21 de agosto de 2006

Rescatar al PRD

Ricardo Alemán
El Universal - Itinerario Político
21 de agosto de 2006

Las luchas ya han comenzado, pero son poco visibles por las maniobras mediáticas en que AMLO ha metido a su partido

E l partido político que en 1989 crearon un puñado de dirigentes de la vieja izquierda mexicana y aquellos que salieron del hasta entonces más importante desprendimiento del PRI -eso que todos conocimos como el Partido de la Revolución Democrática- vivirá su más importante prueba de sobrevivencia en las semanas y meses por venir. Deberá decidir entre dos caminos que parecen antagónicos: seguir a ciegas las posturas radicales de su virtual dueño -que lo alejará de su historia y de la vida democrática que se propuso-, o el desprendimiento del caudillo, para influir decididamente en la vida institucional a partir de su importante presencia legislativa.

Y si bien aún es muy temprano para aventurar un pronóstico sobre la ruta que seguirá el PRD -o si habrá un rompimiento que pudiera ser fatal para su futuro-, lo cierto es que ya comenzó la discusión en torno al papel y la responsabilidad social, política y legislativa que le corresponde a ese sector de la izquierda mexicana que, hay que decirlo, fue asaltada por un grupo de oportunistas de la política, nada democráticos, procedentes de lo más cuestionable del PRI. En realidad el PRD vive un fenómeno muy parecido al que vivió el PAN en el año 2000, con la salvedad de que el oportunista que asaltó al PAN, el señor Vicente Fox, sí ganó la Presidencia, en tanto que los oportunistas que con AMLO a la cabeza asaltaron al PRD, perdieron no sólo el más importante centro de poder, sino su propia historia.

Y ese pequeño detalle hace la gran diferencia. Por eso, y en tanto profesionales de la política, no son pocos los perredistas influyentes de sectores y "tribus" que tienen claro que el liderazgo de López Obrador se construyó precisamente a partir de la lógica de la popularidad y el poder que representaba López Obrador. Y tienen claro que al modificarse las variables de esa ecuación también cambiaron las jerarquías del poder interno del PRD; los liderazgos, el caudillismo y los centros reales de poder. Es decir, que tanto el nuevo jefe de Gobierno del Distrito Federal como los que serán jefes de las bancadas de ese partido en las cámaras de Senadores y Diputados tendrán la posibilidad de construir sus liderazgos propios, de sacudirse el grosero tutelaje y el poder vertical que impuso AMLO en ese partido.

Las luchas ya han comenzado, pero son poco visibles por la dinámica y las maniobras mediáticas en que ha metido al PRD el señor López Obrador y su muy personal guerra contra el gobierno saliente y el que puede ser el gobierno entrante. En ese "jaloneo", AMLO ha intentado paralizar decisiones políticas fundamentales, como la elección de los coordinadores parlamentarios, en espera de que los grupos y "tribus" se involucren lo más posible en la estrategia de la resistencia civil, para imponer, otra vez, a los coordinadores parlamentarios y para también imponerle al nuevo jefe de Gobierno, a sus principales colaboradores.

Y la maniobra tiene mucho sentido político. Parte de la concepción del caudillo, del "hombre fuerte". Es una suerte de reproducción de la experiencia de Fidel Velázquez, en donde el líder obrero era el jefe de gobernadores, líderes del partido, e imponía a su antojo a burócratas en todos los espacios de poder real. Pero aquí también hay una pequeña diferencia; que AMLO no es Fidel Velázquez, y que el PRD no es la CTM. La lucha que ya inició en el PRD es precisamente en esa dirección. Están los que tienen claro que AMLO no puede seguir manipulando a su antojo al PRD; quienes enfrentan a aquellos que sólo han tenido cargos gracias a la sumisión y el servilismo al caudillo. Si López Obrador impone finalmente a sus preferidos como jefes de los diputados y senadores, y si logra imponer al gabinete del próximo jefe de Gobierno, el PRD habrá tomado el camino de la autodestrucción. Seguirá en manos de un solo hombre y se alejará de la construcción democrática.

Frente a ese dilema se presentan grandes interrogantes que ya corren entre muchos perredistas: ¿qué van a hacer Los Chuchos, esa corriente que por doble o triple vía ha sido traicionada por AMLO? ¿Van a aceptar una nueva imposición, sobre todo cuando tienen la mayor cuota de poder en su historia? ¿Seguirán siendo los segundos? ¿Qué va a hacer Cuauhtémoc Cárdenas, el otrora líder "moral" de ese partido? ¿Seguirá en el silencio y la inactividad? ¿Permitirá que su verdugo, el parricida político que lo mandó al exilio finalmente lo jubile de la política? ¿Cuál será el papel de Rosario Robles, a la que AMLO destruyó con las más sucias artes de la política? ¿Se quedará callada y continuará avalando el asalto inmoral al PRD? ¿Cuál será el papel de los Bejarano, las Padierna, y tantos otros a los que AMLO usó y tiró al bote de basura? Y en el otro extremo: ¿cuál va a ser el papel de Marcelo Ebrard, en tanto jefe de Gobierno, y del grupo de Manuel Camacho? ¿Permitirá el señor Ebrard que lo siga mangoneando el caudillo al que le debe el cargo? Lo que viene en el PRD es una guerra que puede llevar al drenaje el más importante capital político que ha conseguido ese partido. Y todo por las ambiciones desmedidas de un hombre. Al tiempo.

aleman2@prodigy.net.mx

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