El Universal
Editorial
19 de agosto de 2006
Por supuesto, no debe sorprendernos la aparición, en estos precisos momentos, de un nuevo video que, de comprobarse el uso que se iba a hacer de él, exhibe una muy lamentable forma de hacer política y podría pasar a ser parte del más viejo lastre que durante muchos años ha detenido el avance de nuestro sistema político mexicano hacia la modernidad.
Es cierto que no es una casualidad que surja en estos momentos de altísima crispación social y que cualquier señal política que se incorpore a esta circunstancia inusual tendrá un peso específico en el ánimo de los diferentes actores involucrados. Tampoco es casualidad que se hayan dado a conocer por manos anónimas cuando el objetivo último es el de incrementar la inestabilidad que ya existe en la nación. Esto es lamentable.
Y sin embargo, es bueno conocer este tipo de malas acciones que en nada debe enorgullecer a la clase política mexicana, cualquiera que sea su signo, habida cuenta de que este documento no niega el problema de origen, que es el de la corrupción de algunos ex funcionarios públicos y políticos, pero se hace en este momento para fortalecer a una de las partes y para expresar disgusto y dañar a la contraparte. En todo caso, con esto se daña a todos.
El video presentado parece formar parte de un interrogatorio mayor, lo que no permite conocer exactamente el contexto en el que el empresario de origen argentino dijo lo que se ve en las cintas.
Aun así, es lamentable que continúen apareciendo videos de este personaje, pues ninguna de las imágenes presentadas a la sociedad desde marzo pasado, que se han relacionado con él, han servido para democratizar el entorno político, sino que, como hemos dicho, tienen la exclusiva función de confundir a la población y dañar a personas y grupos.
Conviene que los actores involucrados en los hechos que se ven en los videos -incluido el propio Ahumada- aclaren de una vez por todas su participación en los mismos, que los remitentes -nacionales o extranjeros-, clarifiquen su intencionalidad y que la autoridad revise si de tales declaraciones se desprenden hechos que deban ser investigados por la justicia mexicana. No debe haber impunidad, si existen delitos que estén tipificados por nuestras leyes.
Por el momento que vive el país, el video de ayer podría tener, entre muchas otras intenciones, la de orientar en algún sentido el fallo que están por emitir los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, lo que sería completamente inaceptable. Nada ha de presionar a los jueces ni obligarlos a alejarse de lo que está establecido en la ley.
Ya hay, en el ánimo nacional, un cierto hartazgo debido a las confrontaciones extremas a las que la clase política ha llegado desde las campañas electorales. Hoy, después de las elecciones, aún existe esta crispación y ese hartazgo es cada vez más evidente.
El país necesita ponerse a trabajar y a seguir adelante en todas sus ramas de actividad. México quiere la justa verdad y requiere estabilidad para crecer y desarrollarse. Todo lo que abone la insidia, el pleito, el enardecimiento y la polarización no le sirve a nadie.
19 de agosto de 2006
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