Ciro Gómez Leyva
Milenio – La Historia en Breve
24/08/2006
Sin hacer mucho ruido, la Secretaría de Seguridad Publica del Distrito Federal emitió al mediodía de ayer un boletín de prensa para informar que, ni más ni menos, las laterales del Paseo de la Reforma, entre Insurgentes y el Circuito Interior, quedaban abiertas a la circulación en ambos sentidos. Lo comunicaron como si se tratara del reporte del tiempo de un día templado.
A las cuatro de la tarde, yo estaba entrevistando en la radio al vocero de la coalición Por el Bien de Todos, Gerardo Fernández Noroña. Le pregunté qué significaba la liberación de las laterales en más de la mitad de la Reforma ocupada. Respondió que no era así, que sólo se habían liberado, desde el domingo, algunos cruces. Le leímos los tres primeros párrafos del boletín de Seguridad Pública. Respondió, sin poder ocultar la sorpresa:
—Yo estuve desde la mañana ausente del campamento y, a lo mejor, me perdí alguna decisión al respecto. La verdad es que es la primera noticia que tengo. Ya lo checaré. No la confirmo ni la desmiento.
Vaya dato: el vocero de la coalición, el guerrero de la causa, el hombre que, hay que reconocerlo, ha demostrado tener una notable capacidad de exposición y respuesta en los medios, no estaba enterado de que el bloqueo de Reforma se rompía sensiblemente. La voz de Andrés Manuel López Obrador quedaba en flagrante fuera de lugar.
De ahí la pregunta, ¿quién manda hoy en Paseo de la Reforma? ¿La desinformación de Fernández Noroña fue un montaje para dejar la impresión de que el lopezobradorismo no cederá un milímetro, pero el gobierno capitalino sabrá encontrar las soluciones “para afectar lo menos posible a los ciudadanos”? O, más bien, ¿López Obrador está perdiendo el control absoluto que hasta el fin de semana nadie le peleaba?
El domingo, el anuncio de Marcelo Ebrard de que se abrirían los cruces. El martes, la nominación de dos no lopezobradoristas para encabezar a los diputados y senadores del PRD. Y el miércoles, la noticia de las laterales de Reforma que toma por sorpresa al eficaz vocero… Más las confesiones privadas, íntimas, de varios de los mejores hombres de la coalición de que no van a seguir al líder en la locura.
Algo está pasando en el grupo que se mostraba como una sola pieza, impenetrable, invulnerable. Parece que a unos no les entusiasma la insurrección. Y a otros no les conviene.
24 de agosto de 2006
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