16 de agosto de 2006

Amalia

Yuriria Sierra
Excélsior - Nudo Gordiano
16-08-06

Se la ha visto en los templetes, cerca de López Obrador, en las primeras de las llamadas "asambleas informativas". Sin pronunciar discurso alguno, pero apoyando —con su presencia— la causa que ha mantenido al PRD como rehén de la estrategia (¿capricho?) lopezobradorista del 2 de julio para acá. Amalia García, gobernadora de Zacatecas y una de las perredistas más cercanas a Cuauhtémoc Cárdenas, ya en 2000 —cuando era presidenta de ese partido— llamaba a sus correligionarios a realizar una reforma y una modernización urgentes de la izquierda mexicana, para volverla una opción política apegada a las instituciones y, por lo tanto, una opción política electoralmente viable. Pero ahora, en 2006, a ella le sucedió como a la totalidad del perredismo: Amalia tuvo que mostrarse solidaria con el reclamo poselectoral de Andrés Manuel, so pena de ser tildada de traidora y excomulgada del partido si no se ponía a corear el "voto por voto, casilla por casilla" y, más aún, si se atrevía a cuestionar las decisiones de López Obrador y su unipersonal coalición consigo mismo.

La primera, siempre será la primera. Sin embargo, ayer, la gobernadora zacatecana dio una lección de política a tirios y troyanos, que no debe pasar inadvertida. Amalia García es la primera perredista que llama al diálogo entre las fuerzas políticas y habla de la necesidad de tender puentes entre el perredismo y el gobierno federal.

En una videoconferencia, le dijo al presidente Fox: "No queremos que se abra la ruta de la violencia (…) Con un diálogo reiniciado una y otra vez, una y otra vez, con serenidad y con sensatez, en una determinación que propicie la fortaleza de todas las instituciones, que garantice y siente las bases del respeto al Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial". Así, de una manera muy inteligente, Amalia se convierte en la primera perredista en hablar de diálogo con el gobierno, pero lo hace con un sentido de oportunidad notable, al reprobarle a ese mismo gobierno el uso de la fuerza pública. Así, queda bien con melón y con sandía: no deja abierto ningún flanco para la reclamación ni desde el poder ni desde la resistencia. Pero, sobre todo, llama a los dos bandos a utilizar la sensatez y la serenidad como las verdaderas armas de la política.

Cuestión de pantalones, no de pelotas. Lo más importante de su mensaje, acaso, es la referencia a la fortaleza de las instituciones. Un guiño que no es tan guiño: más bien un acento. Amalia se muestra, pues, con mucho más estatura política (y mucho más como una mujer de Estado) que todos sus correligionarios, quienes, por miedo a López Obrador (y a aparecer como "traidores" a su causa) se la han pasado tragando camote aunque estén en contra de las medidas de "resistencia civil". Pero, por otro lado, se convierte también en la primera (y hasta el momento única) gobernador(a) que, con mucha valentía, cuestiona la decisión del Ejecutivo federal de utilizar la fuerza pública. En resumidas cuentas, aparece Amalia, con muchos, muchos más pantalones que aquellos bravucones que confunden política con una pelea de gallos. Amalia, desde el PRD... ¿alguien se propone desde el PAN y desde el PRI para empezar el diálogo de reconciliación nacional? Yo propongo a Josefina y a Beatriz. La verdad, sí, en estas condiciones, confío mucho más en las mujeres que en los bárbaros "machos alfa" disputando territorios.

yuriria_sierra@yahoo.com

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