1 de septiembre de 2006

¿Qué hacer con AMLO?

Enrique Canales
Reforma - Mexicar
31 de Agosto del 2006

¿Qué hacemos con Andrés Manuel? Ojalá no necesitemos hacer nada pues tenemos la obligación ética de darle tiempo a que se conforme. Ojo; yo me conformo cuando logro que mi forma interior se adapte y esté en armonía con las nuevas formas del exterior. Si no me adapto a mis circunstancias, entonces me inconformo. Si la forma interior de Andrés Manuel sigue napoleonesca o continúa pensando que todavía lleva 10 puntos de ventaja, entonces no se ha conformado con la realidad de su derrota.

Demos tiempo pues a que AMLO lleve a cabo su duelo personal y que llore a gusto su derrota. Pero al ofuscarse y negar la realidad alegando que se siente agraviado con todas las instituciones porque le robaron la elección y al no querer reconocer que votaron más mexicanos por Felipe, ¿qué hacemos ante un deschavetado que exige una capitulación de todo el país ante sus caprichos?

La negociación no es opción, pues nadie puede negociar con alguien que no reconoce a nadie. Un usurpador ve usurpadores por todos lados. Entonces, la negociación no puede existir ni debe existir a menos que los rebeldes propongan algo dentro de la ley y bajo un respeto absoluto al resultado de la elección. Alertas: siempre habrá vividores que se autonombren mediadores y prolonguen el conflicto.

Conste, cualquier puñado de locos decididos a cometer fechorías, en cualquier lugar del mundo, pueden ocasionar mucho daño; daño material, daño a la vida de las personas y daño al funcionamiento de las instituciones. Debido a que los aprecio como personas espero que los nuevos rebeldes no se hagan daño, pero cuidado cuando una mente torcida tiene capacidad para lanzar a las chusmas enardecidas hacia su sacrificio. La Decena Trágica comenzó cuando en 1913 una multitud intentó tomar el Palacio Nacional, después de unos minutos de tiroteo quedaron 500 cadáveres tendidos en el mismo Zócalo.

En primer lugar se trata de evitar que los rebeldes perredistas se hagan daño, luego de que no hagan más daños a todos los demás y por último de recapitular aprendizajes para modificar procedimientos electorales y mejorar el contexto y el texto de las próximas elecciones. El rumbo jamás puede ser hacia destruir lo que llevamos construido, sino mejorar lo que estamos haciendo por los conductos legales para hacerlo.

Entonces tenemos de preferencia la estrategia de no hacer nada, siempre y cuando el daño material y el sacrificio de los derechos humanos no se prolongue por muchos días más. Alejandro Encinas ha amamantado esta rebelión caprichosa y la historia lo va a condenar por no garantizar el libre tránsito a sus ciudadanos. Ya basta de tener funcionarios que violan la ley y apapachan a un avasallador de las libertades.

Como es probable que el no hacer nada no surta el efecto de permitir que Andrés Manuel regrese a sus casillas y a la cordura, entonces debemos tener listas otras estrategias para tratar a este enfermo.

La siguiente estrategia es contenerlo en algunas zonas para que el daño no se extienda. Habrá fricciones, empujones, tanquetas de agua, golpes y demás, pero conviene contenerlo; no desaparecerlo. Tal como le hemos permitido a Marcos Guillén casi agotarse en mantener su territorio zapatista. Conste, los indígenas atrapados en dichos territorios no tienen manera legal de deshacerse de Marcos Guillén quien, como Andrés Manuel y como cualquier líder sindical autoritario, todo lo quiere resolver en asambleas abiertas sujetas a la presión del grupo para aplastar cualquier disidencia.

¿Por cuánto tiempo nos conviene permitir que se hagan daño y que nos hagan daño? Esta segunda estrategia requiere que el obcecado y empecinado se canse y se agote.

Si esta segunda estrategia no desanima al grupo que rodea al cacique, entonces tenemos otra muy buena estrategia a la mexicana clásica: vamos a corromperlos. Así Martínez Domínguez frenó la expansión del barrio anárquico Tierra y Libertad que en Monterrey había declarado su independencia bajo los líderes Camero y Anaya. Don Alfonso a base de billetes convenció a Alberto Anaya de formar un grupo político, el cual emergió como el actual Partido del Trabajo.

Antes de exigirle a la PFP que libere las calles y las plazas de rebeldes, antes de que el conflicto genere violencia y desgracias personales, antes de llamarle al Ejército para imponer el orden utilizando la fuerza constitucional, la estrategia de corromper voluntades con dinero es preferible para evitar la estrategia de aplastar la rebelión con la fuerza de las armas. En ciertas situaciones la administración de la corrupción se convierte en una habilidad política.

Ahora bien, cuando un loco quiere su inmolación, debemos tratar de salvarlo, pero cuando iracundo comienza a sacrificar a sus seguidores y a otros ciudadanos, habría como extrema y última estrategia que concederle la gracia de que se inmole. Lágrimas. Por eso Goya escribió sobre uno de sus dibujos: "El sueño de la razón produce monstruos".

enriquecss@gmail.com

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