Denise Maerker
Excélsior - Atando cabos
20-07-06
El único que podrá determinar si hubo o no fraude en las pasadas elecciones del 2 de julio es por supuesto el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Lo que pensemos todos los demás es prácticamente irrelevante. Sin embargo, en nuestra vida social actualmente es un tema sobre el que se nos exige prácticamente que todos tengamos una opinión. Y es que este caso se ha convertido en un acto de fe, en una declaración pública de pertenencia a un grupo. Si queremos ser parte o ser considerados parte de un grupo determinado, ya sabemos cuál es la respuesta correcta. Pero más allá de los círculos más apasionados, la mayoría observa la discusión sin saber muy bien a qué agarrarse para responder a la pregunta: ¿Tú piensas que hubo fraude? Desde luego cualquiera de nosotros se puede hacer una opinión al respecto escuchando a las diferentes partes involucradas: IFE, coalición, PAN. Pero si queremos ir más a fondo, superando el nivel de la fe, ¿en qué elementos nos tenemos que fijar? Propongo esta lista de preguntas que todos se pueden hacer para responder si el 2 de julio existían condiciones para que se diera un fraude.
1) La composición de los órganos electorales. ¿Quién tiene a su cargo las elecciones? Durante años las elecciones estuvieron a cargo del Consejo Federal Electoral que encabezaba el secretario de Gobernación y donde invariablemente el PRI tenía mayoría. Hoy el IFE lo encabezan consejeros ciudadanos que independientemente de las críticas que se les puedan hacer han votado en muchos asuntos de manera dividida.
2) Organización de la elección: el 2 de julio. ¿Hubo denuncias sobre la instalación de las casillas? En elecciones competidas anteriores, las acusaciones sobre los temas más variados llovían desde el mediodía de la jornada electoral: que se había cambiado la ubicación de las casillas; que no se había permitido la presencia de los representantes de los partidos de oposición; en ciertas casillas se denunciaba tortuguismo de los funcionarios para desalentar la participación; enfrentamientos y violencia en ciertas casillas.
3) La experiencia personal. ¿Cómo vio la organización el día que fue a votar? ¿Qué le dicen sus amigos, familiares y vecinos? ¿Vio acarreo de votantes? El acarreo solía ser muy visible y denunciado desde el mismo día de la elección.
4) ¿Qué cuentan los medios? Desde luego es un tema difícil porque, durante años, salvo muy honrosas excepciones, no dijeron nada. Pero siempre ha existido al menos un periódico, una revista que consignara desde el día después de las elecciones las historias de cómo se impidió votar a algunos ciudadanos que tenían derecho; o se narraban las correrías de grupos que, haciendo ruido y sin vergüenza, iban a votar de casilla en casilla; los muertos que sufragaban; los vivos que habían sido convenientemente recortados del padrón y las urnas que estaban llenas desde la apertura de la casilla.
5) Los resultados. ¿En qué se basan los candidatos para declararse ganadores? En esta elección, por ejemplo, algún día nos tendrá que explicar Martí Batres de dónde sacó sus datos para gritar en el Zócalo, la misma noche del 2 de julio, que López Obrador tenía cuatro puntos de ventaja.
6) ¿En manos de quién se quedan los paquetes con la votación?
7) ¿En cuántas casillas la oposición tuvo presencia y por lo tanto copia del acta? Ayer el IFE dio a conocer que, el 2 de julio, en 95% de las casillas hubo representantes de al menos tres partidos y coaliciones.
8) El conteo. ¿Cómo y dónde se lleva a cabo la suma de los datos que contienen las actas?
9) ¿Qué opinión tienen de esta elección las personas a las que usted respeta? Por supuesto, en este caso la denuncia de López Obrador y de su equipo ha influido en un número muy importante de personas que simplemente creen en él.
10) ¿Cuántos partidos, además del que denuncia el fraude, están apoyando el movimiento de protesta? Aquí vale recordar que en 1988 el PAN y Clouthier se unieron al reclamo de Cuauhtémoc Cárdenas. Rosario Ibarra de Piedra, candidata del PRT que había rechazado unirse a Cárdenas, no aceptó el registro que le ofrecían y apoyó las protestas por el fraude.
11) ¿Cuál es la solidez de las pruebas de quienes reclaman el fraude? Este es un punto difícil. Como ciudadanos, no somos expertos. Sin embargo antes los partidos no tenían siquiera copias de las actas, para defenderse. Hoy el principal reclamo es que se falsificaron las actas. Y eso para el Tribunal es fácil de resolver. Existen muchas copias de las actas en manos de los partidos y de las autoridades.
12) Opinión de la prensa internacional. En estos casos la mirada exterior es muy útil.
Podría incorporar muchas preguntas más. El Cofipe es en realidad un fabuloso recuento del miedo al fraude. Todas las prohibiciones que establece surgen de lo más oscuro de nuestra historia. Por eso es voluminoso y complejo. Es un monumento a los fraudes cometidos anteriormente.
Al día de hoy no veo elementos claros de que hubo un fraude el 2 de julio pasado. No dudo que muchas actas contengan errores aritméticos, como los llaman, pero no logro ver cómo es que en 60 mil casillas o más los funcionarios ciudadanos, en presencia de los representantes de los partidos, pudieron haber actuado de manera organizada para dañar a un candidato.
El fraude solía oírse y verse claramente. Dejaba huellas. Ahora hay que buscarlo.
denise.maerker@nuevoexcelsior.com.mx
20 de julio de 2006
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