13 de agosto de 2006

El cuento del recuento

Salvador O. Nava Gomar
Crónica
13 de Agosto de 2006

No se puede jugar si no se aceptan las reglas del juego. Para ganar hay que saber perder; y las acciones de perredistas furibundos, que resultan casi tan absurdas como los intentos de razonamiento que pretenden esgrimir, dan cuenta de una causa perdida. AMLO es el líder cada vez más fuerte de un movimiento cada vez más débil. Se va quedando solo, ya nadie le cree. Para él y los suyos todo está mal, todo es en su contra y ya todo forma parte de un megacomplot. Alega democracia y soberanía, legitimidad, justicia y razón; cuando en realidad muestra antidemocracia, viola las reglas del Estado y por tanto vulnera la soberanía; no comprende que la única legitimidad vá-lida en el Estado democrático es la que empata con la legalidad; tampoco comprende que la justicia sólo puede administrarse al tenor de las reglas escritas con anterioridad. Ha perdido la razón, no acierta, se enardece y contagia frustración, soledad y ánimo de revancha.


No acepta el recuento pues dice que pidió que se contara todo, cuando en realidad no lo hizo. Para ello, de acuerdo con la legislación electoral, misma que aprobó su propio partido político, es necesario argumentar las razones, con base en la ley, para presumir alguna alteración casilla por casilla. Además de todo presentaron mal sus escritos jurídicos, pues en un solo juicio —al que llaman madre— correspondiente al Distrito 15 del DF pidieron que se juntaran todos los juicios para anular la elección presidencial; sus argumentos, si es que así pueden llamarse, son por completo especulativos y permiten observar la inexistencia del fraude: una supuesta injerencia del gobierno federal, gobiernos extranjeros, ámbito empresarial e Iglesia católica en contra de sus pretensiones; omisiones de la autoridad electoral para detener la guerra sucia (como si él no hubiera participado en ella) y por no sancionar a Felipe Calderón por su precampaña, cuando él la hizo desde tres años antes de la elección; bueno, incluso sostienen que hubo inequidad en los comicios por que el IFE permitió la campaña mediática del doctor Simi y de grupos empresariales, como si el Instituto fuera órgano competente para conocer contenidos publicitarios de personas ajenas a la elección.

Se dice liberal y pide censura; se dice razonable y alienta a la toma y el plantón; se dice popular y paga acarreados; se dice democrático y quiere cambiar las instituciones por cualquier modo. Ha hecho señalamientos graves: el color de la piel o la división entre ricos y pobres; se ha salido del rumbo. Sus dislates han sido sucesivos y crecientes.

El conteo no alterará los resultados. Mienten cuando hacen proyecciones. Hay estudios serios, como el de Javier Aparicio del CIDE que explican con nitidez que al abrir paquetes de casillas ganadas por un candidato, el margen de error juega a favor del otro. De las 11,839 casillas abiertas, más del 91% pertenecen a distritos ganados por Calderón. En esa misma prospectiva, si se contara la totalidad, cambiarían un poco los números a favor de Felipe. Así que de nueva cuenta todo lo dicho y hecho por los lopezobradoristas se suman a las mentiras que acostumbran. Ahora dicen que las urnas fueron embarazadas, que los paquetes estaban abiertos, que se cambiaron votos. Pamplinas. Mienten y pasan por alto errores humanos imposibles de evitar cuando son 130,477 cajas las que se resguardan; no hay incidentes graves y los números no alcanzan para dar la vuelta; total, puros cuentos sobre el recuento.

El autor es Director de la Escuela de Derecho de la Universidad Anáhuac México Sur.

snava@derechopolitica.com

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