4 de septiembre de 2006

Una mentira tras otra

Carlos Marín
Milenio – El Asalto a la Razón
04/09/2006

Si el 2 de julio Andrés Manuel López Obrador erró al no aceptar las cifras preliminares de la votación y luego rechazó el conteo distrital que confirmaba su derrota, este fin de semana desaprovechó la oportunidad que le brindó la exitosa toma de la tribuna en San Lázaro de ordenar el desbloqueo del corredor Periférico-Zócalo.

En vez de enviar una señal de “amor y paz” (como decía en sus conferencias para desmañanados) a los que no están con él, recrudeció su cruzada contra el ejercicio del periodismo y lanzó una descocada consigna:

“¡Que se vayan al diablo con sus instituciones!”.

No reparó en que su exabrupto deja en un predicamento insalvable a su propio partido, al del Trabajo, a Convergencia, al Congreso de la Unión (con todo y los legisladores de su coalición), y a los gobiernos perredistas de Baja California, Zacatecas, Michoacán, Guerrero, el próximo de Chiapas y al del Distrito Federal.

Ayer volvió a decir mentiras:

“… también respetamos a los librepensadores”.

La verdad, sin embargo, es que López Obrador desprecia el oficio periodístico:

“Es urgente y necesario garantizar el derecho público a la información y que los medios de comunicación sean plurales y que no manipulen; que no pretendan situarse por encima del interés general, por encima de la sociedad, y que no estén al servicio de minorías y que no le quiten al pueblo el derecho de expresarse, de manifestarse, el derecho que tiene el pueblo a disentir. Lo que hemos venido padeciendo en estos días es una vergüenza; el cómo la mayoría de los medios de comunicación, con honrosas excepciones, se ha entregado por entero a la mentira y a la calumnia, sirviendo nada más de cómplices a quienes quieren robarnos la Presidencia de la República…”.

Con mentiras también dijo en serio tres de sus más vulnerables chistes:

— Que “el Poder Judicial, incluyendo al Tribunal Electoral, a la Suprema Corte y a su actual presidente, Mariano Azuela”, está “al servicio en lo fundamental, en lo básico, de Diego Fernández de Cevallos (…), mandamás en el Poder Judicial”.

— Que la Presidencia de la Republica “está en manos de Roberto Hernández y de un pequeño grupo que se beneficia de la actual política económica…”.

— Que “el IFE dejó de ser un órgano ciudadano y fue expropiado por Elba Esther Gordillo y por el partido de la derecha”.

Y dejó asomar que desde antes de realizarse ya se redactan los “acuerdos” de la “Convención Democrática Nacional” a que convocó para el 16 de septiembre:

“Estas dos semanas que faltan van a ser de trabajo intenso para la organización, para la discusión, el análisis de los proyectos de resolución…”, derrapó.

Va tendido, pues, en su necedad de construir a su medida una “República” patito.

cmarin@milenio.com

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