Macario Schettino
El Universal
18 de julio de 2006
Construir la democracia no ha sido fácil en México. He insistido en varias ocasiones en que no hemos terminado el proceso, y me parece que lo que hoy vivimos es un buen ejemplo de ello. A diferencia de lo que opinan algunos colegas, a mí me parece que lo que está haciendo Andrés Manuel López Obrador es un claro ataque a la democracia.
No creo que pueda llamarse distinto al intento de golpe que va construyendo, todo con base en mentiras, o en medias verdades, si quiere usted. No ha podido probar, hasta el momento, ninguna de las afirmaciones que ha hecho sobre el proceso electoral. No obstante, éstas van creciendo en intensidad. El 2 de julio, la elección había sido limpia; hoy ya es un cochinero.
Me dicen que AMLO sigue jugando dentro de las reglas, porque ha impugnado ante el tribunal. Pero es necesaria mucha ingenuidad para creer en esto. La impugnación no tiene nada que ver con el discurso. Para solicitar el ya famoso "voto por voto", lo que argumentan es la nulidad de la elección. Dicho de otra forma, lo que López Obrador le dice a sus seguidores en sus grandes marchas, o a través de los medios de comunicación, no tiene relación alguna con lo solicitado al tribunal. Y lo que se pidió a éste no es otra cosa que anular la elección presidencial. ¿Dónde está la democracia en esto?
Para los colegas que pecan de ingenuidad, permítame un ejercicio mental. Supongamos que el tribunal decida contar los votos. ¿Quién cuenta? No los comités distritales, a los que ya calificó López Obrador de tramposos. Mucho menos el resto del IFE. ¿Quién entonces? Si un nuevo conteo se realizase, López Obrador lo impugnaría, porque nadie es confiable para contar. De hecho, ya dijo con toda claridad que ese conteo no sería aceptable a menos que sea él el ganador. Si fuese Calderón, sería espurio. ¿En verdad creen que este señor es demócrata?
Los votos se cuentan en México el día de la elección. Después de eso, son las actas la prueba jurídica. Y esto es así porque en los tiempos del régimen de la Revolución, las urnas se rellenaban en el camino al comité distrital. Lo que da certeza es, precisamente, que los votos fueron contados por ciudadanos, vecinos de la casilla, sorteados para participar en el proceso. Y que son vigilados por representantes de todos los partidos involucrados, además de por observadores, incluso extranjeros.
El domingo 2 de julio eso fue lo que se hizo y no hubo, prácticamente, irregularidades. El conteo en los distritos corrigió cosa de 3 mil casillas, es decir, un millón de votos, y el resultado fue un millar más de votos para Calderón. Una modificación de uno al millar. Esto, aplicado a todos los votos del país, significa un cambio de 40 mil votos, insuficiente para que el resultado se modifique.
Por eso AMLO no tiene mayor interés en que se cuenten los votos. Eso no es lo que realmente está pidiendo al Tribunal. Y por eso no aporta pruebas concretas, sino que construye rumores e infundios. Y en este juego doble ha tenido algo de éxito en sembrar de dudas la votación. ¿Cómo mejora la democracia con esto?
López Obrador es un autoritario, no un demócrata. Nunca lo ha sido, y eso lo podrían testificar sus compañeros en el Partido de la Revolución Democrática, si tuviesen un poco de dignidad. Sobran ejemplos en su tránsito como presidente del partido y después como jefe de Gobierno del DF. Pero la lucha por el poder y el privilegio eclipsa la razón, no hay duda. Hay, por cierto, decenas de "intelectuales" eclipsados. Basta para ellos la voz del señor, las pruebas no se requieren.
Andrés Manuel López Obrador está intentando un golpe a la democracia. No sólo ha despotricado contra el Instituto Federal Electoral, los otros partidos, los empresarios, los ciudadanos e incluso sus seguidores. Ahora pretende desacreditar al tribunal, porque a éste no le aportó pruebas que permitan modificar algo. Y cuando el tribunal valide la elección, López lo hará parte del complot.
Lo dijimos desde antes: López Obrador representa el pasado. No la democracia y el desarrollo, sino el autoritarismo paternalista. Y ya tuvimos medio siglo de eso, y no sirvió para nada.
macario@macarios.com.mx
Profesor de la EGAP del ITESM-CCM
18 de julio de 2006
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