que nosotros... No hay una sola que tenga motivos para estar felices como los que tenemos nosotros... Dentro de esta felicidad vamos a tener que renovar un compromiso: vamos a mantenernos en nuestro sitio y el sitio que nos corresponde es la oposición...”

La posición del candidato perdedor mexicano se radicalizó. Sus palabras y acciones fueron de confrontación y ruptura, de polarización social y odio de clases, de retos y acusaciones sin pensar o, al menos, sin manifestar interés por hacer del avance electoral logrado el 2 de julio la catapulta para arribar, fortalecidos, a la batalla presidencial del 2012 pasando por la posibilidad de un gran triunfo legislativo en el 2009 y de conquistar más gubernaturas y alcaldías y congresos estatales.

Por el contrario, anoche reiteró la intransigencia frente a la democracia; “la revolución de conciencias” frente al acuerdo nacional.

Es su historia. Veremos si la izquierda mexicana real quiere compartirla...

lmendivil@delfos.com.mx
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