Macario Schettino
El Universal
15 de agosto de 2006
La coalición de López Obrador enfrenta dos problemas que es necesario analizar, uno teórico y otro práctico. El problema teórico tiene que ver con la separación que hacen entre legalidad y legitimidad. Legalidad, como puede usted imaginar, se refiere al valor de las leyes y normas que impone el Estado, mientras que legitimidad es el grado de consenso que tiene ese Estado, que es lo que le permite establecer las leyes y hacerlas cumplir.
En una democracia liberal, como lo son las modernas, la legitimidad tiene una fuente única: los votos, emitidos de acuerdo con reglas pactadas de antemano. Lo que esto significa es que, en las democracias actuales, no hay diferencia entre legalidad y legitimidad en lo que se refiere al acceso al poder. Sí hay diferencia entre estos dos conceptos en muchos otros tipos de régimen político. Se puede, por ejemplo, sostener que lo legítimo es lo que el pueblo dice, utilizando otros procedimientos para recabar esta opinión popular, que no sean los votos. Asambleas informativas, por ejemplo. Pero eso ya no es una democracia.
Así pues, la insistencia en separar la legitimidad de la legalidad sólo tiene una razón: les faltaron votos. O dicho de otra manera, perdieron. Aunque todavía no sabemos exactamente cómo terminó el conteo de las casi 12 mil casillas, el dato que ha sostenido el PRD es que el PAN redujo su votación en 14 mil votos. Es decir que, en las casillas en donde más votos hubo por el PAN, y en donde el Tribunal encontró más irregularidades, el PAN pierde poco más de un voto por cada una. Y si eso ocurrió en las peores casillas (desde el punto de vista del PAN), pues es evidente que ni hubo fraude, ni hay manera de revertir el resultado.
Así que legal, y legítimamente, López Obrador no ganó la presidencia. El problema teórico de la coalición está resuelto. Viene ahora el problema práctico, que es encontrar una manera de aceptar la derrota sin reconocerla. Porque Andrés cometió un grave error al abrir un camino paralelo al Tribunal, que lo ha obligado a radicalizarse cada día más.
Esta radicalización ha impedido hasta el momento que los partidos políticos que acompañan a AMLO puedan empezar a trabajar. Y es que, más allá de los golpes de pecho de cada asamblea, el poder que ganó la coalición puede desaparecer en medio de los aleluyas y hosannas de los feligreses. López Obrador, autoritario como es, ha impedido que los legisladores electos de su partido se reúnan para elegir a sus coordinadores parlamentarios. Y el tiempo pasa.
La decisión del Tribunal, a como se ven las cosas, será ratificar a Felipe Calderón en la presidencia. El mismo Andrés Manuel López Obrador ya pidió a sus seguidores que estorben la entrega de constancia, porque es evidente que han perdido por el camino legal, en parte porque no tenían razón y en parte porque tampoco mostraron gran habilidad abogacil. Recuerde que ni siquiera impugnaron todas las casillas para lograr su famoso voto por voto.
El Tribunal puede decidir acerca de la elección presidencial hasta el 6 de septiembre, pero el Congreso empieza a trabajar el día primero. Y desde la semana anterior se inicia la negociación de los presidentes de las comisiones, los puestos más importantes del Congreso. Si el PRD (y en menor medida Convergencia y el PT) no tiene coordinadores parlamentarios en una semana, quedará fuera de las comisiones, y sus más de 100 diputados y más de 30 senadores no servirán para nada.
Esto sin contar el impacto negativo que está teniendo ya el proceder de AMLO en las intenciones de voto, que se pueden reflejar en las dos elecciones más próximas: Chiapas y Tabasco.
En suma: la idea de que legalidad y legitimidad están separadas es producto de mentes antidemocráticas, que sólo buscan excusas para la derrota. Pero más allá de este asunto teórico, está el problema práctico de que pueden perder todo lo ganado en la elección, que no fue poco, por seguir al Robespierre tropical, que ya hasta nos quiere purificar y cambiar todas las instituciones civiles. Si el PRD quiere en realidad mantenerse dentro del sistema democrático, y con una presencia relevante, ya le urge deshacerse de los iluminados y empezar a hacer política.
macario@macarios.com.mx
Profesor de la EGAP del ITESM-CCM
15 de agosto de 2006
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