4 de septiembre de 2006

¿Qué busca López Obrador?

Benito Nacif
Excélsior

04-09-06

El costo de mantener el movimiento, tanto para el PRD como para el nuevo Gobierno del DF, ha sido hasta ahora muy alto y seguirá aumentando.

El saldo del boicot protagonizado por los legisladores del PRD en la sesión inaugural de la LX Legislatura está a la vista. Tal como lo anticiparon los analistas, los principales damnificados resultaron ser el PRD y su candidato a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador. Así lo confirma una encuesta telefónica publicada por el diario Reforma justo al día siguiente de la malograda ceremonia. Setenta y seis por ciento de los entrevistados reprueban que el PRD haya tomado la tribuna de la Cámara de Diputados e impedido que el presidente Fox rindiera su VI Informe. Al menos, 60% declaró que, a raíz de lo ocurrido en la Cámara de Diputados, su opinión sobre el PRD y López Obrador había empeorado.

Sin embargo, nada de esto parece importar al otrora popular jefe de Gobierno del DF, quien celebró la actuación de los legisladores del PRD declarando que "se comportaron a la altura". A pesar del desplome de su imagen y la de su partido ante la opinión pública, para AMLO el primero de septiembre "fue un buen día". La amenaza de marginar al PRD en el Congreso también parece tenerle sin cuidado. "¡Al diablo con las instituciones!", declaró, sin empacho, ante los medios.

En política no todo es cálculo. Como en toda actividad humana hay un lugar para las pasiones, incluso las pasiones destructivas, como los celos, la envidia o el odio puro y duro. Sin embargo, sería un error el descartar la celebración de AMLO como mero reflejo del morboso placer de arruinarle la fiesta del Informe al presidente Fox. AMLO tiene un plan, y la actuación de los legisladores del PRD en la ceremonia inaugural del Congreso le confirmó que, al menos por ahora, está funcionando.

Desde luego, tras la derrota electoral, cuya validación por el TEPJF es inminente, el objetivo sigue siendo el mismo: la Presidencia de la República. Para conseguirlo, necesita mantener su posición como líder supremo del PRD, más allá de las formas y las convenciones. Su principal preocupación son los liderazgos alternativos, figuras emergentes dentro del propio PRD, que puedan disputarle la dirección del partido. La clave para resolver este problema es el Movimiento de Resistencia Civil. AMLO, el líder agraviado, necesita mantenerlo vivo a toda costa para, desde ahí, controlar al PRD —la organización del partido y a quienes se encuentran en cargos de elección popular—.

Pero los intereses del partido y del movimiento se contraponen. AMLO tiene que infundirle radicalismo a la resistencia civil para mantenerla viva, mientras que el PRD debe moderarse, si quiere seguir siendo una opción electoral atractiva. El problema mayor es el DF, el epicentro de la resistencia civil. El bloqueo de las calles y las recurrentes manifestaciones son un duro castigo para los habitantes de la metrópoli. Sostenerlas por tanto tiempo, a pesar del rechazo generalizado de la opinión pública local, está resultando una prueba excesiva para la lealtad de las bases electorales más importantes del PRD.

Con el fin de unir los senderos que se bifurcan, AMLO está organizando la Convención Nacional Democrática. En ella, no sólo se autoproclamará presidente "legítimo", sino también nombrará a un jefe de Gobierno. El mensaje para Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno electo del DF, es contundente: no le deberá el cargo a los habitantes de la Ciudad de México, sino a la Convención. Con ello, AMLO busca mantener vigente el modelo establecido con Alejandro Encinas: una especie de maximato local, en el cual él seguirá siendo el jefe del jefe de Gobierno. Así, se aseguraría, al mismo tiempo, una fuente importante de recursos para financiar la resistencia civil y mantener a raya a Marcelo Ebrard, el líder emergente con el potencial más alto para disputarle el control del PRD.

Hasta ahora, el plan de AMLO parece marchar sin cortapisas. Con la actuación de los legisladores del PRD en la sesión inaugural del Congreso, manda un mensaje inequívoco a la próxima administración panista: el PRD sigo siendo yo. Amenaza con utilizar las posiciones institucionales que el PRD obtuvo en las pasadas elecciones, para boicotear al gobierno en formación. El paso siguiente será ungir a Ebrard como su fiel jefe de gobierno en la Convención Nacional Democrática. El montaje está preparado y el jefe de Gobierno electo no tiene más remedio que seguir el juego.

Pero el plan de López Obrador tiene un fallo estructural: el costo de mantener el movimiento, tanto para el PRD como para el nuevo Gobierno del DF, ha sido hasta ahora muy alto y seguirá aumentando con el paso del tiempo. Si el barco se sigue hundiendo bajo la presión de la opinión pública, los rebeldes y los pragmáticos serán los primeros en saltar. Los gestos de lealtad desbordada quizá sean sinceros en algunos casos, pero son insostenibles. Al final, los intereses se imponen. El amor sólo es eterno mientras dura.


bnacifmx@yahoo.com

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